viernes, 20 de julio de 2018

¡Cristo, Cristo! (Plegaria)

Señor! en este momento decisivo y solemne, 
nos atrevernos a expresarte una súplica candorosa, 
pero no falta de sentido: 
haz, Señor, que comprendamos.



Nosotros comprendemos, cuando recordamos que Tú, Señor Jesús, 
eres el mediador entre Dios y los hombres; 
no eres diafragma, sino cauce; 
no eres obstáculo, sino camino; 
no eres un sabio entre tantos, 
sino el único Maestro; 
no eres un profeta cualquiera, 
sino el intérprete único y necesario del misterio religioso, 
el solo que une a Dios con el hombre y al hombre con Dios. 

Nadie puede conocer al Padre, has dicho Tú, 
sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo, 
que eres Tú, Cristo, Hijo del Dios vivo, 
quisiere revelarlo (Cf. Mt 11, 27; Jn 1,18). 


Tú eres el revelador auténtico, 
Tú eres el puente entre el reino de la tierra y el reino del cielo:
 sin Ti, nada podemos hacer (Cf. Jn 15,5) . 

Tú eres necesario, 
Tú eres suficiente para nuestra salvación. 

Haz, Señor, que comprendamos estas verdades fundamentales" 

(Pablo VI, Hom., Bogotá, 22-agosto-1968).

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