Una homilía, realmente memorable, del papa Benedicto XVI, contiene una mistagogia completa de los santos óleos.
En general, las homilías de la Misa crismal suelen ser -lo siento mucho- una exhortación moral y espiritual a los sacerdotes para que renueven sus promesas de ordenación, nombrando sólo de pasada, como un inciso de obligado cumplimiento, los óleos.
Sin embargo, son los óleos, y no la renovación de las promesas sacerdotales, el centro de la Misa crismal. Por esta razón, parece casi paradigmática la homilía pronunciada en la Misa crismal de Roma en 2011. Tres óleos para tres unciones distintas y de distinto valor.
El óleo de los catecúmenos, ¿qué significa y para qué se aplica? ¿Qué se le pide a Dios al ungir así a un catecúmeno?
"Tenemos en primer lugar el óleo de los catecúmenos. Este óleo muestra como un primer modo de ser tocados por Cristo y por su Espíritu, un toque interior con el cual el Señor atrae a las personas junto a Él. Mediante esta unción, que se recibe antes incluso del Bautismo, nuestra mirada se dirige por tanto a las personas que se ponen en camino hacia Cristo – a las personas que están buscando la fe, buscando a Dios. El óleo de los catecúmenos nos dice: no sólo los hombres buscan a Dios. Dios mismo se ha puesto a buscarnos. El que Él mismo se haya hecho hombre y haya bajado a los abismos de la existencia humana, hasta la noche de la muerte, nos muestra lo mucho que Dios ama al hombre, su criatura. Impulsado por su amor, Dios se ha encaminado hacia nosotros.
“Buscándome te sentaste cansado… que tanto esfuerzo no sea en vano”, rezamos en el Dies irae. Dios está buscándome. ¿Quiero reconocerlo? ¿Quiero que me conozca, que me encuentre? Dios ama a los hombres. Sale al encuentro de la inquietud de nuestro corazón, de la inquietud de nuestro preguntar y buscar, con la inquietud de su mismo corazón, que lo induce a cumplir por nosotros el gesto extremo. No se debe apagar en nosotros la inquietud en relación con Dios, el estar en camino hacia Él, para conocerlo mejor, para amarlo mejor.
En este sentido, deberíamos permanecer siempre catecúmenos. “Buscad siempre su rostro”, dice un salmo (105,4). Sobre esto, Agustín comenta: Dios es tan grande que supera siempre infinitamente todo nuestro conocimiento y todo nuestro ser. El conocer a Dios no se acaba nunca. Por toda la eternidad podemos, con una alegría creciente, continuar a buscarlo, para conocerlo cada vez más y amarlo cada vez más. “Nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti”, dice Agustín al inicio de sus Confesiones.
Sí, el hombre está inquieto, porque todo lo que es temporal es demasiado poco. Pero ¿es auténtica nuestra inquietud por Él? ¿No nos hemos resignado, tal vez, a su ausencia y tratamos de ser autosuficientes? No permitamos semejante reduccionismo de nuestro ser humanos. Permanezcamos continuamente en camino hacia Él, en su añoranza, en la acogida siempre nueva de conocimiento y de amor"" (Benedicto XVI, Hom. en la Misa crismal, 21-abril-2011).
Que homilia tan estupenda Don Javier. No solo explica y enseña sino que además anima a seguir y a encontrar a Jesús y no solo a eso sino a dejarnos encontrar por Él. En fin realmente completa e interesante, gracias Don Javier por acercárnosla.
ResponderEliminarPor cierto he tenido la sensación de que al menos una parte de ella podría haber sido útil también en cuaresma que no es sino el camino a la Pascua. ¿Me equivoco quizá?
en fin lo dicho Don Javier gracias por acercarnos el texto.
Un saludo a usted y a todos los lectores y comentaristas del blog y que Dios les bendiga
Eso que hace el Papa se llama mistagogia.
EliminarToma algo de la liturgia, lo explica y saca las consecuencias espirituales, existenciales, de vivirlo.
Ese método -la mistagogia- lo empleó Benedicto XVI en ocasiones, de una manera brillante, y creo que es el camino para vivir la liturgia en toda su hondura. ¡Que es algo más que ceremonia estética!
“.. un primer modo de ser tocados por Cristo y por su Espíritu, un toque interior con el cual el Señor atrae a las personas junto a Él”. Cristo nos toca especialmente en los sacramentos y signos de la liturgia de la Iglesia.
ResponderEliminar“Buscándome te sentaste cansado… El conocer a Dios no se acaba nunca” ¿Es posible en estos tiempos de secularización e indiferencia religiosa, conocer a Dios? Sí, si es “auténtica nuestra inquietud por Él”; en la Biblia se nos dice: Buscarás al Señor, tu Dios, y lo encontrarás si lo buscas de todo corazón, y Jesús: el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Dios siempre nos está buscando pero es necesario buscar personalmente su verdadero rostro, y para ello se requieren unas actitudes, una disposición. A Dios podemos comprenderlo, conocerlo, "el que me ha visto a mí ha visto al Padre" responde Jesús a Felipe, aunque no podamos comprehenderlo.
En oración ¡Qué Dios les bendiga!
¡Claro! Podemos conocer a Dios, por la razón y por la fe, aceptando la revelación sobrenatural.
EliminarEl camino del conocimiento de Dios es muy vital y las luchas no paran; al catecúmeno, que se va a entregar a la Luz y va conocer al Verdadero, se le unge para que sea fortalecido.
Me da por pensar que todo esto pertenece a la Tradición de la Iglesia, tan desconocida por mi. Muchas gracias, Padre por instruirme. Sigo rezando.
ResponderEliminarLa Tradición de la Iglesia, incluyendo su liturgia, es un venero maravilloso, una fuente cristalina. Lo malo es cuando la reducimos a aspectos devocionales o meramente estéticos, que todo sea bonito y barroco.
EliminarUn abrazo.