martes, 30 de agosto de 2022

Sentencias y pensamientos (XXXII)

43. Cristo lo es todo: Mesías, Pastor, Señor, Salvador, Médico y Medicina, Camino, Luz, Verdad. Él sea nuestra bendición.
 
 

44. ¡Qué hermosura el Corazón de Dios! No echa en cara ni es justiciero; ama, no se queda parado esperando, sale incluso a buscar a quien se ha perdido, sufre pensando si nos ha pasado algo, si hemos sufrido daño. Y como ve el estado de extenuación de quien se ha alejado, como oveja lo carga sobre los hombros.

¡Qué hermosura el Corazón de Dios! Es ternura, es Misericordia, es acogida.

¡Dios mío, no permitas que me aparte de ti!




45. "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre". Es fiel, permanece, no es inestable, cambiante o inmaduro. Está siempre, camina a nuestro lado.

Y toda fidelidad humana, toda perseverancia, toda madurez, hallan su cimiento en El, y si uno no está en El, imposible será ni la madurez, ni la fidelidad, ni la perseverancia, arruinándose el humanum que hay en nosotros.
 


 

domingo, 28 de agosto de 2022

Entrar en el Misterio (SC - XVI)



1. Al igual que al hablar de los sacramentos en general, junto al ex opere operato (son eficaces porque los realiza Cristo) se requiere el ex opere operantis, es decir, la adecuada disposición del fiel para que el sacramento recibido sea fructuoso y no inválido, en la liturgia en general también debe hablarse de las disposiciones de los fieles y su preparación para la celebración de los santos misterios.

            Toda la teología expuesta antes sobre la liturgia quedaría en nada si luego los fieles cristianos, el pueblo santo de Dios no se dispusiese, cada uno personalmente a vivirla y aprovecharla, a dejarse transformar por la liturgia: entonces la liturgia desarrollará su plena eficacia, desplegará toda su virtud y fuerza. Sin esto, los fieles cristianos tal vez asistan, pero no extraerán toda la riqueza de la liturgia para su vida y oración y no llegarán a valorar la liturgia verdadera –contentándose incluso con sucedáneos originales de éste o de aquél-.



            La constitución Sacrosanctum Concilium marca una actuación pastoral acorde con lo que ya ha ido exponiendo sobre la naturaleza de la liturgia y su fundamento teológico:

“Mas, para asegurar esta plena eficacia es necesario que los fieles se acerquen a la sagrada Liturgia con recta disposición de ánimo, pongan su alma en consonancia con su voz y colaboren con la gracia divina, para no recibirla en vano. Por esta razón, los pastores de almas deben vigilar para que en la acción litúrgica no sólo se observen las leyes relativas a la celebración válida y lícita, sino también para que los fieles participen en ella consciente, activa y fructuosamente” (SC 11).

            2. La disposición de ánimo de los fieles requiere una educación pedagógica y progresiva, paciente y bien sólida, ya que vivir la liturgia no se improvisa y tampoco es automática una participación fructuosa por el mero hecho de estar y asistir.

            Haría falta una preparación remota y una preparación inmediata.

miércoles, 24 de agosto de 2022

Formación para la liturgia (I)



Entre las tareas necesarias, ya sea en retiros, ya sea en predicaciones, ya sea en catequesis, ya sea incluso en artículos (Internet, boletines de formación, etc.), está la formación para la liturgia o la formación litúrgica de todos. 




Pero, ¿tan importante es? ¿De verdad es tan importante? 

¡Sí! Y muchos males nos vienen hoy de la escasísima formación en liturgia que se adolece por todas partes.

1. Más aún, hoy vemos que muchos, muchísimos, casi todos, se creen expertos en liturgia, con derecho a opinar y a hacer en la liturgia lo que quiera, introduciendo elementos ajenos y distorsionadores, porque todos creen que saben mucho de liturgia. 

Si acude un experto en bioética, todos callan y escuchan admirados, nadie pregunta y mucho menos nadie discute; si habla un jurista, todos intentan aprender la articulación interna del Derecho canónico; o si habla un exégeta, todos los presentes, embelesados, se dejan llevar por las últimas teorías hermenéuticas aplicadas al texto bíblico. Si habla un experto en liturgia… inmediatamente las manos están levantadas para rebatir, en virtud de un artículo que leyeron una vez, o de algo que un sacerdote dijo una vez, o, simplemente, por la propia opinión… 

lunes, 22 de agosto de 2022

De la fortaleza, la magnanimidad y la compasión (I)



1. Alrededor de las cuatro virtudes cardinales van girando otras que son auxiliares, que desarrollan el contenido de la virtud principal y, al mismo tiempo las robustecen. Ir adquiriendo las virtudes por la meditación y por el ejercicio de cada una de ellas, ampliará nuestro ser e irá capacitando nuestro corazón para obrar el bien, lo bello, lo verdadero. Así el creyente irá adecuando su conciencia para obrar moralmente, viviendo la vida evangélica, la ley del Espíritu Santo en nuestros corazones.



