Asumamos hoy pensamientos de san Agustín, frases cortas, máximas, de gran elegancia pero, al mismo tiempo, llenas de sabiduría que a nosotros, hoy, nos pueden iluminar.
Lo que viene de Dios y está en nosotros, es pura gracia, es bueno y digno de ser apreciado. Pero lo que desagrada a Dios es esa parte que nosotros añadimos, nuestro propio pecado. En algo habremos de coincidir con Dios: en odiar lo que Él odia, el pecado, que a nosotros nos desfigura y nos destruye.
La libertad, es decir, la capacidad operativa de nuestra voluntad, necesita ser sanada. Sin la gracia, la libertad no es libre (valga la expresión): necesita ser sanada, purificada, orientada. Sólo la gracia puede hacer esa obra en nuestra libertad, ampliando sus horizontes pues ya no está atada al pecado, y es llenada para que contenga bienes mayores. Sin la gracia, la libertad se pierde y se esclaviza pronto.
La obra de Dios consiste en dar y en quitar. El quitar de Dios es la supresión de aquello que no es bueno ni santo pero donde nuestro corazón se ha detenido. La purificación es ardua, en ocasiones incluso dolorosa, pero siempre necesaria. Al quitar de Dios le sucede el dar: otorga sus bienes sólo cuando ya hay capacidad en el corazón (¡se dilata el corazón!) para recibir los bienes de su gracia.
La verdad y el amor siempre están unidos. El Bien que conocemos nos conduce a amarlo, y al amarlo se desea para recibirlo. La Verdad se realiza en la Caridad. Esta caridad permite una fruición (gozo, disfrute) maravillosa y única de la Verdad, gozando feliz de lo que se conoce.
¡Qué cierto! Estamos apegados a esta vida terrenal. La vida es un don de Dios... pero nos aferramos a ella como si fuera lo único y lo último por mucho que haya en ella tribulaciones y miserias. Hasta de esta vida terrena hemos de estar desprendidos: es una gracia que hemos de suplicar.
Por último, un término que san Agustín expresa muchas veces, "mendigo de Dios", para recordarnos cómo sólo ante Dios somos unos mendigos que extendemos las manos para recibir su gracia: sin ella nada somos ni podemos.
Una vez más, muchas gracias, Padre. Abrazos en CRISTO. Sigo rezando
ResponderEliminarTodo se nos ha dado, nada es nuestro, todo se nos da, todo se nos regala para devolverlo fructificado; lo recibimos para darlo, fructificado en la entrega.
ResponderEliminar“Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno” ¡Qué Dios les bendiga!
Estupenda colección de frases y breves reflexiones, D. Javier. Gracias :D
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