domingo, 28 de febrero de 2010

Congreso Eucarístico Nacional en Toledo (Mayo, 2010)


Interrumpiendo la dinámica cotidiana de artículos-catequesis sobre la Cuaresma, presentemos algo del Congreso.

Ya tenemos su correspondiente información en la web del arzobispado de Toledo, con el programa, catequesis, etc. Desde este blog de catequesis iremos poco a poco, sobre todo en la cincuentena pascual, dando difusión a los textos preparatorios del Congreso.

El lema del Congreso: "Me acercaré al altar de Dios, la alegría de mi juventud". ¡Sí, Dios es nuestra alegría en el altar! ¡El altar de la Eucaristía es anticipo del cielo y fuente de alegría!

Sin ser exhaustivos, el programa resumido será el siguiente:

JUEVES 27 DE MAYO:

16:00-20:30 h. Recepción de Congresistas y entrega de acreditaciones

21:00 h. Lucernario y procesión hasta la S. I. Catedral Primada. Canto de Vísperas y renovación de las promesas sacerdotales. Lugar de encuentro: Seminario Mayor de Toledo

VIERNES 28 DE MAYO: (Dedicado a la exaltación de la Santa Cruz)

10:00 h. Rezo de Laudes. Auditorio del Hotel Beatriz.

10:30 h.y a lo largo de la jornada: Ponencias y mesas redondas.

19:30 h. Eucaristía en Rito Hispano Mozárabe en la S.I. Catedral Primada. Preside: Excmo. y Rvdmo. Dr. D. Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo de Toledo, Primado de España

22:00 h. Recepción de la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud y del Icono de la Virgen María. Procesión hasta la S. I. Catedral Primada. Proclamación de los cuatro Evangelios. Vigilia de oración con jóvenes. Lugar de encuentro: Monasterio de San Juan de los Reyes.


SÁBADO 29 DE MAYO (Dedicado a La Palabra y a la Renovación Bautismal):

09:00 h. Santa Misa con el Rezo de Laudes en: S. I. Catedral Primada, parroquia de El Buen Pastor, parroquia de Santa Teresa y Hotel Beatriz.

10:30 h. Ponencias, testimonios de vida eucarística y visita guiada a la Catedral primada.

22:00 h. Renovación Bautismal y Alabanza a la Palabra de Dios. Bendición del agua y la sal. Adoración eucarística y procesión con el Santísimo Sacramento hasta la S. I. Catedral. Vigilia de Adoración y turnos de Vela. Lugar de encuentro: Sinagoga de Santa María La Blanca.

DOMINGO 30 DE MAYO

08:30 h. Rezo de Laudes, Bendición, Reserva y salutación a la Santísima Virgen.

10:30 h. Eucaristía de clausura del Congreso Eucarístico.


Como se ve, un programa interesante, con clarísima presencia del rito hispano-mozárabe, que pertenece a nuestra Tradición más genuina y que podremos valorar, conocer, celebrar allí.

Empecemos a crear ambiente con el Congreso, veamos cómo asistir, procuremos la participación mayor y viva de los fieles en las parroquias, grupos de matrimonios, etc.

sábado, 27 de febrero de 2010

Viacrucis: Jesús se encuentra con su Madre (IV)

4ª Estación: Jesús se encuentra con su Madre

Fue corriendo. La habían alertado de lo que le pasaba a su Hijo, ¿y cómo iba Ella a faltar?, ¿cómo iba a dejar solo al Santo, al Inocente, al fruto bendito de sus entrañas? ¿Podía faltar, acaso acobardarse? Al fin y al cabo, la pasión del Hijo era la pasión de la Madre; Ella, la Virgen María, debía vivir su propia pasión, aquella que le fue anunciada por el anciano Simeón: “a ti una espada te traspasará el alma”, y ¡cuántos dolores sufrió la Virgen bendita!, ¡qué modo tan admirable el de la Virgen María de compartir la pasión de su Hijo, asociarse a su Redención, obedecer al designio salvador del Padre!


La Madre acudió presurosa, nada la retenía. Vio el juicio y la sentencia, oyó al populacho acusar injustamente y p
edir la ejecución del Inocente; se horrorizó viendo a su Hijo desfigurado por la corona de espinas, los latigazos y la sangre; su corazón se desgarraba viendo a su Hijo en la vía dolorosa como un espectáculo en el que todos vociferaban. Pero Ella, ¡qué mujer, la Mujer por excelencia!, quería estar con Cristo, ofrecer el consuelo de su Compañía, una mirada de amor, una presencia que fuera aliento. Y María se encuentra con Jesús, se entrecruzan las miradas; es entonces cuando Jesús recibe la única mirada de consuelo, de comprensión, de afecto sincero.

¡Bien sabe de dolores la Virgen María! ¡Bien sabe de sufrimientos, de desgarro, de pasión y de cruz! Bien sabe ella -¿quién mejor que Ella?- lo que es sufrir y consolar a su vez al que está sufriendo olvidándose de sí misma y de su propia aflicción. Es Madre, Madre Dolorosa, por encima de todo, Madre... Dios quiera que a tan buena y excelente Madre sepamos corresponder con el afecto de hijos sinceros, con piedad, con devoción. Sin embargo el trato y el diálogo con la Virgen no puede limitarse a los momentos extremos de dolor o de cruz. ¿Quién no necesita a su Madre? Y más cuando esta Madre es toda Santa, bendita entre todas las mujeres, Inmaculada, ¿quién no necesita a su Madre? ¿Quién no necesita a tal Madre?


La Iglesia se ha distinguido por la tierna y suave devoción a la Virgen María, y la espiritualidad católica integra entre sus elementos necesarios la oración a la Virgen María y privilegia dos formas para realizarlas cada día: el Ángelus y el Rosario, y si nos llamamos católicos, y si decimos que queremos mucho a la Virgen, y si afirmamos que le tenemos devoción, rezaremos con afecto tanto el Rosario como el Ángelus, todos los días, hombres y mujeres, mayores y jóvenes.

El Ángelus, entretejido de citas bíblicas y las tres Avemarías, es un saludo y evocación divina del misterio de la Encarnación, su forma y estructura “hace que a distancia de siglos conserve inalterado su valor e intacto frescor” (Pablo VI).


El Rosario es el recurso de los católicos fieles para rezar a la Virgen y con la Virgen; es tal su valor que sería muy pobre limitarse a rezarlo sólo en algunos actos o simplemente en los cultos, es oración diaria pues es “compendio de todo el Evangelio”, “oración contemplativa, de alabanza y súplica al mismo tiempo”, “oración evangélica”.


Pues la Virgen nos consuela en nuestro dolor y aflicción, aliviemos el corazón de tan buena Madre rezando cada jornada el Ángelus y el rosario; pues Ella es Madre amantísima, tratemos en oración con Ella como hijos devotos.

viernes, 26 de febrero de 2010

Algunas sugerencias para la liturgia de Cuaresma

Tanto para los sacerdotes que leen el blog (algunos hay, ¡incréíble!, y hasta algún diácono) como para los fieles laicos, vendrá bien recorrer algunos textos litúrgicos para ser usados casi diariamente en la Cuaresma. La repetición de unos mismos textos o fórmulas da un marcado carácter de unidad a un ciclo litúrgico diferenciándolo netamente de otros tiempos.

Hay una serie de fórmulas en las que domina una idea que debe resonar ampliamente en la liturgia y en la espiritualidad de la Iglesia: la conversión; es tiempo de volver a Dios, de redirigir el corazón a Dios, ajustando la vida al Corazón de Cristo que vence al pecado. El saludo inicial de la Misa, propuesto por el Misal para el tiempo de Cuaresma, parece una exhortación profética en medio del desierto:

"El Señor, que nos llama a la conversión,
esté con vosotros".

La invitación al acto penitencial de la Misa , entre las que ofrece el Misal, podría ser la que más marcado carácter penitente posee, uniendo la conversión y la reconciliación tanto con Dios como con los hermanos:

"Al comenzar esta celebración eucarística,
pidamos a Dios que nos conceda
la conversión de nuestros corazones;
así obtendremos la reconciliación
y se acrecentará nuestra comunión
con Dios y con nuestros hermanos".

Siguiendo esta pauta, es conveniente que todos los días de Cuaresma, incluidos los domingos, la fórmula del acto penitencial sea el "Yo confieso..." y las aclamaciones cantadas "Señor, ten piedad" o el tono más sencillo de canto para el "Kyrie, éléison".

Añadamos como una constante litúrgica para toda la Cuaresma responder los fieles en la Oración universal a cada petición: "Señor, ten piedad" o "Kyrie, éléison".

