miércoles, 29 de febrero de 2012

La Palabra diaria cuaresmal

Sabiendo lo que ya sabemos por la catequesis de ayer, pienso que puedo orientarnos ver la catequesis diaria de la liturgia de la Palabra, entendiendo catequesis diaria en un sentido muy amplio, ya que la liturgia no es propiamente catequesis, sino celebración, actualización, Presencia, Misterio, Sacrificio.

Cada día ferial, hasta empezar IV semana de Cuaresma donde haremos una lectura semicontinua del evangelio de san Juan, y la primera lectura vaya en consonancia con esa lectura semicontinuada, ahora mismo cada día cuaresmal tiene un "tema", una línea de convergencia entre lectura y evangelio.

La edición del Calendario litúrgico Nacional, tan bien preparada, cada día cuaresmal pone un leit-motiv, una frase "resumen" de la unidad temática de la Palabra. Las traemos aquí para que veamos cómo cada día es una catequesis distinta, y también para que las tengamos a mano.

Lunes I: "La Cuaresma: practicar la verdadera religión".

Martes I: "La Cuaresma: Hacer la voluntad de Dios".

Miércoles I: "La Cuaresma: Urgencia de la conversión".

Jueves I: "La Cuaresma: Renovar la fe en la oración".

Viernes I: "La Cuaresma: Reconciliación con Dios y con los hermanos".

Sábado I: (Una errata u olvido involuntario hace que no haya este día una frase-resumen).

martes, 28 de febrero de 2012

La Palabra en la Cuaresma

"No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Así hemos de vivir la Cuaresma, porque así la ofrece la Iglesia. Es tiempo de ayuno y abstinencia de carne, y nuestro alimento se convierte en la Palabra de Dios y en la oración personal. Adelgazamos de pecados, para que engorde el alma con alimentos divinos.

El leccionario de Cuaresma nos puede ayudar mucho si captamos su dinámica interna tanto de las ferias de Cuaresma como de los domingos cuaresmales.

Primero leamos -siempre la enseñanza de la Iglesia- la Ordenación del Leccionario:

"a) Domingos 

97. Las lecturas del Evangelio están distribuidas de la siguiente manera: En los domingos primero y segundo se conservan las narraciones de las tentaciones y de la transfiguración del Señor, aunque leídas según los tres sinópticos. En los tres domingos siguientes se han recuperado, para el año A, los evangelios de la samaritana, del ciego de nacimiento y de la resurrección de Lázaro; estos evangelios, como son de gran importancia, en relación con la iniciación cristiana, pueden leerse también en los años B y C, sobre todo cuando hay catecúmenos.

Sin embargo, en los años B y C hay también otros textos, a saber: en el año B, unos textos de san Juan sobre la futura glorificación de Cristo por su cruz y resurreción; en el año C, unos textos de san Lucas sobre la conversión. 

lunes, 27 de febrero de 2012

La catequesis cuaresmal: el Credo

Sabemos bien que durante la Cuaresma, el obispo, los sacerdotes y catequistas, instruían a los catecúmenos explicándoles desmenuzadamente el Credo, para que luego lo profesaran antes de ser bautizados.


El Credo es el Símbolo de la fe, el resumen articulado de los misterios de nuestra salvación. En cada catequesis, cada artículo del Credo era explicado argumentando con las Escrituras, con la Tradición y mostrando cómo vivirlo durante largas sesiones de catequesis en Cuaresma.

Nosotros ahora, en Cuaresma, pongámonos en este clima catecumenal y recibamos la enseñanza de la fe, la explicación sobre el Símbolo, siguiendo un sermón de san Agustín, el sermón 213. Dejémonos enseñar; unámonos a todos los catecúmenos que en esta Cuaresma reciben la catequesis sobre el Credo para recibir la Iniciación cristiana en la próxima Vigilia pascual.

domingo, 26 de febrero de 2012

Evangelizar cómo y con sencillos gestos

No sabía muy bien cómo titular esta catequesis.

Veréis: he encontrado el siguiente video con la conferencia íntegra de d. Javier Martínez, Arzobispo de Granada, que fue una persona que marcó mi vida, al que aprecio y le debo mucho.

