lunes, 30 de marzo de 2015

Pregón pascual, Aleluya... ¡lo propio de la Vigilia pascual!

De venerable antigüedad, resuena en nuestras iglesias la noche santísima de la Vigilia pascual el Pregón pascual cantado por un diácono o, en su defecto, por un cantor.

Su letra es invariable -no, no son admisibles paráfrasis, ni cantos parecidos-, resume la gran teología de la Pascua, canta la noche de la resurrección, glorifica a Cristo... y eleva las almas de los fieles.


Una vez al año solamente resuena: ¡qué deseo tan gran de volverlo a oír, de que se nos anuncia líricamente el objeto central de nuestra fe y nos introduzca a vivirlo!

La Iglesia aguarda impaciente ese momento tras una Cuaresma rigurosa y penitente. El templo ha sido encendido por completo al tercer "Luz de Cristo - Demos gracias a Dios", los fieles sostienen en sus manos las velas encendidas de la llama del cirio pascual; entonces el diácono, después de pedir la bendición al sacerdote, inciensa en el ambón -sí, el Pregón, excepcionalmente, es en el ambón- el texto del Pregón pascual y lo entona.

Es teología y poesía; es espiritualidad y lírica; es mística y exaltación. ¡¡Por fin resuena el Pregón pascual de la Iglesia!!

domingo, 29 de marzo de 2015

Jueves Santo, Misa en la Cena del Señor



El Triduo pascual comienza con un hermoso prólogo: la Misa en la Cena del Señor. En la tarde del Jueves Santo se celebra la Eucaristía como Cristo, en aquella tarde, celebró la Cena Pascual judía con sus discípulos. Allí cambia el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre, y lo que era una Cena pascual recordando la Pascua de Egipto, la liberación, ahora es el Sacramento pascual de su Muerte y Resurrección. 



En esa primera Eucaristía, en el cenáculo, les encarga a los apóstoles: “Haced esto en conmemoración mía”. Serán sus sacerdotes, será Cristo mismo por boca de sus sacerdotes en el que en cada Misa transforme el pan en su Cuerpo, verdadera, real y sustancialmente presente. 

Además, nos explicó la síntesis de la perfección, el resumen de lo que es su vida y el misterio de la Pascua, el amor, y por ese amor nos indica: “amaos unos a otros como yo os he amado”. La medida del amor va a ser el amor sin medida. El amor va a dejar de ser un mero sentimiento superficial para ser una realidad consistente que se pone por obra: amar pero amar como Cristo, entregándose y desgastándose, aunque no haya sentimientos ni gustos. Obrar por amor, vivir como Cristo hasta la cruz por amor del prójimo.

La liturgia de esta Misa en la Cena del Señor es sencilla. Se canta el Gloria tocando las campanas como un preanuncio y ya no sonarán las campanas ni se cantará el Gloria hasta la gran solemnidad de la Vigilia pascual. 

sábado, 28 de marzo de 2015

Mi 6ª conferencia teresiana (audio): el amor-fraternidad

Como ya sabéis, en este Año Jubilar teresiano he sido invitado, entre otras cosas, a impartir 9 conferencias-pláticas sobre santa Teresa de Jesús en dos sitios distintos de mi diócesis y algunos trabajos teresianos más.




Muy amable y eficazmente, la Delegación Diocesana de Medios de comunicación de mi diócesis les ha puesto un banner en la página inicial de www.diocesisdecordoba.com y sube el audio de cada conferencia mensual.

