martes, 26 de septiembre de 2023

Silencio en el ofertorio (Silencio - XXVIII)



Si no hay canto, está la posibilidad, muy aconsejable, de que el sacerdote recite en silencio la oración sobre la patena y el cáliz al depositarlas en el altar, sin que sea ni mucho menos obligatorio decir en voz alta "Bendito seas, Señor, Dios del universo..." Es un momento de reposo interior para todos, de silencio que se podría calificar de "oferente".



"141. El sacerdote, en el altar, recibe o toma la patena con el pan, y con ambas manos la tiene un poco elevada sobre el altar, diciendo en secreto: Bendito seas, Señor, Dios. Luego coloca la patena con el pan sobre el corporal.

142. En seguida, el sacerdote de pie a un lado del altar, ayudado por el ministro que le presenta las vinajeras, vierte en el cáliz vino y un poco de agua, diciendo en secreto: Por el misterio de esta agua. Vuelto al medio del altar, toma el cáliz con ambas manos, lo tiene un poco elevado, diciendo en secreto: Bendito seas, Señor, Dios; y después coloca el cáliz sobre el corporal y, según las circunstancias, lo cubre con la palia.

Pero cuando no hay canto al ofertorio ni se toca el órgano, en la presentación del pan y del vino, está permitido al sacerdote decir en voz alta las fórmulas de bendición a las que el pueblo aclama: Bendito seas por siempre, Señor."

viernes, 22 de septiembre de 2023

Palmas y ramos (Elementos materiales - IX)



            Ceremonia popular y muy expresiva, arraigada en el sentir del pueblo cristiano, es la conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén, al inicio de la Semana Santa, en el llamado “Domingo de Ramos en la Pasión del Señor”.



            El origen hay que buscarlo en Jerusalén en el siglo IV. Allí la liturgia se desarrolla en los mismos lugares en los que Cristo vivió y se procura visualizar, desarrollar dramáticamente, en cada sitio concreto. Por eso, se comienza la Semana Santa entrando procesionalmente en Jerusalén con ramos y palmas, cantando a Cristo, reuniéndose obispo y pueblo en el monte de los olivos.

            Influyó esto mucho en Occidente por medio del relato de la peregrina Egeria. No sabemos cuándo se comenzó esta procesión en Occidente. Aparece en el rito hispano (LiberOrdinum). Beda el Venerable (+ 735) conoce la fiesta ya “In Dominica Palmarum” y parece conocer la procesión. En ámbito franco-carolingio (s. IX) se desarrolló más y se compuso el himno “Gloria, laus et honor”. En Roma no tenemos vestigio hasta el siglo X, donde encontramos, en el Pontifical romano-germánico, el ritual de la procesión de las palmas y las oraciones de bendición.

            La entrada de Jesús en Jerusalén se conmemora en la primera parte de la liturgia con la lectura del Evangelio, la bendición de los ramos y palmas (que todos tienen ya en sus manos) y la procesión alegre y festiva hasta el templo (por cierto, sin ningún canto con “Aleluya”). 

miércoles, 20 de septiembre de 2023

Otras virtudes: el orden (I)



A veces lo más sencillo se nos olvida; lo normal de vivir lo pasamos por alto. Estamos atentos a las grandes cosas, los grandes acontecimientos, queremos ser fieles en lo importante, sin embargo, las cosas pequeñas, lo de cada día, la caridad en la vida ordinaria, se nos pasa por alto muchas veces. 



En las relaciones personales, en el trato con los demás, en la convivencia fraterna o familiar, fallamos muchas veces en las pequeñas cosas que pueden hacer la vida más agradable y fraterna. Las relaciones personales entretejen nuestra vida y la misma caridad pide el ejercicio de una serie de virtudes que faciliten el vivir juntos en concordia.

Si observamos atentamente, hay muchas virtudes que hoy están mal vistas y se entienden mal. Se confunde la libertad y que no hay que ser esclavo de nada con ir por libre y no tener delicadeza con nadie. La sinceridad y transparencia con la brusquedad, arrojando la verdad en la cara; la educación y el saber estar se miran como etiquetas pasadas de moda. 

Para no ser “esclavos de la hora” se está perdiendo la puntualidad, retrasando a todos y provocando distracción si se llega tarde. Parece que espontaneidad y naturalidad es hablar alto, llamar la atención, hablar cuando no se debe pero parece eso más simpático, y preguntarlo todo. Estas confusiones en el orden de la convivencia crean malestar, incomprensiones e incomodidad.

lunes, 18 de septiembre de 2023

Orar glorificando a Dios



Según la espiritualidad más clásica de la Iglesia, la oración de mayor excelencia es la de alabanza; se glorifica a Dios por su amor misericordioso y entrañable. Y esto está mucho antes que una oración de petición o meditación. Impregnar nuestra vida de esta oración de alabanza es reconocer que todo nos viene del Señor, que sigue dándonos sus bienes.



Una alabanza -glorificación- que se traduce también por anuncio kerygmático: "anunciad a toda la tierra que el Señor hizo proezas. Gritad, exultad, habitantes de Sión: ¡Qué grande es en medio de ti, el Santo de Israel" (Is 12,1-6). Así se hace partícipes a los hombres de la salvación de Dios. No es tanto el cristianismo una ortopraxis, una moral o ética, cuanto un "cantar eternamente las misericordias del Señor" (Sal 88,2).