He escuchado la conferencia entera, que dura 1 h. 16 min., y he disfrutado enormemente. El tema es la evangelización pero a la hora de exponerlo D. Javier aborda los presupuestos culturales, un análisis profundo, los sencillos gestos cotidianos, el testimonio. A mí me ha encantado y es evidente que si os ofrezco el vídeo de la conferencia es porque la asumo, la rubrico.

A ver qué os parece.



Como es domingo, aunque la conferencia es larga, espero que saquéis tiempo y ganas para escucharla. Vale la pena.

sábado, 25 de febrero de 2012

Cultivar el silencio

De vez en cuando hay que recordarlo: necesitamos del silencio, que permite entrar en la interioridad, y que no es un vacío, sino una Presencia a la que se atiende por completo.


El silencio... "dispone al recogimiento, a la meditación y a la oración, para favorecer el progreso espiritual mediante la escucha de la voz divina en lo profundo del alma" (Benedicto XVI, Audiencia general, 10-agosto-2011).

En el silencio se oye a Dios.

En el silencio se percibe la belleza de lo creado.

viernes, 24 de febrero de 2012

Aprovechando los recursos del Ordinario de la Misa

En el Ordinario de la Misa -Ordo Missae- en la edición castellana, así como en otras ediciones, hay diversos textos ad libitum, es decir, que se pueden escoger: saludos del sacerdote, moniciones al acto penitencial o al Padrenuestro, etc.

Si desde el principio de la Cuaresma aprovechamos los recursos del Ordinario de la Misa y escogemos aquello que puede subrayar más la austeridad y penitencia del tiempo cuaresmal, daremos una unidad a todo este ciclo litúrgico, diferenciándolo de otros tiempos como la Pascua o las sencillas ferias del Tiempo Ordinario.

Tanto para los sacerdotes y diáconos que leen el blog como para los fieles laicos, vendrá bien recorrer algunos textos litúrgicos para ser usados diariamente en la Cuaresma. La repetición de unos mismos textos o fórmulas da un marcado carácter de unidad a un ciclo litúrgico posee una fuerza pedagógica.

Hay una serie de fórmulas en las que domina una idea que debe resonar ampliamente en la liturgia y en la espiritualidad de la Iglesia: la conversión; es tiempo de volver a Dios, de redirigir el corazón a Dios, ajustando la vida al Corazón de Cristo que vence al pecado. El saludo inicial de la Misa, propuesto por el Misal para el tiempo de Cuaresma, parece una exhortación profética en medio del desierto:
"La gracia y el amor de Jesucristo, que nos llama a la conversión,
esté con vosotros".

La invitación al acto penitencial de la Misa, entre las que ofrece el Misal, podría ser la que más marcado carácter penitente posee, uniendo la conversión y la reconciliación tanto con Dios como con los hermanos:

jueves, 23 de febrero de 2012

Convertirse para ser enviado

Comencemos con la llamada a la conversión de un mensaje cuaresmal de Benedicto XVI. En este mensaje se explicita bien qué es la conversión, adónde llega su alcance, qué fibras toca, qué horizonte presenta.


La conversión cambia la mirada del hombre y purifica su pensamiento de manera que halla la Verdad, se deja seducir por ella, y comienza un camino de transformación. Es entonces cuando nos damos cuenta de la grandeza de la fe, que ni es hábito ni es costumbre, sino un don que nos lleva más allá de nosotros mismos.

"Dios ha pagado por nosotros en su Hijo el precio del rescate, un precio verdaderamente exorbitante. Frente a la justicia de la Cruz, el hombre se puede rebelar, porque pone de manifiesto que el hombre no es un ser autárquico, sino que necesita de Otro para ser plenamente él mismo. Convertirse a Cristo, creer en el Evangelio, significa precisamente esto: salir de la ilusión de la autosuficiencia para descubrir y aceptar la propia indigencia, indigencia de los demás y de Dios, exigencia de su perdón y de su amistad.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Miércoles de ceniza, se desencadena el proceso

La celebración penitencial de hoy es elocuente; se reviste de tonos dramáticos y hondos: polvo, ceniza, recuerdo de la caducidad y de la muerte, desprendimiento y santa indiferencia, conversión y cambio de vida.


