Comenzamos hoy una serie de catequesis sobre el evangelio de san Juan y su distribución a lo largo de la Cuaresma y de la cincuentena pascual. ¿Con qué criterios? ¿Para qué? ¿Qué se subraya en uno y otro caso?
Esto nos debe facilitar la comprensión del leccionario ferial -el de diario- que nos ofrece la lectura de este evangelio.
1. Razones de su uso en la liturgia
En
la distribución actual del leccionario romano, nos encontramos que para las
Misas diarias (feriales) de Cuaresma y de Pascua se propone una lectura
semi-continuada del evangelio de San Juan, con claves distintas para
interpretar la lectura evangélica, seleccionando unos capítulos concretos en
las Misas feriales cuaresmales y otros que se reservan para las ferias de la
cincuentena pascual.
Obtener
una visión de conjunto de este evangelio, y destacar cuáles son los capítulos
leídos en Cuaresma y cuáles los proclamados en Pascua, permiten recibir y
entender mejor la lectura evangélica mucho mejor que tomando cada texto
aisladamente y desconociendo la razón por la que la liturgia lo presenta.
En
la Ordenación
del Leccionario de la Misa
(: OLM), nº 98, se explica que en las ferias cuaresmales “desde el lunes de la
cuarta semana, se ofrece una lectura semi-continua del Evangelio de san Juan,
en la cual tienen cabida aquellos textos de este Evangelio que mejor responden
a las características de la
Cuaresma”; y para las ferias de la cincuentena pascual, una
vez concluida la Octava,
“se hace una lectura semi-continua del Evangelio de san Juan, del cual se toman
ahora los textos de índole más bien pascual, para completar así la lectura ya
empezada en el tiempo de Cuaresma. En esta lectura pascual ocupan una gran
parte el discurso y la oración del Señor después de la cena” (OLM 101).
De
esta forma, el bellísimo evangelio de san Juan, con su peculiar lenguaje y
técnica, se lee en grandísima medida en las ferias cuaresmales y pascuales, sin
contar otros domingos (Samaritana, ciego de nacimiento, Lázaro en el ciclo A de
la Cuaresma)
y solemnidades en que también se proclama (Misa del día de la Natividad, Misa del día
de Pascua, Pasión el Viernes Santo).
2. Estructura y rasgos generales del 4º evangelio
La
estructura general de este evangelio nos servirá de guía para entender el
criterio de selección de la liturgia:
Prólogo y testimonios
(1,1-51)
I. LIBRO DE LOS SIGNOS (2,1-12,50)
1. La gran
novedad (2,1-4,42)
2. Jesús,
palabra que da vida (4,43-5,47)
3. Jesús, pan
de vida (6,1-71)
4. Jesús, luz
y vida (7,1-8,59)
5. Jesús, luz
que juzga al mundo (9,1-10,42)
6. Victoria de
la vida sobre la muerte (11,1-57)
7. La muerte,
camino hacia la vida (12,1-50)
II. LIBRO DE LA PASIÓN-GLORIA
(13,1-20,31)
1. Discursos
de despedida (13,1-17,26)
2. Historia de
la pasión – resurrección (18,1-20,31).
Durante
las ferias de Cuaresma, en la IV
y V semana se han seleccionado los capítulos 5, 7 y 8, y textos del capítulo 10
y del capítulo 11, es decir, aquellos capítulos donde el enfrentamiento con el
mundo de la incredulidad, los judíos, va alcanzando un mayor nivel de
dramatismo y aquellos pasajes (en el capítulo 10 y 11) donde deciden echarle
mano, prenderlo, para que no perezca la nación entera.
El
evangelista va narrando una tensión creciente, con evidente dramatismo
narrativo, a la vez que se va anunciando la Hora, la Gloria de Jesús, elevado en la Cruz, donde mostrará que “Él
es”, “Yo soy”, Dios mismo.
Es
un rasgo característico del cuarto evangelio su tendencia antijudía, es decir,
asociar la incredulidad al mundo judío (a los “dirigentes de los judíos”),
señalando el fin de lo caduco en el Antiguo Testamento (el Templo, las fiestas
judías, el Cordero) y mostrando la realidad nueva (Cristo el verdadero Templo,
el Cordero pascual inmolado, etc.). Esta confrontación se manifiesta claramente
en las discusiones de Jesús con los judíos que negaban lo que Jesús afirma de
sí mismo; el ejemplo más claro, los capítulos 7 y 8, leídos en Cuaresma.
“El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad para que también vosotros creáis”; “ éstos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios”.
ResponderEliminarJuan, al seguir el orden histórico de los sucesos, tiene una especial preocupación por determinar exactamente el momento en que ocurren y la conexión entre los mismos pero se centra en la persona del Redentor, seleccionando principalmente aquellos discursos y coloquios de Jesús que enfatizan la Divina Majestad de Su Persona. Así relata alguna de las grandes maravillas mediante las cuales Cristo revela su gloria, pero intentando más bien llevarnos hacia un profundo entendimiento de la Divinidad de Cristo mediante la consideración de sus palabras, discursos y enseñanzas.
Juan clara y enfáticamente hizo la verdadera Divinidad del Redentor el centro de su narración, en sentido estrictamente metafísico. Parece subyacer en el autor la intención de proteger a los cristianos contra las tentaciones de falsas enseñanzas sobre Jesús de Nazaret, nada baladí en el tiempo actual proclive al reduccionismo y sincretismo.
¡Qué Dios les bendiga!
Personalmente siempre he sentido una afinidad especial, una predilección con el Evangelio de San Juan. Tal vez lo siento más cercano, más próximo a mi sensibilidad, más comprensible para mi, incluso puede que más sugerente, o más profundo. No quiero decir que sea más profundo, sino que yo lo percibo como más profundo. Por decirlo de alguna manera mi favorito. En realidad, es el que más me ha acercado a CRISTO, al DIOS UNO y TRINO. Alabado sea DIOS.
ResponderEliminarAbrazos en CRISTO, Padre. DIOS le bendiga.