domingo, 22 de mayo de 2022

La redención por la cruz

El método de la redención fue la Cruz. Cristo asumió en su carne el pecado de toda la humanidad y clavó en la cruz todo nuestro pecado.


Lo que estaba anunciado en Is 53, fue cumplido con creces en Jesucristo: 'él cargó con nuestros dolores... sus heridas nos han curado'. El sufrimiento de Cristo en su pasión y cruz fue un sufrimiento redentor, lleno de amor, por nosotros y fue un sufrimiento vicarial, es decir, por otros, por nosotros. Se explique como se explique, y vengan las teorías teológicos que vengan, el dato de la fe es que el sufrimiento de Cristo fue redentor y vicarial.

Esta es la realidad de la redención: fue realizada mediante el sacrificio de Cristo. Su pasión y muerte en cruz no fue un accidente, ni un símbolo, ni una mera solidaridad "con los pobres del mundo". Incluso, a veces, provoca rechazo la misma palabra "sacrificio", que es oblación voluntaria a Dios como algo santo que se entrega. Estas son reducciones de la redención que jamás la explican en su totalidad.

La pasión y la cruz son el sacrificio de la redención para que la humanidad tuviera vida abundante. Valdría la pena la lectura de los números del Catecismo 599-623. ¿Qué alcance tuvo la cruz? Dice el Catecismo:

"El "amor hasta el extremo"(Jn 13, 1) es el que confiere su valor de redención y de reparación, de expiación y de satisfacción al sacrificio de Cristo. Nos ha conocido y amado a todos en la ofrenda de su vida (cf. Ga 2, 20; Ef 5, 2. 25). "El amor [...] de Cristo nos apremia al pensar que, si uno murió por todos, todos por tanto murieron" (2 Co 5, 14). Ningún hombre aunque fuese el más santo estaba en condiciones de tomar sobre sí los pecados de todos los hombres y ofrecerse en sacrificio por todos. La existencia en Cristo de la persona divina del Hijo, que al mismo tiempo sobrepasa y abraza a todas las personas humanas, y que le constituye Cabeza de toda la humanidad, hace posible su sacrificio redentor por todos" (CAT 616).

El sufrimiento de Cristo fue el medio, el método y el camino de la redención de la humanidad, sabiendo que ese sufrimiento fue redentor y vicarial.

"Jesús personifica el caso del inocente abrumado por el dolor. Ahora bien, este caso individual reviste un alcance universal. La Pasión demuestra que para toda la humanidad el sufrimiento no es un castigo. En efecto, Cristo ha tomado sobre sí todas las consecuencias del pecado de la humanidad, sobre todo los sufrimientos que habría merecido el pecado; cargando con ellas en calidad de inocente, confiere a esos sufrimientos un significado distinto, un valor redentor. Tal es la verdad implicada en las palabras de Jesús: el Hijo del hombre que 'da su vida en rescate por muchos' es aquel, que, al ofrendar su vida, toma a su cargo la deuda del pecado de la humanidad, y en consecuencia confiere a su sufrimiento y a su muerte un sentido totalmente distinto del que habrían podido tener el sufrimiento y la muerte merecidas como castigo del pecado...

La sustitución tiene un efecto mucho más radical: sustituyéndonos a nosotros, Cristo ha hecho recaer enteramente sobre él el dolor y la muerte que derivan del pecado y ha cambiado su sentido para nosotros. En Cristo se han convertido en materia del sacrificio redentor, camino de salvación...

Por medio de su Pasión, Jesús no nos dispensa del sufrimiento y de la muerte. Si seguimos todavía sometidos a las dos cosas, es porque él nos asocia a su obra redentora: el dolor no es castigo de nuestros pecados, sino instrumento de salvación a través del cual cooperamos a la redención del mundo" (GALOT, J., Jesús, liberador. Cristología II, Madrid 1982, p. 322).

La catequesis cristológica nos sirve, entonces, no sólo para conocer a Cristo, tarea siempre fundamental, sino para comprender bien la obra de la redención, según la fe de la Iglesia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario