Hay afirmaciones o escritos que son de compromiso, y se nota que son de compromiso: se recurre a tres lugares comunes, tres tópicos que no comprometen, y se sale airoso del paso. Esto también sirve, en ocasiones, para el Magisterio pontificio, que, con suavidad, debe a veces ser tan sutil que hay que leer entre líneas ciertos Mensajes, Cartas o Discursos, ya que junto a una somera alabanza inicial de la persona o del acontecimiento, viene luego una carga de profundidad, escrita o dicha tan suavemente, que los torpes o encegados no quieren o no saben descubrir.
Pero hay muchas otras ocasiones, también en el Magisterio, donde sin trabas, se ve ardor, pasión, recalcando algo.
Éste es el caso de un Mensaje del papa Benedicto XVI a un Congreso sobre von Balthasar. No es un telegrama, o una nota breve, de adhesión impartiendo la Bendición Apostólica al final, sino una glosa de la persona de Hans Urs von Balthasar, donde no se ahorran elogios, y luego una descripción del volumen y alcance de su teología.
Este
Mensaje de Benedicto XVI bien podría servir como una guía inicial para conocer y captar los núcleos del pensamiento teológico de Balthasar.
De paso, y no menos importante, es destacar cómo tanto Balthasar como su teología, está en absoluta sintonía eclesial y es un Papa quien lo ensalza. Jamás se le puede tachar de liberal, modernista o progresista: es una Papa quien reconoce el valor de Balthasar.
"Señores cardenales;
venerados hermanos en el
episcopado y en el sacerdocio;
ilustres señoras y señores:
Con gran placer me uno
espiritualmente a vosotros en la celebración del centenario del nacimiento de
Hans Urs von Balthasar, insigne teólogo suizo, al que tuve la alegría de
conocer y tratar. Creo que su reflexión teológica conserva intacta hasta hoy
una gran actualidad e impulsa aún a muchos a adentrarse cada vez más en la
profundidad del misterio de la fe, llevados de la mano por un guía tan
autorizado. En una ocasión como esta es fácil caer en la tentación de volver a
los recuerdos personales, a causa de la sincera amistad que nos unía y por los
numerosos trabajos que emprendimos juntos, afrontando los numerosos desafíos de
aquellos años. La fundación de la revista Communio, inmediatamente después
del concilio Vaticano II, es el signo más evidente de nuestro compromiso común
en la investigación teológica. Sin embargo, ahora no quiero hablar de
recuerdos, sino más bien de la riqueza de la teología de von Balthasar.