sábado, 9 de febrero de 2019

Sentencias y pensamientos (V)





            31. Hoy comienzo a ilusionarme, a renovarme, a entregarte de lleno.
           Hoy comienzo a vivir, a renovar mi consagración.
           Hoy comienzo a no desperdiciar nada de la Gracia, a no perder el tiempo.
       Hoy comienzo a ser contemplativo, pero viviendo la misión que la Iglesia me ha encomendado.
      Hoy comienzo, a disfrutar del silencio, de la contemplación, del canto y la liturgia, lo mejor que pueda.
            Hoy comienzo, de nuevo, una vez más, a mirar a Cristo, sin apartar la mirada de su rostro.


            Hoy comienzo a no huir, a estar y ser, a gozarme en el Amado.
           Hoy comienzo a centrarme, a leer de verdad pasando por el corazón lo leído para que me sirva para contemplar.
            Hoy comienzo a estudiar, a leer, memorizar, asimilar y conocer el Misterio.
Hoy comienzo a quedarme y olvidarme de mí, reclinar el rostro sobre el Amado, cesar todo y abrazarme a Él.
            Hoy comienzo, de nuevo, a mirar mi comunidad con mirada sobrenatural de fe.
            Hoy comienzo a descender y buscar lo último para que sea el Señor el que me enaltezca y me dé lo primero.


            Hoy comienzo a entregarme a la comunidad, buscar el bien de todos y cada uno.
         Hoy comienzo a entregar y rendir mi  libertad, sometiéndome como Cristo se sometió incluso hasta la muerte.
            Hoy comienzo a palpitar con la Iglesia y ofrecer lo mío por la Iglesia, inmolarme por la Iglesia.
            Hoy comienzo a amar, a hacer la voluntad de Dios, a estar disponible y atento a sus mociones: ¡y su voluntad se manifestó mandándote reformar Granada.

            Hoy comienzo, ¿para qué tardar?, un camino de santidad.
          Hoy comienzo mi santidad heroica hecha a base de pequeñas santidades en lo cotidiano, en lo oculto y oscuro.

            Hoy comienzo. Con tu Gracia, hoy comienzo.



 32. Dios es eterno Amante, sí, el mejor. ¡Cuán delicioso es el Señor!


33. Te está forjando con golpes duros como a hierro incandescente. Aunque los golpes sean duros en tu fragua, si estás al rojo vivo en el Amor del Crucificado, serás maleable, los golpes se sienten menos, y serás una preciosa obra de Dios, artística, bella, para su Gloria y como instrumento para los demás.



34. En la oración lo encontramos todo.
            En la oración estamos con Jesucristo.
            En la oración, el Espíritu ora en nosotros.
            En la oración recibimos su descanso, su luz y su Gracia.
            En la oración buscamos a Dios, estar con Dios, no sus gustos o consuelos.
            En la oración no se trata de pensar mucho, sino de amar mucho.
            En la oración uno se vacía de todo para llenarse sólo de Cristo.
            En la oración, sea litúrgica o personal, hacemos silencio y contemplamos amando.
            En la oración sólo necesitamos a Él.
            En la oración sólo le queremos a Él.
          En la oración es más recibir lo que el Señor quiera darnos que hacer, meditar o esforzarse por parte humana.
           En la oración, el Señor nos ilumina por dentro para conocernos tal como somos y para conocerle a Él.
            En la oración el Señor nos va formando y dando sabiduría de corazón.


3 comentarios:

  1. así, dispuestos a lo que Nuestro Señor nos solicite, que antes de hacerlo ya nos ha dado su Gracia omnipotente.
    Dios le guarde

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  2. Y para entrar en el puntico 34 su librico "Orad sin cersar", que es manual de iniciación bueno, muy bueno !!!
    Me entusiasman sus fotos en las entradas. Gracias.
    Abrazos fraternos.

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