Aunque la penitencia no es el tono fundamental del Adviento, sí es cierto que en todo tiempo se ha de convertir el corazón al Señor. Así, en Adviento, la voz profética del Precursor, grita a quien quiera oírle: "preparad el camino al Señor", ya que él vino para convertir el corazón.
Ahora, en Adviento, el corazón ha de convertirse para preparar el camino al Señor; ahora es tiempo de que los corazones se preparen y Cristo encuentro un pueblo bien dispuesto. Nuestros pecados retardan la salvación de Cristo; apresuremos su venida, adelantémosla, ofreciendo el corazón sin valles ni montes, sino una calzada digna de ser transitada.
El ritual de la Penitencia viene en nuestra ayuda abriéndonos los tesoros de la liturgia para nuestro aprovechamiento y transformación interior. Siempre está la posibilidad de celebrar el Sacramento de la Reconciliación en la forma B, reconciliación de varios penitentes con confesión y absolución individual (la forma C, la absolución comunitaria, está restringida a tenor de la normativa de nuestra Conferencia episcopal). Pero además de la forma B del sacramento, el ritual de la Penitencia ofrece unas "celebraciones penitenciales", a modo de celebraciones de la Palabra, que pueden muy bien enriquecer la vida litúrgica de una parroquia, de un Monasterio o de una comunidad religiosa, como una ayuda y acicate para el reconocimiento del propio pecado, la escucha de la Palabra y la conversión personal, que desembocarán en la celebración del sacramento de la Penitencia cuando cada uno estime conveniente (se sobrentiende que antes de Navidad).
"Las celebraciones penitenciales son reuniones del pueblo de Dios para oír la palabra de Dios, por la cual se invita a la conversión y a la renovación de la vida, y se proclama, además, nuestra liberación del pecado por la muerte y resurrección de Cristo. Su estructura es la que se acostumbra a observar en las celebraciones de la palabra de Dios, y que se propone en el Rito para reconciliar a muchos penitentes" (RP 36).
Son, sencillamente, celebraciones de la Palabra, una catequesis interior que la misma liturgia ofrece para que cada uno llegue "al verdadero conocimiento del pecado y a la verdadera contrición del corazón, es decir, a lograr la conversión" (RP 36) sin que se confundan con celebraciones del sacramento de la Penitencia (cf. n. 37). ¿Para qué son útiles? Responde el ritual:
"-para fomentar el espíritu de penitencia en la comunidad cristiana;
-para ayudar la preparación de la confesión que después, en momento oportuno, puede hacerse en particular;-para educar a los niños en la formación de su conciencia del pecado en la vida humana y de la liberación del pecado por Cristo;-para ayudar a los catecúmenos a la conversión" (RP 37).
En el apéndice II, ns. 315 y siguientes, se nos ofrecen elementos "para el tiempo de Adviento". Leerlos ahora pretende, por una parte, hacernos conscientes de una posibilidad litúrgica apenas usada (porque no se conoce) y por otra, personalmente, dejarnos imbuir del espíritu de conversión que el Adviento y, finalmente, son textos para orar y meditar ante el Señor.
La monición inicial suscita el espíritu penitencial propio de Adviento:
"El tiempo de Adviento nos prepara para celebrar el misterio de la encarnación del Señor, con el cual se inició nuestra salvación; pero, al mismo tiempo, suscita en nosotros la esperanza de la segunda venida del Señor, con la cual la historia de nuestra salvación llegará a su plenitud. Pero como en la hora de la muerte el Señor vendrá para cada uno de nosotros, es necesario que nos encuentre vigilantes según la palabra del Evangelio: "Dichosos aquellos siervos si el Señor, al llegar, los encuentra en vela" (Lc 12,37). Que esta celebración penitencial nos haga más limpios y nos prepare mejor para este venida del Señor, que celebramos en los sagrados misterios" (RP 315).
Después de la liturgia de la Palabra y el silencio, se aconseja un examen de conciencia; a continuación el "Yo confieso" u otras intercesiones más el rezo del Padrenuestro. La celebración penitencial concluye con una de estas dos oraciones que nos permiten ahora captar mejor la conversión y preparación propias del tiempo de Adviento:
Oh Dios,que al crear en el principio la luzdisipaste las tinieblas del mundo,te pedimos que venga el creador de la luz,preparado antes de los siglos,para que el pueblo,libre de la esclavitud del error, pueda salir al encuentro de tu Hijocon el fruto de las buenas obras.Por Jesucristo nuestro Señor.
Dios todopoderoso y eterno,que has reconciliado al mundopor medio de la encarnación de tu Hijo,concédenosque las tinieblas del pecado desaparezcan de nuestro corazóny que los misterios luminosos de la natividad del Señor,los podamos celebrar con una santa alegría.Por Jesucristo nuestro Señor (RP 323).
