domingo, 30 de enero de 2022

Presencia de la Iglesia en Internet (panorámica)



En Internet existen ya páginas variadísimas en el ámbito católico. La Iglesia, y los católicos en cuanto tales, han ido asumiendo el reto de la presencia en la red, de la aportación específica y de la evangelización sin hacerse de rogar.


  
          Se podrían clasificar en seis grandes grupos el tipo de páginas y de presencia católica en la red que nos permitirán una visión panorámica de su variedad.

            1) El primer apartado sería el de la documentación. Se puede hallar en Internet toda la patrística, las obras de todos los Padres de la Iglesia, todo el Magisterio pontificio, obras completas de santos, doctores de la Iglesia y autores espirituales, así como, por supuesto la Biblia, pero también textos litúrgicos, el Misal, la Liturgia de las Horas, liturgias de otros ritos, etc. Es una inmensa biblioteca digital de fuentes y patrimonio, donde prácticamente todo se puede encontrar, facilitando la investigación al estudioso o la formación de quien intente crecer en la comprensión del misterio cristiano.

            2) Internet es un medio que se caracteriza por la rapidez y por tanto el más accesible modo de estar informado de la actualidad. Cualquier noticia aparece en Internet a los pocos minutos de producirse. La vida de la Iglesia está cada vez más presente: revistas católicas, agencias de información católicas, páginas religiosas de actualidad, favorecen la vida de la Iglesia en todo el mundo, informarse de su situación, de sus retos, de sus acciones evangelizadoras, creciendo en catolicidad. Todo aparece en Internet con lo que también lo malo o lo escandaloso sale a la luz, al igual que las muchas y buenas acciones pastorales de cualquier parte del mundo. El mayor o menor éxito de este tipo de páginas radicará en su actualización constante o frecuente o en la lentitud al renovarse.



            3) Un tercer grupo serán las páginas de opinión y blogs personales. Al modo de los artículos de opinión y las cartas al director de cualquier periódico, revista o medio impreso, en Internet de forma asociada en revistas y portales católicos, o de modo individual haciendo una página o blog personal, el campo de la opinión católica es inmenso y en constante crecimiento, hasta tal punto, que con el tiempo cada lector suele hacerse un grupo concreto de “Favoritos” a los que acudir ya que es imposible estar al día de todo, conocer todo, consultar tantísimas páginas. Éstas son páginas que presentan artículos de opinión, de relectura de la actualidad, de interpretación de lo eclesial. La gran ventaja de este tipo de páginas y blogs es la posibilidad de que cualquier lector puede dejar un “comentario” al artículo, y entre los comentaristas y el autor se puede lograr una interacción de diálogo, de intercambio, de matices. 

Este fenómeno conlleva algo muy positivo: personas con formación sólida, que a veces se ven muy perdidas entre la confusión de la secularización interna de la Iglesia, se encuentran de pronto que tienen voz en estas páginas y que además muchas más personas sintonizan con él, que no todo está tan perdido en el bosque de la secularización sino que también se hallan pequeños brotes de esperanza; se entabla una afinidad espiritual entre el “blogger” que escribe con los comentaristas y entre éstos entre sí; no se conocerán personalmente, tal vez ni firmarán con su verdadero nombre sino con un pseudónimo (o “nick”), pero hay una extensión de la comunión eclesial entre estas páginas y blogs. Son una verdadera y novedosa expresión de la catolicidad de la Iglesia.

            4) Las páginas oficiales de instituciones. Existen en tan gran número como numerosas son las realidades de la Iglesia. Son páginas oficiales, por tanto, no entran en ellas la subjetividad o la opinión de quien lleve la página o sea su responsable, sino que muestra la realidad objetiva, el carisma, documentos, noticias y proyectos. Son páginas del episcopado, de cada diócesis, de Órdenes y Congregaciones religiosas, de Monasterios, parroquias, comunidades, movimientos, asociaciones laicales, apostolado seglar, cofradías y hermandades, centros católicos de acogida, orientación familiar, Seminarios y Facultades, etc. Quien se acerca a ellas descubre el rostro vivo y joven de la Iglesia, tan alejado de las caricaturas y deformaciones que circulan sobre la Iglesia desde el prejuicio, la ignorancia o la condena visceral. Es una presencia testimonial inmensa de la Iglesia, tal cual es y vive, en la red de Internet. El reto de este tipo de páginas es actualizarse constantemente y superar la mera presentación de la institución y los datos para ser una página viva.