Las cenizas, desagradables, ponen bien a las claras ante nuestros ojos lo que somos: polvo y ceniza, así terminaremos aguardando la resurrección de la carne en el último día y sin embargo vivimos como si todos fuésemos oro puro y no ceniza, como si fuésemos todopoderosos dominadores, señores y dueños de la propia vida.

La penitencia iniciada con la imposición de las cenizas es un alto en el camino y un toque de atención que, cuando nos hemos sumergidos en la liturgia de este miércoles, marca y sella una impronta espiritual para vivir este tiempo litúrgico.

martes, 21 de febrero de 2012

Las cenizas, ¿de qué son?

De cara al día de mañana, Miércoles de ceniza, que da inicio a la Cuaresma en el rito romano,  es conveniente repetir los sencillos contenidos de una catequesis que tal vez no se impartió en muchos lugares.


¿Qué son estas cenizas que nos impondrán en la cabeza? 

¿De dónde se obtienen? 

¿Acaso de alguna chimenea o de un brasero? 

¿Acaso de los restos de carbones de incensarios? 

¿Tal vez quemando algo recién cortado? 

Porque cosas así a veces ocurren en nuestras parroquias, llevados de la buena voluntad a la par que de una ignorancia vencible.

Es bien sencillo: las cenizas de mañana se obtienen de las ramas de olivo y de las palmas que se emplearon el Domingo de Ramos anterior para la procesión, que allí se bendijeron y sirvieron para acompañar a Cristo que entraba en Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria.

lunes, 20 de febrero de 2012

Para la Cuaresma de 2012 (2ª parte)

El Mensaje para la Cuaresma de 2012 de Benedicto XVI comenzó por situarnos ante la mirada de fraternidad, por encima de la egoísta "esfera privada" para descubrir la necesidad del otro, el que nos necesita.


¿Qué necesita? Ante la pobreza material somos sensibles y humanitarios, al menos en teoría; un poco menos ante la necesidad moral, de dolor, sufrimiento, mostrando una cercanía efectiva y afectiva, capacidad de acogida, de escucha y de comprensión. Pero sobre todo, y más hoy día, la necesidad espiritual del otro, que es patente, de conocer a Dios, es ignorada. Callamos mucho por miedo, o por una falsa tolerancia. También eso es necesidad a la cual responder. La Cuaresma debe incrementar esa mirada de fraternidad a la realidad del otro, considerado en su misterio personal, en su totalidad.

El siguiente paso es el "don de la reciprocidad", el reconocimiento del otro y mi necesidad de él, la comunión de todos que desemboca en la Comunión de los santos.

Por último... ¡la santidad!, siempre desafiante, a la cual estamos llamados.


domingo, 19 de febrero de 2012

Sobre los discapacitados

La discapacidad mental es una realidad dura y difícil no sólo para quien la padece, sin conciencia de su limitación, sino también para la familia, cuidadores y educadores que necesitan un gran amor, una delicadeza exquisita, una paciencia sin límites y una fe profunda para ver en el discapacitado al mismo Cristo.


Se trata de un ejercicio profesional, para cuidadores y demás, que requiere una vocación de servicio altísima, con entrañas compasivas, humildes y mansos, porque supera lo laboral-profesional para entrar en el terreno del altruismo, movidos por la caridad, sostenidos por la gracia.

Para ellos pueden servir estas palabras del papa Pablo VI, iluminando y animando, pero también para todos nosotros, que habremos de ser cercanos a estas realidades, conscientes de esa vocación y de la dificultad de vivirla día a día, cercanía sin falsa compasión ni palabras estériles, sino afecto, empatía y ayuda.

Queridos amigos:

Deseamos deciros con toda sinceridad que es un verdadero gozo para nosotros el recibir hoy de los miembros del Consejo Ejecutivo de la Liga Internacional de Sociedades para los Discapacitados Mentales.

sábado, 18 de febrero de 2012

Para la Cuaresma de 2012

Para que sirva de orientación a toda la Iglesia, cada año el Santo Padre publica un Mensaje. Éste debe ser un referente, una línea de trabajo interior y espiritual para la renovación de todos y cada uno de los miembros de la Iglesia, el enfoque sobre el cual incidir cada Cuaresma.


