Cuando san Juan afirma: "hemos conocido el amor de Dios y hemos creído en él" (1Jn 4,16), está diciendo que el amor es posible conocerlo, porque Dios mismo se nos ha revelado como Amor amándonos. Y de ahí podemos vislumbrar cómo es el amor que nuestro corazón busca, el amor para el cual nuestro corazón está hecho.
Amar y ser amados es básico en la existencia personal. No cualquier cosa es amor, ni tampoco podemos amar de cualquier forma, a cualquier precio, de cualquier manera, porque o confundimos el amor con la pasión y el instinto, o identificamos el amor con el egoísmo más narcisista.
Si hemos conocido el Amor de Dios, éste se verificará en nosotros madurándonos y enseñándonos a amar como Él ama.
Aprendamos, demos pasos, purifiquemos nuestro amor para que sea semejante al Amor de Caridad de Dios.
7. Para amar,
caminar juntos
El
amor hace que se camine en unidad, juntos hacia una misma meta: la santidad. El
egoísmo es estar parado y bien quieto en el mismo sitio haciendo que los demás
se queden igualmente estancados. No. El amor hace que se camine juntos (en
amistad, en fraternidad, en matrimonio) hacia una misma dirección.
¿Cómo
se va caminando juntos?
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Sentirse uno seguro de sí mismo sin mirar al otro como a un rival o un
oponente, sino como compañeros, mutua ayuda. El bien o el éxito del otro es una
alegría sincera para el que ama.
- Hay plena y absoluta libertad para hablar, una fluida comunicación sin
temor a decepcionar, o a ofender, o con el temor de qué pensará de mí. El amor
es comunicación sincera, libre y abierta.
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El amor verdadero, como siempre está pendiente del otro para servirle,
para ayudarle, al caminar juntos, quita las posibles piedras y evita tropiezos.
Quiere que el otro haga el camino –la vida misma- lo más agradable y
cómodamente posible. Se camina juntos -¡se es uno!- allanando los caminos.