La preparación de los dones en absoluto silencio, como prevé el Misal, recitando el sacerdote en silencio las fórmulas sobre la patena y el cáliz. ¡Necesitamos tanto del silencio en la Misa!

Tras la consagración, la aclamación de los fieles (¡nunca del sacerdote ni de los concelebrantes, sino de los fieles!), si se pudiera:

V/ Cristo se entregó en nosotros.
R/ Por tu cruz y resurrección
nos has salvado, Señor.

La invitación al Padrenuestro, breve, concisa, una sola frase en el rito romano (nunca un discurso catequético) encuentra una fórmula apropiada para la Cuaresma en aquella que recuerda la dimensión de reconciliación del sacramento eucarístico:

"Antes de participar en el banquete de la Eucaristía,
signo de reconciliación
y vínculo de unión fraterna,
oremos juntos como el Señor nos ha enseñado".

Y la fórmula diaconal para invitar a los fieles al sobrio intercambio del saludo de paz da un valor cuaresmal y reconciliador a este signo tan denostado (y puesto en este lugar por san Gregorio Magno):

"En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz,
daos la paz como signo de reconciliación".

¡Qué difícil es entonces darse la paz con autenticidad! ¡Signo de reconciliación, de perdón, de rehacer aquello que por el pecado hemos roto con los demás!

En Cuaresma es preceptivo recitar después de la postcomunión la oración sobre el pueblo antes de la bendición en lugar de la bendición solemne trimembre, y aconsejable hacerlo en las misas diarias de Cuaresma, siguiendo la costumbre antigua recogida y mantenida por el Misal del Beato Juan XXIII en su última edición.
Un ejemplo de esta oración super populum nos ilustra del sentido cuaresmal que posee el impetrar la bendición de Dios (los fieles se inclinan profundamente, el sacerdote extiende las manos sobre el pueblo y reza):

"Dirige tu mirada, Señor,
sobre esta familia tuya
por la que nuestro Señor Jesucristo
no dudó en entregarse a los verdugos
y padecer el tormento de la cruz".

Éstos son los textos apropiados y las fórmulas aconsejadas para todos los días de Cuaresma. Rezarlas e interiorizarlas nos ayudarán espiritualmente en el camino de conversión... porque la liturgia es vida y Espíritu, profunda espiritualidad en sus textos, oraciones y ritos, sin esteticismo.

PIedad popular en Cuaresma

La Cuaresma siempre ha sido muy rica en elementos variados de la piedad popular nacidos como sustitutos a una liturgia que apenas decía nada, ni se entendía nada, para nutrir la espiritualidad:

"En el ámbito de la piedad popular no se percibe fácilmente el sentido mistérico de la Cuaresma y no se han asimilado algunos de los grandes valores y temas, como la relación entre el "sacramento de los cuarenta días" y los sacramentos de la iniciación cristiana, o el misterio del "éxodo", presente a lo largo de todo el itinerario cuaresmal. Según una constante de la piedad popular, que tiende a centrarse en los misterios de la humanidad de Cristo, en la Cuaresma los fieles concentran su atención en la Pasión y Muerte del Señor" (Directorio Piedad popular..., n. 124). Hoy, en lugar de sustitutos, estos elementos de la pi
edad popular pueden muy bien encontrar su inspiración en la liturgia y, a la vez, conducir a la liturgia como participación en el Misterio.

El Directorio
Piedad popular y liturgia ofrece el camino adecuado para celebrarlos, para vivirlos y para recomendarlos:

a) Veneración de la Cruz

En las manifestaciones de devoción a Cristo crucificado, los elementos acostumbrados de la piedad popular como cantos y oraciones, gestos como la ostensión y el beso de la cruz, la procesión y la bendición con la cruz, se combinan de diversas maneras, dando lugar a ejercicios de piedad que a veces resultan preciosos por su contenido y por su forma.

No obstante, la piedad respecto a la Cruz, con frecuencia, tiene necesidad de ser iluminada. Se debe mostrar a los fieles la referencia esencial de la Cruz al acontecimiento de la Resurrección: la Cruz y el sepulcro vacío, la Muerte y la Resurrección de Cristo, son inseparables en la narración evangélica y en el designio salvífico de Dios. En la fe cristiana, la Cruz es expresión del triunfo sobre el poder de las tinieblas, y por esto se la presenta adornada con gemas y convertida en signo de bendición, tanto cuando se traza sobre uno mismo, como cuando se traza sobre otras personas y objetos.

129. El texto evangélico, particularmente detallado en la narración de los diversos episodios de la Pasión, y la tendencia a especificar y a diferenciar, propia de la piedad popular, ha hecho que los fieles dirijan su atención, también, a aspectos particulares de la Pasión de Cristo y hayan hecho de ellos objeto de diferentes devociones: el "Ecce homo", el Cristo vilipendiado, "con la corona de espinas y el manto de púrpura" (Jn 19,5), que Pilato muestra al pueblo; las llagas del Señor, sobre todo la herida del costado y la sangre vivificadora que brota de allí (cfr. Jn 19,34); los instrumentos de la Pasión, como la columna de la flagelación, la escalera del pretorio, la corona de espinas, los clavos, la lanza de la transfixión; la sábana santa o lienza de la deposición.

Estas expresiones de piedad, promovidas en ocasiones por personas de santidad eminente, son legítimas. Sin embargo, para evitar una división excesiva en la contemplación del misterio de la Cruz, será conveniente subrayar la consideración de conjunto de todo el acontecimiento de la Pasión, conforme a la tradición bíblica y patrística" (Directorio..., nn. 128-129).

b) Lectura de la Pasión


La Iglesia exhorta a los fieles a la lectura frecuente, de manera individual o comunitaria, de la Palabra de Dios. Ahora bien, no hay duda de que entre las páginas de la Biblia, la narración de la Pasión del Señor tiene un valor pastoral especial, por lo que, por ejemplo, el
Ordo unctionis infirmorum eorumque pastoralis curae sugiere la lectura, en el momento de la agonía del cristiano, de la narración de la Pasión del Señor o de alguna paso de la misma.

Durante el tiempo de Cuaresma, el amor a Cristo crucificado deberá llevar a la comunidad cristiana a preferir el miércoles y el viernes, sobre todo, para la lectura de la Pasión del Señor...

Fuera de la celebración litúrgica, la lectura de la Pasión se puede "dramatizar" si es oportuno, confiando a lectores distintos los textos correspondientes a los diversos personajes; asimismo, se pueden intercalar cantos o momentos de silencio meditativo" (Directorio..., n. 130).

c) Viacrucis


"Para realizar con fruto el
Vía Crucis pueden ser útiles las siguientes indicaciones:

- la forma tradicional, con sus catorce estaciones, se debe considerar como la forma típica de este ejercicio de piedad; sin embargo, en algunas ocasiones, no se debe excluir la sustitución de una u otra "estación" por otras que reflejen episodios evangélicos del camino doloroso de Cristo, y que no se consideran en la forma tradicional;

- en todo caso, existen formas alternativas del Vía Crucis aprobadas por la Sede Apostólica o usadas públicamente por el Romano Pontífice: estas se deben considerar formas auténticas del mismo, que se pueden emplear según sea oportuno;

- el Vía Crucis es un ejercicio de piedad que se refiere a la Pasión de Cristo; sin embargo es oportuno que concluya de manera que los fieles se abran a la expectativa, llena de fe y de esperanza, de la Resurrección; tomando como modelo la estación de la Anastasis al final del Vía Crucis de Jerusalén, se puede concluir el ejercicio de piedad con la memoria de la Resurrección del Señor.

135. Los textos para el Vía Crucis son innumerables. Han sido compuestos por pastores movidos por una sincera estima a este ejercicio de piedad y convencidos de su eficacia espiritual; otras veces tienen por autores a fieles laicos, eminentes por la santidad de vida, doctrina o talento literario.

...Serán preferibles los textos en los que resuenen, correctamente aplicadas, las palabras de la Biblia, y que estén escritos con un estilo digno y sencillo.

Un desarrollo inteligente del Vía Crucis, en el que se alternan de manera equilibrada: palabra, silencio, canto, movimiento procesional y parada meditativa, contribuye a que se obtengan los frutos espirituales de este ejercicio de piedad" (Directorio..., nn. 134-135).

En breve síntesis, estos son algunos de los principales ejercicios de piedad cuaresmales. Realizarlos bien, con honda espiritualidad, conducirán a vivir mejor la Cuaresma y a no perder de vista el horizonte que es la Pascua (ésta, tantas veces difuminada en el horizonte, quedando los ejercicios devocionales de la Cuaresma únicamente en la muerte y en el sepulcro).

jueves, 25 de febrero de 2010

Viacrucis: Jesús cae por primera vez (III)

3ª Estación: Jesús cae por primera vez

Jesús cae al suelo por el peso de la cruz, no una vez, ni dos, sino hasta tres veces, según la tradición. Está bebiendo y apurando el cáliz de la pasión, ¡y cuán amargo es este cáliz!, pero Él va a apurar este cáliz porque ante el Padre se ha comprometido: “no se haga mi voluntad, sino la tuya”.