Aquí tenemos ya la 6ª conferencia, pronunciada el pasado 15 de marzo en la parroquia de Santa Teresa de Jesús, de Córdoba:

http://www.diocesisdecordoba.com/conferencias-con-motivo-del-jubileo-teresiano/

Para vivir la oración, Santa Teresa de Jesús, como maestra y pedagoga, señala una forma de ser orante, un tono vital. Entre esas disposiciones básicas está la de vivir el amor, la fraternidad, con un tono sobrenatural y despojado de todo sentimentalismo (¡¡máxime en esta época donde todo funciona según el sentimiento!!).

viernes, 27 de marzo de 2015

Magisterio: sobre la evangelización (XXVI)

La evangelización o la nueva evangelización está llamada a desarrollarse en los nuevos territorios de misión, pero éstos no están lejos, en tierras lejanas o desconocidas, sino que es terreno de misión las viejas cristiandades europeas, Europa misma, antaño evangelizadora, pero hoy post-cristiana.


Hacerse ilusiones o vivir con la presunción de que Europa misma ya está evangelizada, es negarse a ver la realidad. Quedan muchas expresiones cristianas que han dado origen a la cultura europea; quedan costumbres y tradiciones de orígenes cristianos vividas hoy sin relación a su origen y sentido, teñidas de folclore, salvadas siempre las excepciones (procesiones, romerías, primeras comuniones, bodas...). Pero un nuevo paganismo, el de la secularización, ha barrido Europa entera. Aquí y ahora, estamos en tiempso de evangelización, y las culturas occidentales en general son hoy terreno de misión y evangelización.

jueves, 26 de marzo de 2015

Domingo de Ramos en la Pasión del Señor: su liturgia y su sentido

La liturgia del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor conmemora la entrada festiva y alegre del Señor en Jerusalén para la obra de la Redención y la lectura de la Pasión de Cristo como un anticipo de lo que en esos días hemos de meditar y abrazar. 



Son dos aspectos de la celebración de este día. Al participar en la procesión de ramos vamos cantando a Cristo. Le reconocemos como Rey y Señor. Lo aclamamos como Salvador. Es Cristo, el Mesías, el Redentor anunciado, que asume su pasión, “voluntariamente aceptada”.

Este sentido espiritual nos ayuda a participar en la procesión, a ir cantando, con nuestros ramos de olivo. Estos ramos recuerdan aquella entrada en Jerusalén de Cristo, y no se pueden considerar como amuletos. 

Sirven para la procesión y se bendicen para que se participe en la procesión. Luego se conservan en casa y nos traen a la memoria estos días la victoria de Cristo, su entrada como Rey.


miércoles, 25 de marzo de 2015

Dios y el hombre en la Vigilia pascual

Todos los ritos de la Iglesia en su liturgia no son ceremonias sin más, a las que se asisten sin saber qué tienen que ver con uno mismo ni con su vida.

La liturgia de la Iglesia provoca una respuesta en el hombre que la vive y está en sus celebraciones, expectantes, receptivo, orante. Y es así porque la liturgia es actuación de Dios, el desplegar de la gracia de Dios en sus ritos, oraciones, sacramentos, signos sacramentales, etc... y es la liturgia actuación de Dios porque Él mismo hace presente, aquí y ahora, la gracia de los Misterios salvadores.


En cierto modo, cada uno de los asistentes a la liturgia es como si estuviese presente en ese mismo momento único de la salvación; porque no son acontecimientos del pasado que evocamos, sino acontecimientos divinos que de nuevo se hacen presente aquí y ahora, por gracia, por el Espíritu, para bien de la Iglesia.

Cada rito de la Vigilia pascual afecta a la relación entre el Señor y el hombre, lo toca en su fibra más íntima en la medida en que estemos receptivos, atentos.

Con el hombre tiene que ver el Lucernario, la bendición del fuego y la signación del Cirio, señalando a Cristo como único Señor de la historia, su Principio y su Fin, que engloba por tanto la vida concreta de cada hombre, de cada persona, en su pequeña existencia.

martes, 24 de marzo de 2015

Recapitulación sobre el Padrenuestro

Una mirada final, de síntesis, recapitula la gran catequesis sobre el Padrenuestro.

Miremos y consideremos qué ha dicho el Padrenuestro, qué contiene y cómo habremos de rezarlo piadosa, atenta y amorosamente.


