martes, 13 de diciembre de 2011

Via pulchritudinis, el camino de la belleza

No oculto que es éste un tema apasionante y muy querido. El camino de la belleza es camino de acceso al Misterio de Dios. No solamente la Verdad, ni solamente el Bien, sino el pulchrum, la belleza, siempre unida a la Verdad y al Bien engendrando unidad y no división.


El camino de la belleza incluye y afecta a la fe cristiana, a su experiencia, a la búsqueda de Dios, a la espiritualidad, a la oración y a la liturgia misma. Es un método, una forma. Y su máximo representante es el teólogo suizo Von Balthasar, amigo de Ratzinger, al cual ya como Papa, citará:

Se habla, en este contexto, de una via pulchritudinis, un camino de la belleza que constituye al mismo tiempo un recorrido artístico, estético, y un itinerario de fe, de búsqueda teológica. El teólogo Hans Urs von Balthasar abre su gran obra titulada "Gloria", una estética teológica con estas sugestivas expresiones: "Nuestra palabra inicial se llama belleza. La belleza es la última palabra que el intelecto pensante puede atreverse a pronunciar, porque ella no hace otra cosa que coronar, cual aureola de esplendor inalcanzable, el doble astro de lo verdadero y del bien y su indisoluble relación". Después observa: "esa es la belleza desinteresada sin la cual el viejo mundo era incapaz de entenderse, pero que se ha apartado de puntillas del moderno mundo de los intereses, para abandonarlo a su oscuridad, a su tristeza. Esa es la belleza que ya no es amada y custodiada ni siquiera por la religión". Y concluye: "Quien, en su nombre, crispa los labios en una sonrisa, juzgándola como el juguete exótico de un burgués, de éste se puede estar seguro que --secreta o abiertamente-- no es capaz de rezar y, pronto, ni siquiera de amar".


El camino de la belleza nos conduce, entonces, a tomar el Todo en el fragmento, el Infinito en lo finito, Dios en la historia de la humanidad. En este sentido, Simone Weil escribía: "En todo aquello que suscita en nosotros el sentimiento puro y auténtico de lo bello, está realmente la presencia de Dios. Hay casi una especie de encarnación de Dios en el mundo, del cual la belleza es un signo. Lo bello es la prueba experimental de que la encarnación es posible. Por esto, cada arte de primer orden es, por su esencia, religiosa". Todavía más cáustica es la afirmación de Hermann Hesse: "Arte significa: dentro de cada cosa mostrar a Dios".

Haciendo eco a las palabras del Papa Pablo VI, el siervo de Dios Juan Pablo II reafirmó el deseo de la Iglesia de renovar el diálogo y la colaboración con los artistas: "Para transmitir el mensaje que Cristo le ha confiado, la Iglesia tiene necesidad del arte" (Carta a los artistas, n. 12); pero preguntaba inmediatamente después: "¿el arte tiene necesidad de la Iglesia?", animando a los artistas a encontrar en la experiencia religiosa, en la revelación cristiana y en el "gran código" que es la Biblia una fuente de renovada y motivada inspiración (Discurso a los artistas, 21-noviembre-2009).

Es un camino excelente. Ya sé de sobra que algunos aborrecen la via pulchritudinis calificándola de modernismo, y presentando sólo la dogmática de la ortodoxia; incluso algunos blogs hacen campaña abierta en contra de este teólogo suizo como sospechoso. Allá ellos con los prejuicios. Pero retengamos los conceptos que el propio Papa asume y nos ofrece.

-El camino de la Belleza es recorrido artístico, estético, de fe, de búsqueda teológica.

-El camino de la Belleza nos lleva a ver el Todo en el fragmento, a Dios en la Encarnación del Verbo que refleja la Gloria que seduce.


-La Belleza es un signo de Dios y su presencia.

Las consecuencias son amplias en el orden teológico, en el pastoral, en el espiritual y en el litúrgico. 

Donde no hay belleza, no está Dios.
La belleza auténtica no es un esteticismo de formas barrocas como único acceso.

Y, finalmente, la Belleza conduce a la contemplación, a la oración contemplativa y a la unión con el Señor.

¿Algunas consecuencias más? Vayamos pensando...