Jesús cae, ahora por vez primera. Es la mañana del Viernes Santo. Está agotado, exhausto, debilitado en sus fuerzas físicas tanto como en sus fuerzas psíquicas. Terrible ha sido la noche del Jueves Santo. Celebró la Cena pascual con sus discípulos e instituyó la Eucaristía, pero luego, la noche, ha tomado un ritmo vertiginoso de dolor, burlas, humillación y traiciones, que han ido mermando la resistencia humana de Cristo. Judas abandonó el grupo apostólico para entregar a Jesús; ha orado largo tiempo, incluso sudó sangre en el Monte de los Olivos ante la perspectiva de lo que se le avecinaba; fue prendido como un malhechor, conducido a casa de Anás y también de Caifás, negado por Pedro como Jesús mismo le había avisado, juzgado por Pilato, maltratado por los soldados, apaleado, escupido, coronado de espinas y azotado. Sin comer, ni beber, ni reposar. La maldad del pecado de los hombres ha caído sobre la carne bendita e inocente del Cordero de Dios. Sale camino del Calvario entre los gritos y la curiosidad morbosa de la muchedumbre –otra vez la muchedumbre- y cae por el peso de la cruz; cae por el peso de la iniquidad de los hombres; cae por el peso y gravedad de los pecados de los hombres, de su soberbia, de su orgullo, de su deseo de dinero, de infidelidades, de adulterio, de egoísmo, de desinterés, tibieza y mediocridad, de falta de amor, respuesta y entrega de los hombres a su Corazón.

Una deficiente cristología nos hace creer que Jesucristo era simplemente un Dios disfrazado de hombre, pero que no era realmente hombre; que como era Dios jugaba con ventaja en la Pasión, que Él puede sufrir la pasión y la cruz, porque “como era Dios...” y sin embargo nosotros no podemos con la cruz porque sólo somos hombres. Con eso justificamos la postura cómoda y mediocre cuando escapamos de la cruz y rechazamos todo lo que sea cruz en nuestra vida. Cristo era hombre como nosotros, igual a nosotros excepto en el pecado; sufrió como cualquier hombre; y el dolor, el sufrimiento, el desgarro, los padeció como cualquier otro hombre. ¡Y nosotros huimos de la cruz! Ante la más mínima dificultad o circunstancia contraria, huimos de la cruz: buscamos sucedáneos para evadirnos, para no tener que afrontar la cruz; centramos la vida entonces en objetos y en personas que llenen el corazón y nos distraigan de la realidad de la que queremos escapar. Huyendo apresuradamente de la cruz nos entregamos al trabajo en exceso con tal de olvidar o incluso a tareas apostólicas, o de caridad o catequesis o apostolado que no los hacemos por Dios y bien de la Iglesia, sino para acallar la frustración; se vuelca el corazón y los afectos en alguien a quien idealizamos y del que dependemos para saciar la sed afectiva; se huye entregándose a falsos ídolos tales como el prestigio social, el dinero, etc. Pero no hay cristiano sin cruz como no hay Cristo sin cruz. Y también de nuestra cruz personal, que tanto pesa, se puede decir la aclamación ritual del Viernes Santo: “Mirad el árbol de la cruz en el que estuvo clavada la salvación del mundo. Venid a adorarlo”.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Ayuno cuaresmal (la tradición hispana)


"Según las santas Escrituras, las témporas de ayuno son cuatro y en ellas, mediante la abstinencia y los gemidos penitenciales, se implora al Señor; y, si bien es conveniente orar y practicar la abstinencia todos los días, es muy oportuno entregarse más intensamente a los ayunos y penitencias en estas mencionadas témporas.

El primer ayuno es el cuaresmal que, según los libros antiguos, comenzó con Moisés y Elías y lo mismo consta del Evangelio, ya que otros tantos días ayunó el Señor, dando a entender que no hay discordancia entre el Evangelio, la Ley y los Profetas.


En la persona de Moisés se recibió la Ley, en la de Elías, los profetas; flanqueado por ambos se apareció glorioso Cristo en el monte, para que con mayor evidencia se constatase lo que afirma el Apóstol:
Teniendo en su favor a la Ley los Profetas (Rm 3,21). ¿En qué otro tiempo del año se pudo fijar más oportunamente la observancia cuaresmal, que cercana y tocando a la Pasión del Señor? Porque en ella se manifiesta la vida mortificada, que tiene por fruto la templanza, para que nos abstengamos de los halagos del mundo, alimentándonos sólo del maná, es decir, de los preceptos celestiales y espirituales.

Esta vida se encuentra prefigurada en el número cuadragenario, porque el denario es la perfección de nuestra bienaventuranza, pues la creación se representa por el número septenario, que se une al Creador, y en ello se confiesa la unidad de la Trinidad, anunciada por el mundo universo en el tiempo presente. También porque el mundo es batido por cuatro vientos y está formado por cuatro elementos, y lo cambian las cuatro estaciones del año. Cuatro decenas dan el número cuarenta y con tal número se da a entender que, en todo tiempo ha de abstenerse de deleites y se ha de ayunar y vivir casta y honestamente.

Aún se puede añadir otro misterio por el que se debe observar el ayuno de cuarenta días. La Ley mosaica, en general, prescribía a todo el pueblo ofrecer al Señor Dios los diezmos y primicias. Y así, mientras que en este precepto se nos pide ofrecer a gloria de Dios los principios de nuestras voluntades y los fines de nuestras obras, en el cómputo de la Cuaresma la suma de los décimos legales se contiene. Las décadas de los días del año se reducen a treinta y seis; descontando en la cuaresma los domingos, días en que no se ayuna, podemos tomar los días cuaresmales por las décimas de todo el año, y así acudimos a la iglesia todos esos días como para cumplir con las décimas anuales, y ofrecemos a Dios la ofrenda de nuestras obras como sacrificio jubiloso.


Esta ley de la Cuaresma, como dice nuestro Casiano, no obliga a los perfectos, que no se satisfacen con la insignificancia de esta prescripción. En cambio, para aquellos que se entregan todo el año a placeres y negocios seculares, establecieron los regentes de las iglesias que, de algún modo obligados por este imperativo legal, se sintiesen constreñidos a dedicar al Señor, por lo menos, estos días, y los consagrasen a Dios como décimas de todo el tiempo de su vida que casi íntegramente a manera de cosecha habían devorado".


San Isidoro,
De Ecclesiasticis Officiis, I, 37.

martes, 23 de febrero de 2010

Viacrucis: Jesús carga con la cruz (II)

2ª Estación. Jesús carga con la cruz.

La majestad y el señorío de Jesús aquí quedan demostrados. Había venido, se había encarnado, para esta hora, la hora de la salvación de los hombres, buscaba sólo que “tuvieran vida y vida abundante” (Jn 10,10) y Él había venido “para dar su vida en rescate por muchos” (Mc 10,45). Ya ha llegado su hora, comienza a caminar, empieza su Via Crucis, su camino de cruz. Esa cruz, el travesaño horizontal, pesadísimo, lo colo-can los soldados sobre sus hombros. La muchedumbre -¿quién se fiará de
las muchedumbres?- mira el espectáculo curiosa, divertida, entretenida. Nadie, nadie va a ayudarle, nadie mueve un dedo. A nadie parece importarle el sufrimiento del Redentor, ni descubren su valor, ni piensan en su sentido. Son espectadores de la vida, al margen de todo, inactivos de brazos cruzados, corazones duros e insensibles que incluso –alguno habrá- pensará que “algo habrá hecho”, “se lo tenía merecido”. Son ese tipo humano grandilocuente que hablan de todo, que embelesan cuando se les escucha, con discursos muy comprometidos, que pronuncian muchas palabras, que hasta quieren parecer católicos muy bien formados, entregados y apostólicos... pero que jamás harán nada; seguirán en la fila de los que miran, nada más que miran, únicamente miran... mientras el Señor sigue cargado con la cruz; mientras la Iglesia en su misión ante el mundo sigue cargada con la cruz; mientras cada creyente sigue cargado con la cruz.

Jesús cumple y realiza lo que predica: “el que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame” (Lc 9,23). Carga con su cruz: ahora sigamos sus huellas y carguemos cada cual con su cruz todos los días, cada día. Mas ¿cómo habremos de hacerlo? ¿De qué forma hay que cargar con la cruz? ¿Acaso es posible? ¿Cómo acogerla y llevarla? Y no menos terrible y fascinante a un tiempo la pregunta por el sentido de la cruz: ¿Por qué? ¿Para qué sirve? ¿Posee alguna utilidad?