Una oración por excelencia de alabanza es la Liturgia de las Horas[1], puesto que ella es "principalmente oración de alabanza y de súplica, y, ciertamente, oración de la Iglesia con Cristo y a Cristo" (IGLH 2). Este sacrificium laudis es el oficio clave que marca la sucesión de las horas y los días, en que la Iglesia, asociada a Cristo, alaba constantemente la gloria de Dios. Es una glorificación eclesial por excelencia en unión con Cristo y por Cristo, sujeto y objeto de esta alabanza litúrgica.

sábado, 16 de septiembre de 2023

La respuesta son los santos (Palabras sobre la santidad - CXII)



            La santidad es profundamente provocadora, a nadie deja indiferente la presencia de un santo que nos remite a Dios y cuestiona sin palabras un modo de vivir cristiano anodino, mediocre, rutinario.



            La santidad es creativa porque están muy atentos los santos a las mociones del Señor, a las inspiraciones del Espíritu Santo para entregarse, para darse, para ofrecer respuestas originales a las necesidades de su tiempo, sin temor ante la reacción de desconfianza o prejuicio de los hombres.

            Ellos son entonces la respuesta de Dios a las necesidades y desafíos de la Iglesia. Son la respuesta más completa que puede dar la Iglesia.

            La Iglesia, su organismo sacramental, su magisterio vivo, su gobierno pastoral, su forma de vivir en comunidad, está por completo al servicio de suscitar y acompañar la santidad de sus hijos: ¡sólo para eso!, ¡nada más y nada menos que para eso!

domingo, 10 de septiembre de 2023

El Evangeliario (Elementos materiales - VIII)



            Fue siempre considerado un símbolo de Cristo. Recibió honor religioso y litúrgico especial. Contiene las perícopas del Evangelio de la Misa.



            Los códices con sus textos estaban escritos con letras unciales de oro y plata sobre finísimos pergaminos de púrpura suntuosamente encuadernados y guardados en cajas preciosas (Righetti, I, p. 278). Era una encuadernación en oro, plata, piedras preciosas y marfil (casi todas las placas de marfil de los museos provienen de los antiguos Evangeliarios).

            Tenemos testimonios en la época patrística por ejemplo de S. Ambrosio (Ep. IV, 1) y de S. Jerónimo (Ep. 22, 32), pero el esplendor de los Evangeliarios comenzó con Carlomagno, con los grandes calígrafos. Esto se enriqueció aún más cuando después del siglo XII se le añadieron a los Evangeliarios la iluminación con bellísimas miniaturas. El Misal plenario dio al traste con los Evangeliarios, perdiendo casi del todo su importancia.

            Desde finales del siglo V el Evangeliario fue colocado sobre el altar al principio de la Misa y llevado en la procesión de entrada (¡el único libro que se puede depositar sobre el altar!), leído en la Misa entre cirios e incienso, poniéndose todos en pie para su lectura, honrado con el beso, usado en la consagración de obispos… Y el Evangeliario, entronizado, preside todos los Concilios de la Iglesia.

miércoles, 6 de septiembre de 2023

Silencio y oración en la liturgia de la Palabra (Silencio - XXVII)


Antes de la lectura del Evangelio, el sacerdote profundamente inclinado ante el altar, recita en silencio una oración para disponerse a la lectura del Evangelio.




            “En primer lugar, está una breve oración preparatoria antes de la proclamación del Evangelio. Debería ser rezada por el sacerdote en actitud de auténtico silencio y recogimiento, con la conciencia de la responsabilidad que supone proclamar correctamente el Evangelio; sabiendo que, para ello, tenemos necesidad de purificar los labios y el corazón. Si el sacerdote cumple con esto, la comunidad podrá también ser introducida en la dignidad y la grandeza del Evangelio, y reconocerá la maravilla que supone el hecho de que la Palabra de Dios esté en medio de nosotros; se creará así un clima de reverencia y de escucha. Es imprescindible, una vez más, la formación litúrgica para reconocer el sentido del acto y para que en este momento todos se pongan en pie no sólo corporalmente, sino también elevándose interiormente para abrir los oídos del corazón al Evangelio”[1].


lunes, 4 de septiembre de 2023

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu - I (Respuestas - LII)



1. Muy especialmente en la Liturgia de las Horas, y en devociones tales como el rosario, una de las plegarias por las que participamos en la liturgia es el “Gloria”. Se le llama “doxología menor” para diferenciarla de la “doxología mayor” que es el himno “Gloria a Dios en el cielo”.



            Ya desde muy antiguo, la Iglesia alabó así, brevemente, a la santísima Trinidad, nombrando a las Tres Personas y confesando que sólo a Dios se le debe la gloria, la alabanza, el honor y el poder. Así esta doxología es una alabanza y una confesión de fe al mismo tiempo: “Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo”.

            Las doxologías o alabanzas[1], que la Iglesia canta en su liturgia dependen de las del NT, y éstas, a su vez, guardan relación con las doxologías del Antiguo Testamento. En el NT hay una serie de doxologías dirigidas sólo al Padre; otras dirigidas al Padre por Cristo y algunas solamente a Jesucristo. Se entonan estas doxologías considerando los atributos de Dios, o las obras de su creación y sobre todo sus maravillas en la historia de la salvación y de la redención de los hombres.

sábado, 2 de septiembre de 2023

La modestia como virtud



3. A la discreción y a la sencillez, les acompaña siempre una virtud pequeña y escondida, la modestia, que evita alardear y fanfarronear, el presumir ostentosamente avasallando a los demás, presumiendo de lo que se tiene, de lo que se ha comprado, etc. 