2. La virtud cardinal de la fortaleza robustecía el alma en la voluntad y el deseo para no desistir en hacer el bien aunque fueran muchas las dificultades o impedimentos, o incluso nos pudiese suponer un esfuerzo. Esta resistencia o firmeza en el bien, hace que nazcan algunas virtudes en su entorno.

Para acometer cosas grandes, objetivos altos, realizar o construir algo importantes, existen dos virtudes, la magnanimidad y la magnificencia.

La virtud de la magnanimidad es una prontitud de ánimo, una agilidad de espíritu, un corazón grande para llegar al fin. Sólo un corazón grande es capaz de cosas grandes; sólo la grandeza de ánimo consigue lo mejor y más perfecto. El que tiene el corazón encogido, o apocado, quien no tiene ideales hermosos en la vida o en la vocación, ése jamás realizará nada.

sábado, 20 de agosto de 2022

Los milagros de Cristo médico


Lo que es invisible, la acción salvadora y la santificación, la redención y el perdón de los pecados, es expresado de manera visible mediante las curaciones, milagros, signos y prodigios de Cristo. Así de lo visible, se pasa a lo invisible.

viernes, 19 de agosto de 2022

Silencio: el alma a la escucha del Espíritu Santo (Silencio - VII)



Se requiere una educación en el silencio, un acallar todo en lo interior. Así se permite oír la voz del Espíritu Santo dentro de nosotros:

            “¿Qué hacer, entonces, para conseguir una verdadera disciplina espiritual, apta para conferir también a nosotros sus riquezas sobrenaturales? Lo primero una pregunta: ¿el Señor habla en el ruido o en el silencio? Respondemos todos: en el silencio. Y entonces, ¿por qué no hacemos silencio alguna vez; por qué no escuchamos, apenas se percibe, algún susurro de la voz de Dios cercano a nosotros? Y todavía: ¿habla Él al alma agitada o al alma quieta?


            Sabemos muy bien que para esta escucha debemos tener un poco de calma, de tranquilidad; hay que aislarse un poco de toda excitación o estímulo cercanos; y estar nosotros mismos, nosotros solos, estar dentro de nosotros. Éste es el elemento esencial: ¡dentro de nosotros! Por eso el punto de encuentro no está fuera, sino en el interior. Y crear a continuación en el propio espíritu una celda de recogimiento para que el Huésped divino pueda encontrarse con nosotros” (Pablo VI, Hom. a la unión de juristas católicos, 15-diciembre-1963).

            Al Espíritu Santo se le percibe en el silencio solamente: “Habla el Espíritu en el fondo de las almas, que saben ofrecerle el silencio para su voz dulce y fuerte, inconfundible” (Pablo VI, Aud. General, 9-junio-1965).

jueves, 18 de agosto de 2022

La Gloria del Señor en Ez 43 (I)



Este pasaje (Ez 43,1-12) se inscribe en la última sección del libro de Ezequiel (40-48), que constituye la llamada "Torá de Ezequiel", por cuanto que es un código de alianza para el pueblo que va a volver a su tierra y porque tiene un carácter legislativo en referencia a los elementos cultuales. 



El Señor va a hacer de ellos un pueblo nuevo, ya que Él "arrancará de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne" (Ez 36,27), para que "vosotros seáis mi pueblo y yo sea vuestro Dios" (Ez 36,28). Será una situación radicalmente distinta.

A este retorno y alianza, responde esta última sección del profeta en que nos va a ir presentando un plan detallado de reconstrucción religiosa y política en Palestina. Conoce bien el pasado, pero intenta adaptar la legislación a nuevas circunstancias, ya que la restauración y alianza espiritual que el Señor quiere establecer requieren una nueva organización de la comunidad y una reforma en su culto.

martes, 16 de agosto de 2022

La lex orandi para la teología (S. Basilio)

Habiendo visto tranquilamente el tratado de S. Basilio sobre "El Espíritu Santo", hemos ido hallando un método claro y firme en este Padre capadocio: vivir la liturgia, reflexionarla, hacerla teología. 



