Llevo años dedicado a compilar citas sobre la santidad porque creo que apenas se ha escrito una teología sobre la santidad que sea completa (salvo honrosas excepciones, como Thils, Santidad Cristiana o Balthasar, Historia de una misión). De los santos se habla de manera devocional y piadosa (o muy moralista: ver e imitar sus virtudes y actitudes), pero apenas se ha estudiado teológicamente en todos sus aspectos, diversos, complementarios. Algún día podré elaborar un esbozo completo de esta teología de la santidad o teología de los santos.
En esa línea, me llamó la atención en su momento la forma de presentar a los santos que hizo Ratzinger en "Jesús de Nazaret", vol. II, como signos de la presencia de Cristo o, mejor, de la continua venida de Cristo o venida intermedia a nosotros.
Por su interés, por aquello que apunta y señala, me parece que puede ser una buena catequesis.
Cristo hoy viene a nosotros por medio de sus santos. Ellos son una presencia de Cristo interviniendo en la historia, salvando en la historia.
"Se habla explícitamente de una "venida" del Padre y del Hijo; es la escatología del presente, que Juan desarrolla. En ella no se abandona la espera de la llegada definitiva que cambiará el mundo, pero muestra que el tiempo intermedio no está vacío: en él está precisamente el adventus medius, la llegada intermedia de la que habla Bernardo. Esta presencia anticipadora forma parte sin duda de la escatología cristiana, de la existencia cristiana.
Aunque la expresión adventus medius era desconocida antes de Bernardo, su contenido existia ya desde el principio en toda la tradición cristiana de diversas maneras. Recordemos que san Agustín, por ejemplo, veía las palabras del anuncio en la nube sobre la que viene el Juez universal: las palabras del mensaje transmitidas por los testigos son la nube en la que Cristo viene al mundo; ya ahora. Así se prepara al mundo para la venida definitiva. Las modalidades de esta "venida intermedia" son múltiples: el Señor viene en su Palabra; viene en los sacramentos, especialmente en la santa Eucaristía; entra en mi vida mediante palabras o acontecimientos.
Pero hay también modalidades de dicha venida que hacen época. El impacto de dos grandes figuras -Francisco y Domingo- entre los siglos XII y XIII, ha sido un modo en que Cristo ha entrado de nuevo en la historia, haciendo valer de nuevo su palabra y su amor; un modo con el cual ha renovado la Iglesia y ha impulsado la historia hacia sí. Algo parecido podemos decir de las figuras de los santos del siglo XVI: Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Ignacio de Loyola, Francisco Javier, llevan consigo nuevas irrupciones del Señor en la historia confusa de su siglo, que andaba a la deriva alejándose de Él. Su misterio, su figura, aparece nuevamente; y, sobre todo, se hace presente de un modo nuevo su fuerza, que transforma a los hombres y plasma la historia.
Por tanto, ¿podemos orar por la venida de Jesús? ¿Podemos decir con sinceridad: "¡Marana tha!: ¡Ven, Señor Jesús!"? Sí, podemos y debemos. Pedimos anticipaciones de su presencia renovadora del mundo. En momentos de tribulación personal le imploramos: Ven, Señor Jesús, y acoge mi vida en la presencia de tu poder bondadoso. Le rogamos que se haga cercano a los que amamos o por los que estamos preocupados. Pidámosle que se haga presente con eficacia en su Iglesia.
Y ¿por qué no le pedimos también que nos dé hoy nuevos testigos de su presencia, en los que Él mismo se acerque a nosotros? Y esta oración, que no apunta directamente al fin del mundo, pero que es una verdadera súplica de su venida, conlleva toda la amplitud de aquella oración que Él mismo nos ha enseñado: "Venga a nosotros tu reino", ¡Ven, Señor Jesús!" (pp. 337-338).
Para nuestra generación una venida de Cristo del todo maravillosa, impactante, fuerte y decisiva ha sido y será siempre la gigantesca figura de Juan Pablo II, un hombre tan de Dios por María, que durante 26 años fue padre de toda la humanidad creyente y no creyente, auténtico vicario de Jesucristo en la tierra y luz poderosa en medio de las densas tinieblas del siglo XX.
ResponderEliminarDe igual modo, aunque con estilo diferente, Benedicto es un don del cielo para nuestro incipiente siglo XXI, como la espada afilada que sabe separar lo bueno de lo malo, lo profano de lo sagrado. Regalos de Dios para su amada Iglesia militante.
Un saludo cordial a todos.
en momentos de tribulación de oscuridad de sequedad cuando solo la Fe te sostiene ,al Santo Amor la espera , la oracion continuada de suplica Ven Señor Jesus ! transforma mi vida .me parece muy interesante la teología de la santidad como dices;signos de Cristo hay en ellos Un saludo afectuoso gracias por este Blog. Maria ( puse anónimo no me deja el sistema poner el nombre )
ResponderEliminarSignos de Cristo, testigos de Cristo, son los
ResponderEliminarsantos.Tenemos que seguir profundizando en este tema...Todos estamos llamados a ser santos.