19 comentarios:

  1. Amigo mío,
    muy acertadamente dice usted que:

    "El camino de la Belleza es recorrido artístico, estético, de fe, de búsqueda teológica"

    La Via Pulchritudinis ha de ser insertada en la Via Perfectionis, sólo en ella encuentra la belleza adámica herida, la belleza vieja,

    la redención de la gracia.

    La belleza ha ser redimida de la forma vieja. Para ello hace Cristo nuevas todas las cosas, también hace nueva la belleza.

    Creo importante en este tema distinguir el orden natural del sobrenatural, transcendencia y sobrenaturalidad, para comprender bien la redención de la belleza que efectúa la gracia, especialmente por la Liturgia, que es la nueva morada de la nueva belleza, el nuevo odre, el nuevo Vaso, la Forma Nueva.

    Por eso, como sabe, Von Balthasar habla a menudo de sepración Iglesia/mundo. la Iglesia hace nuevas todas las cosas, y la belleza del mundo ha de ser redimida en belleza de la Iglesia.

    Coincidimos en el aprecio del teólogo suizo.

    Un abrazo

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  2. Buenos días don Javier.Casi todos son capaces de descubrir al Creador en la belleza de sus obras del conjunto denominado naturaleza,son meditaciones naturalistas, contemplativas en su origen, Génesis. Pocos logran avanzar y bucear al contemplar la belleza de los detalles constructivos y creativos del hombre inspirado por el único que es bueno,las obras humanas, la belleza de las obras que significa a la familia de Dios, especialmente tras la Encarnación y Resurrección del más bello de los hombres del que es primicia la creación de María y ya es decir que estamos en el Evangelio,de la esclavitud a la filiación en Cristo, pero caminando más aún llegamos a la primicia de la restitución y la integridad de la belleza en las cosas creadas -Cosmos- con la participación de Dios y el trabajo de los hombres, la inmensa belleza de la Eucaristía realizada por primera vez por el nuevo Adán la noche de su Pasión tomando pan y vino; materia ciencia, tiempo, labor, selección, ofrenda. Belleza de la comunión, de la alimentación de 'todos' con el rito de la mesa, sentados a la mesa, la liturgia de la Misa, la existencia junto a Dios a cada hora del día desde el primer día que el Hijo del hombre venció a la muerte, belleza de la vida en abundancia,con autoridad para entregarla y para tomarla,nuestra integridad a la voluntad de Dios que permite la entrega verdadera y completa al otro en el amor,belleza antigua y siempre nueva que trasciende la contemplada en la creación y maravilla en el prodigio del Plan de Salvación que despunta en Gn-3 preludio milenario de la Madre de la Belleza.La unción del Señor, la palabra de cada hijo; dijo-hizo como acto de completa entrega enamorada que ve Dios es bueno por la belleza de tal obra.Espíritu que contempla y goza con los hijos de los hombres que obran desde el sencillo y eficaz botijo al rascacielos, la Trinidad nos habita, dignifica y embellece moviéndonos, poniéndonos a vibrar en el canto celestial de toda la creación que espera y dice ¡Ven!.Un abrazo.

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  3. "Interroga a la belleza de la tierra, interroga a la belleza del mar, interroga a la belleza del aire que se dilata y se difunde, interroga a la belleza del cielo… interroga a todas estas realidades. Todas te responden: Ve, nosotras somos bellas. Su belleza es una profesión. Estas bellezas sujetas a cambio, ¿quién las ha hecho sino la Suma Belleza, no sujeto a cambio?" (Serm. 241,2 san Agustín). Al admirar la belleza del mundo, descubrimos a Dios.

    ¡Qué Dios les bendiga!

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  4. La reflexión sobre la estética, en von Balthasar es inseparable de su "theologia crucis", parte de la Via perfectionis realizada por los consejos evangélicos.

    Son los consejos evangélicos, pobreza, obediencia y castidad, los que dan el tono nuevo a la belleza vieja, redimida ya por la Gracia de la cruz de Cristo,

    y la convierten en la sencilla, casta y obediente belleza cristiana que, unida a la Palabra que da la fe, nos acercan a la kénosis del Verbo, a la Belleza absoluta anonadada en la imagen particular de Liturgia-. La Liturgia es, así, la kénosis de la belleza Sobrenatural de Dios.

    La ortodoxia de von Balthasar, en lo que yo conozco de él, es total, y su doctrina de los consejos evangélicos es importantisima y muy buena para los tiempos de mundanidad que corren.