La liturgia no es un ceremonial absurdo y obligatorio; ni un acto esteticista para los sentidos y mover a devoción. Es la Iglesia misma -donde Cristo está actuando presente- la que santifica y glorifica a Dios. 

Sus ritos así como sus oraciones, sus textos litúrgicos, son expresión primera y fundamental de la fe de la Iglesia. De ahí el gran respeto que merece la liturgia para no cambiarla ni hacer mutaciones a capricho; y, segundo, la necesidad de contar con la liturgia -viviéndola, por supuesto- para elaborar una teología que merezca tal nombre.



El tratado de san Basilio, leído desde el interés por la liturgia, pone de relieve el valor teológico y dogmático de la liturgia misma. 

Ésta, por su naturaleza, es vehículo de transmisión de la fe ortodoxa y expresión primera de esa misma fe; es eslabón de la Tradición siempre viva de la Iglesia; forma parte de las tradiciones no escritas pero vinculantes para todos. 



domingo, 14 de agosto de 2022

Padrenuestro - III (Respuestas - XXXIX)



5. De distintas formas se reza el Padrenuestro según las distintas liturgias, tanto en la Misa como en la Liturgia de las Horas.

            En el Ordinario de la Misa romana actual, tras la monición, extendiendo las manos el sacerdote, lo rezan juntos a una sola voz el pueblo y el sacerdote: “El sacerdote hace la invitación a la oración y todos los fieles, juntamente con el sacerdote, dicen la oración” (IGMR 81); “terminada Plegaria Eucarística, el sacerdote con las manos juntas, dice la monición antes de la Oración del Señor; luego, con las manos extendidas, dice la Oración del Señor juntamente con el pueblo” (IGMR 152).



            Anteriormente, con el Misal romano de S. Pío V (hoy forma extraordinaria del rito romano), recogiendo una antigua costumbre, el sacerdote lo rezaba solo, en voz baja; levantaba la voz al decir: “et ne nos inducas in tentationem”, y el acólito o los fieles sí decían juntos la última petición: “sed libera nos a malo”. Éste era el modo que se practicaba entre los monjes que seguían la Regla de S. Benito: “Nunca deben terminarse las celebraciones de laudes y vísperas sin que al final recite el superior íntegramente la oración que nos enseñó el Señor, en voz alta para que todos la puedan oír, a causa de las espinas de las discordias que suelen surgir, con el fin de que amonestados por el compromiso a que obliga a esta oración cuando decimos: ‘Perdónanos así como nosotros perdonamos’, se purifiquen de ese vicio. Pero en las demás celebraciones solamente se dirá en voz alta la última parte de la oración para que todos respondan: ‘Y líbranos del mal’” (RB 13,12-13).

            En la Divina Liturgia de S. Juan Crisóstomo, el rito bizantino, precedido por unas letanías, el sacerdote invita a todos diciendo: “Y concédenos, Maestro, que con confianza y sin condenación podamos atrevernos a llamarte Dios celestial y Padre, y a decirte” y entonces el pueblo reza junto: “Padre nuestro…”

viernes, 12 de agosto de 2022

Fuente y cumbre de la vida de la Iglesia (SC - XV)



Como el desorden nunca es bueno y no es buena señal, porque es signo de confusión, la Constitución Sacrosanctum Concilium ofrece un orden de prioridades en la vida de la Iglesia, evita la dispersión y marca pautas que, si se reciben, ejercerán un influjo benéfico en la vida teológica y, por supuesto, pastoral.


            1. Un doble movimiento se produce en la Iglesia: todo se enfoca y halla su coronamiento en la liturgia y, a la vez, todo, la evangelización, el apostolado, la caridad, etc., brotan de la liturgia. Así todo conduce a la liturgia y todo desciende de la liturgia. Sin ésta, la vida eclesial no existiría, se habría sustituido por filantropía o por ideología.



            La afirmación aquí es rotunda por parte del Concilio:

            “La liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza” (SC 10).

            No se puede decir más ni mejor de la liturgia, ni otorgarle mayor honor para la vida eclesial: ¡cumbre y fuente, fons et culmen!