No es la falsa modestia, que en el fondo es hipocresía disfrazada; la modestia verdadera es sencilla, le cuesta que la ensalcen, se siente mal, perdiendo el tesoro de la sencillez. La modestia verdadera –no tiene que ir en contra de la autoestima- hace las cosas de corazón y por el Señor y evita todo lo que no sea la discreción, el vivir ocultos en Dios.

La modestia consiste en la mansedumbre y en la paciencia, porque es preferible esconder y no mostrar a todos (venga o no a cuento) lo bueno que se posee para no caer en vanagloria, pero esto es diferente a esconder o enterrar los talentos regalados por Dios que humildemente, con sencillez, deben ser entregados y desgastados por el bien de la Iglesia. La modestia es la cualidad más apropiada para el cristiano, y encuentra su ejemplo en Santa María:

 
“María, en cambio, cuanto mayor era su dignidad, más se humillaba en todo y más que todos. Con razón la última ha llegado a ser la primera, pues era la primera de todos y se hizo la última. Con razón se ha convertido en señora de todos, la que actuaba como esclava de todos. Y con razón ha sido ensalzada sobre los ángeles... Hijos míos, practicar esta virtud si amáis a María; si queréis complacerla, imitad su modestia; es la cualidad más humana y más propia del cristiano” (S. BERNARDO, Dom. dentro de la Octava de la Asunción, 11).


miércoles, 30 de agosto de 2023

Glorificar y adorar a Dios

"El hombre está creado para alabar, servir, reverenciar y dar gloria a Dios"[1], y la glorificación de Dios es un elemento fundamental de la vida del cristiano. 



Contemplando las mirabilia Dei, lo que Dios ha hecho por su pueblo por amor, sólo puede responder mediante la adoración, la alabanza, la glorificación.

El Catecismo de la Iglesia Católica presenta así este elemento de adoración:

La adoración es la primera actitud del hombre que se reconoce criatura ante su Creador. Exalta la grandeza del Señor que nos ha hecho y la omnipotencia del Salvador que nos libra del mal. Es la acción de humillar el espíritu ante el "Rey de la gloria" y el silencio respetuoso en presencia de Dios "siempre mayor"[2].

sábado, 26 de agosto de 2023

La ceniza (Elementos materiales - VII)



            La ceniza se puede convertir en un gesto molesto, desagradable por su significado, sin embargo, nadie falta a la cita ese Miércoles y las iglesias se llenan totalmente.


            La ceniza siempre ha sido un gesto penitencial. En la Iglesia los que hacían penitencia se cubrían toda la cabeza con ceniza para decir que eran pecadores y que pidiesen por ellos. A principios del s. XI, cambiada la forma de la penitencia ("penitencia privada") se imponía la ceniza al principio de la Cuaresma a todos los cristianos. Toda la comunidad se reconocía así pecadora, y se veía ayudada por este gesto en su actitud de conversión cuaresmal-pascual.

            “El miércoles que precede al primer domingo de Cuaresma, los fieles cristianos inician con la imposición de la ceniza el tiempo establecido para la purificación del espíritu. Con este signo penitencial, que viene de la tradición bíblica y se ha mantenido hasta hoy en la costumbre de la Iglesia, se quiere significar la condición del hombre pecador, que confiesa externamente su culpa ante el Señor y expresa su voluntad interior de conversión, confiando en que el Señor se muestre compasivo para con él. Con este mismo signo comienza el camino de su conversión que culminará con la celebración del sacramento de la Penitencia, en los días que preceden a la Pascua.

            La bendición e imposición de la ceniza se puede hacer o durante la Misa o fuera de la misma. En este caso se inicia con la liturgia de la Palabra y se concluye en la oración de los fieles” (Carta sobre la preparación... n. 21).

viernes, 18 de agosto de 2023

La sencillez cristiana








2. La sencillez es una virtud cristiana que huye del ídolo de la vanidad y la ostentación, de querer aparecer como alguien poderoso delante del mundo. La sencillez cristiana es limpieza y transparencia en todo, sin presumir ni alardear. 




Esta sencillez se manifiesta en el vestir con dignidad, con pulcritud y limpieza, pero con pudor, modestia, sin llamar la atención, con decencia. Lo mismo en el vestir que en los adornos, la sencillez también en el hogar. Hay personas que sólo viven para su casa y la preparan ostentosamente para presumir de la calidad de los muebles y cortinas; en el fondo es un apego al dinero y a la vanidad. El hogar debe ser hogar, cómodo pero con sobriedad que es lo propio de cristianos. 

La sencillez también en la comida y bebida, conformándose con los suficiente y bien preparado, pero evitando vivir para comer, el lujo en los manjares y el derroche pues eso es hacer un ídolo del vientre, y de la gula el principal motor de la vida. “¡Válgame, Dios, qué vanidades son las de este mundo!” (Sta. Teresa de Jesús, Ep. 321,3). 

lunes, 14 de agosto de 2023

Silencio en la liturgia de la Palabra (Silencio - XXVI)



La liturgia de la Palabra necesita silencio para adquirir su tono meditativo y acoger las Escrituras con espíritu de fe y disponibilidad de corazón.

            Las normas de la Iglesia aconsejan el silencio en la liturgia de la Palabra para que sea fructífera su proclamación:



            “La liturgia de la palabra se ha de celebrar de manera que favorezca la meditación y, por esto, hay que evitar cualquier forma de apresuramiento que impida el recogimiento. El diálogo entre Dios y los hombres, con la ayuda del Espíritu Santo, requiere unos breves momentos de silencio, acomodados a la asamblea presente, para que en ellos la palabra de Dios sea acogida interiormente y se prepare la respuesta por medio de la oración.

