domingo, 20 de abril de 2025

De rodillas (Ritos y gestos - XIX), 1ª parte





            La postura de rodillas en la liturgia es polivalente, tiene varios sentido según en qué momento se emplee y en qué contexto de la celebración.


Penitencial y suplicante



            El significado más antiguo es el penitencial, pedir perdón e interceder. La liturgia lo incorporó pronto en oraciones y letanías.

            Ya en las Escrituras aparecen ejemplos. Ante Jesús suplica de rodillas el padre de un hijo endemoniado (Mt 17,14) o el leproso: “Si quieres, puedes limpiarme” (Mc 1,40).

            Por ser gesto penitencial, la Iglesia prohibió que se emplease en el domingo y en los cincuenta días de Pascua, ya que no son tiempos penitenciales, sino de fiesta y solemnidad. Así lo mandaba el canon 20 del Concilio de Nicea: el domingo y los cincuenta días de Pascua se reza de pie, no de rodillas. También, en el ámbito hispano, el II Concilio de Braga (año 572), en el canon LVII:

           “Del mismo modo y según la tradición apostólica, contenida en un canon antiguo, se tuvo por bien que tanto todos los domingos como todos los días de la Pascua hasta Pentecostés, hagamos nuestras oraciones, no postrados ni humillados, sino con el rostro levantado hacia el Señor, porque en estos días celebramos el gozo de la Resurrección del Señor”.

            En los primeros siglos esta postura únicamente expresaba penitencia y por eso se prohíbe. Hoy, que expresa más cosas, como la adoración, y que es postura obligatoria en algunos momentos, no pueden aducirse los cánones antiguos para quedarse de pie… ya que hay normas más recientes para realidades nuevas que en aquel tiempo no se practicaban.

miércoles, 2 de abril de 2025

Ritos peculiares en el año litúrgico (Ritos y gestos - XVIII), y 2ª parte




            -Las campanas en el Gloria. Un rito propio y peculiar se desarrolla en la Vigilia pascual; terminadas las lecturas del Antiguo Testamento y marcando el paso al Nuevo Testamento, se entona el Gloria repicando las campanas.




            Este repicar las campanas aquí tiene un alto valor pedagógico. Desde el Gloria de la Misa en la Cena del Señor las campanas han guardado silencio porque la Iglesia iba a vivir la austeridad del Triduo pascual y la muerte de su Señor. No podían repicar las alegres campanas con sus sonidos. Tres días en silencio: ahora, que resucita el Señor, por fin vuelven a sonar anunciando la Gloria del Resucitado. Terminó el tiempo de duelo y tristeza. Comienza la alegría pascual.

            Dicen las rúbricas: “Terminada la última lectura del Antiguo Testamento, con su responsorio y su oración correspondiente, se encienden las velas del altar y entona solemnemente el himno “Gloria a Dios en el cielo”, que todos continúan, mientras se hacen sonar las campanas, según las costumbres de cada lugar” (CE 349).