“El cirio pascual, que
tiene su lugar propio junto al ambón o junto al altar, enciéndase al
menos en todas las celebraciones litúrgicas de una cierta solemnidad de
este tiempo, tanto en la misa como en Laudes y Vísperas, hasta el
domingo de Pentecostés. Después ha de trasladarse al bautisterio y
mantenerlo con todo honor, para encender en él el cirio de los nuevos
bautizados. En las exequias, el cirio pascual se ha de colocar junto al
féretro, para indicar que la muerte del cristiano es su propia Pascua.
El cirio pascual, fuera del tiempo pascual, no ha de encenderse ni permanecer en el presbiterio”.
(Cong. Culto Divino, Carta sobre la preparación
y celebración de las fiestas pascuales, n. 99).
El cirio pascual es uno de los grandes signos de la Pascua.
La
Tradición litúrgica poco a poco le fue dando cada vez mayor realce
encendiéndolo de un fuego nuevo en la Vigilia pascual y anunciando la
Pascua con la laus cerei o praeconium paschale. El cirio, hermoso,
relativamente grande, era depositado en un hermoso candelabro, bien
labrado, embellecido con buenos materiales.
En
el cirio destacan la cruz, el Alfa y la Omega y el año en curso, junto a
los cinco granos de incienso (éstos, opcionales): revela así cómo
Cristo es el Señor de la historia, el Señor del tiempo (Cronócrator),
que ha hecho de la historia un tiempo nuevo abierto a la escatología,
llegando con Él la plenitud de los tiempos. Nada, ni pinturas, ni
láminas, ni dibujos, deben ocultar o disminuir la importancia de la Cruz
con el año que debe resaltar sobre todo.
El
cirio pascual, tal como lo evoca el pregón pascual, recuerda la columna
de fuego que guiaba a Israel en el Éxodo; aquí es Cristo mismo quien
guía a su pueblo, el nuevo Israel: ¿acaso no fue el cirio el primero en
la procesión del lucernario de la Vigilia pascual? ¿Acaso el cirio no
entró el primero en el templo a oscuras y rompió las tinieblas? Además
el cirio plasma la afirmación de Cristo: "Yo soy la Luz del mundo".
El
cirio, hermoso, nuevo cada año (¡qué cicatería reutilizar año tras año
el mismo cirio raspando sólo el año!) brilla encendido en la Misa y en
el Oficio de Laudes y Vísperas... simplemente porque es Pascua. Debe encenderse y consumirse en honor del Señor. Ya lo canta el pregón pascual: "ardiendo en llama viva para gloria de Dios", "Te rogamos, Señor, que este cirio, consagrado a tu nombre, arda sin
apagarse para destruir la oscuridad de esta noche, y, como ofrenda
agradable, se asocie a las lumbreras del cielo".
El
candelabro puede muy bien adornarse con un ramo de flores al pie, o tal
vez una cadeneta de flores enroscada en el candelabro: se trata de
expresar la importancia de este signo pascual y homenajear al Señor Resucitado.
El
cirio "nunca estorba" por lo cual no debe arrinconarse o retirarse en
función de que los niños de primera comunión suban y bajen por el
presbiterio (además que no es ese su lugar, porque son fieles, no
presbíteros), o para no romper la estética de las flores en las bodas, o
...
El
cirio tiene su lugar propio junto al ambón. Cristo Luz ilumina la
Revelación entera, y todo el Antiguo Testamento cobra su luz en Cristo, y
la Luz se hace Palabra que se comunica a su Iglesia. Entendemos todas
las Escrituras porque la Santa Resurrección de Cristo, porque Él es la
clave de sentido.
“… un hermoso candelabro, bien labrado, embellecido con buenos materiales…, nuevo cada año (¡qué cicatería reutilizar año tras año el mismo…!)” Resulta sintomático tropezarte con la opinión de católicos “ahorrativos” que, después de espetarte su encendido elogio por el “ahorro eclesial”, no miran en gastos cuando se trata de sus celebraciones o gustos personales y familiares.
ResponderEliminarCruz, luz, cera, año. “… arda sin apagarse para destruir la oscuridad de esta noche”; el cirio pascual camina delante de nosotros en las tinieblas porque Él nos dijo: “el que me sigue no andará en tinieblas”.
Aunque en esta entrada no incida de forma especial, me gustaría extenderme, don Javier, al simbolismo de la cera producida por las abejas: “como cera que se gasta en honor a Dios”.
El calor que produce la luz de la llama del cirio va consumiendo lentamente la cera que la laboriosidad diaria de las abejas ha producido; el católico trabaja y se consume por la gloria de Cristo como Él trabajó y entregó su vida terrena por la gloria del Padre ¿Cómo no consumirse, ardiendo en llama viva en la luz de Cristo, para gloria de Dios?
¡Seguimos en Pascua! Llevamos en nosotros la luz y el testimonio de su Resurrección y de su promesa de la victoria final
Amiga mía:
EliminarLe recuerdo que hace un año dediqué un amplísimo comentario a las abejas en el Pregón pascual, que me costó elaborarlo, y que merecería ser publicado en alguna revista especializada (aunque no tengo contactos como para abrirme puertas...). De ahí salió lo de "la colmena".
Por eso esta vez no lo he tratado ni siquiera no lo he vuelto a traer aquí este año.
Y sí, sí, consumámonos en honor y gloria del Señor. Eso es lo nuestro. Nadie lo ve, nadie lo advierte, nadie lo valora: pero con una mirada muy purificada de fe, vayamos consumiéndonos silenciosamente en gloria de Dios.
Tal vez, Padre, si viéramos a CRISTO, en lugar de al cirio, la cicatería desaparecería. Los símbolos, al fin y al cabo nos sirven para tener presente permanentemente lo representado. Porque a fin de cuentas, no es el cirio, sino la Luz de CRISTO, lo que vale.
EliminarPero si solo es un cirio, si que podemos ser cicateros.
Un poco va en el sentido de lo de la Liturgia y los trapos, que creo que citó Su Santidad.
Sigo rezando. Muchas gracias, Padre. DIOS le bendiga.