Ante nosotros se abre el capítulo sugestivo de la espiritualidad de la Cruz y comenzamos a leerlo mirando a Cristo en su Viacrucis: desde el instante en que la cruz de Jesús es instrumento de redención, la cruz diaria de cada cristiano es su pequeña contribución a la redención del mundo; unidos a la cruz del Salvador, cada pequeña cruz llevada sobre nuestros hombros tiene valor salvador y santificador, expía, repara, salva, redime. Se actualiza aquello que escribía san Pablo: “completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo a favor de su Cuerpo que es la Iglesia” (Col 1,24), y que cada uno de nosotros, igualmente, podría repetir hoy.


Pues sabiendo esto, en absoluto resultará difícil deducir cómo llevar la cruz: como el mismo Cristo, con dignidad, abrazándola, asumiéndola, es decir, aceptándola sin cuestionar el concreto plan de Dios sobre ti ni renegar de ella ni exigirle cuentas a Dios ni considerar que es injusta porque nada malo hemos hecho –nada hizo Cristo que era el Justo, el Inocente, y sin embargo cargó con su cruz-. Así pues, cada mañana haremos con renovador amor y conciencia plena nuestro ofrecimiento de obras; al iniciarse la jornada y rezar un rato ante Dios, le ofreceremos el día, el trabajo, las obras, las dificul-tades y los logros, lo adverso y lo favorable: todo para tu gloria, Señor, y en cuanto a mí, “Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo” (Gal 6,14).

lunes, 22 de febrero de 2010

La Cuaresma que diseña la Iglesia

No vaya a ser que tengamos una imagen algo desfigurada de la Cuaresma y nos olvidemos qué es, qué se realiza y para qué la Iglesia ofrece la institución cuaresmal, leamos, pues, y fijémonos en la enseñanza de la Iglesia.

Dos aspectos convergen, desde la antigüedad cristiana, a saber: la preparación bautismal y la renovación de los fieles por la penitencia para la Pascua (¡atención!, la vista siempre está fija en la Vigilia pascual y en su cincuentena porque, si no, estaremos desfigurando el año litúrgico y dejando sin contenido alguno el santo Triduo pascual):

""La celebración anual de la cuaresma es un tiempo favorable, durante el cual se asciende a la santa montaña de la Pascua". "El tiempo de cuaresma, con su doble carácter, prepara tanto a los catecúmenos como a los fieles en orden a la celebración del misterio pascual. Los catecúmenos se encaminan hacia los sacramentos de la iniciación cristiana, tanto por la "elección" y los "escrutinios", como por la catequesis; los fieles, por su parte, dedicándose con más asiduidad a escuchar la Palabra de Dios y a la oración, y mediante la penitencia, se preparan a renovar sus promesas bautismales" (Cong. Culto divino, Carta sobre la preparación y celebración de las fiestas pascuales, n. 6)

El tiempo cuaresmal tiene un ritmo propio y está marcado por celebraciones propias; posee una dinámica interna de predicación, de escucha de la Palabra de Dios, de celebración del sacramento de la Penitencia, oración y ayuno, piedad popular, etc.


"11. Los domingos de Cuaresma tienen precedencia sobre todas las fiestas del Señor y sobre todas las solemnidades. Las solemnidades que coincidan en estos domingos han de anticiparse al sábado. Las ferias de Cuaresma tienen preferencia sobre las memorias obligatorias.

12. Debe darse, sobre todo en las homilías del domingo, la catequesis del misterio pascual y de los sacramentos, explicando con mayor profundidad los textos del leccionario y, de modo especial, las perícopas evangélicas, que aclaran los diversos aspectos del Bautismo y de los demás sacramentos, así como la misericordia de Dios.

13. Los pastores expondrán la Palabra de Dios, más a menudo y con mayor empeño, ya en las homilías de los días de feria, ya en las celebraciones de la Palabra de Dios, ya en las celebraciones penitenciales, ya en las predicaciones especiales propias de este tiempo, ya en las visitas que hagan a las familias o grupos de familias para su bendición anual. Los fieles participen frecuentemente a las Misas feriales, y, si no les es posible, se les invitará al menos a leer, en familia o privadamente las lecturas del día.

14. "El tiempo de Cuaresma conserva su carácter penitencial". "Incúlquese a los fieles por medio de la catequesis la naturaleza propia de la penitencia, que junto con las consecuencias sociales del pecado, detesta el mismo pecado en cuanto es ofensa a Dios".

La virtud de la penitencia y su práctica son siempre elementos necesarios de la preparación pascual: la práctica externa de la penitencia, tanto de los individuos como de toda la comunidad ha de ser el resultado de la conversión del corazón. Esta práctica, si bien debe acomodarse a las circunstancias y exigencias de nuestro tiempo, sin embargo no puede prescindir del espíritu de la penitencia evangélica, y ha de orientarse también al bien de los hermanos.

No se olvide tampoco de la participación de la Iglesia en la acción penitencial, e insístase en la oración por los pecadores, introduciéndola frecuentemente en la oración universal.

15. Recomiéndase a los fieles una participación más intensa y más fructuosa en la liturgia cuaresmal y en las celebraciones penitenciales. Exhórteseles, sobre todo, para que, según la ley y las tradiciones de la Iglesia, se acerquen en este tiempo al sacramento de la Penitencia, y puedan así participar con el alma purificada en los misterios pascuales. Es muy conveniente que el sacramento de la Penitencia se celebre, durante el tiempo de Cuaresma, según el rito para reconciliar varios penitentes con la confesión y absolución individual, tal como viene indicado en el Ritual Romano.

Los pastores estarán más disponibles para el ejercicio del ministerio de la reconciliación, y darán facilidades para celebrar el sacramento de la Penitencia ampliando los horarios para las confesiones individuales.

16. Todas las diversas manifestaciones de la observancia cuaresmal han de contribuir a mostrar y fomentar la vida de la Iglesia local. Por esta razón se recomienda que se mantengan y renueven las asambleas de la Iglesia local según el modelo de las antiguas "Estaciones" romanas. Estas asambleas de fieles pueden ser convocadas, especialmente presididas por el Pastor de diócesis, o junto a los sepulcros de los santos, o en las principales iglesias de la ciudad, o en los santuarios, o en otros lugares tradicionales de peregrinación que sean más frecuentados en la diócesis.

17. "En tiempo de Cuaresma queda prohibido adornar con flores el altar, y se permiten los instrumentos musicales sólo para sostener el canto", como corresponde al carácter penitencial de este tiempo.

18. Asimismo desde el comienzo de la Cuaresma hasta la Vigilia pascual no se dice Aleluya en ninguna celebración, incluidas las solemnidades y las fiestas.

19. Los cantos de las celebraciones, y especialmente de la Misa, así como los de los ejercicios piadosos, han de ser conformes al espíritu de este tiempo y corresponder lo más posible a los textos litúrgicos.

Foméntense los ejercicios piadosos que responden mejor al carácter del tiempo de Cuaresma, como es el "Via Crucis", y sean imbuidos del espíritu de la liturgia, de suerte que conduzcan a los fieles a la celebración del misterio pascual de Cristo" (Id., nn. 11-19).

Junto al espíritu de la Cuaresma, atendamos bien a su ordenamiento litúrgico. Su austeridad litúrgica desembocará en júbilo, gozo, luz, flores, incienso y espiritual alegría en la santa Vigilia pascual.

domingo, 21 de febrero de 2010

Oración del ayuno en Cuaresma


¡Oh Nazareno, luz de Belén, Verbo del Padre, nacido de un vientre virginal!, asiste, Cristo, a las castas abstinencias, mira propicio, Rey, nuestro día de fiesta mientras a Ti inmolamos la víctima de los ayunos.

Nada más puro ciertamente que este místico sacrificio, por el que se purifica la fibra del corazón inquieto, por el que se doma la intemperancia de la carne para que la grasa lozanía del cuerpo, rezumando fétida embriaguez, no abata la perspicacia del alma sofocada.

Con el ayuno se subyuga el lujo y la gula vergonzosa, la pereza degenerante que viene del vino y del sueño, la sucia pasión, el chiste indecoroso; y las ponzoñas diversas de los sentidos enervados perciben sometidas la sobria disciplina del ayuno.

Porque si licenciosamente nadas en los placeres de la comida y de la bebida y no sujetas como conviene los miembros con el ayuno, sucede que, aflojada por el continuo placer, pierde calor la noble centellita del alma y el ánimo ronca adormecido en las entrañas perezosas.