( Seréis santos porque Yo vuestro Dios soy santo.)
¡Gracias Don Javier!
En comunión de oraciones.
Esta invocación ¡Ven Señor Jesús! surge espontánea en mí sin apenas proponérmelo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el post para darme cuenta de "toda la amplitud que conlleva" esa pequeña oración y esas diferentes formas en que se puede manifestar su venida.
Buenos días don Javier.Entiendo que tras nuestro encuentro con Jesús resucitado, el adviento deja de ser la preparación simple del acontecimiento histórico de la Navidad como la llegada del niño Dios en Belén para ser además la futura llegada física y certera del Esposo, Jesús resucitado al final de nuestra vida caminada ya ahora con Jesús eucarístico en visión y presencia espiritual. Despertar a media noche y velad un rato en oración con la alegría anticipada de recibir al Señor que llega es en adviento un colofón de completas. ¡Ven Señor Jesús!.Un abrazo
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo: o muy "piadosa" o muy moralista. Y la culpa es de los biógrafos. Porque en los escritos de los santos hay mucho más.
ResponderEliminarFelicitas:
ResponderEliminarLos santos son amigos de cada uno, y cada cual entre los santos, tiene una amistad (y veneración) más concreta por unos que por otros. Eso es perfectamente legítimo.
En el siglo XX Dios ha sido ampliamente generoso en regalarnos testigos. A mí, por esa amistad o vinculación espiritual, me parece brillante Edith Stein, o el sufrido Pablo VI...
María:
ResponderEliminarLa teología de la santidad es fascinante, y una gran ayuda para nuestro vivir cristiano. Pero me da la sensación sincera de que está casi por hacer. Aun cuando se ha escrito mucho, está sin realizarse la síntesis y la estructuración de tantos aspectos dispares, carismáticos, teológicos, que se han ido tratando por separado.
Un cordial saludo
Marián:
ResponderEliminarEfectivamente son signos de Cristo, de su Presencia salvadora; y cuando se trata con los santos el corazón, sin más remedio, se dirige a Cristo y da gracias por las obras maravillosas que hace en sus santos, en la Iglesia, en nuestras vidas.
aprendiz 2:
ResponderEliminar(No me acostumbro a verle con un "2" en su nick!!).
Vd. ha hecho la síntesis que yo pretendía. Esto es: ""toda la amplitud que conlleva" esa pequeña oración y esas diferentes formas en que se puede manifestar su venida".
Por eso está esta catequesis en Adviento y no en cualquier otro momento. Decir 'Ven, Señor Jesús' es implorar esa venida en los santos; la venida intermedia del Señor -ahora- en sus santos.
NIP:
ResponderEliminarEso es, eso es!! No sólo nos preparamos para la memoria/memorial del nacimiento histórico del Señor; nos preparamos con intensidad -un mes al año- para la Venida de Cristo, la última, gloriosa, recapituladora.
Sí, Adolfo. Pero además la teología de la santidad como tal está casi sin hacer; la biografía de los santos mostradas como acciones de la Gracia y epifanías de Cristo con escasas.
ResponderEliminarun abrazo,
Don Javier, como le dije, el "2" era para no dar lugar a confusiones con otros Aprendices que he visto por la blogosfera y también por si alguno de ellos decide alguna vez asomar por aquí.
ResponderEliminarPero lo cierto es que, con alguna excepción, solemos usar nick bastante largos y no le facilitamos el trabajo para nada.
Entonces, me puede llamar también AP o de cualquier otra forma que prefiera. Tiene mi permiso (:-)
Vaya escribiendo esa teologia de los santos y vaya dándonos aquí pequeños adelantos.
Hace poco encontré en Facebook una página con películas cristianas y muchas de ellas son vidas de santos, alguna antiguas, pero otras muy bien hechas: la de S. Antonio de Padua, santa Rita de Cascia, Santa María Goretti, santa Josefina Bakitta, santo Tomás Moro, el P. Damián, san José Cupertino, san Giuseppe Moscati, san Juan Bosco... Por citar sólo algunas.
http://www.facebook.com/media/set/?set=a.144403338422.113958.138013863422
Son muy buenas para ver en estas fechas, sobre todo acompañados por niños y jóvenes.
(¡Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos!)
También muy adecuados para niños y jóvenes pueden ser estas biografias en comics:
ResponderEliminarhttp://www.corazoncatolico.blogspot.com/2011/05/vidas-ejemplares-comics.html
Aprendiz 2:
ResponderEliminarTranquilo, querido amigo, respetará siempre su nick porque así será más claro para todos.
Gracias por los enlaces a todos nos servirá.
(N.B. Si tiene perfil en Facebook, búsqueme).