            Pueden guardarse estos momentos de silencio, por ejemplo, antes de empezar dicha liturgia de la palabra, después de la primera y segunda lectura y, por último, al terminar la homilía” (OLM 28).

sábado, 12 de agosto de 2023

Dios manifiesta su Gloria en la Iglesia (III)



En medio del mundo, la Iglesia es signo de la unidad del género humano (cfr. LG 1). 

Como Templo vivo de Dios en medio de esta sociedad, tiene que reflejar la gloria del Señor. Y tendrá que reflejarla mostrando el poder de Dios, es decir, su salvación. 



La Iglesia tiene la ineludible misión de proclamar la salvación a todos los hombres, especialmente a los preferidos de Dios, los que sólo tienen al Señor; será signo de la gloria del Señor, mostrando el rostro misericordioso del Padre, acogiendo a los pecadores, no siendo juez, sino "abogado defensor".

Será reflejo de la gloria de Dios la celebración litúrgica que, en todo momento, deberá mostrar la santidad de Dios. 

jueves, 10 de agosto de 2023

Los santos en la liturgia (Palabras sobre la santidad - CXI)



            Pronto, muy pronto, la Iglesia incorporó los santos a la liturgia conmemorándolos y celebrándolos. Se comenzó por el culto a los mártires, celebrando la Eucaristía en su sepulcro en el día de su martirio y luego se extendió a los confesores de la fe. Así la Iglesia celebraba a sus hijos, a los que veía unidos al misterio pascual e su Señor y sus imágenes más acabadas y perfectas. Al celebrarlos, los tomaban como intercesores, esperando su ayuda fraterna desde el cielo, encomendándose a su intercesión eficaz: ¡pensemos en las letanías de los santos! Y por último, eran propuestos a los fieles como modelos del seguimiento cristiano, como “canon”, norma, válida para todos, referentes auténticos y válidos de lo que es la vida cristiana y la entrega absoluta al Señor.


            El culto a los santos en la liturgia muestra la importancia que la Iglesia le da a la santidad. Es un recordatorio perenne, una exhortación nunca interrumpida. Los santos, y más visiblemente todos los mártires, representan la ofrenda del cristianismo y son los testigos, entregados de generación en generación, que representan el tesoro más grande de un pueblo: la fe cristiana. La Iglesia presenta con legítimo orgullo y gozo sus santos a sus hijos fieles. El santo es un signo del cielo, es lucero de la mañana, es invitación a acoger el don de Dios que se manifiesta en Cristo.

            Es Cristo y su triunfo pascual lo que se manifiesta en sus santos. La Iglesia, unida en la celebración a los santos, unida a María, participa en la gracia que brota del Misterio Pascual de Cristo y que resplandece en el signo existencial de los santos, signos vivos de Jesucristo. Además de su día, los santos son recordados siempre en la plegaria eucarística de cada Misa, ya que celebramos en comunión con ellos. Incluso en el rito hispano-mozárabe se da el caso, en la fiesta de los santos, de una presencia muy grande del santo que se conmemora en la misma plegaria eucarística (compuesta por piezas variables y algunas fijas): se canta su vida, se exalta su martirio ampliamente, casi poéticamente, frente a la brevedad y concisión del rito romano. “La liturgia eucarística de esta fiesta, como suele ocurrir en la celebración de los santos en nuestro Rito, nos puede sorprender. La vida del santo invade la Plegaria Eucarística, que parece perder su identidad cristocéntrica. No es así más que superficialmente. María es gloria de su Hijo, obra de los méritos de Cristo; es Cristo y su triunfo pascual lo que se manifiesta en sus santos hasta el punto de aparecer como anámnesis la vida del santo y como epíclesis su santidad” (Ferrer Grenesche, J. M., Los santos del nuevo Misal Hispano-Mozárabe, Toledo 1995, 139).

domingo, 6 de agosto de 2023

Velas y cirios (Elementos materiales - VI)




Cirios en el altar

            Los cirios acompañaban la solemne entrada del pontífice –según el Ordo Romanus I-. Van siete cirios llevados por los acólitos; es una distinción que se tenía antiguamente para con los emperadores y los altos dignatarios (Jungmann, p. 106). Para el evangelio, en la Misa papal, va el diácono con el Evangeliario hacia el ambón precedido por dos acólitos con ciriales y dos subdiáconos, de los que uno lleva el incensario.


  
          Sobre el siglo X, para la Misa solemne del sacerdote con un diácono y clero, también se llevan 7 candelabros en la procesión de entrada, aunque ya una rúbrica ofrece una posibilidad: (autseptem) autduo… o siete o dos… (Jungmann, p. 271).

            Cuando en la Misa se suprime la procesión de entrada (Misa privada, un solo sacerdote; o Misa parroquial con la sacristía junto al presbiterio que ya no permite una procesión), los candelabros que antes iban en procesión y se colocaban sobre el altar, ahora ya se encuentran colocados antes de empezar la Misa.

            Las normas sobre el empleo de los cirios y su colocación en el presbiterio son explicadas por los comentaristas carolingios, p.e., Amalario y Remigio de Auxerre.

viernes, 4 de agosto de 2023

Nunc dimittis (Respuestas - LI)



1. Ha llegado la noche, es el tiempo del descanso nocturno. Una jornada más ha transcurrido, ofrecida a la gloria de Dios, santificada. Ahora, brevemente, la Iglesia reza las Completas para encomendar a Dios el descanso de la noche: “Las Completas son la última oración del día, que se ha de hacer antes del descanso nocturno, aunque haya pasado ya la media noche” (IGLH 84).