La Oración dominical es riquísima, casi inagotable en su consideración, desvelando nuevos sentidos al meditarla, adquiriendo un sabor nuevo al cantarla o rezarla.

"n. 12. Después de habernos enseñado seis o siete peticiones en esta oración, el Señor, Maestro y Salvador nuestro, que conocía cuánto peligro entraña esta tentación para la presente vida, sólo ésta escogió para exponerla y encarecerla más ardientemente.

¿No hemos dicho acaso: Padre nuestro, que estás en el cielo? ¿Por qué una vez concluida la oración, no habló algo más, bien sobre la petición que puso en primer lugar, o sobre la última, o las que están en el medio, diciendo qué pasaría, por ejemplo, si el nombre de Dios no fuera santificado en nosotros, o si no llegásemos a pertenecer al reino de Dios, o si su voluntad no se hiciera en la tierra como se hace en el cielo, o si Dios no nos guardase de caer en la tentación? ¿Por qué no dijo nada de eso? ¿Qué fue lo que dijo? En verdad os digo que si perdonareis los pecados a los hombres, en conexión con: Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.

lunes, 23 de marzo de 2015

Catequizándonos sobre la cincuentena pascual (textos)

El largo período cuaresmal tiene una finalidad, mira a un objetivo concreto y claro, y no se cierra en sí mismo. La Cuaresma no es un fin en sí misma, sino un medio, una preparación, para lo que luego acontece, como Misterio de gracia y salvación. Así es, la Cuaresma mira a la cincuentena pascual.


La Iglesia, desde el siglo II y III va desarrollando un tiempo festivo y gozoso, los cincuenta días de Pascua, que transcurren desde el mismo día de la Resurrección de Jesucristo (inaugurado con la Vigilia pascual) hasta el día de Pentecostés.

Este es un período que desemboca con el don del Señor resucitado, el Espíritu Santo. Éste puede venir y derramarse en todos, santificando la Iglesia, porque el Señor glorificado es el Señor del Espíritu. La ausencia de Jesús por su Ascensión permite que venga el otro Paráclito, el "Espíritu de la Verdad" que Él derramará desde el Padre.

La solemnidad de Pentecostés ni es una fiesta aislada, ni es un apéndice, sino su culminación, de manera que los cincuenta días posee una unidad. Hay un deseo a lo largo de los cincuenta días de glorificar y alabar al Resucitado y esperar y pedir que nos envíe su Espíritu Santo.

domingo, 22 de marzo de 2015

El encuentro (Palabras sobre la santidad - XII)

Se equivocaría quien pensase que la santidad se origina por el compromiso u opción personal del bautizado, basado en sus propias fuerzas, méritos y recursos humanos. Esa era la herejía pelagiana combatida por san Agustín que aflora con nuevo lenguaje en todas las épocas de la Iglesia.


La santidad es un don, un misterio, una gracia, que nos viene dada: depende de la gratuidad de Dios que se da y que espera, eso sí, una respuesta por parte del hombre, una correspondencia. Esto se puede expresar muy adecuadamente con la categoría "encuentro".

"Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva" (Benedicto XVI, Deus charitas est, n. 1)

sábado, 21 de marzo de 2015

Valores espirituales de la Vigilia pascual

Sin duda, y bien mirado, la Vigilia pascual por sí misma, bien vivida, bien celebrada, bien preparada en las almas, contiene valores espirituales que requieren del esfuerzo ascético, de la atención amorosa.

¿Será una celebración desconocida aún para muchos? ¿Se atreverán a asistir y participar por primera vez, quizás, quienes nunca fueron?


Y asimismo, los que van a vivirla, ¿saben ahondar en sus riquezas y disfrutarlas? ¿Extraen todo el jugo a la celebración principal del año, a la madre de todas las santas vigilias?

Toda la Cuaresma tiene sentido en función de la santa Pascua. La gran Vigilia pascual, tan amada por la Iglesia, es su meta. ¿Qué encontramos en ella?

