domingo, 31 de agosto de 2014

La vida de la comunidad cristiana (Mt 18)

La comunidad cristiana está formada por hombres y mujeres que en todo buscan la salvación y el progreso espiritual, no únicamente personal, sino también de los hermanos, superando las barreras del invidualismo.


En la comunidad cristiana -parroquia, asociación, Instituto religioso- la vida en común es un reto, no exento de dificultades y roces, pues somos distintos y el pecado sigue vivo en nosotros. Pero ello no es obstáculo para superarlo y buscar el crecimiento personal y el de todos y cada uno. Así se comprende la corrección fraterna, evitando que sea un medio por el cual se disfrace el rencor o la prepotencia hacia la persona corregida, sino el sencillo medio de que se progrese en la salvación.

La comunidad cristiana, así mismo, está edificada sobre los apóstoles, el ministerio ordenado, con capacidad para atar y desatar, sabiendo que Cristo mismo refrenda la acción del ministerio ordenado: "quedará atado (o desatado) en el cielo".

sábado, 30 de agosto de 2014

Las emergencias educativas

Varios discursos de Benedicto XVI abordan un tema muy querido para él, acuñando incluso una expresión propia, "la emergencia educativa". Es uno de los problemas de hoy. 

La educación es una transmisión completa del saber que, a la vez, es formativa, posibilitando el crecimiento completo y armónico de la persona, su desarrollo personal y su vocación. Sin embargo, la educación se ve relegada al aula y, a la vez, concretada en unos conocimientos técnicos, muy poco humanísticos. La persona no es educada, sino informada y llenada de nociones, con muy pocos saberes y menos virtudes. La abdicación general de los padres sobre la educación de los hijos dificulta aún más la situación, pues conciben la educación como algo que le corresponde al colegio según las pautas de papá-Estado. Por supuesto, salvadas las excepciones.

La educación es tarea hermosísima y humanísima que se ha de asumir con paciencia y esperanza, con visión de futuro, modelando a la persona sin reducirla a los conceptos de unas asignaturas. En la Iglesia, los padres hallan (deben hallar) el impulso y el acompañamiento de todos para educar a sus hijos, ayudas concretas, consejo y aliento. También los maestros y docentes pueden encontrar luz y respaldo en la Iglesia en su vocación a la enseñanza y al mundo de la educación.

Pero la Iglesia misma es una gran educadora que debe tener presente los rasgos necesarios que hay que imprimir y desarrollar en la persona para que responde a su vocación personal. El Papa plantea unas pistas para esta emergencia educativa:

"1. La perspectiva educativa

Vuestra acción será mayormente incisiva si, como ya hacéis, trabajáis más todavía entre vosotros con una óptica profundamente unitaria y favorecéis colaboraciones con otras fuerzas educativas sean eclesiales o civiles. Para educar es necesario ir más allá de la ocasión, el momento inmediato, y construir, con la colaboración de todos, un proyecto de vida cristiana fundado sobre el Evangelio y sobre el Magisterio de la Iglesia, poniendo en el centro una visión integral de la persona. Vuestro Proyecto Formativo es válido para muchos cristianos y hombres de buena voluntad, sobre todo si pueden ver en vosotros, modelos de vida cristiana, de compromiso generoso y gozoso, de interioridad profunda y de comunión eclesial. 

miércoles, 27 de agosto de 2014

La vida parroquial

Siendo la parroquia la comunidad cristiana básica, de referencia, que presidida por el ministerio ordenado, engloba carismas y servicios diversos, ejerce la santificación, la caridad y la evangelización, conviene que miremos la parroquia con mirada agradecida y afectuosa y, a la vez, consideremos globalmente la realidad tan rica y multiforme de la vida parroquial.

Al mismo tiempo, insertos cada cual en su parroquia según su vocación, y teniendo por referencia el altar que nos congrega, hemos de sentir la urgencia de ofrecer una mayor vitalidad a las parroquias, la vitalidad de un rostro, de un impulso y de una obediencia al Espíritu Santo.