Póngase, por tanto, freno a las pasiones del cuerpo y en el interior brille limpia la prudencia; de este modo, el espíritu, perspicaz por su despierta agudeza y libre por una inspiración más alta, suplicará mejor al Padre del universo.

Prudencio, Himno de los que ayunan, vv. 1-25.

sábado, 20 de febrero de 2010

El canto en la liturgia cuaresmal

El canto en la Cuaresma tiene sus modalidades propias, y no se puede nunca cantar cualquier cosa en la liturgia con tal de cantar. El Directorio Canto y música en la celebración ofrece una visión panorámica que cualquier coro litúrgico debe, simplemente, adoptar y realizar, sin falsas creatividades.

"Son tan ricos y característicos los textos de este tiempo preparatorio de la Pascua que difícilmente pueden sustituirse por otros. Lo importante es musicalizarlos debidamente o saber escoger los cantos más acertados.

Merecen especial atención como días clave los domingos, pero también los viernes de Cuaresma y el miércoles de ceniza con que se abre.


No se debe usar música instrumental durante las celebraciones litúrgicas –misa y oficio especialmente- si no es para sostener el canto. Se permiten el 4º domingo (“Laetare”), solemnidades y fiestas.


El canto de entrada ha de hacer captar desde el principio de la Misa que estamos en domingo cuaresmal.
El primer domingo de Cuaresma se podría empezar con las letanías de los Santos para entrar en el ejercicio cuaresmal y como signo del bautismo, pues la invocación de los santos nos evoca la que se hace en la renovación de las promesas en la Vigilia pascual.

En los domingos de Cuaresma no se sustituye el salmo responsorial por otros cantos penitenciales.

El aleluya no se canta ni se dice en Cuaresma, incluidas solemnidades y fiestas. Al ser sustituido por una breve aclamación, se hace ver que estamos en camino hacia la Pascua en que se volverá a entonar el Aleluya.


Para utilidad de los fieles, en lugar del símbolo niceno-constantinopolitano, la profesión de fe se puede hacer, especialmente en el tiempo de Cuaresma y en la Cincuentena pascual, con el símbolo llamado de los apóstoles. Es más breve proporcionalmente se centra más en el misterio pascual: pasión, muerte y resurrección.


La oración de los fieles se podría resaltar cantando la respuesta, que bien puede ser “Kyrie eleison”.


Cántese el prefacio propio de cada domingo, cuando los hay, como en el ciclo A.
La tercera aclamación, “Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor”, podría cantarse todos los domingos de Cuaresma como algo característico, después de la consagración.

La bendición solemne, propia de Cuaresma. También puede cantarse. [Con la 3ª edición del Misal, en su IGMR, se señala que es obligatorio cada domingo la Oración sobre el pueblo y luego la bendición en lugar de la posibilidad de usar la bendición solemne trimembre].


El canto final sería preferible omitirlo, especialmente en este tiempo, como un signo más de la austeridad cuaresmal. Si se canta, que sea especialmente breve y adecuado remitiendo siempre al itinerario pascual.


El “Attende Domine” es típico y modélico como canto cuaresmal. El olvidarlo sería una pérdida.


Los cantos que enfatizan la pasión y muerte de Cristo deben usarse con casi exclusividad en la última semana, la 5ª del tiempo de Cuaresma. El prefacio I de la Pasión del Señor, se dice en las ferias de esta semana".
(Directorio Canto y Música, n. 213).
Destacaría en síntesis algunos puntos:
  • Canto de las Letanías los santos al iniciar la Misa del domingo I de Cuaresma (los santos nos acompañan y rezan en nuestra peregrinación cuaresmal)
  • Importancia de cantar el "Señor, ten piedad" en el acto penitencial, sin introducir ningún canto pseudo-penitencial
  • El canto del salmo responsorial
  • Una breve aclamación antes del Evangelio
  • Cantar "Kyrie éleison" o "Señor ten piedad" como oración de los fieles
  • Silencio durante la preparación de las ofrendas
  • Silencio al final de la Misa cuando los ministros se retiran
  • Cantos que hablen del desierto, cuaresma, conversión hasta la IV semana de Cuaresma; sólo a partir de la V semana cantos que hablen de la pasión, de la cruz...

viernes, 19 de febrero de 2010

Viacrucis: Sentenciado a muerte (I)

1ª Estación: Jesús es sentenciado a muerte.

¡Qué cambiante somos! ¡Qué poco fieles! Más bien el hombre es acomodaticio, se mueve por intereses muy variados y, fingiendo afecto, estima o amistad, con palabras melosas, halagadoras, se junta con quien parece que es importante, a quien me acerco para que los demás me vean y poder presumir de mi amistad con uno u otro. Cree que eso le da prestigio. Espera siempre sacar algo a cambio... y falsifica la amistad, la profana. Son personas que no quieren a nadie, que no le tienen afecto a nadie, que sólo se quieren a ellos mismos y van siempre detrás, cuales aduladores, de los importantes y grandes del mundo o de la Iglesia.

Las muchedumbres seguían a Jesús, parecían encantadas con Él, lo adoraban, lo querían. Días antes, el que hoy llamamos Domingo de Ramos, lo habían aclamado como Rey cuando entraba en Jerusalén: “¡Viva! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”. Pero ahora que ha sido detenido y maltratado, ahora... ahora gritan y vociferan desaforados: “¡Crucifícalo!” Antes aplaudían a Jesús, estaban a su lado, ahora esas mismas multitudes aplauden a los ejecutores, se enfrentan a Jesús, lo quieren ver muerto. ¡En qué poco tiempo han cambiado! Ya no ganan nada estando con Jesús, ya no les interesa. “Crucifícalo”. Menos mal que Cristo nunca se dejó engañar ni seducir con esos aprovechados: “os digo que me buscáis... porque comisteis pan hasta saciaros” (Jn 6,25). Pobre de aquel mediocre que teniendo un cargo o una responsabilidad se cree importante e imprescindible y se cree los halagos de quienes le rodean y que le dicen que es el mejor, que sin él no podríamos hacer nada, que cuánto vale... y cuando no tiene ya relieve social ni ocupa un cargo se ve solo, sin nadie. Se acercaban para aprovecharse de Él. Jesús ya puso en guardia: “¡ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso hacían vuestros padres con los falsos profetas!” (Lc 6,26).


Jesús se ha quedado solo y los que antes le rodeaban fingiendo amistad ahora quieren quitarlo de en medio. ¡Amistad! ¡Tremenda palabra! Se ama al otro tal cual es y no por los beneficios que me pueda reportar; se ama al otro incondicionalmente, sin halagos, estando sobre todo al lado del amigo cuando otros le dan de lado, cuando pasa la prueba del dolor; la amistad fiel, sencilla y discreta, que comparte vivencias, que asume dolores, que se orienta por los mismos y altos ideales espirituales que dan sentido y esperanza a la vida.


Los que seguían a Jesús por interés egoísta gritan su muerte. Pero ahí, en la muchedumbre, con un gran sentimiento de derrota y de impotencia, fijaos bien, los verdaderos amigos de Jesús no dan crédito a sus ojos. Mirad: ahí está la Virgen María, ahí están las piadosas mujeres, ahí está el joven Juan evangelista. Ahí están, desconsolados, los que supieron qué era la verdadera amistad.

jueves, 18 de febrero de 2010

El tiempo de Cuaresma

¿Para qué existe el tiempo de Cuaresma? ¿Cuál es su fin?

El Calendario Romano establece:

"El tiempo de Cuaresma está ordenado a la preparación de la celebración de la Pascua; la liturgia cuaresmal prepara para la celebración del misterio pascual tanto de los catecúmenos, haciéndolos pasar por los diversos grados de la iniciación cristiana, como a los fieles que recuerdan el bautismo y hacen penitencia" (n. 27).

Por tanto, no lo olvidemos para vivir bien la institución cuaresmal:

-preparación para la celebración de la Pascua (la meta es PARTICIPAR de la SANTA VIGILIA PASCUAL y la cincuentena; ausentarse de la Vigilia pascual es poca finura con el Señor...)

-preparación más intensiva de los catecúmenos para ser bautizados

-y a todos los fieles prepararse a renovar el Bautismo en la Pascua y hacer penitencia, siempre conveniente.

"El tiempo de Cuaresma va desde el Miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor, exclusive.
En el Miércoles de Ceniza, al comienzo de Cuaresma, que en todas partes es tenido como día de ayuno, se imponen las cenizas.
Los domingos de este tiempo reciben el nombre de domingo I, II, III, IV y V de Cuaresma. El domingo sexto, en que comienza la Semana Santa, es llamado domingo de Ramos en la Pasión del Señor.
La Semana Santa tiene la finalidad de recordar la Pasión de Cristo desde su entrada mesiánica en Jerusalén. El Jueves Santo por la mañana, el Obispo, que concelebra la misa con sus presbíteros, bendice los santos óleos y consagra el crisma" (Calendario Romano, ns. 28-31).

