martes, 30 de agosto de 2022

Sentencias y pensamientos (XXXII)

43. Cristo lo es todo: Mesías, Pastor, Señor, Salvador, Médico y Medicina, Camino, Luz, Verdad. Él sea nuestra bendición.
 
 

44. ¡Qué hermosura el Corazón de Dios! No echa en cara ni es justiciero; ama, no se queda parado esperando, sale incluso a buscar a quien se ha perdido, sufre pensando si nos ha pasado algo, si hemos sufrido daño. Y como ve el estado de extenuación de quien se ha alejado, como oveja lo carga sobre los hombros.

¡Qué hermosura el Corazón de Dios! Es ternura, es Misericordia, es acogida.

¡Dios mío, no permitas que me aparte de ti!




45. "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre". Es fiel, permanece, no es inestable, cambiante o inmaduro. Está siempre, camina a nuestro lado.

Y toda fidelidad humana, toda perseverancia, toda madurez, hallan su cimiento en El, y si uno no está en El, imposible será ni la madurez, ni la fidelidad, ni la perseverancia, arruinándose el humanum que hay en nosotros.
 


 
 
 
46. La vida cristiana no se rige por mínimos, por "lo justito" para cumplir, sino por la medida generosa del amor.

"Luego andan mirando: 'si soy obligado'. Mirad, creedme, que si tasas el rezar y el ayunar, el dar limosna, el hacer bien; si andas escaseando: 'No tengo que hacer sino tanto más tanto', nunca saldrás de miserias" (S. Juan de Ávila, Serm. 62,34).


 
 
47. Cada día, un paso hacia la santidad: a costa de normalidad, rutina, tal vez, pero llenos de amor de Dios y de hermanos que nos llevan de la mano.
 
 


48. ¡Qué difícil vivir sin esperanza! ¡¡¡Pero cómo se puede todo con la esperanza que viene de Cristo!!!



 
49. ¿Quién nos separará del amor de Dios? ¡Nada ni nadie! Cristo, Cristo, Cristo: Él es la vida, el amor, la Presencia y la Compañía. ¡Sólo Él! Y con Él, la confianza: nada es imposible para Él. (Aunque esto no nos ahorre la Cruz, las humillaciones y los menosprecios de los demás).




50. Descansa solo en Dios, alma mia. Solo en El, porque si tienes otros senores, andaras esclava y dividida. Solo en Dios, alma mia, porque nada ni nadie puede llenar el sitio de Dios en el corazón





51. Toma, Señor, mi cansancio. Te lo ofrezco. Llena Señor mi soledad y mi desarraigo.

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