Son grandes los retos que se han de concretar en nuestras parroquias, cada una de ellas con sus posibilidades y sus miembros, sus límites: estos grandes retos son el crecimiento en la identidad católica de sus miembros y una evangelización nueva, eficaz, en el propio ambiente, en el ámbito parroquial. Son retos nuevos que merecen respuestas nuevas, valientes y decididas.

Por una parte, la identidad católica de los propios miembros. Reconozcamos que como católicos también estamos recibiendo el influjo de esta cultura actual, nihilista, relativista, y que la secularización de la cultura ha influido en la secularización de la misma Iglesia. A veces el contorno católico se difumina con opciones secularizadas, donde la identidad católica apenas se ve o, simplemente, se relega al ámbito privado. En este terreno habría que optar por una formación doctrinal consistente en las parroquias, con el mayor nivel posible y fidelidad a la Iglesia en homilías sólidas (no hecha de lugares comunes y tópicos), predicación, catequesis de adultos, formación sistemática en grupos de estudio, etc., y junto a la formación que capacita para la identidad católica, la vida espiritual cimentada en el encuentro con el Señor: la liturgia cuidada y reposada, la adoración eucarística, retiros parroquiales, la posibilidad de orar tranquilamente ante el Sagrario, etc.

lunes, 25 de agosto de 2014

Santidad sacerdotal (Palabras sobre la santidad - VI)

Los sacerdotes están llamados a ser santos. El dinamismo propio de la gracia del sacramento del Orden los lleva a vivir la santidad propia de su estado de vida y misión, ya que han sido configurados a Cristo. Como un nuevo título, la gracia sacerdotal los impulsa y los llama a la santidad.


El ministerio sacerdotal se vuelve más fructífero, da más gloria a Dios y sirve mejor al bien de la Iglesia y de las almas cuando el sacerdote está seriamente comprometido en la santidad propia de su vida ministerial. Procura la santidad sacerdotal para identificarse plenamente con Jesucristo, Sumo y eterno Sacerdote, el único Santo, el Santísimo.

La doctrina conciliar es clara y exigente extrayendo las consecuencias del sacramento del Orden.

viernes, 22 de agosto de 2014

Cristo curando

La vida terrenal del Señor muestra hasta qué punto sintió las enfermedades y dolencias de los demás y las cargó sobre sí, sanando, curando y subiendo al árbol de  la cruz.


No necesitaban médico los sanos, sino los enfermos y por eso Él ha venido, para sanar y rescatar. Este modo sencillo de hablar explica la obra redentora de Cristo. Las curaciones revelan su poder salvador y son signos creíbles de su Persona que suscitan la fe y la ratifican. Son los signos mesiánicos de la venida del Reino.

jueves, 21 de agosto de 2014

Salmo 111: En las tinieblas brilla como una luz...

Dice el salmo 111: “Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos”.

    ¿Qué es temer al Señor en el lenguaje de la Biblia? Obedecer al Señor, no es tenerle miedo. Ya está bien de vivir una religión de temor, de que Dios no se enfade, de cumplir con Dios. Temer es obedecer. ¿Y quién obedece? Cristo. Cristo es quien teme al Señor y ama de corazón de sus mandatos. ¿Cómo obedece Cristo  al Señor? Obedeció “sometiéndose incluso hasta a la muerte y una muerte de cruz”.  “Ama de corazón de sus mandatos”. O como dice el salmo 39 -recogido en la carta a los Hebreos-: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”, el mandato de salvación. Cristo ama de corazón los mandatos de Dios. “Mi alimento es hacer la voluntad del Padre”, y la voluntad del Padre es entregar la vida por nuestra salvación. Cristo es, por tanto, el que teme al Señor y ama de corazón sus mandatos

    “Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita”. ¿Cuál es el linaje de Jesucristo? Nosotros. Somos del linaje de Adán, nuestro primer padre, Adán, linaje del “pecado que lleva a la muerte”, carta a los Romanos. Pero por la muerte y resurrección del Señor, nosotros somos del linaje de Cristo, “coherederos con Cristo y herederos de Dios”. Por eso, “su linaje será poderoso en la tierra”, el linaje de Cristo somos nosotros, miembros de la Iglesia, ¡y tan poderoso! Estamos en todas las naciones, la Iglesia es universal y católica. En extensión, estamos en todos los pueblos.

“Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita”. El justo es Jesucristo, fuera de Jesucristo no hay nadie que pueda ser perfectamente justo. “La descendencia del justo”, de Cristo, “será bendita”. Nosotros somos benditos del Señor y el Señor nos bendice constantemente. En la liturgia misma, siempre acabamos las celebraciones litúrgicas con la bendición de Dios todopoderoso. “La descendencia del justo será bendita”. Nosotros somos constantemente bendecidos por el Señor.

    “En su casa habrá riquezas y abundancia”. ¿Cuál es la casa en la Biblia, en los salmos, en este lenguaje? La Iglesia. “En su casa habrá riquezas y abundancia”. No precisamente de dinero. ¿En qué está la riqueza y la abundancia? En vocaciones, en carismas, en caminos espirituales, en santidad. Fijaos simplemente en los fieles en una misa dominical: casados, viudos, contemplativos, sociedades de vida apostólica...  “En su casa habrá riquezas y abundancia”. Unos tienen el don de predicar, otros de cuidar a los enfermos, otros tienen otra cosa que es el ofrecer su soledad  o su dolor. La Iglesia es un Cuerpo muy rico y variado.

martes, 19 de agosto de 2014

Orando participamos de verdad en la liturgia


            La participación litúrgica activa, interior, fructuosa, requiere la audición de los textos litúrgicos proclamados con voz clara, recitando con sentido. Es curioso ver cómo a veces algún sacerdote introduce alguna monición y habla con voz cálida, clara, y después al pasar a recitar el texto litúrgico, acelera, apresura el ritmo, se apaga la voz, y omite toda entonación y cualquier pausa. Las oraciones pasan rápido, como un trámite, incomprensibles. La participación litúrgica sin embargo lleva a la comunión en la oración, y por eso los textos eucológicos deben ser orados realmente, bien recitados, para decir conscientemente "Amén".

            Además, los textos litúrgicos expresan y reflejan la fe de la Iglesia. Nada ni nadie puede alterarlos por una creatividad salvaje. Esos mismos textos pasan a ser patrimonio de todos en la medida en que escuchados una y otra vez durante cada año litúrgico, van forjando la inteligencia cristiana del Misterio y se quedan grabados en la memoria. Así fue cómo la liturgia fue la gran catequesis (didascalia) de la Iglesia durante siglos: sus textos litúrgicos, claros, bien recitados, repetidos una y otra vez, transmitían suficientemente la fe eclesial. Luego es conveniente que en la oración personal, en el tiempo de meditación, acudamos de nuevo a estos textos para repasarlos, interiorizarlos, considerarlos.

            Sumemos a la oración en común, con las respuestas y plegarias recitadas a la vez por todos, los distintos momentos de oración personal silenciosa en la Misa y entenderemos mejor la participación litúrgica.

            Participar es orar y recogerse en silencio unos instantes en el acto penitencial: “el sacerdote invita al acto penitencial que, tras una breve pausa de silencio, se lleva a cabo” (IGMR 51), y participar es orar en silencio a la invitación del sacerdote: “Oremos”. Todos en silencio se recogen en su corazón para orar personalmente a Dios; después el sacerdote extiende las manos y recita la oración colecta: 

lunes, 18 de agosto de 2014

Magisterio: sobre la evangelización (XIX)

El complejo mundo en que vivimos, sin lugar a dudas, nos plantea nuevos retos y, por tanto, la búsqueda de respuestas evangelizadoras.