Tengamos presente el sentido de la Cuaresma: está en función de la Pascua.

Vivamos intensamente la Cuaresma, sí, pero para celebrar la Vigilia pascual.

Con la doble dimensión de la Cuaresma (catecumenal/bautismal y penitencial) anhelemos llegar a la Vigilia pascual y a la cincuentena con deseos santos.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Miércoles de Ceniza: reflexión sobre la condición humana

"Éste un día especial, que no puede dejar de imprimirle su espíritu, es el día llamado de la Ceniza en el rito romano, con el que comienza el período de intensa preparación a la gran solemnidad de la Pascua, es decir, el período de la Cuaresma.

Estamos deseos de dar a los ritos de la Iglesia su plenitud de significado y eficacia, especialmente ahora, después que el Concilio Ecuménico ha sancionado la Constitución sobre la Sagrada Liturgia; no podemos separar la oración de la vida y, en todo momento no podemos pasar por alto el recuerdo de la ceremonia de hoy, de la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas con gesto y palabras que quieren ser muy impresionantes, casi terribles.

Esta ceremonia parece calificar el aspecto más grave de nuestra religión y tenido por muchos como el verdadero; más aún, como el único: el aspecto penitencial. Que es lo que aleja a tantas almas de la fe y de la iglesia, a los jóvenes en especial, a los hijos de nuestro tiempo que aspiran a la alegría, a la belleza, al gozo de la vida. El cristianismo es la religión de la cruz, la Iglesia es la maestra de la mortificación. Todo esto no va conforme con el espíritu moderno que aspira a la felicidad.

Pues bien, vosotros, que venís a visitarnos y que con vuestra presencia nos indicáis que queréis ser discípulos fieles de la Iglesia, vosotros sabéis que este aspecto penitencial de la vida cristiana es profundamente sabio y, por ello, digno de ser comprendido y aceptado.

Es, ante todo, francamente realista. Reconoce lo que de trágico y miserable esconde el rostro de nuestra vida. Cuando la Iglesia nos habla de lo precario de nuestra existencia terrena hace suya la experiencia más común y más corriente de nuestra condición presente, y hace propio el duro y crudo, pero irrefutable lenguaje de los filósofos pesimistas, ¿qué es el tiempo, sino una carrera hacia la muerte? Y ¿qué son los bienes de esta tierra “sino vanidad de vanidades”? De esta forma, cuando la Iglesia hace el análisis de nuestro mundo interior es también sincera, a mucho más que cuantos han explotado el fondo de la conciencia humana y han descubierto en ella multitud de torpes inclinaciones, ridículas veleidades y perversas intenciones. Los estudiosos modernos han superado a los antiguos al describir el cuadro bien triste de los “caracteres” humanos, estudiados en su psicología interna; la explicable y con frecuencia malvada sinceridad de estos bien conocidos estudiosos han hecho escuela en nuestro tiempo; pero la sinceridad del examen que enseña la ascética cristiana y la visión profunda de suyo, habría que decir que irreparable, de las condiciones reales del hombre, herido por el pecado original, que enseña la antropología cristiana, ni han sido igualadas ni rebatidas. La doctrina de la Iglesia no esconde, no atenúa la miseria de la pobre arcilla humana: la conoce, la enseña, la recuerda a nuestra ceguera y a nuestra vanidad: “Recuerda, hombre, que eres polvo y en polvo te has de convertir”.

Pero donde se detiene la ciencia moderna a la espera de la desesperación y de la muerte, la lección de nuestra doctrina, lo sabéis, no termina, sino que continúa animosa; añade otros dos capítulos que el mundo cree paradójicos, incomprensibles, y que para el cristiano son luz magnífica. El primero es el capítulo de la mortificación, como si no bastasen, dirá el profano, las desgracias inevitables que afligen a la humanidad, la escuela del Evangelio añade los sufrimientos voluntarios de la ascética y de la penitencia. Ya sea la penitencia espiritual o corporal, nos obliga a todos, según las tremendas palabras de Cristo: “Si no hacéis penitencia, todos pereceréis” (Lc 13,5). No se podrá decir, como se lee en los libros de nuestro tiempo, que el cristianismo está hecho para las almas débiles, que es óptimo para proporcionarles consuelo. No, el cristianismo es una palestra de energía moral, es una escuela de autodominio, es una iniciación en el coraje y en el heroísmo, precisamente porque no teme educar al hombre en la templanza, en el propio control, en la generosidad, en la renuncia, en el sacrificio, y porque sabe y enseña que el hombre verdadero y perfecto, el hombre puro y fuerte, el hombre capaz de actuar y de amar es alumno de la disciplina de Cristo, la disciplina de la Cruz.

De esta forma, la doctrina de la Iglesia añade el último capítulo a su lección sobre la miseria humana y sobre la mortificación cristiana, proclamando que ésta es el remedio de aquélla, y amabas se pueden esquematizar en una victoria del bien sobre el mal, de la felicidad sobre el dolor, de la santidad sobre el pecado, de la vida sobre la muerte. Este es el epílogo del gran drama de la Redención que precisamente celebraremos en la próxima Pascua, y puede y debe ser, hijos carísimos, nuestro epílogo feliz, en el tiempo y más allá de la eternidad".

(PABLO VI, Alocución, 12-febrero-1964)

martes, 16 de febrero de 2010

Preparándonos para la ceniza penitencial

Mañana el rito romano inicia el período cuaresmal, como tiempo de preparación intensa a la Vigilia pascual y la cincuentena (para los catecúmenos y para los fieles) y de penitencia y expiación para todos, purificación regeneradora de los pecados.

La peculiar forma de iniciarlo es con la imposición de la ceniza -y con el ayuno y la abstinencia de carne-. Es rico en significado que se nos imponga en la cabeza las cenizas:


"El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual" (Directorio Piedad popular y liturgia, n. 125).

Después de la homilía se bendicen las cenizas; el Misal ofrece dos oraciones ad libitum, que dan la clave del sentido penitencial del rito, su deseo espiritual y su petición a Dios.


En la primera se bendice a los fieles que van a recibir la ceniza para que alcancen la plenitud mediante las prácticas cuaresmales pensando ya en la Pascua (¡tan olvidada!):


"Oh Dios,
que te dejas vencer por el que se humilla
y encuentras agrado en quien expía sus pecados,

escucha benignamente nuestras súplicas

y derrama la gracia + de tu bendición sobre estos siervos tuyos que van a arecibir la ceniza,

para que, fieles a las prácticas cuaresmales, puedan llegar, con corazón limpio,

a la celebración del misterio pascual de tu Hijo".

En la segunda oración se tiene más presente la dimensión de expiación y caducidad del hombre con vistas a la renovación en Cristo:


"Oh Dios,
que no quieres la muerte del pecador, sino su arrepentimiento,
escucha con bondad nuestras súplicas
y dígnate bendecir + esta ceniza que vamos a imponer sobre nuestra cabeza;

y porque sabemos que somos polvo y al polvo hemos de volver,

concédenos, por medio de las prácticas cuaresmales, el perdón de los pecados;

así podremos alcanzar, a imagen de tu Hijo resucitado,
la vida nueva de tu reino".

Estas son las perspectivas teológicas y espirituales del rito que mañana, con devoción y corazón contrito, realizaremos. (Ojalá no quede sólo en recibir la ceniza -como tantos acudirán a recibir este sacramental- sino que desde el principio la mirada esté puesta en vivir la Pascua y participar de la Vigilia pascual, la gran desconocida de la vida espiritual)

lunes, 15 de febrero de 2010

Capillas de Adoración Perpetua y otros lugares

Un comentarista, fj, con buen criterio, nos ha indicado todas las capillas de Adoración Perpetua en España hasta ahora. Puede ser bueno que todos las conozcamos; añadamos también las iglesias de las Esclavas del Santísimo y María Inmaculada que abren sus iglesias prácticamente todo el día, y algunos monasterios más (suelen cerrar al mediodía y por la tarde después de Vísperas). Entre todos podríamos añadir en los comentarios los sitios que conozcamos con el Señor expuesto todo el día o gran parte de él, completando la lista para servicio de todos.

Las capillas de la Adoración Perpetua llevarán la sigla: AP.


ALMERÍA
Esclavas del Santísimo
C/ Padre Luque, 3

BARCELONA
AP. Templo del Sagrado Corazón de Jesús
Cim del Tibidabo. 08035 Barcelona
934 175 686

BURRIANA (Castellón)
Esclavas del Santísimo
C/ La Carrera, 41

CANCELADA (ESTEPONA-MÁLAGA)
AP. Parroquia del Purísimo Corazón de María
29688. Cancelada (Estepona- Málaga)
952 883 709 y 639 274 550

CÓRDOBA
-Esclavas del Santísimo (Casa General)
C/ Mayor de Santa Marina, 20.

