sábado, 31 de diciembre de 2011

Religión y religiones

¿No os ha llamado la atención la oración colecta de hoy? Encierra un contenido que se discute frecuentemente en esos ámbitos sincretistas donde se quiere hacer una mezcolanza de todo para hacer de todas las religiones una sola basada en una ética común de valores; irritará la oración colecta de hoy a todos aquellos, católicos modernistas incluidos, que sólo ven en Jesús a un personaje religioso más, uno entre tantos, tal vez más elevado, pero mero hombre bueno, filósofo.


Rezamos hoy, 31 de diciembre, la siguiente oración colecta:

Dios todopoderoso y eterno, 
que has establecido el principio y la plenitud de toda religión 
en el nacimiento de tu Hijo Jesucristo, 
te suplicamos nos concedas la gracia de ser contados siempre
entre los miembros vivos de su Cuerpo
porque sólo en él radica la salvación del mundo. 
Por nuestro Señor Jesucristo.

Habría que subrayar algunos elementos.

Todas las religiones son respetables, y expresan el deseo del hombre por Dios y la búsqueda de Dios. Pero el cristianismo es profundamente original y único. La religión cristiana no parte del deseo del hombre que organice un sistema espiritual y moral para llegar a Dios; el cristianismo es, por el contrario, la búsqueda que Dios mismo hace del hombre para salvarlo y redimirlo y lo hace encarnándose, asumiendo lo nuestro para redimirlo. El cristianismo es Cristo; el cristianismo es Dios buscando al hombre.

Resulta profunda esta expresión de Juan Pablo II para compendiar la novedad del cristianismo:

"El no se limita a hablar « en nombre de Dios » como los profetas, sino que es Dios mismo quien habla en su Verbo eterno hecho carne. Encontramos aquí el punto esencial por el que el cristianismo se diferencia de las otras religiones, en las que desde el principio se ha expresado la búsqueda de Dios por parte del hombre. El cristianismo comienza con la Encarnación del Verbo. Aquí no es sólo el hombre quien busca a Dios, sino que es Dios quien viene en Persona a hablar de sí al hombre y a mostrarle el camino por el cual es posible alcanzarlo. Es lo que proclama el Prólogo del Evangelio de Juan: « A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que estaba en el seno del Padre, El lo ha contado » (1, 18). El Verbo Encarnado es, pues, el cumplimiento del anhelo presente en todas las religiones de la humanidad: este cumplimiento es obra de Dios y va más allá de toda expectativa humana. Es misterio de gracia" (Tertio millennio adveniente, 6).


Por eso en Cristo que nos ha nacido está el principio y plenitud de toda religión que canta la oración colecta. Todas las religiones procuran salvar al hombre, ofrecerle una salvación de distinto tipo y con distinto enfoque; pero en Cristo la salvación es plena, real, y accesible a todos los hombres. Su condición divina a la par que humana, le constituye en Salvador de todos los hombres, en el Salvador universal, y en el Puente tendido entre Dios y los hombres.

Lo que todas las religiones buscaban y buscan, se ha dado en Cristo, que por eso mismo es "plenitud de toda religión":

"Jesucristo es el nuevo comienzo de todo: todo en El converge, es acogido y restituido al Creador de quien procede. De este modo, Cristo es el cumplimiento del anhelo de todas las religiones del mundo y, por ello mismo, es su única y definitiva culminación. Si por una parte Dios en Cristo habla de sí a la humanidad, por otra, en el mismo Cristo, la humanidad entera y toda la creación hablan de sí a Dios, es más, se donan a Dios. Todo retorna de este modo a su principio. Jesucristo es la recapitulación de todo (cf. Ef 1, 10) y a la vez el cumplimiento de cada cosa en Dios: cumplimiento que es gloria de Dios" (ibíd.).

Jesucristo, por ser Dios y hombre, el Verbo encarnado, es el Salvador único y universal; Él es la Verdad venida de Dios, disipando las tinieblas. Ya no hay que buscar a Dios a tientas, como todas las religiones con buena voluntad pretenden, sino que Dios se ha mostrado como Luz, buscándonos para redimirnos.

