El santo tiempo de Adviento, que es nuestro presente aguardando nuestro destino futuro, ha llegado a las ferias mayores, la semana previa del 17 al 24 de diciembre, ambos inclusive. Se acelera la preparación más inmediata a esta Natividad del Señor, litúrgicamente actualizada y hecha presente, en este año de gracia de 2011.
Todo en la liturgia apunta a esta primera venida en carne del Verbo, a su venida que ya aconteció. La mirada, la celebración, la espiritualidad, acrecienta el deseo de Cristo que viene y aguardamos, si me permitís, con ternura infinita, a que el Verbo que ahora se está gestando en el seno bendito de la Virgen, salga como el esposo de su alcoba (cf. Sal 18A), nazca, brille, muestre el esplendor de su gloria.
La intensidad espiritual -y la belleza- de estas ferias mayores conforman nuestro espíritu a imagen de María, para aguardar al Señor con el mismo amor inefable de su Madre, con su silencio orante, pudoroso y recogido, con el deseo de recibir a Quien viene a salvarnos por puro amor. Este es otro tono espiritual, rebosante de esperanza, de alegría contenida, de deseos santos.
La liturgia, maestra de vida espiritual, escuela de cristianismo, forja nuestra alma en estos días en tonos distintos.
Ya la misma liturgia de la Palabra en las ferias mayores ha cobrado un giro distinto. Ahora el peso fuerte recae en el Evangelio, proclamando todas las perícopas de los evangelios de la infancia, previos al nacimiento del Salvador en cierto orden cronológico:
- anuncio a san José (18 de diciembre),
- anuncio a Zacarías (19 de diciembre),
- anunciación a María (20 de diciembre), etc.,
y la primera lectura se armoniza como prefiguración o profecía de esos relatos evangélicos. A medida que se proclaman, el corazón de la Iglesia late más fuerte por la inminencia de la venida del Señor.
Las oraciones colectas (de gran antigüedad, provenientes de las fuentes litúrgicas más antiguas) fijan su plegaria en esta primera venida del Señor pidiendo gracia para vivir el Misterio y ser salvados. Lejos de nosotros considerar el nacimiento de Cristo como un nacimiento más, tierno, y vivirlo con el espíritu secularizado de los buenos sentimientos de fraternidad, paz universal, para convertirlo todo en unas "fiestas de invierno" con tono hogareño. Es un sentimentalismo que resta toda su fuerza al Misterio.
Pedimos a lo largo de estas ferias mayores la gracia salvadora del nacimiento de Jesucristo para nuestro "hoy", un avanzar más la historia de la redención para nosotros, hombres de este tercer milenio, igualmente necesitados de redención y salvación. Por eso oramos así y las mismas oraciones nos van mostrando el contenido teológico de la Natividad del Señor:
Dios, creador y restaurador del hombre,que has querido que tu Hijo, Palabra eterna,se encarnase en el seno de María, siempre Virgen,escucha nuestra súplicas,y que Cristo, tu Unigénito,hecho hombre por nosotros,se digne hacernos partícipes de su condición divina (17 de diciembre).
Concede, Señor, a los que vivimos oprimidospor la antigua esclavitud del pecadoser liberadospor el nuevo y esperado nacimiento de tu Hijo (18 de diciembre).
Dios y Señor nuestro, que en el parto de la Virgen Maríahas querido revelar al mundo entero el esplendor de tu gloria,asístenos con tu gracia,para que proclamemos con fe íntegray celebremos con piedad sincerael misterio admirable de la encarnación de tu Hijo (19 de diciembre).
Las ferias mayores, bien vividas, asimiladas interiormente, celebradas con la hondura y belleza que poseen en la divina liturgia, serán la mejor escuela espiritual para vivir el misterio del Nacimiento del Redentor.
Por último, un canto, bellísimo, de Lucien Deiss, que ayer nos recordaba Aprendiz 2 y que ojalá fuera un canto más habitual en el repertorio de coros parroquiales y corales.