En dos días vamos a leer pausadamente el Mensaje para la Cuaresma de este año 2012, dejándonos interpelar y recibiéndolo con cordial acogida.



«Fijémonos los unos en los otros
para estímulo de la caridad y las buenas obras»
(Hb 10, 24)

Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma nos ofrece una vez más la oportunidad de reflexionar sobre el corazón de la vida cristiana: la caridad. En efecto, este es un tiempo propicio para que, con la ayuda de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, renovemos nuestro camino de fe, tanto personal como comunitario. Se trata de un itinerario marcado por la oración y el compartir, por el silencio y el ayuno, en espera de vivir la alegría pascual.

Este año deseo proponer algunas reflexiones a la luz de un breve texto bíblico tomado de la Carta a los Hebreos: «Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras» (10,24). Esta frase forma parte de una perícopa en la que el escritor sagrado exhorta a confiar en Jesucristo como sumo sacerdote, que nos obtuvo el perdón y el acceso a Dios. El fruto de acoger a Cristo es una vida que se despliega según las tres virtudes teologales: se trata de acercarse al Señor «con corazón sincero y llenos de fe» (v. 22), de mantenernos firmes «en la esperanza que profesamos» (v. 23), con una atención constante para realizar junto con los hermanos «la caridad y las buenas obras» (v. 24). Asimismo, se afirma que para sostener esta conducta evangélica es importante participar en los encuentros litúrgicos y de oración de la comunidad, mirando a la meta escatológica: la comunión plena en Dios (v. 25). Me detengo en el versículo 24, que, en pocas palabras, ofrece una enseñanza preciosa y siempre actual sobre tres aspectos de la vida cristiana: la atención al otro, la reciprocidad y la santidad personal.


viernes, 17 de febrero de 2012

Pensamientos de San Agustín (VIII)

La espiritualidad agustiniana tiene filones siempre por explorar, vetas de mineral purísimo para extraer. 

Vamos a seguir con ese ejercicio.


La soberbia es lo más opuesto a Dios: es el pecado del Maligno, el pecado de Adán, el pecado de quien prescinde de Dios para convertirse él mismo en un pequeño dios. Sin lugar a dudas, la soberbia -y cualquier pecado- acarrean consecuencias, dejan al alma herida y con el germen de otros pecados. Habrá que limpiar la herida, desinfectarla y procurar cerrarla. ¿De qué manera?
Nunca el enemigo nos derriba más fácilmente que cuando lo imitamos en la soberbia, ni le infligimos dolores más intensos que cuando sanamos las heridas de nuestros pecados mediante la confesión y la penitencia (San Agustín, sermón 351,6).

miércoles, 15 de febrero de 2012

La Santa Unción de enfermos (y II)

Ya vimos la liturgia de este Sacramento en la anterior catequesis (I) cuando se celebra con un enfermo. Interesaba destacar cómo todo Sacramento es una liturgia, una celebración, con oración, lecturas, ritos y preces, y empobrece la vida litúrgica y, por tanto, espiritual, reducirlos a la mínima expresión, al gesto imprescindible y la fórmula sacramental. Es decir, no es simplemente acercarse al enfermo, ungirlo pronunciando la fórmula "Por esta santa Unción y su bondandosa...", lo mismo que el sacramento de la Penitencia, siguiendo su ritual, no es simplemente acusación del penitente, palabras del sacerdote y fórmula de la absolución, lo mínimo, sino que tiene un saludo ritual del sacerdote al penitente, hay una breve o amplia oración de contrición antes de la absolución, y al final, también hay una fórmula de despedida (de entre varias que se pueden escoger).

La liturgia sacramental de la Unción de enfermos, recordemos, tenía sus ritos iniciales, Liturgia de la Palabra, Liturgia sacramental (oración-letanía, imposición de manos en silencio, acción de gracias sobre el óleo, Unción, oración por el enfermo) y ritos finales.