            2. Su breve estructura –examen de conciencia, himno, salmo, lectura breve y responsorio- realza más si cabe el cántico evangélico “Nunc dimittis”, el cántico de Simeón al ver a Cristo en su Presentación en el Templo de Jerusalén. “Con el cántico podemos decir que culmina esta Hora” (IGLH 89).

            El cántico va precedido por una antífona fija, invariable, dirigida a Dios como una súplica: “Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz”. Es un sueño confiado en las manos de Dios. Pero, como dice el Cantar, “mientras dormía, mi corazón velaba” (Cant 5,2) y se pide que velemos con Cristo incluso durante el sueño: “para que, despiertos o dormidos, vivamos con él” (1Ts 5,10). Es súplica esperanzada: “que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1Ts 5,23).


miércoles, 2 de agosto de 2023

La discreción cristiana



Las virtudes cristianas rigen y orientan la vida y el comportamiento para vivir, sentir y actuar según Cristo, viviendo en Él y transformándonos en Él por pura gracia, además de nuestro esfuerzo y combate, y adquiriendo las virtudes mediante actos repetidos hasta que formen parte de nuestro ser.



Son estas virtudes cristianas las que van desarrollando lo humano más verdadero, constituyéndonos en personas por encima de nuestras malas tendencias, vicios y pasiones. Así el cristiano en medio del mundo tiene un estilo en su vivir y comportarse, muy distinto a la mentalidad mundana. Entre estas virtudes que le van caracterizando se encuentran dos grupos de virtudes: la discreción y la sencillez.

1. La discreción es la virtud propia de una persona equilibrada que respeta profundamente la dignidad de las otras personas. 

Una persona discreta, en primer lugar, sabe guardar y no publicar lo que otras personas le comenten, o el problema que le consulten. Jamás se le va la lengua, sino que sabe guardar y callar en silencio; odia chismorrear o comentar lo ajeno. Prefiere callar por respeto a la persona que le ha confiado algo. ¿Quién se fiará de la persona que revela un secreto? ¿Quién se fiará de la persona que no sabe callar y todo lo va contando a todo el mundo? No avientes a cualquier viento, ni vayas por cualquier senda, (así hace el pecador de lengua doble) (Eclo 5,9).

miércoles, 26 de julio de 2023

Silencio en los ritos iniciales de la Misa (Silencio - XXV)



Dos momentos de silencio se prescriben en los ritos iniciales de la Misa, ambos diferentes en su sentido.

            El acto penitencial comienza con una invitación del sacerdote a reconocer los pecados ante Dios para celebrar los sagrados misterios, tras lo cual se dejan unos momentos de silencio: "Después el sacerdote invita al acto penitencial que, tras una breve pausa de silencio, se lleva a cabo por medio de la fórmula de la confesión general de toda la comunidad, y se concluye con la absolución del sacerdote que, no obstante, carece de la eficacia del sacramento de la Penitencia" (IGMR 51).



En el acto penitencial, el recogimiento se vuelve una humilde súplica de perdón y de reconocimiento de la propia debilidad, para después, en común, pedir perdón al Señor.

            El segundo momento de silencio, igualmente de unos momentos, reposado, y no omitido, es tras el “Oremos” de la oración colecta. Se requiere que sea de verdad una pausa:


"En seguida, el sacerdote invita al pueblo a orar, y todos, juntamente con el sacerdote, guardan un momento de silencio para hacerse conscientes de que están en la presencia de Dios y puedan formular en su espíritu sus deseos. Entonces el sacerdote dice la oración que suele llamarse “colecta” y por la cual se expresa el carácter de la celebración" (IGMR 54).


lunes, 24 de julio de 2023

La escatología esperada (Palabras sobre la santidad - CX)



            Lo escatológico no es solamente lo último, más allá del tiempo y de la historia; no es solamente, para el alma individual, las realidades últimas del juicio particular, cielo, infierno y purgatorio: lo escatológico está ya presente pero aún no realizado, porque la escatología se vislumbra ya, entra en lo histórico, es nuestro deseo y nuestra meta.



            La Iglesia misma es peregrina y la escatología ilumina su realidad histórica, la orienta. No está encerrada sólo en el tiempo y para este mundo, en cuyo caso, olvidada la escatología, se convertiría en una simple ONG de tareas humanitarias y solidarias. El destino de la Iglesia no es este mundo ni suplir las carencias de los Estados y sus gobiernos, sino el reino de Cristo y la eternidad bienaventurada.

            La constitución Lumen Gentium aborda estas relaciones en su capítulo VII, “Índole escatológica de la Iglesia peregrinante y su unión con la Iglesia celestial”. La Iglesia “no alcanzará su consumada plenitud sino en la gloria celeste” (LG 48). La renovación final de todas las cosas, de todo lo creado, “en cierta manera se anticipa realmente en este siglo, pues la Iglesia, ya aquí en la tierra, está adornada de verdadera santidad” (LG 48).

domingo, 16 de julio de 2023

Dios manifiesta su Gloria en el hombre creado (II)


El culmen de toda la creación es el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, que es constituido señor de la creación, co-creador con Dios: "le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies" (Sal 8). Ya sólo este principio corregiría todo falso ecologismo, tan extendido.
  

 
El hombre es creado por pura bondad de Dios, mostrando así su gloria; crea al hombre libre, dialogante, señor, con capacidad para amar. Todo hombre, por tanto, es un signo de la gloria del Señor:

Sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen. Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo[1].

