sábado, 27 de abril de 2013

El evangelio de Jn en Cuaresma y Pascua (VIII)



11. El don del Espíritu a los suyos (Jn 14 y 16)

            Jn 14 y 16 presentan, entre otros elementos, una pneumatología muy completa, es decir, la revelación del Espíritu Santo, su acción eficaz, su impulso, su santificación, en el alma de los discípulos así como la relación intratrinitaria que mantiene el Espíritu con el Padre y con el Hijo. El Espíritu Santo viene a consolar y defender, lleva a la verdad completa, toma de lo que es de Cristo y nos lo actualiza, desvelando aspectos nuevos ya contenidos, convence al mundo del pecado y de la salvación de Cristo y glorifica a Cristo en los corazones de los fieles.


            El Espíritu es nuestro Consuelo, nuestro Abogado, es el Espíritu de la Verdad, el Espíritu del Padre y del Hijo, prolongando a todos por siempre la obra redentora de Cristo. En tiempo pascual, se muestra así la acción del Espíritu Santo en la vida y misión de la Iglesia, ya que el Don pascual del Señor resucitado es el Espíritu Santo que se derrama sin medida. La cincuentena pascual es profundamente pneumatológica, es decir, está marcada por el Espíritu Santo como el gran regalo del Señor. El Espíritu Santo es un gran protagonista de los cincuenta días pascuales, y los sacramentos pascuales mismos –bautismo, Confirmación, Eucaristía- son tesoros del Espíritu que se entregan.

            Las lecturas de los siguientes textos evangélicos-joánicos se prestan a la contemplación de la acción del Espíritu y a predicar sobre la acción del Espíritu Santo en los sacramentos, y de manera destacada, en el sacramento de la Confirmación –por muchas razones, desconocido, pensando que es el sujeto quien confirma su propia fe adulta.


Viernes IV: Jn 14, 1-6, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”.

Sábado IV: Jn 14, 7-14, “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre”.

Lunes V: Jn 14, 21-26, “El Defensor que enviará el Padre os lo enseñará todo”.

Martes V: Jn 14, 27-31a, “Mi paz os doy”.

Martes VI: Jn 16, 5-11, “Si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito”.

Miércoles VI: Jn 16, 12-15, “El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena”.

Jueves VI: Jn 16, 16-20, “Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría”.

Viernes VI: Jn 16, 20-23a, “Nadie os quitará vuestra alegría”.

Sábado VI: Jn 16, 23b-28, “El Padre os quiere, porque vosotros me queréis y creéis”.

Lunes VII: Jn 16, 29-33, “Tened valor: yo he vencido al mundo”.



12. La vida sobrenatural (Jn 15)

El capítulo 15, la vid y los sarmientos, es la exposición de la vida sobrenatural, por gracia, del discípulo unido a Cristo, por tanto, la vida divina de la gracia que corre por todos los miembros vivificándolos. “La imagen de la vid y los sarmientos presupone que la vida del cristiano se caracteriza esencialmente por su actividad, por sus frutos. La unión con Cristo no sólo es condición para dar fruto, sino que lo exige. El discurso combina el lenguaje y las ideas, en parte, de 13,31-14,31, al mismo tiempo que destaca nuevos aspectos”[1].


Miércoles V: Jn 15, 1-8, “El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante”.

Jueves V: Jn 15, 9-11, “Permaneced en mi amor, para que vuestra alegría llegue a plenitud”.

Viernes V: Jn 15, 12-17, “Esto os mando: que os améis unos a otros”.

Sábado V: Jn 15, 18-21, “No sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo”.

Lunes VI: Jn 15, 26-16, 4a., “El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí”.



[1] CBSJ, p. 499.

3 comentarios:

  1. El descenso del Espíritu en el bautismo del Jordán fue para Juan el signo del que debía de venir como Hijo de Dios. Se cumplió la profecía de Isaías, la promesa de Yahweh al pueblo hebreo. Y Él no se reservó para sí el Espíritu sino que, el primer día después de la Pascua, sopló sobre los apóstoles y les dijo “recibid el Espíritu Santo”.

    Sólo Dios puede unir la gracia a un signo externo y así lo hace en los sacramentos, en el sacramento de la confirmación. El sello del Espíritu Santo, signo de consagración, de pertenencia total a Cristo.

    En oración ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. Julia María:

      Su comentario me recuerda lo que dice la solemne plegaria de bendición del agua bautismal:

      "Oh Dios que realizas obras admirables con tu poder invisible y de diversos modos te has servido de tu criatura el agua..."

      El mundo sacramental es un precioso tejido de signos exteriores (agua, óleo, imposición de manos...) y la gracia obrando invisiblemente. ¡Es apasionante!

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  2. Padre, parece que vuelve a salir el tema de la Gracia. Si, es apasionante, sobrepasa todo entendimiento humano. Me da por pensar que la razón no basta. Ese algo que nos sostiene y que tantas veces pasa desapercibido. Sutileza y delicadeza extrema, seducción que desarma. La Gracia pasma. Alabado sea DIOS.
    Sigo rezando.

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