lunes, 26 de junio de 2017

El sacerdocio...

Sólo unas palabras, que no por breves son superficiales, para ver, valorar, agradecer, el sacerdocio.



"Por la sagrada ordenación que recibisteis, y por los sacramentos que celebráis, estáis llamados a ser hombres de comunión. Así como el cristal no retiene la luz, sino que la refleja y la devuelve, de igual modo el sacerdote debe dejar transparentar lo que celebra y lo que recibe. Por tanto os animo a dejar trasparentar a Cristo en vuestra vida con una auténtica comunión con el obispo, con una bondad real hacia vuestros hermanos, una profunda solicitud por cada bautizado y una gran atención hacia cada persona. Dejándoos modelar por Cristo, no cambiéis jamás la belleza de vuestro ser sacerdotes por realidades efímeras, a veces malsanas, que la mentalidad contemporánea intenta imponer a todas las culturas. Os exhorto, queridos sacerdotes, a no subestimar la grandeza insondable de la gracia divina depositada en vosotros...

Sin la lógica de la santidad, el ministerio no es más que una simple función social. La calidad de vuestra vida futura depende de la calidad de vuestra relación personal con Dios en Jesucristo, de vuestros sacrificios, de la feliz integración de las exigencias de vuestra formación actual. Ante los retos de la existencia humana, el sacerdote de hoy como el de mañana – si quiere ser testigo creíble al servicio de la paz, la justicia y la reconciliación – debe ser un hombre humilde y equilibrado, prudente y magnánimo". 

(Benedicto XVI,  Discurso a los sacerdotes, religiosos y laicos, Ouidah, Benín, 19-noviembre-2011).

1 comentario:

  1. Ser sacerdote, anunciar a Cristo y su amor a todos los hombres, es obra de Dios, un regalo para el llamado al sacerdocio y para los fieles.

    Señor, danos sacerdotes santos y sabios como eres Tú, y vos María rezad por ellos para que sean otro Jesús.

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