También el sacramento de la Unción se puede celebrar 'comunitariamente', es decir, para varios enfermos dentro de la Misa. Esta opción, que demuestra la delicadeza de una comunidad cristiana con sus hijos enfermos, se ha extendido en muchas parroquias en el tiempo de Pascua. Sirve, además, para ser una catequesis plástica y concreta sobre la Santa Unción y el sentido redentor de la enfermedad para todos los fieles.

lunes, 13 de febrero de 2012

Ritmos, tiempo y desarrollo de la Liturgia eucarística

Curiosamente hemos entrado en una dinámica más o menos consciente por la cual parece que una Misa "vale más o menos" -si se puede hablar así- según sea la homilía en su duración, en su expresión y en su contenido, pareciendo aparentemente que esa sencilla parte es la determinante, y lo demás, lo que viene a continuación, es un rito que se ejecuta en el sentido de ejecutar: ajusticiar rápidamente, sin vida alguna.

Ambón clásico
La homilía no cualifica el desarrollo litúrgico de la Misa, ni es lo más importante, sino una parte más, que debe ser humilde y proporcionada dentro todo el conjunto de la liturgia. Es importante, pero no es "lo más importante"; actualiza la Palabra de Dios conduciéndonos al Sacramento, proclama las maravillas de Dios, ilumina la reflexión sobre la fe, catequiza, evangeliza, al menos todos esos ingredientes-componentes debería lograr, pero la homilía no es un largo paréntesis dentro de la acción litúrgica.

Cuando toda la carga e importancia se centra en la homilía, se entra luego en un ritmo precipitado y veloz para la parte central y destacada: el rito eucarístico. Incluso en la distribución del tiempo: más de la mitad de una Misa se lo lleva la liturgia de la Palabra y un tercio escaso el rito eucarístico. ¿Cómo puede ser eso? ¿Cómo puede consentirse? ¿No se ve el desequilibrio, la desproporción, un cierto antropocentrismo, un usar la liturgia como mera catequesis olvidando sus leyes internas y sacramentales?

Un artículo en Lex orandi, realmente certero, provocó esta reflexión y queremos prolongarla. Decía el autor, Adolfo Ivorra, sobre si es "La misa... ¿lo que "rodea" la homilía?":

"Esta crítica no es nueva: al formar parte de la Liturgia de la palabra, el conjunto de ritos iniciales, lecturas y homilía llega a tener en muchos casos una duración mayor que la Liturgia eucarística. Si tenemos en cuenta el tiempo en distribuir la comunión que, en comunidades numerosas en fieles, puede ser largo, podríamos decir que no pueden durar lo mismo las dos partes de la misa. El criterio "idealista" de las dos famosas mesas, la de la palabra y la de la eucaristía, no debe oscurecer el dinamismo y duración específica de cada una de ellas.  Antes de la Liturgia de la palabra en sentido estricto, hay una única procesión: la de entrada. En la Liturgia eucarística hay dos: la del ofertorio -o si se prefiere, de "presentación de los dones"- y la de comunión. Todos estos datos -que podríamos dar más- nos indican que la duración de la Liturgia de palabra, y concretamente de la homilía, no puede ser mucha".

sábado, 11 de febrero de 2012

La Santa Unción de enfermos (I)

De unos años para acá, la memoria libre de Nuestra Señora de Lourdes, el 11 de febrero, es la Jornada mundial del enfermo: la Iglesia ora por ellos de modo particular, los tiene presente y es ocasión de recordar el valor salvífico y sobrenatural de la enfermedad cuando se une a Cristo y se completa en la propia carne lo que falta a la Pasión de Cristo en favor de su Cuerpo que es la Iglesia.


Para los enfermos, según la gravedad y la situación, hay tres sacramentos especialmente: la Santa Comunión, la Unción de enfermos y el Viático, sacramentos que van iniciándonos a la vida eterna.