-Iglesia de las Capuchinas
Pza. Obispo Osio de Córdoba


CUENCA
Esclavas del Santísimo (Casa Noviciado)
Plaza de la Merced, 5.

ELCHE
AP. Capilla de adoración perpetua
C/Salvador 24, Elche
Coordinador: 638 558 732

FERROL (La Coruña)
Esclavas del Santísimo
Av. Emilio Antón, 1-3.

GERONA
Esclavas del Santísimo (Casa Juniorado)
C/ Escolapía, 6.

GETAFE
AP. Hospitalillo de San José

Calle del Hospital de San José (Getafe)
620 700 857 - 916 953 425
607 748 694 - 625 805 110

GRANADA
Esclavas del Santísimo (Casa Madre)
C/ San Juan de los Reyes, 1.

JAÉN
Esclavas del Santísimo.
C/ San Clemente, 8.

JEREZ DE LA FRONTERA (Cádiz)
Esclavas del Santísimo
Plaza de los Ángeles, 3.

MADRID
-AP. Parroquia Encarnación del Señor
C/ Hnos. García Noblejas, 49. Madrid
Coordinador: 616 186 965
Parroquia: 913 040 308

-Iglesia de la Inmaculada y san Pascual
Paseo de Recoletos 11.

-Convento de las Jerónimas (Junto a la Basílica de San Miguel)
C/ Puñónrostro (entre c/ San Justo y Pza. de la Villa).

MURCIA
AP. Capilla del Apóstol Santiago
Plaza del Cardenal Belluga, 1. Murcia
Coordinador: 686 880 412

NULES (Segorbe-Castellón)
AP. Capilla del Sagrario
Parroquia san Bartolomé y san Jaime.
Plaza Mayor, 10
Coordinadores:676 44 79 15 y 667 33 94 60

ORENSE
Esclavas del Santísimo.
Parque de las Mercedes, 12.

OVIEDO
AP. Capilla de las Hnas. Esclavas del Sagrado Corazón
C/ Toreno nº 4. Oviedo.
Coordinadora: 669 074 495

PALENCIA
AP. Iglesia de las Clarisas
Calle Burgos 8. Palencia
Coordinador: 619110107

PAMPLONA
AP. Basílica de San Ignacio de Loyola
Av. San Ignacio 3. 31002 Pamplona
Coordinador: 609 055 202

SALAMANCA
Esclavas del Santísimo
C/ Abajo. 4

SEVILLA
AP. Capilla de san Onofre
Plaza Nueva (junto a Telefónica). Sevilla
Coordinador: 608 851 211

TALAVERA DE LA REINA
AP. Casa sacerdotal de la Iglesia
Calle Corredera del Cristo s/n.
Talavera de la Reina. 45600 Toledo
Coordinadora 667 029 466 y 925 805 668

TOLEDO
AP. Capilla Arzobispal de la Inmaculada Concepción
C/ Trinidad s/n
45002 Toledo
Coordinador: 657 872 418 y 925 227 184

TORRIJOS (Toledo)
AP. Capilla del Santísimo Sacramento
Plaza del Cristo 2
Coordinadora 650 683 615

VALLADOLID
AP. Iglesia Esclavas del Sagrado Corazón
Plaza de El Salvador. Valladolid
Coordinador 607 931 148 y 983 335 254

"Es muy recomendable que, en las ciudades o en los núcleos urbanos, al menos en los mayores, el Obispo diocesano designe una iglesia para la adoración perpetua, en la cual se celebre también la santa Misa, con frecuencia o, en cuanto sea posible, diariamente; la exposición se interrumpirá rigurosamente mientras se celebra la Misa. Conviene que en la Misa, que precede inmediatamente a un tiempo de adoración, se consagre la hostia que se expondrá a la adoración y se coloque en la custodia, sobre el altar, después de la Comunión" (Instrucción Redemptionis Sacramentum, 140).

domingo, 14 de febrero de 2010

Dormir y descansar para amanecer a su Misericordia


¡Ven, Padre supremo, a quien jamás ha visto nadie,
y Tú, Verbo del Padre, Cristo, y Espíritu, de bondades lleno!

¡Oh esencia y poder único
de aquesta Trinidad, Dios eterno salido de Dios, Dios que de uno y otro procede!

Pasó el trabajo del día
y la hora del reposo torna; el sueño suave, por su parte, desata los cansados miembros.

El alma, entre borrascas agitada
y herida de mil cuitas, la copa del olvido bebe por sus entrañas toda.

La fuerza del Leteo se desliza
por todo el cuerpo y no consiente que el sentimiento del dolor difícil embargue el corazón a los que sufren.

Por voluntad de Dios se dio esta ley
a los mortales miembros: que el placer saludable del descanso alivio traiga a sus trabajos.

Nos basta que con dulce sueño
podamos reparar el cuerpo fatigado,
nos basta si las sombras vanas
no cubren de siniestras amenazas nuestras almas.

Siervo de Dios, recuerda siempre
que de la fuente bautismal el santo rocío recibiste en otro tiempo y con el crisma señalado fuiste, cuando te llame el sueño y al lecho casto te dirijas, la señal de la cruz sobre la frente y sobre el corazón hacer procura.

La cruz aparta todo crimen, ante la cruz rehúyen las tinieblas, con este signo consagrada el alma vacilar no sabe.

¡Lejos, oh, lejos ya los monstruos
de los errantes sueños! ¡Aléjate, impostor demonio, con tu obstinada astucia!

¡Oh tortuosa sierpe
que por meandros miles y engaños retorcidos el corazón dormido agitas, apártate; Cristo está aquí; aquí está Cristo, desaparece!

El signo que tan bien conoces
derrota tus confusas tropas. Aunque el cansado cuerpo por breve tiempo se recline, bajo los sueños mismos en Cristo pensaremos”.

Prudencio, Himno para antes del sueño, vv. 1-24. 121-152.

sábado, 13 de febrero de 2010

La adoración al Santísimo: algo esencial, necesario, insustituible

“La adoración eucarística es un modo esencial de estar con el Señor. Gracias a mons. Schraml, Altötting ha obtenido una nueva "cámara del tesoro". Donde antes se guardaban tesoros del pasado, objetos preciosos de la historia y de la piedad, se encuentra ahora el lugar para el verdadero tesoro de la Iglesia: la presencia permanente del Señor en el santísimo Sacramento.

En una de sus parábolas el Señor habla del tesoro escondido en el campo. Quien lo encuentra —nos dice— vende todo lo que tiene para poder comprar ese campo, porque el tesoro escondido es más valioso que cualquier otra cosa. El tesoro escondido, el bien superior a cualquier otro bien, es el reino de Dios, es Jesús mismo, el Reino en persona. En la sagrada Hostia está presente él, el verdadero tesoro, siempre accesible para nosotros. Sólo adorando su presencia aprendemos a recibirlo adecuadamente, aprendemos a comulgar, aprendemos desde dentro la celebración de la Eucaristía.

En este contexto, quiero citar unas hermosas palabras de Edith Stein, la santa copatrona de Europa. En una de sus cartas escribe: "El Señor está presente en el sagrario con su divinidad y su humanidad. No está allí por él mismo, sino por nosotros, porque su alegría es estar con los hombres. Y porque sabe que nosotros, tal como somos, necesitamos su cercanía personal. En consecuencia, cualquier persona que tenga pensamientos y sentimientos normales, se sentirá atraída y pasará tiempo con él siempre que le sea posible y todo el tiempo que le sea posible" (Gesammelte Werke VII, 136 f).

Busquemos estar con el Señor. Allí podemos hablar de todo con él. Podemos presentarle nuestras peticiones, nuestras preocupaciones, nuestros problemas, nuestras alegrías, nuestra gratitud, nuestras decepciones, nuestras necesidades y nuestras esperanzas” (Benedicto XVI, Homilía en las Vísperas, Altötting (Alemania), 11-septiembre-2006).

Hoy, gracias a Dios, se están creando muchas capillas para la adoración perpetua: muchas diócesis cuentan ya con una capilla así; también las parroquias, aunque lentamente, están dedicando más tiempo a la adoración al Santísimo, exponiendo al Señor días fijos a la semana con un buen rato de silencio o durante todo el primer viernes de mes; igualmente los Monasterios de contemplativas, que realizan un gran apostolado cantando Vísperas con el Santísimo expuesto para que sus iglesias monásticas sean un oasis de amor y adoración para todos.