El hombre es creado como signo del poder de Dios que llama a la existencia a lo que no existe, como signo de la santidad de Dios y de su libertad, siendo su creatura preferida y amada. 

viernes, 14 de julio de 2023

La virtud de la paciencia (y IV)

7. La paciencia es una virtud que, con el auxilio constante de la Gracia, podremos ir adquiriendo mediante actos repetidos de paciencia, comenzando por dominarnos, controlar la ira, no hablar sin estar calmados, saber callar y humillarse en pedir perdón cuando la impaciencia nos ha dominado.   



Es un esfuerzo, un combate interior, dificultoso y necesario, pero como Cristo y con Él se puede obtener fruto.

Para ir adquiriendo la paciencia recomienda el apóstol Santiago que tomemos por modelo de sufrimiento y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor (5,10).

La paciencia es “fruto del Espíritu Santo” (cf. Gal 5,22), habrá que rogarla insistentemente para que el Señor nos la regale como precioso don.

lunes, 10 de julio de 2023

Magnificat - y II (Respuestas - L)



3. Puede ayudarnos a captar la grandeza de este cántico evangélico la Tradición de los Padres.

            Escribe S. Ambrosio:

“Que resida, pues, en todos el alma de María, y que esta alma proclame la grandeza del Señor; que resida en todos el espíritu de María, y que este espíritu se alegre en Dios; porque, si bien según la carne hay sólo una madre de Cristo, según la fe Cristo es fruto de todos nosotros, pues todo aquel que se conserva puro y vive alejado de los vicios, guardando íntegra la castidad, puede concebir en sí la Palabra de Dios. 

El que alcanza, pues, esta perfección proclama, como María, la grandeza del Señor y siente que su espíritu, también como el de María, se alegra en Dios, su salvador; así se afirma también en otro lugar: Proclamad conmigo la grandeza del Señor.

El Señor es engrandecido ciertamente, pero no en el sentido de que reciba por medio de nuestras palabras algo que a él le faltaba, sino porque con estas palabras él queda engrandecido en nosotros. En efecto, porque Cristo es la imagen de Dios, cuando alguien actúa con piedad y con justicia engrandece la imagen de Dios -pues todo hombre ha sido creado a su imagen y semejanza- y, al engrandecer esta imagen, también él queda engrandecido por una mayor participación de la grandeza divina” (Exp. In Luc., 2,26-27).


            Por su parte, Beda el Venerable comenta el Magnificat casi versículo a versículo:

sábado, 8 de julio de 2023

Oraciones en silencio del sacerdote (Silencio - XXIV)




A lo largo de la liturgia de la Misa, el sacerdote no solamente ora en nombre de todos las distintas plegarias en voz alta, sino que su propio ministerio ordenado recibe una gran ayuda con las oraciones en silencio, submissa voce, que va recitando, atentamente, a lo largo de la santa Misa.



            Ya antes de la Misa, en la sacristía, habrá guardado momentos de recogimiento mientras se revestía, antes de salir al altar de Dios, para adecuar su alma sacerdotal al Misterio que va a ofrecer. Por eso el Ceremonial recuerda cómo hay que cuidar “que se observe el silencio y la modestia en la sacristía y en el secretarium” (CE 37) y es taxativo, antes y después de la celebración, en recomendar: “Pongan todos esmero en guardar silencio, respetando así tanto la común disposición de ánimo como la santidad de la casa de Dios” (CE 170).

            Las oraciones personales del sacerdote, en voz baja, a lo largo de la Misa son:

-          Antes del Evangelio, profundamente inclinado ante el altar (“Purifica, Dios todopoderoso…”)

-          Cuando besa el Evangelio, una vez proclamado (“Las palabras de tu Evangelio borren nuestros pecados”)

-          Al mezclar el agua en el vino del cáliz (“El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina…”)

jueves, 6 de julio de 2023

El incienso (Elementos materiales - V), y 2ª parte



Simbolismo del incienso

            Crea una atmósfera agradable, sagrada, solemne, para la celebración y la oración: es sacrificio, es honor y reverencia, es plegaria “visual, plástica”. El incienso convenía al simbolismo religioso. Al mismo tiempo, indica la oración y la ofrenda que sube hasta Dios, viendo un modelo de espiritualidad: "Suba mi oración, Señor, como incienso en tu presencia, el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde" (Sal 140). Muchas son las alusiones en las Escrituras el uso del incienso. El vidente de Patmos escribe en el Apocalipsis cómo el perfume de las copas de oro de los ancianos significa las oraciones de los santos (Ap 5,18). Así el incienso llegó a expresar la elevación de la oración hasta Dios, oración pura y espiritual.


            Los Padres de la Iglesia comentaron la adoración de los Magos y el don del incienso con el que homenajearon al Señor. Hallaron en el incienso el simbolismo de la divinidad, el reconocimiento a la naturaleza divina de nuestro Salvador y, por tanto, una ofrenda adecuada:


            “Los magos le ofrecieron… oro e incienso, como señal de honor y adoración respectivamente” (S Agustín, Serm. 202,2).
            “A éste, pues, ofrecen dones los magos: oro, incienso y mirra, según lo que el Espíritu Santo había testimoniado antes por el profeta diciendo de ellos: “Vendrán de Saba y ofrecerán oro, incienso y piedras preciosas y anunciarán la salvación del Señor”. Reconocemos claramente que los magos cumplieron esta profecía, pues no sólo anunciaron la salvación del Señor, que había nacido Cristo e Hijo de Dios, sino que también confesaron que Cristo era Dios, rey y hombre. Pues en el oro mostraron la potestad del reino, en el incienso el honor de Dios, en la mirra la sepultura del cuerpo. Y por tanto le ofrecieron oro como a rey, incienso como a Dios y mirra como a hombre” (Cromacio de Aquileya, Com. Ev. Mat., 5,1).

domingo, 2 de julio de 2023

La virtud de la paciencia (III)



5. “Se es cristiano por la fe y esperanza, pero para que logremos el fruto de ellas nos es precisa la paciencia” (S. Cipriano, id., 13). La espera y la paciencia se sostienen en que Dios es Fiel y cumplirá sus promesas, todas ellas, hasta las más secretas e íntimas que Dios nos haya realizado, pues “la paciencia todo lo alcanza”. 