Detengámonos en la santa Unción, sacramento en cierto modo desconocido por los excesos y por los defectos; los excesos por cuanto se tiende a administrarlo indiscriminadamente a cualquier persona que haya cumplido los 65 años -aunque goce de buenísima salud- y se repite cada año como si fuera un sacramento anual; los defectos, cuando se retrasa hasta el último momento de agonía y en lugar del Viático se da la Unción cuando el enfermo está ya en coma o sedado: se sigue pensando que es Extremaunción y no Unción de enfermos, cuando el enfermo debe ir viviendo su enfermedad.

Como todo sacramento, posee su liturgia, su estructura, sus ritos y oraciones, y no es simplemente "llegar, ungir con el óleo" y dar la bendición. Alguna que otra vez hemos tratado de la Unción de enfermos: el silencio y respeto que debe rodear esta Liturgia sacramental o su gracia sacramental para el enfermo.

Veamos hoy el rito y continuaremos otro día con algunos aspectos más de este Sacramento.


1. RITOS INICIALES

Saludo, aspersión y oración: Los ritos iniciales comienzan con el saludo del sacerdote; a continuación si se puede la aspersión del agua bendecida al enfermo y a la habitación, como recuerdo del bautismo por el que nos unimos a Cristo. Finalmente una oración por el enfermo que va a recibir la Unción:

Escucha la oración de quienes nos hemos reunido en tu nombre y protege misericordiosamente a N., nuestro hermano enfermo.

jueves, 9 de febrero de 2012

Sugerencia para lectores (II) - Las pausas

Un lector tiene delante, en el leccionario, un texto escrito con unas indicaciones ortográficas que le dan la pauta para leer: preguntas, exclamaciones, ideas principales, apartados o secciones (mediante párrafos)... y el punto, el punto y coma, el punto final.



¿Para qué? Para respirar, para que la duración de la pausa le permita al oyente entender... Sigamos las sugerencias de un pequeño libro, CNPL (Francia), Proclamar la Palabra, CCS, Madrid 2010, pp. 30-31. En el aspecto práctico ofrece muy buenos consejos; en otros puntos, es discutible.

-El oyente no tiene el texto delante; serán los cortes y las pausas que haga el lector, por los que se enterará de esos pequeños elementos que son determinantes para comprender una lectura. Es la puntuación: coma, punto, punto y coma, punto final.

-El lector ha de tener en cuenta que el sonido va siempre más deprisa que el sentido. Si lee, es evidente que no es solamente para que el sonido llegue a los oyentes, sino para que el sentido penetre su inteligencia y alcance su corazón. Las pausas son una ayuda grande.

-Pero para ello el lector debe preparar antes la lectura, teniendo en cuenta dónde están esas pausas y no leer atropelladamente, restándole sentido a la Comunicación divina de la Palabra.

martes, 7 de febrero de 2012

Vivir humildes corresponde a lo que somos realmente

Si alguno de vosotros carece de sabiduría, pídasela a Dios, y Dios que da a todos generosamente y sin echarlo en cara, se la concederá (St 1,5).

    La humildad es un don que hay que pedir. La oración misma es una entrada en la humildad, porque desde sí mismo, la verdad de uno, se dirige al Padre de las misericordias. Pedir este don constantemente al Señor para que avancemos en la propia vida espiritual.

    La humildad brota en el corazón que se reconoce tal cual es ante el Señor. El examen de conciencia -el discernimiento propio e íntimo- nos hace avanzar en humildad, porque uno empieza a conocer la propia masa, y las resquebrajaduras de nuestro vaso de arcilla, y pide a Dios que lo modele como un vaso nuevo en las manos hacendosas de Dios, el Alfarero (cf. Jer 18, 1ss). "¡Concédenos que la gracia nos modele a imagen de Cristo!" (Orac. colecta, Sábado después de Epifanía).