Estos principios son, así pues, los que se hallan contenidos en la oración colecta de hoy: el principio y plenitud de toda religión es Jesucristo nacido por nuestra salvación. Pero si la plena Verdad es Él, ¿cómo situarnos y valorar otras religiones? ¿Desprecio? ¿Las situamos en plano de igualdad con Cristo? ¿Las fusionamos todas como si todas fuesen iguales, valiesen lo mismo, dijesen principios semejantes? Vayamos al Concilio Vaticano II y encontraremos una respuesta:

"La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn., 14,6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas.

Por consiguiente, exhorta a sus hijos a que, con prudencia y caridad, mediante el diálogo y colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de fe y vida cristiana, reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que en ellos existen" (Nostra aetate, 2).

Renovamos hoy nuestra profesión de fe: el Salvador único y universal es Jesucristo; la Verdad es Jesucristo y bajo el cielo -dirá el Apóstol- no se nos ha dado otro Nombre que pueda salvarnos.

Además, finalmente, pedimos en la oración "ser contados entre los miembros vivos de su cuerpo". Él nos ha incorporado a su Cuerpo vivo, a su Cuerpo místico, para que recibamos la vida que nos viene de nuestra Cabeza. Una corriente de vida recorre todo este Cuerpo: su Espíritu Santo.

"El Hijo de Dios, en la naturaleza humana unida a sí, redimió al hombre, venciendo la muerte con su muerte y resurrección, y lo transformó en una nueva criatura (cf. Ga 6,15; 2 Co 5,17). Y a sus hermanos, congregados de entre todos los pueblos, los constituyó místicamente su cuerpo, comunicándoles su espíritu. En ese cuerpo, la vida de Cristo se comunica a los creyentes, quienes están unidos a Cristo paciente y glorioso por los sacramentos, de un modo arcano, pero real...

La Cabeza de este cuerpo es Cristo. El es la imagen de Dios invisible, y en El fueron creadas todas las cosas. El es antes que todos, y todo subsiste en El. El es la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia. El es el principio, el primogénito de los muertos, de modo que tiene la primacía en todas las cosas (cf. Col 1,15-18). Con la grandeza de su poder domina los cielos y la tierra y con su eminente perfección y acción llena con las riquezas de su gloria todo el cuerpo (cf. Ef 1,18-23) [7]. Es necesario que todos los miembros se hagan conformes a El hasta el extremo de que Cristo quede formado en ellos (cf. Ga 4,19). Por eso somos incorporados a los misterios de su vida, configurados con El, muertos y resucitados con El, hasta que con El reinemos" (LG 7).

El nacimiento de Jesucristo, por nuestra salvación, ilumina todo y cambia el concepto humano sobre toda religión. Vale la pena entenderlo bien y vivirlo gozosamente.

12 comentarios:

  1. Es evidente que toda religión es respetable, pero son teodiceas que buscan a Dios desde el hombre, mediante revelación indirecta de Dios. Sólo una religión parte de la voz de Dios que se comunica directamente al hombre.

    En concreto el tema de la veracidad de las religiones se ajusta al tema de la verdad. Nadie puede ser propietario de la Verdad, No podemos tenerla, ya que la Verdad nos excede. En el mejor caso hemos de rogar a Dios para que nos ayude a estar dentro de la Verdad. Apoyados en su hombro, como San Juan en la Santa Cena.

    Me parece que esto queda claro en la segunda parte de la oración colecta:

    "te suplicamos nos concedas la gracia de ser contados siempre entre los miembros vivos de su Cuerpo, porque sólo en él radica la salvación del mundo."

    De hecho la salvación no proviene de cumplir normas, sino de ser transformados por Cristo para formar parte de Su cuerpo.

    Que Dios le bendiga D. Javier. Que el Señor de conceda un año 2012 lleno de su Gracia. Feliz año a todos los lectores del blog. Seguimos unidos en oración.

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  2. Encontrar esta entrada después de dejar los "fogones", me ha emocionado, si todos los católicos percibiéramos la inmensidad del regalo que hemos recibido... Gracias por la sugerencia que me hizo semanas atrás sobre la meditación de la oración colecta y del prefacio.


    Aunque para Dios no existe el tiempo, deseo (hecho oración) qué la Palabra hecha carne nos purifique y bendiga a todos al finalizar este año.

    ¡Feliz y santo año nuevo!

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  3. Y a sus hermanos... los constituyó místicamente su cuerpo, comunicándoles su espíritu. En ese cuerpo, la vida de Cristo se comunica a los creyentes... por los sacramentos, de un modo arcano, pero real...

    Hermoso comentario a una hermosa oración colecta.
    Ojalá se nos conceda la gracia de ser contados siempre entre los miembros vivos de su Cuerpo.

    Feliz Año Nuevo a don Javier y a todos los comentaristas y visitantes de este querido blog.

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  4. ES algo tan grande la transformación que Dios quiere realizar en nosotros, por los méritos de su querido Hijo e hija María Inmaculada, que creo que lo que nos queda de eternidad, la pasaremos ALUCINANDO EN COLORES!!
    ¡Feliz y santo 2012, Don Javier y a todos sus visitantes!

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  5. Efectivamente, hoy al acabar las Laudes con esta oración, me han venido pensamientos semejantes.
    Muchas gracias por la acertada reflexión. Qué bien está saber extraer de los textos de la liturgia la enseñanza verdadera, como tú haces, en lugar de perderse en divagaciones.

    Un abrazo fuerte.
    Unidos en la oración, me encomiendo a la tuya.

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  6. Que el año 2012, que comienza mañana, sea un año en el que Nuestro Niño y su Madre, María Santísima, le llene de bendiciones, alegría y amor.

    ¡¡¡Muchas felicidades, D. Javier!!!

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  7. Es cierto, al rezar laudes uno lo puede notar incluso en las preces, una de las cuales reza así:
    Tú que eres Dios y hombre, Señor de David y también hijo suyo, miembro del pueblo de Israel y enviado a todas las naciones,
    haz que Israel te reconozca como su Mesías y que los pueblos de la tierra entren en tu Iglesia.

    Haciendo referencia incluso al reconocimiento del Mesías por parte del pueblo de Israel.
    Un abrazo, y feliz año.

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  8. Te suplicamos nos concedas la gracia de ser contados siempre entre los miembros vivos de su Cuerpo, porque sólo en él radica la salvación del mundo.

    Gracias Don Javier por esta catequesis tan luminosa...
    Que Dios le bendiga!!!.
    Feliz y santo año 2012 para todos los visitantes
    y comentaristas del blog.
    Dios les bendiga.

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  9. Buenas tardes donJavier. ¡Feliz Año 2012! un fuerte abrazo.

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  10. Cuantas cosas aprendo cuando entro aqui, gracias. Feliz y Santo Año de fe 2012. Para todos.
    Muchos besos.

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  11. Pedro Arroyo Gómez31 diciembre, 2011 20:13

    Buenas Noches D. Javier, acabo de venir de Misa y nos disponemos a trasladarnos a casa de unos familiares a pasar la Nochevieja. Miestra estoy esperando en un sillón de mi casa, estoy haciendo una reflexión de lo que ha sido mi vida en este año que se nos escapa. Estoy llegando a la conclusión que sigo anclado y detenido en este puerto lleno de pobreza y de miseria, incapaz de entregarme a ese Cristo, Cabeza de la Iglesia y sigo sin dejar a ese Dios que entre de lleno en mi vida. Tengo que seguir suplicando me conceda la gracia de ser contado siempre
    entre los miembros vivos de su Cuerpo y para eso sigo necesitando tu ayuda espiritual.
    Que Dios te bendiga Javier y que sigas siendo referente espiritual para muchas persona en este año 2012.

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  12. Me vais a disculpar amigos míos, pero no soy capaz por diversas razones de contestar las cosas serias.

    Me deseáis a mí personalmente y a todos los lectores feliz año nuevo. Yo, lógicamente, me uno a vuestros deseos santos y recuerdo y espero lo que dice el salmo: "Él te conceda lo que desea tu corazón" (Cf. Sal 36).

    Aquí me tendréis como siempre atendiendo esta comunidad católica a la que pretendo servir y formar, aportando algo a la formación lo más sólida posible del laicado. Lo hago con ilusión y misión sacerdotal.

    Espero que sigáis aquí, como comunidad; que crezcamos también en número de lectores, de comentaristas y en santidad personal.

    Pidamos cada día unos por otros; encomendad dos intenciones mías durante unos meses.

    Seamos santos!!!!!

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