Por último, un canto, bellísimo, de Lucien Deiss, que ayer nos recordaba Aprendiz 2 y que ojalá fuera un canto más habitual en el repertorio de coros parroquiales y corales.
Quiero recordar que, cada antífona de la O, texto y música gregoriana en un vídeo, la tenemos en el blog de Óscar Valado El ciento por uno. No os lo perdáis.
Pedimos a lo largo de estas ferias mayores la gracia salvadora del nacimiento de Jesucristo para nuestro "hoy".
ResponderEliminarEl Catecismo, en el punto 526, dice acerca del misterio de Navidad:
"Hacerse niño" con relación a Dios es la condición para entrar en el Reino (cf. Mt 18, 3-4); para eso es necesario abajarse (cf. Mt 23, 12), hacerse pequeño; más todavía: es necesario "nacer de lo alto" (Jn 3,7), "nacer de Dios" (Jn 1, 13) para "hacerse hijos de Dios" (Jn 1, 12). El misterio de Navidad se realiza en nosotros cuando Cristo "toma forma" en nosotros (Ga 4, 19). Navidad es el misterio de este "admirable intercambio":
«¡Oh admirable intercambio! El Creador del género humano, tomando cuerpo y alma, nace de la Virgen y, hecho hombre sin concurso de varón, nos da parte en su divinidad» (Solemnidad de la Santísima Virgen María, Madre de Dios, Antífona de I y II Vísperas: Liturgia de las Horas).
Este es el misterio de la Navidad, que se desvela cuando se vive conscientemente: Cristo "tomando forma" en nosotros.
Gracias, don Javier. Feliz día a todos.
Buenos días don Javier. En cierta medida la agonía es un tiempo muy valioso como de feria mayor en el epílogo de la vida que hemos ido ensayando en cada Navidad para el cumplimiento de la promesa bautismal.Un abrazo.
ResponderEliminarentiendo ,quiero pero según se acerca el dia estoy con mas angustia en el alma como si en mi nada pudiera ser asi nacer de nuevo ,pero no pierdo nunca la esperanza en Fe y Esperanza camino un año y otro año y quiero estar contenta celebrar con todos el Todo tal vez algún dia no se Muchas gracias precioso y aclaratorio comentario D.Javier un saludo afectuoso Maria
ResponderEliminarCuánta razón tiene don Javier, el sentimentalismo en la vivencia de nuestra fe resta toda su fuerza al Misterio: "estoy a gusto, me siento, no siento, me aburro..." son expresiones que salen de la boca de católicos de hoy e incluso se les da publicidad en determinados blogs, como si Dios fuera ocasión de divertimento o de sensaciones.
ResponderEliminarBellísima la música y muy interesante el blog al que nos remite.
¡Qué Dios les bendiga!
Desde Sevilla:
ResponderEliminarGracias por la cita del Catecismo. Me encanta, y creo que es un tema teológico básico, el "tomar forma" Cristo en nosotros. San Agustín lo desarrolló ampliamente.
NIP:
Cierto. "Rompe la tela de este dulce encuentro", clamaría san Juan de la Cruz
María:
ResponderEliminarAdelante y sin desánimos. El camino es largo pero sólo se recorre si damos pequeños pasos uno tras otro.
Este es un blog de catequesis-formación, que va creando una comunidad católica virtual (todos tenemos un compromiso: rezar por todos cada día), por eso me alegro de que estas catequesis le vayan sirviendo y edificando.
Julia María:
ResponderEliminarAmiga mía, me alegro de la coincidencia sobre el sentimentalismo y lo claro que lo expone.
El blog al que remito está abierto recientemente, es de un amigo de la diócesis de Santiago de Compostela, y creo que tiene sencillez a la par que hondura, y mucha, mucha sensatez. Vale la pena seguirlo y recomendarlo.
Saludos (¿y sus insectos tan amados? ¿Siguen bien, revoloteando cerca del ordenador?)