Para disponernos todos bien, adjuntamos en este enlace y en la imagen un sencillo examen de conciencia a partir de la meditación del nacimiento de Cristo y las bienaventuranzas.
Imprimidlo -es un díptico, para doblar luego- con el icono de impresora (arriba, a la izquierda) o descargarlo. Creo que puede ser útil para todos. Así seguimos con el apostolado de difusión con las fotocopias (en grupos, catequistas, formación, etc. y la propia familia).
Ya diréis qué os parece.
Don Javier , gracias , desde luego que es útil. El apostolado de la fotocopia es de una utilidad enorme . No siempre encuentras el momento - tuyo o del otro - para hablar con calma , con los hijos etc . Voy a imprimirlo y dejarlo por la casa .
ResponderEliminarSigo rezando por esta " parroquia " y sobre todo por esas dos intenciones importantes que tiene usted.
Un abrazo a todos
María M.
Gracias María M. por participar del "apostolado de la difusión" y por tener presente esas dos intenciones que os encomendé.
ResponderEliminarDifunda todo lo que pueda: en su parroquia, con amigos, con compañeros... porque creo que con pequeños instrumentos se podría lograr, poco a poco, algo grande como es dar a conocer los tesoros de la liturgia y ayudar en la vida cristiana.
Estoy de acuerdo en que el espíritu de vigilancia se 'trabaja' muy bien acordándose del sacramento de la penitencia. Hoy nuestro común amigo Néstor Mora recordaba en facebook estas palabras de san Agustín: «Pero ante Dios, al que no puede engañarse, no hay que recurrir a una vana protección, sino a una llana confesión», san Agustín, Confesiones 5, 13.
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ResponderEliminarRespecto a la absolución general en "confesiones" colectivas, hay muchos abusos, ahora menos.
ResponderEliminarHace tiempo, cerca de donde vivo, era norma común, y un día hube de recordar a algunos conocidos lo que dice el Código de derecho camnónico, y se quedaron muy sorprendidos, porque estaban acostumbrados a no confesarse nunca, sino a hacer solamente penitencias colectivas:
"Canon 960 La confesión individual e íntegra y la absolución constituyen el único modo ordinario con el que un fiel consciente de que está en pecado grave se reconcilia con Dios y con la Iglesia; sólo la imposibilidad física o moral excusa de esa confesión, en cuyo caso la reconciliación se puede tener también por otros medios.
"962 § 1. Para que un fiel reciba válidamente la absolución sacramental dada a varios a la vez, se requiere no sólo que esté debidamente dispuesto, sino que se proponga a la vez hacer en su debido tiempo confesión individual de todos los pecados graves que en las presentes circunstancias no ha podido confesar de ese modo.
""a quien se le perdonan pecados graves con una absolución general, debe acercarse a la confesión individual lo antes posible, en cuanto tenga ocasión, antes de recibir otra absolución general, de no interponerse causa justa
Querido d Javier, la penitencia del adviento,
ResponderEliminarcomo muy bien dice vd., tiene un sentido muy peculiar y propio. Es una penitencia positiva,a diferencia de otros tiempos penitenciales, de carácter eminentemente "negativo" (según la ascética "clásica".)
En el adviento la penitencia tiene por objeto la CONVERSIÓN,
y por ello es profundamente gozosa:
descubrir al Señor, descubrir que somos nuevas criaturas en Él. Es una "vía positiva". Una aurora espiritual. Penitencia de gozo. Liturgia de pesebre y de agua bautismal, de nuevo nacimiento.
La penitencia previa a la Semana Santa y la penitencia postpascual "ordinaria o común" tienen por objeto la SANTIFICACIÓN,
y por ello es profundamente dolorosa: descubrir nuestros pecados, nuestras negaciones, nuestras traiciones al Señor,
purificarnos de ellas y dolernos de nuestros pecados con objeto de prepararnos para la vía unitiva. Es una teologia de la cruz, que diría nuestro querido von Balthasar. Una vía negativa. Una noche espiritual, liturgia de cruz y de nacimiento trabajoso, como diría Trento. Penitencia de dolor.
Un bello post, como últimamente nos tiene acostumbrados. pero no se lo crea mucho, no se crea que esto es un piropo "merecido" (je je. :))
Alvaro:
ResponderEliminarEs que la Penitencia es una 'herramienta' sacramental valiosísima, por eso nos ayuda a estar vigilantes siempre.
Alonso:
ResponderEliminarJunto a los cánones del CIC, la aplicación concretísima fue una última disposición de nuestra CEE -pero no recuerdo la fecha, aunque es de hace unos pocos años- diciendo que esas circunstancias extraordinarias no se daban en el territorio nacional, por tanto aquí no es posible impartir la fórmula C.