Con la espera y la paciencia, iremos completando en nosotros lo que hemos empezado a ser por el bautismo y conseguir, por Gracia de Dios, lo que creemos y esperamos. Es San Juan de la Cruz el que alienta al escribir: “Por un bien tan grande como la unión con Dios, mucho conviene pasar y sufrir con paciencia y esperanza” (S3, 2, 15).
  
La espera y la paciencia, igualmente, en hacer el bien y entregarnos sin desánimo, aunque sean grandes las dificultades: “pues que tenemos tiempo, obremos el bien a todos, principalmente con los de nuestra fe. No dejemos de hacer el bien, pues a su tiempo recogeremos la cosecha” (Gal 6, 9-10). Y también “por vuestra parte hermanos, no os canséis de hacer el bien” (1Ts 5).

viernes, 30 de junio de 2023

Dios manifiesta su Gloria en la creación (I)



         El Señor ha manifestado especialmente su poder y su santidad en Jesucristo, Señor y Salvador; pero encontramos también otras huellas de la gloria de Dios en la creación, en el hombre y en la misma Iglesia.



         En la creación

         El mundo ha sido creado por medio de la Palabra, haciendo un mundo bello, hermoso. Una creación no por necesidad, sino por pura gracia de Dios, mostrándonos así su gloria, su bondad. Un mundo, a la vez, en el que Dios, según el relato yahvista de la creación de Gn (2,5ss) se pasea (3,8), disfruta del jardín. Sólo desfiguró este universo creado el pecado del hombre, pero la creación en sí salió buena de las manos generosas de Dios.

         El Señor se recrea en el mundo, lo bendice y lo llevará a su culmen en una creación nueva y renovada en Cristo, son los "cielos nuevos y la tierra nueva" que canta Ap (21,1; cfr. Is 65,17). El mundo mismo remite a Dios si lo miramos con limpieza de corazón: "lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad" (Rm 1,20).

sábado, 24 de junio de 2023

Silencio en la liturgia (Silencio - XXIII)



Aunque la liturgia parece sólo un entramado de ritos y palabras, de acciones sacramentales y plegarias, de lecturas y cantos, a todos estos elementos esenciales hay que sumarles el silencio. En distintas formas, y con distintos sentidos según el momento, pero el silencio es elemento necesario del culto cristiano, la nota que permite la interioridad y la hondura, la asimilación personal y la amorosa contemplación durante la misma liturgia.



            Parece que hay –ojalá sea así- un interés real en cuidar el silencio sagrado. “La Iglesia del Vaticano II, que ha redescubierto en la celebración litúrgica la importancia de la Sagrada Escritura (SC 24) y ha reafirmado su fe en Cristo “presente en su palabra” (SC 7), también ha prestado una atención renovada al silencio como momento de la acción litúrgica (volviendo a tomar así los valores de una venerable tradición inspirada en la Biblia), en el ámbito de una situación socio-religiosa donde el silencio a menudo se siente como una necesidad vital”[1].

            Una liturgia sin silencio es un caos precipitado que, difícilmente, ayuda a vivir el culto litúrgico como un culto lógico-espiritual, razonable.

            El silencio no es, sin más, una pausa, un descanso en la liturgia, sino la forma de orar personalmente –sea meditando, gustando o contemplando, sea suplicando-. Es un silencio lleno de contenido y, por tanto, necesario para una liturgia que es, ante todo, vida espiritual y escuela de espiritualidad.

viernes, 16 de junio de 2023

El incienso (Elementos materiales - V), 1ª parte



            El buen olor en la liturgia

            Una primera aproximación puede ser el lugar del elemento olfativo en nuestras celebraciones. La liturgia da importancia a todos los sentidos, no sólo a la audición y la vista. El buen olor puede aportar también su simbolismo al misterio cristiano. El buen olor produce agrado, simboliza "el buen olor de Cristo", así como el afecto, la fe y la oración que los cristianos queremos expresar ante Dios. Aquí entra el incienso, con su perfume y su columna de humo blanco. 



            “El rito de incensación expresa reverencia y oración, como se da a entender en el salmo 140,2 y en el Apocalipsis 8,3. La materia que se coloca en el incensario, debe ser o sólo y puro incienso de olor agradable, o si se le agrega algo, procúrese que la cantidad de incienso sea mucho mayor” (Caeremoniale episcoporum, n. 84-85).

            Historia

            El uso del incienso se ha dado en muchísimas religiones; el judaísmo lo aceptó y ofrecía el incienso a Dios en sus rituales de sacrificios (el altar del incienso).

