43. Graba en tu corazón la
puerta de tu Sagrario.
44. Canta y goza la liturgia adorando, descalzándote
y contempla el espectáculo admirable de la zarza que arde y no se consume: ¡es
el Paso salvador de Dios en sus misterios!
45. Quieres volar, ¿no sabes que es Dios el que pone
ese deseo en tu alma? Por tanto, es Él el que se compromete para hacerte volar
cuando Él crea oportuno. Mientras, hagamos lo que podamos.
46. Vuela
a la santidad, pero no como los mosquitos que hacen ruido y pican con cólera,
sino con majestuosidad, como las águilas.
49. El
camino de la santidad es múltiple y adecuado para cada alma. Es el Señor quien
nos santifica
52. La
santidad es además deseo de Dios, pasión por Cristo, un gran amor por la Iglesia, sed de redención para
la humanidad, de edificación de la
Iglesia.
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