A poco que se conozca el magisterio de Pablo VI, veremos una sucesión de catequesis, audiencias, discursos y homilías sobre el Concilio Vaticano II, que él sancionó y promulgó, presentándolo a los fieles. En su palabra hallamos las interpretaciones exactas de los documentos conciliares, presentaciones globales, precisiones de matices que, en su momento y en gran medida, se ignoraron.
Pablo VI quiso explicar el Concilio Vaticano II a toda la Iglesia con mucha paciencia; quiso explicarlo subrayando sus grandes ideas, sus claves de interpretación y el modo de aplicarlo correctamente a la vida de todo el pueblo cristiano.
Otros, tal vez, prefirieron ampararse en la propia subjetividad, apelar al "espíritu del Concilio" y despreciando los documentos aprobados y la interpretación autorizada del Papa, forzar el Concilio según las propias ideologías y corrientes de moda.
A nosotros, ahora, a punto de iniciar el Año de la Fe nos corresponde, según el deseo de Benedicto XVI conocer el Concilio Vaticano II, difundirlo y estudiarlo. Para ello hoy veremos una presentación global que hizo Pablo VI señalando los principios fundamentales que dan cohesión a todo el corpus conciliar.
"Después del Concilio estamos buscando en sus enseñanzas las líneas directrices de la renovación de la vida cristiana. Algunas de estas líneas, ciertamente las principales, se refieren a la doctrina, otras, que ahora queremos evocar sumariamente en estos nuestros coloquios familiares de las audiencias semanales, se refieren a la acción, la vida práctica, la formación moral y ascética del discípulo de Cristo.