Lo primero es su aspecto nocturno. Se trata de velar, vigilar, robar tiempo al sueño para estar solamente pendientes del Señor. Poco sentido tiene adelantar cada vez más la Vigilia a las horas de la tarde del Sábado. ¿Velar? Velar un enfermo es pasar la noche junto a él; velar un cadáver es pasar la noche junto a él, el velatorio. En la noche de Pascua velamos, es una vigilia, una vela nocturna.

viernes, 20 de marzo de 2015

Líbranos del Maligno (VIII)

Última petición del Padrenuestro, "líbranos del mal".

Pero sabemos que el mal no es algo abstracto, sino que se refiere, directamente, al Malo, al Maligno, al diablo. Envidioso de los bienes del hombres, lleno de soberbia y arrogancia, busca apartarnos del Amor de Dios y de la Comunión con Él. Sufre de vernos felices, santos, limpios, puros, creyentes.


Es una batalla continua contra Satanás y sus ángeles donde hemos de revestirnos de la armadura de Dios (cf. Ef 6). Renunciamos a Satanás en el bautismo, cada año lo hacemos en la santa Vigilia pascual y con esta petición se inculcaba a los catecúmenos el sentido de esa futura renuncia y su lucha contra el Maligno.

Pero Cristo vence a Satanás. El Señor encadena al Maligno y no le otorga poder alguno contra quienes viven en gracia.

martes, 17 de marzo de 2015

Una Semana Santa muy pobre

Lo confieso: llegadas estas fechas, IV y V semana de Cuaresma, ando preocupado.

Miro a los fieles, al pueblo cristiano entero, y crece la preocupación. ¡¡¡Cuántos van a vivir una Semana Santa muy pobre!!!



Porque es eso lo que van a hacer: vivir la Semana Santa... a su modo y a su aire. Sólo verán procesiones, algunos harán estación de penitencia; tal vez, participen en algún acto piadoso, un Viacrucis por ejemplo. Pero la vivencia litúrgica y espiritual se va a reducir, en muchos, tristemente, a ir a Misa el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor (con sus mejores galas, claro) y no volverán hasta el mismo Domingo de Pascua para la Misa. No se les ha ayudado ni enseñado a armonizar piedad popular y celebraciones litúrgicas: se complementan y hay tiempo para todo.

¿Sólo la Misa del Domingo de Ramos y a lo mejor ir a Misa el día de Pascua si no están muy cansados? ¿Ya está? Sí, ya está. Y se pierden lo mejor, la cumbre, el corazón entero del año litúrgico.

sábado, 14 de marzo de 2015

No nos dejes caer en la tentación... (VII)

Expuestos al pecado por nuestra fragilidad, constitutiva de este "ser hombre", rogamos al Señor ser auxiliados con la gracia para no caer en la tentación.


Muchas son las tentaciones, de diversa apariencia, unas más bruscas, otras más refinadas y sutiles que se disfrazan para engañarnos. Hemos de saber identificar pronto lo que es una tentación en la vida, y rechazarla pronto, sin entablar diálogo ni jugar con la tentación.

Es necesario el discernimiento ante las tentaciones y la gracia que nos robustezca para no ser seducidos, arrastrados, engañados.

Por eso, Jesucristo, incluyó esta sexta petición en su Oración: "No nos dejes caer en la tentación", que cotidianamente repetimos porque diariamente somos acosados por la tentación.

viernes, 13 de marzo de 2015

Ofrecerlo todo

Una antífona del Oficio de lecturas reza: "Dios mío, con sincero corazón te lo ofrezco todo" (Sábado I del Salterio). ¡Todo! Porque todo, con sincero corazón, puede ser ofrecido y aportado junto a Cristo para su obra, para la causa de la salvación de los hombres.


En la vida y en la muerte somos del Señor, también, por tanto, en todas las circunstancias: en el trabajo y en el descanso, en la acción y en la contemplación, en la salud y en la enfermedad; todo es de Él y por nuestro ofrecimiento libre, consciente, amoroso, se lo depositamos en sus manos para que Él haga lo que quiera, reparta de lo nuestro a quien quiera.