            5) En Internet se ha producido un fenómeno interesante y nuevo que tal vez pueda crecer y llegar a tener repercusión inmediata: la participación del católico en la vida civil, política y social. Sustituyendo la partitocracia reinante y el pensamiento único –lo políticamente correcto- surgen movimientos ciudadanos católicos a través de Internet. Con sólidos principios de doctrina social católica, se convierten en una voz crítica: para ello impulsa campañas para enviar emails de protesta o de petición a diputados, presidentes autonómicos o al mismo Gobierno permitiendo un cauce de expresión y movilización por encima de los partidos políticos que, realmente, silencian todo. Estas páginas despiertan la conciencia social católica aglutinando el sentir de los católicos y uniéndolos en una acción conjunta. Esta realidad emergente, a medio plazo, tal vez pueda ayudar a la participación más intensa y activa del católico en la vida pública, según su vocación secular, orientado por la doctrina social de la Iglesia.

            6) Las redes sociales –Twitter, Facebook, etc.- han cobrado una importancia grande como medio de comunicación. Han sustituido otros cauces como mensajes al móvil o correos electrónicos para entablar una comunicación o conversación casi inmediata: ahí se comparten mensajes, agendas, se comunican eventos o citas, se muestran las fotos propias a los amigos que uno ha admitido en su “perfil” (o página) previamente, amigos en sentido estricto o en sentido amplísimo que se pueden encontrar en una de estas redes sociales. Uno se puede inscribir en estas redes sociales como persona física o como página igualmente de una institución eclesial, grupo cristiano o asociación, de lo más variado.

            En estas redes sociales hay dos datos destacables en el tema que nos afecta.

            a) En el “perfil” de cada persona, es decir, los datos que uno inscribe y que ven quienes uno admite como amigos, aparece en muchos casos, abiertamente, que en “creencias religiosas” uno escribe “católico” y así aparece ante todos sin ocultar o disimular la fe, e incluso esa adscripción como “católico” es una puerta abierta para entablar amistad con otros católicos en la red de todos los continentes. Otros, ciertamente, al ser una red social muy informal, de trato con amigos, omiten el dato de ser “católico” para no desentonar.

            b) Un segundo dato de estas redes sociales es la posibilidad de crear “grupos”, páginas para que otros se inscriban en función de intereses comunes, afinidades o sensibilidad. Los “grupos” católicos de estas redes son vivísimos e incluso con cierto tono de simpatía: “Fans de Benedicto XVI”, “Amigos del Papa”, “Año sacerdotal”, “Editoriales católicas”, “Jóvenes por el Rosario”, “Pro-Vida”, “Sí al crucifijo”, “Voy a Misa porque lo necesito”, “Orgulloso de ser católico”...

            En estos grupos, los católicos se pueden encontrar, reconocerse, apoyarse, animarse, cuando a veces se sienten perdidos en medio del anonimato social o débilmente arropados en sus parroquias o comunidades si tienen inquietudes y buscan modos de expresarse. Estas redes sociales, con estos “grupos”, van generando una presencia de Iglesia que por un lado da testimonio ante los que no creen y participan de este mundo cibernético, siendo testimonio de fe en Jesucristo y de incorporación viva y activa en la Iglesia que no es ni mucho menos una institución vacía y agonizante al modo en que la presentan los medios de comunicación “oficiales” que siguen el pensamiento políticamente correcto y los paradigmas culturales aceptados por consenso social (en realidad, impuestos); por otra parte, permite que la fraternidad católica crezca fortaleciendo la conciencia e identidad católicas al ver que no somos ni tan pocos ni tan extraños.

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