    Ideas como esta: ""Quien, en su nombre, crispa los labios en una sonrisa, juzgándola como el juguete exótico de un burgués, de éste se puede estar seguro que --secreta o abiertamente-- no es capaz de rezar y, pronto, ni siquiera de amar",

    reflejan la influencia de Bloy, que tiene palabras casi exactamente iguales sobre la perversión de la belleza en la estética del Burgués, a través de la filosofía alemana-


    Un abrazo

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  5. Ando saturadillo de trabajo y mi la sensibilidad está algo roma. Pero aún así puedo decir que la belleza nos desarma y nos deja indefensos. Quizás por eso se huye tanto, hoy en día, de lo bello. "Donde no hay belleza, no está Dios."

    Que Dios le bendiga D. Javier. Seguimos unidos en la oración :)

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  6. No tengo mucho que añadir a vuestros comentarios.

    Alonso:

    ¡coincidimos en Balthasar! Lo he leído muchísimo, sus obras mayores y menores, pero reconozco que me supera, que no llego a abarcarlo tanto como para hacer una síntesis y poder decir que "lo entiendo". Es un reto permanente.

    Sobre Balthasar han llegado a decir en blogs varios (y en comentarios a mi blog en ReL) que defiende la apocatástasis, cosa que yo no llego a descubrir aunque me he leído su Escatología y su "Tratado sobre el infierno"; otro dejó escrito que Balthasar llamaba "La Católica" a una Iglesia sincretista que aunase a todas las religiones. ¡Ay, Señor!, señal de que tal comentarista no ha leído nunca a los Padres cuando sólo llaman a la Iglesia "la Católica". Y como esa miles.

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  7. Nip:

    ¡qué honduras, Jesús mío! Sí, así es como se penetra en el Misterio.

    Julia María:

    No sea pícara; no intente conquistarme intelectualmente citando a san Agustín...... (je,je)

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  8. Miserere:

    Sólo me sale decirle, de corazón, que un gran abrazo. Ojalá en todo tenga paz y serenidad para acertar entre tantos trabajos que se presentan a la vez como "urgentes".

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  9. Don Javier, Balthasar me queda grande y Agustín es un amigo.

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  10. Amigo Javier...
    obviamente suscribo todo lo que dices (qué rabia!). Pero algo que me ultimamente estoy investigando para mi tesis es qué se entiende por "belleza" hoy (me preocupo, sobre todo, del aspecto musical con relación a lo sacro).
    Me explico (sin ánimo de ser cansino). La iglesia nos presenta modelos a seguir e incluso formas musicales recomendables como el gregoriano, la polifonía, el uso del órgano... en definitiva, exige que la música guarde la "bondad de formas". Bien, pero hoy... qué significa esto?
    Desde Schönberg, Stravinsky y otros se ha roto con un estilo que se venía desarrollando desde hace siglos... nace la nueva música y filósofos como Theodor Adorno comienza a hablar de una nueva música... Por otra parte, el nihilismo en el que está sumergido nuestro mundo donde todo es relativo cómo presentar la "Belleza" si hoy no se puede hablar en términos absolutos, cada uno tiene su verdad, nos toleramos (bla, bla, bla...).
    Por ello, en el ámbito musical (incluso dentro de la liturgia) nos encontramos en un cruce de caminos en el que no existe una vía principal hacia la BELLEZA, sino que en la misma Iglesia se vive cierto relativismo (entiendase bien lo que acabo de decir), me explico:
    Unos fomentan el regreso al gregoriano, a la polifonía del s. XVI y digo yo... no existe formas musicales actual (cultas, por supuesto) que aporten este sentido de "belleza" a la música de las celebraciones? Por otra parte, otros son abogados de las guitarras y ritmos arcaicos (no citaré ningún movimiento) para escarnio de los que tienen cierta sensibilidad musical.
    En definitiva, dónde se encuentra hoy la "bondad de formas" que pide la Iglesia? cual es esa belleza que nos habla de lo Bello? me niego a pensar que está a la misma altura una antífona en gregoriano, Tu es Petrus de Palestrina, la Misa brevis de Mozart, Tú has venido a la orilla de C. Gabarain, La vera giogia de M. Frisina o el Resucitó de Kiko Argüello. Me niego! sin embargo, todos ellos se pueden escuchar en la liturgias celebradas hoy.