Lo importante, al ofrecer, es hacerlo con "sincero corazón", esto es, aceptando lo que se es y lo que se vive con suma paz (con la mayor paz posible) y entregarlo.

jueves, 12 de marzo de 2015

Lo que contienen los cincuenta días de Pascua

Hay una unidad sustancial, indivisible, en los cincuenta días de Pascua: es un único Misterio, la Pascua del Señor, con diversos acontecimientos salvadores.


No obstante, y pese a su unidad, a veces se vive y se celebra los cincuenta días de Pascua como una sucesión de fiestas aisladas entre sí y distintas: un día es Pascua, luego se afloja el ritmo espiritual hasta que de pronto es "el día" de la Ascensión y de pronto es "el día" del Espíritu Santo, como si nada tuvieran que ver entre sí.

La unidad de los cincuenta días de Pascua hace, en primer lugar, que cada día se viva, se celebre, se festeje, como si fuera domingo y esto en todos sus aspectos; en segundo lugar, el Misterio de la Pascua es uno e inseparable: resucita, es glorificado a la diestra del Padre y derrama el Don pascual, su Espíritu Santo. Resurrección - Ascensión - Pentecostés son tres partes del único Misterio de Pascua celebrado, gozosamente, durante cincuenta días.

Desde la Vigilia pascual hasta el mismo día de Pentecostés estamos en Pascua, recibiendo el don del Señor. Esta perspectiva, desde la misma Cuaresma, ha de estar presente en la liturgia, en la oración personal y hasta en la hipotética "programación pastoral" de una parroquia o comunidad, para no diluir los cincuenta días pascuales en días anodinos con algunas fiestas salpicando el calendario.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Las ofrendas de la Misa (y V)

¿Qué se ofrece entonces?

¿Qué se lleva al altar?

¿Cuáles son las ofrendas de la Misa?



¿Las enfatizamos con "añadiduras superfluas", que decía Benedicto XVI?

¿Podemos incluir moniciones a cada ofrenda en vez del canto que resuena durante la procesión?

¿Qué le podemos sumar al pan y al vino? ¿Lo que queramos?




5. Única y destacada ofrenda: pan y vino suficientes

A tenor de lo que marcan los documentos de la Iglesia, el realce absoluto lo tendrá exclusivamente la ofrenda del pan y del vino, las únicas que se colocan sobre el altar. En ellas se compendia todo, incluida la vida misma de los oferentes y del pueblo cristiano.

Sobre estos dones, reales, entregados en procesión, reza la Iglesia:


“Presentamos, Señor, estas ofrendas en tu altar como signo de nuestra servidumbre; concédenos que, al ser aceptadas por ti se conviertan para tu pueblo en sacramento de vida y redención”[1]; “Señor, acepta con bondad estas ofrendas, y consagra con tu poder lo que nuestra pobreza te presenta”[2]; “haz que estos dones se transformen en fuente de gracia para los que te invocan”[3].


lunes, 9 de marzo de 2015

Perdona nuestras ofensas (VI)

Diariamente hemos de pedir perdón al Señor porque diariamente pecamos. Sabemos que el justo peca siete veces al día(cf. Prov 24,16), ¿cuánto no pecarán los que no son justos ni viven en la presencia de Dios?

Son muchos nuestros pecados; hemos pecado y cometido iniquidad, atentando contra Dios y contra los hermanos. Es justo que pidamos perdón.

En este peregrinar también recibimos humillaciones, ultrajes, desprecios, ataques, de los demás, y vendrán después, arrepentidos, a pedirnos a nosotros el perdón. Es igualmente de justicia que sepamos perdonar. Esta es la condición para el perdón divino: que sepamos perdonar de corazón al hermano.