            Entre los paganos, el incienso gozaba de gran estima llegado de Oriente. Especialmente en el culto pagano a los dioses y al emperador se empleaba, y muchos fueron mártires por no ofrecer incienso. La Iglesia tardó mucho en asimilarlo, hasta que no desapareció ese culto pagano. La liturgia cristiana no lo usó hasta el s. IV para evitar que se confundiera su uso con el uso pagano que quemaba incienso a los ídolos y al emperador. Hacia el 390 tenemos el testimonio de Egeria, en su diario, de que se quemaba incienso en la liturgia de Jerusalén, llenado todo el templo de aroma (c. 24,10). Se hace muy usual en el s. VI. Oriente, así pues, lo aceptó antes que Roma, y el incienso fue más empleado en la liturgia por la influencia franco-carolingia. Es un gusto por lo dramático, recargando la liturgia.

miércoles, 14 de junio de 2023

La virtud de la paciencia (II)



3. Porque “para el Señor un día es como mil años y mil años como un día”, Él realiza su obra cuando a Él le place, deja pasar tiempo frente a nuestras prisas. Ese tiempo es tiempo de salvación, que se vuelve fructífero para el hombre, tan diferente de las exigencias con las que el hombre se acerca a Dios. 


Si Dios nos deja tiempo y permite que caigamos una y mil veces y que volvamos a Él otras tantas es por la paciencia –cualidad del Amor- que Él tiene con sus hijos. “No retrasa el Señor el cumplimiento de lo que tiene prometido, sino que usa de paciencia con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos se conviertan” (2P 3, 9.15).

¡Son tan diferentes los criterios de Dios! Aguarda y hace “salir el sol sobre justos e injustos”, incluso su Reino, ya inaugurado por la Pascua de Jesucristo, es como una pequeña semilla que va germinando en la noche sin que el labrador sepa cómo. Las redes se echan en el lago y se pescan peces buenos y malos, pero la paciencia de Dios difiere el juicio hasta el final, dejando una puerta abierta a la salvación... El trigo crece junto con la cizaña, pero Dios espera paciente mucho tiempo, hasta el fin de los tiempos, para separar en la criba.

lunes, 12 de junio de 2023

Los santos, manifestación de Cristo (Palabras sobre la santidad - CIX)



            Cada santo es una señal que apunta en una misma dirección: Jesucristo. No se erigen a sí mismos como una totalidad, como si lo fueran todo y todo lo tuvieran, sino que humildemente apuntan y señalan a Cristo con su ser, sus palabras y sus obras. Realizan lo mismo que Juan el Bautista: ser precursores de Cristo, abrirle camino a Cristo, señalarle para que todos lo sigan, y menguar, ocultarse, para no estorbar a Cristo.


            El santo no sustituye a Cristo, aunque algunas formas de religiosidad popular desviadas sí lo puedan hacer Un santo, porque vivió sólo para Cristo, se convierte en señal indicativa para nosotros a fin de que sigamos hacia Cristo, miremos a Cristo, deseemos a Cristo.

            Los santos, con sus vidas, muestran la cercanía de Cristo y su poder salvador.

            Es importante observar que Cristo no es un individuo del pasado lejano a mí, sino que ha creado un camino de luz que invade la historia empezando por los primeros mártires, con estos testigos que transforman el pensamiento humano, ven la dignidad humana del esclavo, se ocupan de los pobres, de los que sufren y llevan así una novedad en el mundo también con el propio sufrimiento Con esos grandes doctores que transforman la sabiduría de los griegos, de los latinos, en una nueva visión del mundo inspirada justamente por Cristo, que encuentra en Cristo la luz para interpretar el mundo, con figuras como san Francisco de Asís. O figuras también de nuestro tiempo: pensemos en Madre Teresa de Calcuta, Edith Stein, Maximiliano Kolbe o Juan Pablo II…

sábado, 10 de junio de 2023

Jesucristo, reflejo del Padre y de su Gloria



Este lenguaje de la gloria da lugar a toda una reflexión teológica del NT sobre la persona de Jesús. Él es la gloria del Padre encarnada, crucificada y glorificada, mostrándonos definitivamente cómo es el corazón de Dios; se hace carne para llevarnos al conocimiento pleno de Dios y otorgarnos el don de la salvación ("Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" 1Tm 2,5).



Ver y conocer a Jesucristo, es ver y conocer a Dios, y no hay otro camino de acceso a Dios que Cristo Jesús, por encima de cualquier otro medio[1]. Y es reflejo de Dios porque comparte el ser de Dios (su gloria[2]) y comparte también nuestro ser hombre igual a nosotros, excepto en el pecado. 

Sólo así puede, una vez glorificado, ser Mediador, único Sacerdote, ante Dios en favor de sus hermanos:

Oh Dios, que para gloria tuya y salvación del género humano, constituiste a tu Hijo único Sumo Sacerdote[3]                                                           

Ha ascendido hoy ante el asombro de los ángeles a los más alto del cielo, como mediador entre Dios y los hombres, como Juez de vivos y muertos[4].

jueves, 8 de junio de 2023

Contenido espiritual del silencio - II (Silencio - XXII)



* Silencio de adoración:

            Adoramos a Dios en silencio durante la mostración de las especies eucarísticas, tras la consagración, rindiendo nuestra alma en amor y contemplando al Señor que se nos muestra. También es silencio de adoración aquel tiempo que se dedica al culto a la Eucaristía fuera de la Misa, en la exposición del Santísimo en la custodia, así como en la visita al Sagrario.



            En silencio adoramos la Cruz el Viernes Santo, cuando se realiza la ostensión de la Cruz por tres veces, y tras el diálogo “Mirad el árbol de la cruz… - Venid a adorarlo”, todos se ponen de rodillas y adoran en silencio al Señor crucificado.


            * Silencio de acción de gracias:

            Muy especialmente después de la comunión sacramental, el silencio posterior es una acción de gracias por haber recibido a Cristo mismo en el Sacramento. Allí, en la intimidad, se le da gracias, se le ruega, se le adora.