            2. Es cumbre de la Iglesia, porque todo conduce a la liturgia y encuentra en ella su coronamiento.

            La evangelización desemboca en la vida litúrgica, cuando después de anunciar el Evangelio y la conversión, da la vida mediante los sacramentos. Pero si la evangelización no desemboca en la vida sacramental, algo estará fallando; si la evangelización no conduce a Cristo, algo estará ocurriendo y sería grave.

miércoles, 10 de agosto de 2022

El buen samaritano es Jesús

Los Padres de la Iglesia, con su particular método de lectura, interpretaban toda la Escritura, cualquier pasaje, salmo, profecía o las parábolas mismas, buscando en ellas a Cristo; las leían cristológicamente, para descubrir tras la letra, el Espíritu, y encontrar en todo al Señor.


No les preocupaba una exégesis cientifista, tan en boga hoy, quedando retenidos en el aspecto literal de lo escrito, ni buscaban sólo los aspectos morales para exhortar a una vida ética, de compromiso y opciones. Practicaban una lectura completa, global, de la Escritura, y, para ellos, Cristo era lo primero. Es una lectura que se llama "tipológica".

Un ejemplo preciosísimo es la interpretación de la parábola del buen samaritano.

¿Quién es el buen samaritano? ¿El hombre éticamente solidario? ¿El creyente comprometido? Es el mismo Señor Jesucristo, encarnado para hacerse prójimo de cada hombre.

jueves, 4 de agosto de 2022

Las tradiciones litúrgicas distintas (S. Basilio)

Aunque parezca que la liturgia es uniformidad, y que todo ha de ser igual en todo el orbe, la Tradición preservaba la unidad de la Iglesia pero enriquecida por la varidad de usos y costumbres de otros ritos o familias litúrgicas.



No era la creatividad salvaje propugnada por algunos hoy, sino costumbres litúrgicas extendidas en amplias regiones y que eran asimiladas por toda una zona, familia litúrgica, rito o patriarcado.

El propio San Basilio argumenta, en el tratado sobre "El Espíritu Santo", con las costumbres litúrgicas, propias de su región de Cesarea, frente a otras costumbres legítimas, aunque distintas, de otras familias o ritos.



Así, en tercer y último lugar, san Basilio enriquece su argumentación recurriendo al valor de la Tradición que se expresa igualmente en las tradiciones no escritas, de las cuales, muchas de ellas, se refieren a la liturgia.

 Le da así un valor normativo a la liturgia como cadena de transmisión de la Tradición entendida en sentido amplio. Razona su postura de la siguiente forma:

            “Si la mayor parte de la ceremonia de los misterios, sin estar en las Escrituras, tienen derecho de ciudadanía entre nosotros, admitamos también esa doxología, junto con otras muchas cosas. Por mi parte creo que es apostólico incluso el ser fieles a las tradiciones no escritas, pues dice: Y os alabo, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis mis tradiciones tal como yo os enseñé; y también: y retened las tradiciones que habéis recibido, sea de palabra, sea por carta.

            Una de esas tradiciones es también la presente doxología. Los que la establecieron desde el principio y la transmitieron a la posteridad, al prolongarse su uso continuamente el tiempo, la enraizaron en las Iglesias, gracias a una larga costumbre” (29, 71)[1].

martes, 2 de agosto de 2022

De la justicia, la religión y la devoción (y IV)



 4. Viendo este conjunto de virtudes, en las que no hay proporción entre lo que se da y lo que se recibe, y aquellas que no se fundan en los derechos de los otros, es muy necesario detenerse en una virtud que antes enunciábamos, la virtud de la religión.



Dios tiene sus derechos, pues Él es el Creador y nosotros sus criaturas dependientes en todo de Él. Los derechos de Dios se ven pisoteados, a Dios apenas le dejamos espacio: no entra en la cultura, (¡Dios es casi un estorbo!), a veces tampoco tiene espacio en nuestra vida (¡estamos tan ocupados!) y anteponemos cualquier cosa, cualquier circunstancia, cualquier obligación, a Dios nuestro Señor. 

Pisoteamos sus derechos cuando venimos a cumplir y lo hacemos con prisas, sin atención y recogimiento, deseando acabar cuanto antes; pisoteamos los derechos de Dios cuando pensamos que le hacemos un favor con realizar algunas prácticas religiosas (ir a Misa el domingo, rezar unas oraciones corriendo y distraídamente) y nos rebelamos contra Dios cuando aparece la cruz echándole en cara que tantas Misas y Rosarios, oraciones y “Dios me manda esto”... Al final, sólo queremos imponer nuestros derechos frente a los derechos de Dios.