Lo que naturalmente nos parece difícil y en ocasiones imposible, la oración y la gracia de Dios lo hacen posible. El perdón que otorgamos será la medida del perdón que recibiremos. Así nos lo enseñó el Señor al entregarnos la Oración dominical.

domingo, 8 de marzo de 2015

Espiritualidad de la adoración (I)

La adoración eucarística es un tesoro que renueva y vivifica el alma y fortalece e impulsa la vida de la Iglesia, de cada parroquia, comunidad, monasterio. Por ello es necesario inculcar y desarrollar una espiritualidad de la adoración que conduzca a un renovado aprecio por la adoración eucarística para cada persona y para cada comunidad, así como ampliar los tiempos dedicados al Santísimo expuesto en cada parroquia, en cada comunidad, en cada monasterio.


La adoración eucarística es una fuente de vida para la Iglesia, una verdadera acción pastoral que, cuanto más se cuida, mayores bienes reporta.

Para ello es necesario ir profundizando en la espiritualidad de la adoración eucarística.

viernes, 6 de marzo de 2015

Plegaria: el silencio de Cristo en su Pasión

La meditación, hecha plegaria, de san Juan de Ávila sobre la Pasión de Cristo nos conduce a la intimidad del Señor.
 
Oramos y vemos la grandeza de la Pasión, los dolores inestimables de Cristo y su inmenso amor por cada uno de nosotros. Todo convida a amor, y todo hiere nuestro corazón para poder responder con amor.


Así, al mismo tiempo, nos dejamos conducir y aprendemos de la doctrina de un gran doctor, san Juan de Ávila, que merece ser conocido por todos.



El Señor calla en su Pasión

            ¡Bendito sea tu callar, Señor, que callaste por dentro y por fuera el día de tu pasión: por fuera, no maldiciendo ni respondiendo; y en lo dentro, no contradiciendo, sino aceptando con mucha paciencia los golpes y las voces, y las penas de tu pasión, pues tanto hablaste en los oídos de Dios, que antes que hablemos somos escuchados!

            Y esto no es ninguna maravilla, porque cuando nosotros no éramos nada, tú nos hiciste; y antes de que lo supiéramos pedir, nos mantuviste en el vientre de nuestra madre y fuera de él; y, antes de que los pecados nos derribasen, tú nos guardaste; y cuando caímos por nuestra culpa, tú nos levantaste y nos buscaste sin que nosotros te buscásemos; y, lo que es más, antes que naciésemos, ya tú habías muerto por nosotros, y nos tienes aparejado tu cielo. No es mucho que de quienes tanto cuidado has tenido, antes que lo tuviesen de ti, lo tengas en esto; y que, viendo tú de qué teníamos necesidad, nos lo des muchas veces, sin esperar a que nos cansemos pidiéndotelo, pues tú te cansaste tanto pidiéndolo y ganándolo para nosotros.


miércoles, 4 de marzo de 2015

El pan cotidiano (V)

A Dios le interesa todo lo nuestro, como Padre, y nuestra vida también está sujeta en el orden terreno a necesidades distintas.

Pero Él provee. Miremos los lirios del campo y los pájaros del cielo; sabemos que ni un gorrión cae al suelo sin que el Padre lo sepa y que los cabellos de nuestra cabeza están contados. Teniendo qué comer y con qué vestir nos basta, señalaba san Pablo en su experiencia itinerante. El orden de la Providencia nos acompaña, liberándonos de ataduras y preocupaciones estériles y de afán de riquezas.


Sabe Dios, además, que el hambre es dura, tanto la del cuerpo como también la del alma, y Él provee no sólo alimentos terrenos, sino el alimento que perdura hasta la vida eterna.

Nosotros oramos y pedimos confiadamente, renovando la confianza en su providencia.


