martes, 12 de marzo de 2013

Magisterio: sobre la evangelización (IV)

Salvando las particularidades de un discurso que se pronuncia en un lugar concreto, y que tal vez no se pueden generalizar, las palabras de Juan Pablo II en Santo Domingo, en 1984, marcan el camino y presentan una mirada panorámica.

Primero, los retos que en aquel momento veía el Papa que la nueva evangelización debe afrontar:

"Los retos del momento: Al contemplar el panorama que se abre a la nueva evangelización, no es posible desconocer los desafíos que esa labor ha de enfrentar. 
 
La escasez de ministros cualificados para tal misión, pone el primero y quizá mayor obstáculo. 

La secularización de la sociedad, ante la necesidad de vivir los valores radicalmente cristianos, plantea otra seria limitación. 

Las cortapisas puestas a veces a la libre profesión de la fe son, por desgracia, hechos comprobables en diversos lugares. 

El antitestimonio de ciertos cristianos incoherentes o las divisiones eclesiales crean evidente escándalo en la comunidad cristiana. 

El clamor por una urgente justicia, demasiado largamente esperada, se eleva desde una sociedad que busca la debida dignidad. 

La corrupción en la vida pública, los conflictos armados, los ingentes gastos para preparar muerte y no progreso, la falta de sentido ético en tantos campos, siembran cansancio y rompen ilusiones de un mejor futuro. 

A todo ello se añaden las insolidaridades entre naciones, un comportamiento no correcto en las relaciones internacionales y en los intercambios comerciales, que crean nuevos desequilibrios... 

Ante estos retos, hay muchos problemas que escapan a la posibilidad de acción y a la misión de la Iglesia. Es, sin embargo, necesario que ella redoble su esfuerzo, para hacer presente a Cristo Salvador, para cambiar corazones mediante una evangelización renovada, que sea fuente de vitalidad cristiana y de esperanza". 

(Juan Pablo II, Homilía en la celebración de la Palabra, 
Santo Domingo, 12-octubre-1984).


 
Avanza el discurso: ¿por dónde ir? ¿Qué merece ser potenciado? ¿Cuáles son las esperanzas de esta nueva evangelización?
"He aquí algunas metas para este momento tuyo: 
 
—esperanza de una Iglesia, que firmemente unida a sus obispos —con sus sacerdotes, religiosos y religiosas al frente —se concentra intensamente en su misión evangelizadora y que lleva a los fieles a la savia vital de la Palabra de Cristo y a las fuentes de gracia de los sacramentos; 

—esperanza de ulterior crecimiento de vocaciones sacerdotales y religiosas, para llevar a cabo la nueva evangelización de los pueblos latinoamericanos, a partir del rico patrimonio de verdades sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre, que proclamó Puebla; 

—esperanza de una Iglesia fuertemente empeñada en una sistemática catequesis, que complete en los fieles la evangelización recibida; 

—esperanza de los jóvenes, que plenamente acogidos y alimentados en su espíritu, dé a la Iglesia, en un continente de jóvenes, horizontes de vigor nuevo en su fidelidad a Dios y al hombre por El; 

—esperanza de un laicado consciente y responsable, comprometido en su misión eclesial y de ordenación del mundo según Dios; 

—esperanza de reconciliación entre los pueblos hermanos, desterrando guerras y violencias; para reconocerse en la unidad de una gran patria latinoamericana, libre y próspera, fundada en un común substrato cultural y religioso; 

—esperanza de grupos étnicos que quieren mantener su identidad y cultura peculiar, sin renunciar a la común solidaridad y progreso, y que necesitan una más plena evangelización; 

—esperanza del movimiento de los trabajadores que luchan por más dignas condiciones de vida y de trabajo; de los sectores intelectuales que reencuentran los valores éticos y culturales de su pueblo para servirlos y promoverlos; de los científicos y tecnólogos que quieren ordenar los recursos del saber a la elevación y progreso de América Latina".

2 comentarios:

  1. El continente americano, dejando al margen diferencias norte-sur y las propias luces y sombras de Hispanoamérica, se ha asimilado a Europa como consecuencia de la globalización, secularización y actuación de grupos de presión; las diferencias se atenúan, las semejanzas se intensifican.

    El escritor mexicano Gabriel Zaid cuenta que, a principios de los años setenta, le dijeron que un obispo europeo interesado en la cultura deseaba entrevistarse con él. Movido por la curiosidad el escritor acudió al encuentro. En el curso de la conversación, el obispo le dijo que la renovación que el Concilio Vaticano II había aportado en todos los órdenes era importantísima pero que, para asegurar la misión de la Iglesia en los próximos años, era absolutamente necesario que renaciese una cultura católica. El obispo preguntó entonces a Zaid qué se podía esperar de México. Éste, desolado, confiesa: "No pude darle la menor esperanza. En México, fuera de los vestigios de mejores épocas y de la cultura popular, se acabó la cultura católica. Se quedó al margen, en uno de los siglos más notables de la cultura mexicana: el siglo XX. ¿Cómo pudo ser? Todavía me lo pregunto”. Idéntica respuesta sería la nuestra.

    Yo destacaría, de entre los retos y esperanzas para todo el universo cristiano: la secularización de la sociedad y la esperanza de una Iglesia que, con sus obispos, sacerdotes y consagrados al frente, se concentrara intensamente en su misión evangelizadora, esperanza en la que se incluye la de un laicado formado y, por tanto, consciente, responsable y comprometido en su misión de ordenación del mundo según Dios.

    En oración ¡Qué Dios les bendiga!

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  2. Me da por pensar que en esto cada uno de nosotros hemos de asumir nuestra responsabilidad. Asumo mi responsabilidad por mi falta de formación. Ha sido una dejación lamentable de mis responsabilidades, por ejemplo y para empezar. Alguien suele decir que lo mucho que queda por hacer es lo poco, muy poco o ínfimo, que cada uno de nosotros deja por hacer.
    Muchas gracias, Padre por este recordatorio, que siempre es necesario. Abrazos en CRISTO. DIOS le bendiga. Sigo rezando.

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