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  11. Estimado Oscar,

    creo que la clave está en estar arraigados en la Tradición estética de la Iglesia, y en considerar la estética como una ciencia, capaz de aportar datos objetivos sobre la belleza.

    Todo lo que no está arraigado en la Tradición viva es un arte huérfano.

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  12. Quiero decir que hay criterios objetivos en estética de la música sacra:

    1) Arraigo vivo en la Tradición musical (no al modo de copia muerta)--por ejemplo: el atonalismo y el dodecafonismo difícilmente pueden servir parala música sacra, al ser una creación artificial desarraigada de la tradición musical-

    2)Calidad técnica (que es diferente del academicismo)-la música de mala calidad debe ser rechazada

    3) Sacralidad del lenguaje musical. La música litúrgica tiene un lenguaje armónico, contrapuntístico y melódico propio y anti-mundano, creado por la Iglesia expresamente para la expresión de los misterios divinos. --Ese lenguaje puede servir para crear belleza que sea actual y a la vez tradicional -Ejemplo. Bruckner. Melodías y ritmos mundanos debe excluirse

    4) Sobrenaturalidad.-para ello, relación con la Palabra y los Sacramentos.

    5)No dilapidar la herencia estética que nos han donado nuestros antepasados. No "romper" con el legado musical que tantos siglos ha costado mantener y cuidar, no sin colaboración del Espíritu.

    Un abrazo

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  13. Como diría Eugenio D´ors:

    "Todo lo que no es tradición es plagio".

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  14. ALONSO GRACIÁN: yo esto lo tengo clarísimo (me dedico a ello, jeje). Pero la dificultad es poner los pies en la tierra, ver lo que hay... y qué hacer a parti de ahí.
    Ahora voy a menudo a las celebraciones en San Pedro, y por muy solemnes que sean (que me encanta) creo que con respecto a la música se equivocan... porque desde que está G. Marini sólo existe la "tradición", es decir, gregoriano y polifonía. Pero... cual es la realidad de nuestra iglesia? alguien puede participar con el canto en una celebración así? dificilmente. Entonces... nos llevamos por delante el sentido de "participación" tan machacado en la SC.
    Pero por otro lado... en nuestros cantorales litúrgicos, qué queda de tradición? si vamos al Litúrgico Nacional sólo encontramos en gregoriano: un canto por tiempo litúrgico y dos misas. El contenido bíblico es más bien escaso y de las formas musicales... mejor no hablar. No digamos los intentos de cantorales juveniles.
    Por eso que parece que el listón se pone muy alto... y por otro lado, la realidad es otra.
    Y a lo que iba con mi comentario anterior. No existe la posibilidad de el "ayer" y el "hoy" se den la mano? Yo creo que sí y lo he experimentado aquí en Roma con el Coro de la Diócesis.
    1. Utilización del Canto gregoriano
    2. Nuevas composiciones con un profundo contenido bíblico
    3. Música de calidad en sus formas
    4. Partes que propician la participación de la asamblea
    5. Interpretación de calidad (unísono y a cuatro voces mixtas)

    Y lo mejor de todo... miles de personas han escuchado esta música y todos llegan a la misma conclusión: CONMUEVE, lleva a Dios.

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  15. Julia María:

    ¡¡Qué buenas amistades!! San Agustín es buen amigo y compañero.

    Balthasar nos queda grande a muchos; realmente pocos podrán dominarlo. A compañeros y profesores y demás les escucho en ocasiones nombrar a Balthasar porque se puso de moda, pero no sabían de él más que tres palabras y cuatro títulos publicados.

    Si quiere, atrévase con las llamadas "obras menores" de Balthasar: le aconsejo, por ejemplo, "Católico" en Encuentro ediciones.

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  16. óscar:

    Lamento tu rabia al no poder rebatirme ni contradecirme. En el fondo tú y yo, convergemos en la Unidad y en el Pulchrum de Cristo desde los distintos ángulos de vista que poseemos (Música, Teología fundamental y liturgia). A mí también me molesta no poder discutirte en tu blog y reconocer que llevas razón!!!!!!!

    Bueno, esto es la amistad...

    *************************

    Paso al contenido:

    Tu análisis, que es para mí irrefutable, lleva a la pregunta sobre formas cultas actuales hoy en música. Sí, debe haberlas, y tú las conoces mejor que yo.