Pero nos queda mucho camino por recorrer; uno de estos caminos es convencernos, asumir, integrar, que la adoración al Santísimo es ya "pastoral", que es muy beneficiosa para la vida cristiana y, por tanto, es irrenunciable y habrá que cuidarla, potenciarla, difundirla... más que otras pretendidas "acciones pastorales".

¡Venid, adoremos al Señor!

viernes, 12 de febrero de 2010

Balance, alegría, valoración: ¡Gracias!

Este blog comenzó un 22 de julio de 2009, por las razones que ya he comentado más de una vez. A fecha de hoy, al cabo de 6 meses, demos gracias a Dios por las estadísticas. Hoy hemos llegado a 25.000 visitas (siempre las visitas son más que el número real de lectores), con una media diaria de 168 visitas y mensual de unas 4.500 visitas. Fue anunciado en páginas de actualidad católica y enlazado en diferentes blogs, con lo que fueron aumentando los lectores hasta alcanzar este pequeño número redondo de 25.000 visitas.

En cuanto a su hermano gemelo en Religión en Libertad las cosas van mejor, lógicamente, por ser un portal católico sólido (y no un blog perdido en Internet como éste): hemos llegado en mucho menos tiempo a 10.461 visitas, con un promedio por artículo de 205 visitas.

Éste es el estado del blog. ¿La importancia? La reflexión que me hizo un hermano: ningún salón de catequesis de adultos reúne diariamente a 150 personas o más como este blog. Por tanto, independientemente de que haya más o menos visitas, la amplitud catequética del blog es mayor que en un salón parroquial (y con las limitaciones virtuales: no nos vemos las caras, no hay esa comunicación interpersonal del rostro, la voz, el gesto, la ironía, el diálogo, las preguntas (¿verdad, Pedro Arroyo?) y en ocasiones, seguro, mayor que la lectura de un artículo de opinión en un periódico (donde se miran los titulares, algunas noticias, los deportes... ¡y la esquelas!).

Era lo único que pretendía: que este blog fuera una catequesis de adultos permanente, con solidez doctrinal, litúrgica y espiritual.
Añadamos que estoy convencido de la importancia de "estar", de la presencia en este continente virtual de Internet donde la Iglesia puede y debe evangelizar, comunicar y realizar la transmisión de la fe, en consonancia con las directrices de la Iglesia (y del último mensaje de Benedicto XVI para la Jornada mundial de los medios de comunicación, sobre "El sacerdote en Internet").

Y al igual que cuando empezamos la catequesis de adultos un grupo pequeñísimo se fue aumentando por la invitación de unos a otros, el boca a boca que siempre funciona, ojalá esta catequesis de adultos crezca así.


Gracias. Encomendémonos unos a otros. Y en todo, paz.

jueves, 11 de febrero de 2010

Congreso Eucarístico Nacional en Toledo (mayo, 2010) - 2

Sigamos creando ambiente. Una celebración importante, señera, como es un Congreso Eucarístico Nacional no debe pasar desapercibida, sino ser un acontecimiento eclesial, un momento de Gracia. Para ello hemos de disponernos.

Cualquier Congreso Eucarístico debe incluir tres dimensiones, a saber (y según el Ritual):

"Para preparar un Congreso se ha de hacer sobre todo:

a) Una catequesis más profunda y acomodada a la cultura de los diversos grupos humanos acerca de la Eucaristía, principalmente en cuanto constituye el misterio de Cristo viviente y operante en la Iglesia.

b) Una participación más activa en la sagrada liturgia, que fomente al mismo tiempo la escucha religiosa de la palabra de Dios y el sentido fraterno de la comunidad.

c) Una investigación de las ayudas y la puesta en marcha de obras sociales para la promoción humana y para la comunicación cristiana de bienes incluso temporales, a ejemplo de la primitiva comunidad cristiana, para que el fermento evangélico se difunda desde la mesa eucarística por todo el orbe como fuerza de edificación de la sociedad actual y prenda de la futura" (RCCE, 111).

Por eso es momento eclesial para:

+ renovada y más amplia catequesis sobre la Eucaristía, en parroquias, sesiones de catequesis de adultos, retiros y conferencias..., en toda España (incluyamos los blogs) y en Toledo durante el Congreso

+ En el Congreso, la participación plena, consciente, activa, interior y fructuosa de las distintas celebraciones litúrgicas, como modo adecuado de vivir desde ahora la liturgia, con celebraciones solemnes, dignas y orantes a tenor del rito romano según el Misal de Pablo VI y del rito hispano-mozárabe

+ Y pues la Eucaristía es la Caridad de Dios, ésta se hará expansiva con obras sociales y de caridad, fruto y signo de un verdadero Congreso.

¡Si lo supiéramos aprovechar todos, el Congreso eucarístico nacional en Toledo dará fruto y fruto abundante!

miércoles, 10 de febrero de 2010

Presencia pública de los católicos

Un reciente discurso del papa Benedicto nos da unas cuantas pistas dignas de tener en consideración, porque es mucho lo que nos jugamos hoy.

Les decía el Papa a un grupo de obispos de Inglaterra y Gales en visita ad limina (1-febrero-2010):


"Os exhorto como Pastores para garantizar que la enseñanza moral de la Iglesia se presenta siempre en su totalidad y es defendida convincentemente. La fidelidad al Evangelio no restringe la libertad de los demás – por el contrario, sirve a su libertad, ofreciéndoles la verdad. Seguid insistiendo en vuestro derecho a participar en el debate nacional a través de un diálogo respetuoso con los demás elementos en la sociedad. Al hacerlo, no sólo mantenéis la larga tradición británica de libertad de expresión e intercambio franco de opiniones, sino que además estaréis dando voz a las convicciones de muchas personas que carecen de los medios para expresarse: cuando tantos de la población afirman que son cristianos, ¿cómo podría nadie disputar el derecho del Evangelio a ser escuchado?

Si el mensaje de salvación plena de Cristo se ha de presentar de manera eficaz y convincente para el mundo, la comunidad católica en vuestro país, tiene que hablar con una sola voz. Esto requiere que no sólo vosotros, los obispos, sino también los sacerdotes, profesores, catequistas, escritores – en definitiva, que todos los que participan en la tarea de comunicar el Evangelio – estén atentos a las inspiraciones del Espíritu, que guía a toda la Iglesia en la verdad, la reúne en su unidad e inspira en ella el celo misionero.

Preocupaos, por tanto, de aprovechar los considerables dones de los fieles laicos en Inglaterra y Gales y mirad que estén preparados para pasar la fe a las nuevas generaciones de forma exhaustiva, precisa y con una aguda conciencia de que al hacerlo están jugando su parte en la misión de la Iglesia. En un entorno social que alienta la expresión de una variedad de opiniones sobre cada cuestión que se plantea, es importante reconocer la disidencia por lo que es, y no confundirla con una contribución madura a un debate equilibrado y amplio. Es la verdad revelada a través de la Escritura y la Tradición, y articulada por el Magisterio de la Iglesia, la que nos hace libres".

¿Qué podemos destacar y aplicar?


-La realidad en España es una beligerancia laicista donde se hay suprimido realmente el diálogo sustituyéndolo por paradigmas culturales cerrados, con claros matices relativistas.

-Ante esta situación, los católicos deben entrar en la cultura contemporánea con fuerza y respeto, pero sin omitir, disimular o falsear la Verdad. ¡Libertad de expresión también para los católicos, que es a los únicos a los que hoy se les niega!


-Los participantes: obispos, sacerdotes y diáconos... junto con los catequistas, los docentes, los escritores (¡larga tradición de escritores católicos en Inglaterra!, ¿y hoy en España?), pero todos a una, bebiendo de la Tradición y del Magisterio para que se oiga una sola voz católica y no un disenso relativista que confunda finalmente a todos (¡cuántos grupúsculos en lugar de teología lo que poseen es ideología cristiana y además sólo están pendientes de su grupo, comunidad o movimiento desentendiéndose del bien de toda la Iglesia!).

-Insistencia, por último, en la necesaria formación doctrinal de los fieles laicos para su presencia pública en el mundo y para la transmisión de la fe a las nuevas generaciones. Todas las iniciativas serias (nada de buenismo, ni de grupitos de fe en plan terapia de amistad) de formación y capacitación teológica y doctrinal serán pocas.

-El laicado debe despertar y empezar a reconocer tanto la necesidad de formación como poner los remedios prácticos; los pastores deben volcar hoy sus esfuerzos en una pastoral de adultos, en una docencia seria y razonada, en una promoción doctrinal del laicado y en el acompañamiento del laicado (también en la confesión, dirección espiritual, etc.).


¡Ay, si es que estamos en el mundo, pero no somos del mundo! Y para combinar este binomio, la solidez doctrinal es imprescindible.