"n. 7. Restan las peticiones que se refieren a nuestra vida de peregrinos. Por eso, sigue así: Danos hoy nuestro pan de cada día. Danos los bienes eternos, danos los temporales. Prometiste el reino, no nos niegues el auxilio. Nos darás la gloria eterna en tu presencia; danos en la tierra el alimento temporal. Por esto decimos de cada día; por esto hoy, es decir, en este tiempo. Cuando haya pasado esta vida, ¿pediremos acaso el pan de cada día? Entonces no se nos hablará de cada día, sino de hoy. Se habla de cada día ahora, cuando a un día que pasa sucede otro. ¿Se hablará de cada día cuando ya no habrá más que un único día eterno?

martes, 3 de marzo de 2015

Participar en la liturgia: gestos y posturas corporales

Participar incluye los gestos y posturas corporales que todos los fieles adoptan en determinados momentos de la liturgia: de pie, sentados, de rodillas, procesión, santiguarse, inclinarse...

Es un nivel básico, primero, de participación común en la liturgia, que debe enseñarse y cuidarse. Así, una vez más, participar es algo más, mucho más, que intervenir "haciendo algo", "leyendo algo".



La participación de todos los fieles en la santa liturgia ha de ser también exterior, activa. Todos toman parte con las diversas posturas y algunos gestos, según los distintos momentos de la liturgia, para unirse al Misterio que se celebra también de forma externa, significativa. La participación no es sólo un sentimiento interior de devoción o recogimiento como tampoco es la continua intervención, el movimiento, los inventos para que “muchos participen” añadiendo moniciones, ofrendas, etc… Benedicto XVI, elegantemente, escribía: 

“Pero no hemos de ocultar el hecho de que, a veces, ha surgido alguna incomprensión precisamente sobre el sentido de esta participación. Por tanto, conviene dejar claro que con esta palabra no se quiere hacer referencia a una simple actividad externa durante la celebración” (Exh. Sacramentum caritatis, n. 52).

Las mismas posturas, que todos adoptan unánimemente en la celebración litúrgica, son expresión clara de participación, de modo que estar de pie, sentado, de rodillas o trazar el signo de la cruz o hacer una inclinación, etc., son formas de participación de todos. Así lo interior se hace también exterior, manifestación del corazón que se adhiere a la liturgia:

lunes, 2 de marzo de 2015

Mi 5ª conferencia teresiana: Camino de perfección

Un libro singular, más parecido a un catecismo que a una exposición teológica, es el "Camino de perfección", escrito gustosamente por santa Teresa, a petición de sus monjas, en aquellos años fecundos y "descansados" de san José de Ávila (1562-1567).

¿Cómo hay que orar?

Más aún, ¿cómo llegar a ser orantes, es decir, personas de oración?


Santa Teresa se muestra aquí maestra y pedagoga.

La quinta conferencia teresiana que he pronunciado, según el programa de este Año jubilar, versa sobre "Camino de perfección, el catecismo teresiano".

Se pronuncia cada conferencia al menos en dos ocasiones: en la parroquia de Santa Teresa (Córdoba) y en las Carmelitas descalzas (también de Córdoba).


domingo, 1 de marzo de 2015

Tu voluntad, Padre (IV)

La voluntad de Dios es nuestra paz. Nada malo quiere Él, sino que todo lo ordena para nuestro bien y nuestra salvación, para ir trazando una historia que es historia de salvación.


La voluntad de Dios es nuestra paz. Ya incluya la cruz, como la de su Hijo, o la oscuridad, como Getsemaní, siempre desemboca en salvación y vida. La voluntad de Dios guía nuestra vida y así el creyente, como Abrahán, es el hombre de fe que se fía y obedece: "Sal de tu tierra"; o los santos a lo largo de la historia de la Iglesia, que buscaban sentir internamente la voluntad del Señor y realizarla con amor.

"Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad" (Hb 10) fue la plegaria del Hijo al encarnarse y entrar en el mundo, y en Él encontramos el método de vida: buscar al Señor y su voluntad, realizarla fiándonos de Él.

Cada día pedimos que nosotros en la tierra hagamos siempre su voluntad como los ángeles la realizan en el cielo; cada día abrimos nuestra existencia a un principio orientador, bueno y santísimo, que es la voluntad de Dios Padre.