    La "bondad de las formas" y su adecuación a la naturaleza de la liturgia no se pueden ceñir al gregoriano y a la polifonía porque eso sería decir que el pulchrum murió hace siglos y que la Tradición es un fixismo, un ente inmóvil y cerrado. ¡Sin embargo la Tradición se enriquece a partir de sí misma, con nuevas modulaciones y formas!

    Que hay que depurar, formar y elevar lo que cantamos en nuestras iglesias, es indudable. Pero pensemos "pastoralmente" en nuestras parroquias y asambleas dominicales. Yo ya he servido en varias parroquias muy distintas (urbanas y rurales, monasterios y capellanía, etc.): ¿pueden dar más de sí en el canto? Sí. ¿Se les pueden ofrecer mejores cantos, mejores músicas y melodías? Sí. ¿Mucho más? No.

    Porque no hablamos de una solemnidad especialísima con horas de ensayo, sino de la Misa de cada domingo con las limitadas posibilidades reales con las que nos chocamos.

    ¿Me explico bien o acabo de embrollar la cuestión?

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  17. Sigo un pelín más:

    Me conformaría con que los cantos habituales fuesen todos los del Cantoral Litúrgico Nacional. Eso sería un grandísimo avance en lugar de ese pulular de "Cancioneros juveniles" que atentan contra el sentido estético, la belleza de la música, el espíritu litúrgico y hasta la hondura espiritual de las letras. (Claro que habría que revisar el CLN y enriquecerlo más).

    En tu siguiente comentario, en pleno diálogo concordante con nuestro buen amigo Alonso Gracián añades más datos, incluso de manera políticamente poco correcta, al hacer alusión a G. Marini. Coincido en tu apreciación.

    Termino: habría que asumir los contenidos que tú planteas en cinco puntos... y el coro de la diócesis de Roma, con su entrega también pastoral es un gran ejemplo. Me alegra que se hayan multiplicado por otras diócesis ese modelo de actuación. Aquí, en España, sólo conozco algo parecido en el Coro diocesano de Getafe, que me parece excelente en su servicio musical.

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  18. Este tema de la música en la liturgia, aislado de su verdad y de la belleza, conduce a las conversaciones sin sentido. Se canta por cantar: se les entrega una guitarra a un grupo, un cancionero juvenil y ¡alehop! ya parece que está todo hecho. Y como vienen y cantan, dejamos hacer. Digo yo: habrá que buscar otros cauces más verdaderos para la pastoral juvenil en vez de ese medio de enganche realmente tan fino que fácilmente se rompe.

    ******

    Me alegro de la conversación entre vosotros, Óscar y Alonso Gracián. Los dos, buenos conocedores de teología y música, podréis ilustrarnos a los demás, o al menos a mí, que en música soy un ignorante.

    NB. Óscar: pienso copiarte (con enlace, claro) tu entrada de hoy en tu blog. Creo que es bueno que se conozca un planteamiento así y hagamos campaña.

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  19. D Oscar estoy de acuerdo con esos cinco puntos que menciona. Precisamente que ayer y hoy se den la mano es la tradición, que si es viva, sobrepasa lo que es mera copia para generar creatividad.

    De acuerdo también con D Javier, no hay que limitarse al canto llano y a la polifonía. Del cantoral se puede sacar provecho. Pero lo que sí es bueno es que la armonía del canto gregoriano y de la polifonía vivifiquen con su esencia la música que se componga actualmente.

    No copiar, sino vivificar. El canto llano es fácil de cantar, con la debida educación del oìdo. Los fieles pueden cantarlo si se acostumbran.

    la música polifónica y el canto llano pueden inspirar y estimular con su lenguaje sacro la música contemporánea para la Liturgia. Por ejemplo, en el uso y resolución de las disonancias, la interválica, los melismas, las cadencias, las modulaciones, la articulaciones de las voces de forma que expresa bien la Palabra, la instrumentación si la hubiere...Todo esto se puede inspirar en lo tradicional, como impulso creador, no como copia repetitiva. Ejemplo: Bruckner, Franck...

    Lo importante es no romper el vínculo, ser creativo, pero sin caer en la orfandad estética.

    Respecto a lo del unísiono, creo que hay que limitarlo, que es pobre en sí mismo. Es mejor el contrapunto y la homofonía sólo en su justa medida, en momentos clave, tal y como la aplicaban los polifonistas. Es el modelo de perfección.

    Un abrazo

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