miércoles, 5 de enero de 2022

La nube en los textos del AT (I)



LECTURA TEOLÓGICA DE LA NUBE
EN OTROS TEXTOS DEL SACERDOTAL.


         Sería imposible en este trabajo, hacer un análisis exhaustivo de todos los pasajes paralelos a Ex 40,34-38 o que presenten semejanzas indirectas o alusiones. Vamos a ceñirnos a un análisis muy somero, destacando sólo el teologúmeno fundamental: El Señor, por medio de la nube, manifiesta su gloria y su poder en medio del pueblo, y conduce a su pueblo hacia la tierra prometida. Con esta perspectiva vamos a ir abordando estos textos paralelos del sacerdotal, siendo conscientes de lo mucho que se nos puede quedar en el tintero.



         Un texto semejante, casi una repetición de Ex 40,34-38, es Nm 9,15-23. Dominan, igualmente, dos ideas fundamentales, ya vistas en el análisis de Ex 40,34ss: el Señor que está en medio de su pueblo llenando la tienda del testimonio (cfr. Nm 9,15b), y también la presencia de Dios que camina con su pueblo, guiando su marcha e indicando cuándo deben partir y cuándo deben asentarse. Es una fe consoladora, porque caminan con la certeza de que el Señor no abandona a su pueblo peregrino. 

Son plenamente conscientes de la presencia del Señor en medio de ellos hasta el punto de describir casi anécdotas: "a veces la nube permanecía sobre la morada sólo durante unos días; en cualquier caso los israelitas permanecían acampados o se ponían en movimiento según lo que mandaba el Señor" (Nm 9,20). Es una fe cierta en la presencia del Señor. Fijémonos ahora en la tienda que la nube cubre, según este pasaje. Para ello, vamos a remitirnos al Comentario Bíblico S. Jerónimo:



El documento P prefiere el nombre de morada (miskan) para designar el tabernáculo. La presencia designaba originariamente la tienda del nómada. Así, P expresaba la fe en la presencia de Dios tanto en la tierra como en el cielo. La teología del miskan ponía las bases para la posterior teología judía de la sekinah, que se refleja en Jn 1,14. Desde la tarde hasta la mañana toma el aspecto de fuego[1]: Durante el día era una nube, mientras que por la noche resplandecía, actuando como la columna de fuego (de la tradición J) que había guiado a los israelitas en su marcha por el desierto. La nube dirigía ahora los movimientos del pueblo: cuando descendía, se acampaba; cuando ascendía de la tienda, se proseguía la marcha. Esto da la impresión de una comunidad bajo la guía constante de su Dios[2].


         El libro de los Números que narra la marcha por el desierto, como continuación de Éxodo, hasta llegar a las puertas de la tierra prometida, pone cómo el Señor durante todo el tiempo de su marcha los guió por medio de la nube convirtiéndose en guía providente y presencia consoladora: "¡el Señor está con nosotros!". Junto a esto, destacar, según veíamos en la cita anterior, la miskan como tienda y el inicio de una teología de la sekinah que tendrá una importancia decisiva para nosotros al analizar la anunciación del Señor. Dejamos la cuestión abierta por ahora. Sólo insistir en la misma y literal repetición de ideas de los dos pasajes paralelos del sacerdotal, hasta ahora analizados. 

La nube tiene, pues, dos funciones, dos lecturas teológicas fundamentales: la nube manifiesta la gloria y majestad del Señor que en un signo visible, la tienda (miskan), está en medio de su pueblo. Así, el mismo sacerdotal pone en boca del Señor, en un texto de Lv cómo el Señor se manifiesta con gloria y majestad por medio de la nube: "Di a tu hermano Aarón que no debe entrar en cualquier fecha al otro lado del velo, donde se encuentra la plancha de oro que está sobre el arca, no sea que muera, pues yo me muestro en la nube sobre la plancha de oro" (Lv 16,2). 

Volviendo al texto de Nm vemos ahí en la nube una presencia clara y determinante del Señor para su pueblo. La otra lectura teológica que queremos resaltar no es otra que ver cómo el Señor conduce a su pueblo, como se muestra providente, allanando el camino de Israel peregrino, indicándole cuándo y por dónde deben avanzar en su larga marcha por el desierto. El Señor no los abandona. Es la fe profunda y la convicción que da sentido al peregrinar de este pueblo errante por el desierto en busca de la tierra de promisión, la tierra que el Señor les va a dar para que sean libres y sean el pueblo del Señor.


                        "El día veinte del segundo mes del año segundo, se levantó la nube sobre la tienda del testimonio, y los israelitas partieron ordenadamente del desierto de Sinaí hacia el desierto de Farán, donde se detuvo la nube" (Nm 10,11-12). Este texto de P en el mismo libro de Números refleja la obediencia de los israelitas al camino que la nube les va trazando. Ésta al levantarse provoca inmediatamente el traslado del campamento israelita y un nuevo avance por el desierto. Confirma así lo que veíamos antes en el anterior texto de Nm: el Señor guía a su pueblo por el desierto. Por eso cuando la nube se detiene el pueblo se asienta en un nuevo lugar. Dios va dirigiendo el camino de su pueblo como un Dios providente, y el pueblo obedece al mandato divino. Es un enfoque precioso de la bondad de nuestro Dios que no sólo libera a su pueblo de la esclavitud de Egipto, sino que también va allanando sus senderos.

         En este mismo libro de los Números, la nube, siguiendo al redactor sacerdotal, expresa el aspecto de la gloria del Señor, hecha presencia en medio de su pueblo. Dice el texto: "Como la asamblea estaba amotinada contra ellos, Moisés y Aarón fueron a la tienda del encuentro. La nube la cubrió y se manifestó la gloria del Señor" (Nm 17,7). 

La gloria del Señor es el vehículo concreto, el signo real, por el cual los israelitas pueden reconocer la actuación del Señor y su presencia. Unas veces hemos visto identificada la nube con la gloria del Señor, otras, como en este caso, es el vehículo por el cual la gloria del Señor se hace presente en esta nueva teofanía. Y la nube, más concretamente, quiere manifestar el poder del Señor. La gloria es tomada aquí bajo el significado teológico de poder y fuerza del Señor. Esto se entiende viendo todo el pasaje (Nm 17,6-15): el motín del pueblo contra los elegidos del Señor hace que éste despliega su fuerza y poder para ratificar su presencia y señorío sobre el pueblo que, al rechazar a Moisés y Aarón, están rechazando al mismo Señor. De tal forma que esta manifestación viene a reafirmar que el Señor es el único Dios. 

Es pues, un nuevo significado de la nube y de la gloria del Señor: su poder, su brazo poderoso.




    [1] El subrayado es del autor.
    [2] CBSJ, 5:23.

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