viernes, 22 de agosto de 2014

Cristo curando

La vida terrenal del Señor muestra hasta qué punto sintió las enfermedades y dolencias de los demás y las cargó sobre sí, sanando, curando y subiendo al árbol de  la cruz.


No necesitaban médico los sanos, sino los enfermos y por eso Él ha venido, para sanar y rescatar. Este modo sencillo de hablar explica la obra redentora de Cristo. Las curaciones revelan su poder salvador y son signos creíbles de su Persona que suscitan la fe y la ratifican. Son los signos mesiánicos de la venida del Reino.

"Enseñaba el Evangelio del Reino en las sinagogas y en los pueblos y después de la predicación y la enseñanza curaba toda enfermedad y dolencia, para persuadir por sus obras a aquellos a quieens no había convencido por su palabra. Sólo del Señor se puede decir con propiedad: Sanando toda enfermedad y toda dolencia; porque para él no hay nada imposible" (S. Jerónimo, Com. Ev. San Mateo 9,35).

Jesús logra la recuperación total del enfermo, curando tanto su cuerpo maltrecho como el alma, llena de pecados y de miedos, de esclavitudes y cadenas.

"Es tocada la mano de la mujer; al ser sanadas sus obras desaparece la enfermedad de sus pecados. La naturaleza humana es tal que, después de la fiebre, el cuerpo experimenta una fatiga mayor y aun cuando comienza a recuperar la salud, continúa experimentando los dolores de la enfermedad. Al contrario, la salud que confiere el Señor obra la recuperación total del enfermo" (S. Jerónimo, Com. Ev. San Mateo 8, 14.15).

Muy significativa es la curación de paralítico, descendido en camilla por el techo, y es curado gracias a la fe de los otros, de aquellos que lo habían llevado.

"En sentido tropológico, es el alma que desfallecida en su cuerpo, con todas las fuerzas de sus miembros quebrantadas, es presentada al Señor para ser curada por el médico. Cuando es sanada por su misericordia, recibe tanta fuerza que inmediatamente lleva su camilla" (S. Jerónimo, Com. Ev. San Mateo, 9,2).

4 comentarios:

  1. ¿Qué mueve a Cristo para sanar a los enfermos? Contestamos: la compasión, la misericordia. Pero la compasión, la misericordia, de Jesús va mucho más allá del mero sentimiento al que alude esta respuesta. El dolor de Jesucristo es que la obra preciosa del Padre Creador se pierda y, por eso, su sanación no quiere dar simplemente la salud en esta tierra sino una vida abundante, la vida eterna.

    Para mucha gente la sanación es como el culmen de su relación con Dios, sentirse libres de sus limitaciones y enfermedades es lo que más anhelan, pero lo que leemos en la Escritura es muy diferente: sanarse es sólo el comienzo.

    Si reflexionamos sobre milagros concretos de Jesús podemos percibir el signo de la llegada del Reino: La lepra destruye el tejido y aísla al enfermo, como hace el pecado en el pecador. La ceguera hace que no se reconozcan los peligros ni de dónde viene el verdadero auxilio, como sucede con la ignorancia de quien desconoce a Dios y la maldad del pecado. La sordera impide la comunicación, como la sordera a la Palabra divina impide la comunicación con Dios. La parálisis nos encierra en una prisión de inmovilidad, como el pecado nos encarcela en la cárcel de nuestros intereses. Y, por último, Cristo revivificó a algún fallecido y Él da la vida nueva a quien cree y cumple su voluntad.

    ¡Qué me acerque a Ti, Señor, para ser sanado, para recibir lo que nadie más me puede dar!

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    1. Julia María:

      Así es.

      Las enfermedades físicas que Cristo curó, que eran reales, a un tiempo eran símbolos de distintas enfermedades del alma.

      Necesitamos ser sanados. Hay que implorarlo.

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  2. Qué buenas las citas de san Jerónimo.

    Me parece muy acertado lo que ha observado: "No necesitaban médico los sanos, sino los enfermos y por eso Él ha venido, para sanar y rescatar. Este modo sencillo de hablar explica la obra redentora de Cristo. Las curaciones revelan su poder salvador y son signos creíbles de su Persona que suscitan la fe y la ratifican. Son los signos mesiánicos de la venida del Reino."

    Es importante darnos cuenta de ello, porque la curación que realiza el Salvador siempre tiene como punto de vista la salud del alma, la efusión de la santidad, y no sólo la mera salud corporal.

    El Señor nos quiere sanar del pecado, y primero, sanando la enfermedad corporal, que es efecto del pecado original, por el que entró la corrupción en el mundo, muestra su Soberanía, muestra que es Señor, muestra que es Médico.

    Gracias, y un abrazo muy fuerte, sin que sirva de precedente, jeje

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    1. Alonso:

      Al Señor le importa la salud del cuerpo porque la muerte entró por envidia del diablo y la enfermedad, por tanto, es signo de una naturaleza creada desordenada y falible.

      Pero, también, sobre todo, no lo olvidemos nunca, esa efusión de santidad y no meramente la salud corporal. Ésta si se quebranta, se puede vivir de un modo nuevo y redentor, ofreciendo y compartiendo con Cristo, completando en nuestra carne lo que falta... etc....

      Le acepto el abrazo, ¡no faltaba más!, ya que no ha venido en plan de discutir y echar abajo la catequesis (jejejeje)

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