Las raíces de la situación de descristianización o de secularización son raíces ya muy hondas, que vienen de lejos. Conozcámoslas. A veces los análisis de esta secularización son simplistas y las respuestas más simplistas aún con una pizca de ingenuidad. Se oye (o se lee) en ocasiones que el problema fue que el latín se abandonó en las iglesias y la gente huyó en masa de una liturgia que no era en latín y no la acercaba al Misterio; otras veces, igual de simplismo, se atribuye a que la doctrina debemos modernizarla, ponerla al día, porque ahora mismo resulta chocante para los oídos contemporáneos; respuesta ingenua es soñar con que cambiando el libro de catequesis, organizando algún teatro infantil y una convivencia, se evangeliza eficazmente y para siempre a los niños y a sus padres. Los ejemplos se podrían multiplicar.

Pero hemos de ir más lejos, porque las causas son muy hondas.

Europa fue un logro del cristianismo que fecundó este continente elevándola a altas cotas. El Evangelio, oriental y con lenguaje semita, halló con la primera generación cristiana su gran expansión en lo que hoy es Europa.

jueves, 14 de agosto de 2014

Pensamientos de San Agustín (XXVII)

Siguen siendo válidas las palabras y las enseñanzas de san Agustín para nosotros, y su formulación permiten que se comprendan con claridad y que, incluso, podamos memorizar mejor algunas frases para meditarlas.


Las tribulaciones son constantes, y en nuestra existencia terrena son el medio para crecer, luchar, vencer, pero junto a las tribulaciones siempre está esa misericordia infinita de Dios que nos acoge, nos rodea y nos perdona.
A quien primeramente le rodea la tribulación, después le circunda la misericordia, porque dará la misericordia quien dio la ley: la ley en los castigos, la misericordia en la consolación (San Agustín, Enar. in Ps. 31,2,23).
El pasaje de Jesús durmiendo en la barca mientras la tempestad amenaza y los discípulos están atemorizados, es muy comentado en la Tradición. Es un ejercicio de fe y de oración para el discípulo y también una muestra de cómo el Señor está a nuestro lado y sólo hay que llamarlo.
Cristiano, en tu nave duerme Cristo; despiértalo; dará orden a las tempestades para que todo recobre la calma. En aquel tiempo, los discípulos, fluctuantes en la barca mientras Cristo dormía, fueron símbolo del fluctuar de los cristianos cuando su fe cristiana está adormecida (San Agustín, Serm. 361,7).
A veces, con una "ética minimalista", declaramos que no tenemos pecado porque no hemos hecho determinadas cosas; pero olvidamos el "más", que es fruto del amor, el bien mayor que en cada momento podríamos haber hecho. No basta con no hacer el mal, el amor pide que seamos realmente "buenos".

miércoles, 13 de agosto de 2014

En torno a los derechos, la libertad y la verdad

En la cultura en que vivimos, cuyas raíces están en la modernidad, se han ido produciendo cambios fundamentales que han creado una mentalidad ampliamente extendido y bien enraizada. En ella, los conceptos han sido transformados y han pasado a significar otra cosa bien diferente; asimilados así estos conceptos, las consecuencias no se han hecho esperar.


La cultura vigente es laicista (y bastante beligerante), donde Dios está excluido y sólo existe el hombre. Éste es el poseedor absoluto de todo y la fuente misma de todo, aunque entre en conflicto con otros hombres, en las relaciones sociales. La Verdad ha sido suplantada por el vacío y cada cual puede presentar su opinión, su idea, como válida junto a tantas otras. Ha triunfado el subjetivismo. Todo es relativo, nada hay absoluto.

lunes, 11 de agosto de 2014

Compartir la cruz

La cruz de Cristo reposa sobre sus hombros, como Cabeza de la Iglesia, pero reposa también sobre cada uno de los miembros de Cristo.


La llamada al seguimiento que nos hace Cristo incluye seguirle pero cargando con la cruz cada día. Será la cruz la clave del verdadero seguimiento, el signo de la pertenencia a Cristo y de la unión real con Él por el bien de las almas, de la salvación del mundo.