Alonso:
ResponderEliminarLe agradezco la nota de humor, y se la devuelvo, claro: ¿conque 'últimamente' son magníficos los post? ¿Y antes? ¡Ay, ay!
Y lo del merecimiento y lo gratuito... no sé, no sé... ¿No tengo méritos que coronar por la gracia? ¡Hombre, amigo mío! Déjeme que me lo crea un poco y que peque un pelín de vanidad, ¿no? (je,je)
Un fortísimo abrazo
Convertir el corazón, volverse continuamente a Dios y ¿cómo no hacerlo cuando Él nace para venir a nosotros? Me gusta oir a los santos responder: la Iglesia será mejor si yo me convierto; soy yo quien ha de convertirse, conversión continua en la oración, la confesión, la sagrada comunión.
ResponderEliminarEstoy progresando en informática: he podido por primera vez acceder yo solita al documento en el enlace, no me lo puedo creer... Me gusta la denominación apostolado de la fotocopia, es sugestiva.
¡Qué Dios les bendiga!
Hay dias en que no puedo aparecer por aquí más que a estas horas.
ResponderEliminarPero, ya que lo ha citado Alonso, me gustaría mucho saber cómo habría que interpretar, o a qué se refiere concretamente esa imposibilidad moral (pues la física está clara), de la que habla el Canon 960:
La confesión individual e íntegra y la absolución constituyen el único modo ordinario... sólo la imposibilidad física o moral excusa de esa confesión, en cuyo caso la reconciliación se puede tener también por otros medios.
(Sospecho que muchos que no se acercan puedan encontrar alguna imposibilidad de ese tipo)
La disposición a que se refiere don Javier, donde la CEE prohibe en España las absoluciones colectivas por no darse aquí las condiciones que las justifiquen, es la Instrucción Pastoral acerca del sacramento de la Penitencia de 15 de abril de 1989. Se puede consultar y descargar en:
http://www.conferenciaepiscopal.nom.es/archivodoc/jsp/system/win_main.jsp
Para quien esté interesado en este tema, se la recomiendo vivamente pues, es una preciosa catequesis sobre este sacramento que, a mí en particular, me ha ayudado a comprenderlo mejor y valorarlo más. Además recoge la mayoría del magisterio de la Iglesia y de JP II, de cuyos documentos han extraído muchos párrafos casi literales. También contiene normas como la citada por don Javier.
La pena es que otras orientaciones que recomiendan los obispos y JP II, aún no se ponen apenas en práctica.
Si al menos en algunas iglesias de cada diócesis se observaran "todas" las recomendaciones de ese documento, tengo el convencimiento de que este sacramento volvería a resurgir. ¿Cómo se le podría pedir ésto a los obispos?
Julia María:
ResponderEliminarPensé que "apostolado de la fotocopia" sería un buen término para lo que me gustaría lograr. Si se ofrecen -masivamente- buenos folletos, compendiando doctrina, se llega a muchas personas que tal vez no dispongan de otros medios o que teniendo esos medios, necesiten una síntesis clara.
La tarea de la formación litúrgica general, para todo el pueblo cristiano, podría hacerse con estos sencillos medios de difusión: con cada sacramento, con cada tiempo litúrgico, etc.
Dele toda la difusión que pueda.
me alegro de que progrese en informática. Yo tengo que molestar con muchísima frecuencia a nuestro Miserere para que me ayude, por ejemplo, a subir los documentos éstos a Google.docs y que todos lo puedan descargar. Miserere, con paciencia infinita, me lo fue explicando y ayudándome. ¡Es un misterio la informática!!!!
Aprendiz 2:
ResponderEliminarNo me atrevo a responder a su pregunta sobre "la imposibilidad moral"; es un punto tan delicado que prefiero que alguien que lo sepa con rotunda claridad nos lo explique no vaya a ser que yo pueda crear alguna duda doctrinal.
bueno pues me ha venido muy bien el comentario siempre me veo despistada y llegando tarde no se ,pero si os aseguro que esto de un buen examen de conciencia preparatorio para la confesión ,para el Adviento y mas ,muchos no sabemos hacerlo bien somos los que llegamos despacio como yo seguramente pero nunca es tarde si Dios asi lo quiere muchas gracias D Javier un afectuoso saludo Maria
ResponderEliminarMaría:
ResponderEliminar¿Llegando tarde? Si se refiere al tiempo cronológico, no se preocupe: en un blog están permanentemente sus entradas y catequesis para que cada cual venga cuando pueda.
Pero si el "llegar tarde" se refiere a las cosas de Dios, piense mejor que Dios tiene su momento para cada uno: a primera hora de la vida, o a media mañana o al mediodía de la existencia... etc.
Me alegro de que le guste y sirve el examen de conciencia que os he ofrecido.
Pax!!