Que la vigilia pascual fue adquiriendo una importancia creciente y del mayor relieve a lo largo del año litúrgico, es indiscutible. Se iba enriqueciendo en su forma litúrgica y en la disposición espiritual de los fieles a medida que pasaba el tiempo.
Desde el mismo día de la Resurrección del Señor, el domingo fue la fiesta primordial de los cristianos, pero no se tardó mucho en solemnizar y vivir con mayor intensidad la Pascua anual con una vigilia, nocturna, larga, con lecturas y oraciones que desembocaba en la celebración eucarística. En medio de la noche, venía el Señor sacramentalmente.
Será de utilidad conocer lo que prescribe la "Didascalía apostolorum", un documento siríaco del siglo III, que se pone en boca de los mismos apóstoles como enseñanza para resaltar su autoridad. Referente a la vigilia pascual, explica:
"Es necesario, hermanos, que celebréis con todo interés los días de Pascua y mantengáis vuestro ayuno con toda diligencia...
Por eso, ayunad los días de Pascua a partir del décimo día [de la luna], que es el segundo día de la semana, tomando sólo pan, sal y agua a la hora nona; y esto hasta el día quinto de la semana. El día de la parasceve y el sábado pasadlo totalmente en ayuno, sin tomar nada en absoluto.
Durante toda la noche permaneced reunidos en comunidad. No durmáis. Pasad toda la noche en vela, rezando y orando, leyendo los profetas, el evangelio y los salmos con temor y temblor, en un clima de súplica incesante, hasta la tercera vigilia de la noche después del sábado. Entonces romped vuestro ayuno.
También nosotros, durante la pasión de nuestro Señor, ayunamos de la misma forma durante los tres días para testimonio, y pasamos la noche en vela rogando y orando por la destrucción del pueblo, pues habiéndose equivocado no reconocían a nuestro Salvador. Orad también vosotros de la misma manera para que el Señor no se acuerde ya jamás de sus culpas por la traición que cometieron contra nuestro Señor, sino que les conceda la oportunidad de hacer penitencia y de convertirse para remisión de la impiedad...
Sobre todo, debéis ayunar el día de la parasceve y el sábado; y vigilar y permanecer atentos el sábado, leyendo las Escrituras y los Salmos, rogando y orando por los que pecaron, y aguardar expectantes la resurrección de nuestro Señor Jesús hasta la hora tercera en la noche del sábado.
Ofreced después vuestros sacrificios. Alegraos entonces y comed, llenaos de gozo y de júbilo porque Cristo ha resucitado como prenda de nuestra resurrección. Ésta será vuestra norma para siempre hasta el fin del mundo" (Didascalía apostolorum, V,17-19).
La celebración pascual consiste, ante todo, en la vigilia pascual, de carácter nocturno, repitámoslo cuantas veces sea necesario, sin anticiparlo a la tarde del sábado. Antes de llegar a la vigilia pascual, el pueblo cristiano se ha ido preparando con un ayuno prolongado durante la semana previa: del lunes hasta el viernes, un ayuno a base de pan, agua y sal; pero desde el viernes (la parasceve) hasta la vigilia incluida, el ayuno es absoluto, rigurosísimo.
Con el ayuno pascual se señala que nos han arrebatado al Esposo y aguardamos, penitentes y expectantes al mismo tiempo, a que vuelva el Esposo apenas venga y llame para abrirle y pasar con Él al banquete. Nos aparece así por vez primera el elemento del ayuno como elemento preparatorio de la Pascua.
Hoy únicamente es día de ayuno (una sola comida frugal) y abstinencia de carne el Viernes Santo y el Sábado Santo se aconseja que se guarde el ayuno pascual. Deberíamos inculcarlo más y vivirlo en plenitud.
¿Cuándo se rompe el ayuno? Con la Eucaristía de la noche pascual, que se presenta así como verdadero Alimento de vida eterna. "Romped vuestro ayuno". El único alimento que se ingiere durante dos días será el Cuerpo y la Sangre del Señor en la Eucaristía pascual.
La celebración de la vigilia es descrita: consiste en una sucesión de lecturas bíblicas, salmos y Evangelio. Los fieles oran escuchando y oran cantando los salmos, evitando dormirse sino pasar la noche en oración, escucha y alabanza. Es una liturgia de la Palabra amplia, desarrollada. Todas las profecías del Antiguo Testamento apuntaban a Cristo, se cumplirán por fin en su Misterio pascual.
La escucha va acompañada, dice la Didascalía, de "la súplica incesante", la oración de todos como Iglesia, ya sea oración silenciosa, ya sean preces y respuestas a letanías diaconales, ya sean las oraciones pronunciadas por el obispo. La oración debe tener lugar, tiempo y adecuada serenidad, en la vigilia pascual, sin atropellarse proclamando las lecturas y los salmos, con precipitación.
En la tercera vigilia nocturna, es decir, entre las doce de la noche y las 3 de la mañana, se rompía el ayuno porque ya se pasaba a celebrar la Eucaristía. "Ofreced vuestros sacrificios": se refiere en primer lugar, a las oblaciones (pan y vino) que cada cual aportaba como sacrificio al Sacrificio del Señor y se refiere en segundo lugar al Sacrificio eucarístico. Se celebraba "con alegría", "llenos de júbilo", porque había resucitado el Señor.
Ha comenzado entonces la fiesta cristiana, la fiesta del Señor. Y es que la vigilia pascual es festiva, es la gran fiesta cristiana -fiesta de verdad, sin entenderla mundanamente, ni de manera secularizada- con gozo en el corazón, cantos, júbilo y Presencia de Cristo.
A mi me da por pensar que habría que retomar el ayuno como medio de acercamiento a DIOS. Creo recordar que en los Evangelios se cita más de una vez. Se me ocurre que tiene un efecto purificante, si se tiene una actitud correcta. A veces he pensado que se ha considerado algo inservible y de otro tiempo, algo irrelevante. Pero creo que tiene unos efectos reales. No sé muy bien, pero creo que CRISTO ayunaba, y si EL lo hacía, no creo que a nosotros nos haga daño.
ResponderEliminarSigo rezando. Una vez más, muchas gracias por todo. Abrazos en CRISTO. DIOS le bendiga.
El ayuno es una herramienta de trabajo interior, muy unida a la caridad (lo ahorrado en comer es para los pobres-Cáritas), como tantas veces hemos repetido en este blog.
EliminarEl ayuno pascual del Viernes Santo -y ojalá del Sábado Santo- no es estrictamente penitencial: es ayuno pascual, es decir, a la espera de Comer el Pan de la Vida en la noche santísima de la Resurrección.
Para toda la Iglesia, la Vigilia pascual fue lo más solemne y querido a lo largo del año y de ahí el ayuno y otros elementos.
Recuperemos esa centralidad de la Vigilia pascual para una verdadera espiritualidad y el ayuno se nos dará por añadidura, sin lugar a dudas.