Con Cristo se comparte todo, incluida la cruz. Llamados a cargar con nuestra cruz diaria, vamos viviendo de manera que en nuestra propia carne se completan los dolores de la pasión de Cristo y su cruz, en favor de su Cuerpo que es la Iglesia (cf. Col 1,24). La misma forma de vivir Cristo su Cruz redentora es un ejemplo para que sigamos sus huellas, como dirá san Pedro en el himno de su primera carta.

viernes, 8 de agosto de 2014

La reserva de Santo Domingo

Los santos no tienen porqué ser huracanes desatados o terremotos vivos que hagan temblar todo, caracteres fuertes e impulsivos; también pueden ser caracteres discretos, suaves y tenaces, firmes y amables, silenciosos y trabajadores. Santo Domingo era de éstos.


Su`personalidad era muy serena, con gran capacidad de observación, afable con sus hermanos, alegre en el trato, pero ni mucho menos locuaz o charlatán, sino el hombre que con sonrisa dulce sabe hablar y sabe escuchar, sin desperdiciar el tiempo en conversaciones inútiles.

Su personalidad está forjada por un espíritu que es contemplativo y que se desarrolla en su amor por el oficio divino y la liturgia, las horas de oración contemplativa por la noche o mientras camina, así como por su amor por el estudio, la teología, la meditación asidua de la doctrina de la fe.

miércoles, 6 de agosto de 2014

De Lubac hablando de Pablo VI

Poco antes de fallecer el papa Pablo VI, al que tanto bien hay que agradecer, De Lubac publicó un artículo en la edición francesa del Osservatore romano (20-junio-1978, pp. 1-2), señalando algunos rasgos de un Pontificado sufriente, mártir, en una época tanto social y cultural como eclesial agitada.


Vale la pena conocer a Pablo VI, injustamente tratado y hoy silenciado, y conocer la situación que vivió la Iglesia, de la mano de este teólogo.

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Una gran esperanza acababa de invadirme


Junio de 1963: apenas saliendo de la niebla espesa donde me retenían las secuelas de una doble intervención quirúrgica, he aquí que una mañana, como en sueños, veo una sombra indistinta inclinarse sobre mi cama del hospital, y escucho estas dos palabras: "Montini... Pablo VI...". En ese instante, la larga pesadilla se disipó. Era la vuelta a la luz, era la vida que volvía en mí.

martes, 5 de agosto de 2014

Orar de rodillas

Precioso, grande y liberador signo: orar de rodillas.

Es la postura humilde de quien toca el suelo y reconoce que él no es nada, pero que Dios lo es todo.


Orar de rodillas es el reconocimiento del Misterio de Dios y de su Presencia.

Es la postura habitual -mortificada, desde luego- para pasar largos ratos de oración ante el Sagrario y ante el Santísimo expuesto en la adoración eucarística.

Es la postura obligatoria para los fieles durante la consagración en el rito romano.

Se reconoce y se adora.

sábado, 2 de agosto de 2014

Testigos de la redención: los enfermos

Tenemos experiencia de cómo algunos enfermos son realmente evangelizadores. Lo hemos visto y nos hemos quedado impactados por la vida y el testimonio que están ofreciendo en la enfermedad, extendiendo, como un bálsamo, luz, paz y serenidad a quienes le rodean, hablando con un amor infinito del Señor, para sorpresa de quienes le visitan y que, tal vez, esperarían palabras más amargas, de queja o reproche al Señor.


El enfermo evangeliza. El enfermo (santo) evangeliza dando testimonio de la fuerza del Señor en su debilidad, hablando palabras de fe, aceptando con paz el sufrimiento, orando y ofreciéndose. 

"En un tiempo en el que se oculta la cruz, vosotros, aceptándola sois testimonios de que Jesucristo quiso abrazarla para nuestra salvación" (Juan Pablo II, Disc. a los jóvenes enfermos y minusválidos, Santiago de Compostela, 19-agosto-1989).

Normalmente esto no se improvisa. Previamente, durante años, habrá vivido de fe, esperanza y caridad; habrá estado unido realmente al Señor mediante la liturgia, los sacramentos y la oración que habrán configurado su alma. Cuando llega la enfermedad, aflora todo lo vivido antes, lo acumulado, lo preparado en horas de oración. Entonces evangelizará el enfermo.