Y los campos de la humildad: señalemos dos, la humildad en el ser y la humildad con Dios.

    a) Humildad en el ser: 

Conocerse a sí mismo, en un camino de introspección, para descubrir la interioridad personal, es el primer ámbito de la humildad. Conociéndose uno mismo tal cual es, sin ponerse máscaras ni autoengañarse, es el principio de la humildad. Ver lo poco que uno es y vale, desde la propia finitud temporal e histórica, desde la fragilidad de la carne pecadora, desde la frustración de la carne frente al espíritu, es la mejor medicina de la humildad. Mirarse a uno mismo con los ojos limpios. Si se quiere algún espejo, el mejor espejo son las Escrituras, donde el hombre se mira y se encuentra reflejado en el Verbo. ¿Es una imagen ajustada al Logos-Cristo? ¿En qué medida nuestro corazón deforma la imagen? ¿Somos imagen y semejanza de Dios? Y, al responder a esta pregunta, existencial y personal, la humildad fluye. Poco somos, poco valemos. Somos criaturas, al fin y al cabo. Eso sí, amadas tremendamente por Dios.

    Al reconocer la propia imagen en el espejo de las Escrituras, no nos miraremos más en los espejos de la vanidad, autocomplaciente, y siempre cicatera, que con cualquier cosa bien hecha eleva el propio yo hasta las cimas de la idolatría, confundiendo la legítima satisfacción con la vanidad espiritual.

    

domingo, 5 de febrero de 2012

Catequesis de adultos: educar en la moral

La vida moral, es decir, la posibilidad de vivir según el Espíritu una existencia cristiana nueva y renovada se puede cultivar en la catequesis de adultos, en cierto modo, de manera indirecta. Pensemos que:

    “La conversión a Jesucristo implica caminar en su seguimiento. La catequesis debe, por tanto, e inculcar en los discípulos las actitudes propias del Maestro. Los discípulos emprenden, así, un camino de transformación interior en el que, participando del misterio pascual del Señor, pasan del hombre viejo al hombre nuevo en Cristo. El sermón del Monte, en el que Jesús, asumiendo el decálogo, le imprime el espíritu de las bienaventuranzas, es una referencia indispensable en esta formación moral, hoy tan necesaria. La evangelización, que comporta el anuncio y la propuesta moral, difunde toda su fuerza interpeladora cuando, junto a la Palabra anunciada, sabe ofrecer también la palabra vivida. Este testimonio moral, al que prepara la catequesis, ha de saber mostrar las consecuencias sociales de las exigencias evangélicas” (DGC 85).


Junto a la provocación que los temas doctrinales desarrollaban en los catequizandos, requiriendo de ellos nuevos comportamientos de vida, de vez en cuando, jalonando el curso catequético, la formación específicamente moral se debe desarrollar:

viernes, 3 de febrero de 2012

Brilla el misterio de la Cruz (IX)


"Cuando Moisés habló del árbol de la vida,
plantado en el Paraíso,
expresó simbólicamente la inteligencia gratuita de las cosas divinas...

Ese Paraíso puede ser también el cosmos,
donde va creciendo todo lo que trae su origen de la obra de la creación.

En este paraíso del mundo floreció también el Logos
y dio su fruto, cuando se hizo carne
y dio vida a los que gustan de su bondad.

Porque no nos comunicó la visión de la inteligencia sin el madero;
nuestra vida estuvo suspendida del madero
para que creyéramos en Él"

(Clemente de Alejandría, Strom. V, 72).

miércoles, 1 de febrero de 2012

El dolor ofrecido

Lo que somos y lo que hacemos, lo que vivimos y trabajamos, las incomodidades que nos molestan y las enfermedades que padecemos, todo es un "material" agradable a Dios si se viven unidos a Cristo y se ofrecen humildemente.


Estas son circunstancias que reciben una nueva luz y un valor sobrenatural cuando se viven ofrecidas, uniéndonos a Aquel que es Sacerdote, Víctima y Altar. No en vano suplicamos en la plegaria eucarística III "que Él nos transforme en ofrenda permanente" porque san Pablo enseñaba que "ofreceos como hostia viva, santa, racional... Éste es vuestro culto razonable" (cf. Rm 12,1).

Lo que somos y vivimos, lo que padecemos y sufrimos, pueden tener valor de redención desde el mismo momento en que se aceptan por fe y se ofrecen por amor. ¿Los vamos a desperdiciar? Lo vivido con amor de Dios y ofrecido adquieren un valor sobrenatural que contribuye al bien de todos. Así, existencialmente, vitalmente, realizamos lo que se canta en la doxología de la plegaria eucarística: "Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre".