Hay mandatos del Señor claros y explícitos:
"Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que Yo os he mandado. Y sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 18-20).
Un mandato que sigue urgiendo y debe realizarse también en esta generación, para los hombres de este tiempo en sus necesidades, carencias y búsquedas, inmersos en una cultura en continua transformación.
Algunos puntos, o ideas sueltas, de una homilía de Juan Pablo II (Salta, Argentina, 8-abril-1987), pueden servirnos hoy como chispazos en torno a la evangelización nueva; luces, aspectos, impulsos de vida para nosotros.
"Al contemplar cómo el mandato de predicar y bautizar se ha hecho realidad en este continente, la Iglesia confiesa humildemente que ha recibido la misión y la autoridad de Cristo para continuar a través de los siglos su obra redentora. Como dije en Santo Domingo, “la Iglesia, en lo que a ella se refiere, quiere acercarse a celebrar este centenario con la humildad de la verdad, sin triunfalismos ni falsos pudores” (Homilía en Santo Domingo, 12 de octubre de 1984, n. 3). Esa verdad sobre el ser y el destino de América me hacen afirmar, con renovada convicción, que éste es un continente de esperanza, no sólo por la calidad de sus hombres y mujeres, y las posibilidades de su rica naturaleza, sino principalmente por su correspondencia a la Buena Nueva de Cristo. Por eso, cuando está a punto de empezar el tercer milenio del cristianismo, América ha de sentirse llamada a hacerse presente en la Iglesia universal y en el mundo con una renovada acción evangelizadora, que muestre la potencia del amor de Cristo a todos los hombres, y siembre la esperanza cristiana en tantos corazones sedientos del Dios vivo".
1) La Iglesia nunca ha dejado de evangelizar, de un modo u otro. Seamos humildes (¡realistas!) para reconocerlo y no caer en una desmemoria que sueñe con que nosotros, ahora, hemos empezado a evangelizar con tantos planes pastorales y cosas varias. En absoluto, no partimos de cero. Lo que nos toca hoy es una nueva etapa que hemos de transitar por donde antes otros muchos nos han precedido.
2) La nueva evangelización ha de poseer la fuerza y el impacto -de manera renovada, dice el papa- de mostrar la potencia del amor de Cristo y sembrar su esperanza, precisamente ahora, donde el amor se ha reducido a sentimiento, impregnado todo de relativismo, y dejando vidas destrozadas en el camino; cuando los hombres post-modernos creen que Dios nada o muy poco tiene que decirles ya: ¡mostrar su amor y su esperanza!
"Este proceso de progresiva maduración en la fe bautismal, que se ha llevado a cabo en la evangelización de Argentina, debe madurar también en la vida de cada cristiano. Para esto debemos actualizar la memoria del propio bautismo. Ello nos dará ocasión de renovar nuestra fidelidad personal a la vocación cristiana que nace de ese sacramento".
1) Los evangelizadores verdaderos han descubierto la fuerza y la verdad de su propio Bautismo; constituidos en hijos adoptivos de Dios, han sido consagrados como profetas que tienen una Palabra que pronunciar al mundo; un dinamismo interior que no les deja apagados e inertes, sino que los lleva a dar testimonio de la Verdad.
2) Lo que se nos dio requiere nuestra fidelidad. ¡Pobre aquel que apague la gracia de su Bautismo! Al revés hemos de reavivar el Espíritu que se nos dio y no dejarlo extinguir. La Vigilia pascual es la gran ocasión cada año de reavivar nuestro Bautismo para extraer sus consecuencias vitales. Una de ellas, sin duda, la de ser evangelizadores y enviados, cada cual en su propio estado de vida cristiano.
"El futuro de la evangelización en Argentina requiere una continua conversión a Cristo de todos los hijos de Dios, que forman parte de esta nación. Será posible afrontar los grandes retos de la hora presente si todos luchamos por participar cada vez más hondamente en los misterios de Cristo, muerto y resucitado por la salvación de los hombres".
1) El futuro de la evangelización pasa, como condición sine qua non, en la conversión de los hijos de Dios, de los bautizados. Si éstos viven mediocremente, o de manera tibia, o directamente desconectados de la Fuente de la Gracia, habremos traicionado la misión que el Señor nos encargó. Lo primero, la conversión personal de cada cual.
2) Y evangelizar es llevar a la comunión personal con los misterios de Cristo, al encuentro personal con la salvación que Cristo ofrece por medio de sus Misterios salvadores. No confundamos la evangelización con aspectos exteriores (que convocan a muchas personas por cultura, tradición, folclore) o con aspectos sociales (la mera y única promoción humana o ayuda caritativa) o con manifestaciones por las calles; no confundamos la evangelización con la moralina psicológica o con la ética (ser buenas personas). Evangelizar es llevar al reconocimiento explícito y claro de Jesucristo como Señor y a la comunión con su vida y misterios.
Algunas veces me da pensar que la única evangelización posible es fomentar el encuentro personal de CRISTO con cada ser humano. Y eso te sale sin que te des cuenta si tu estás en esa relación personal con CRISTO. Hay una sabiduría y un conocimiento que solo puede salir de la experiencia del AMOR. Y concretamente esa no sale de la formación, ni del estudio, ni de ningún otro sitio que no sea de esa experiencia.
ResponderEliminarPor que ese conocimiento y esa sabiduría impregna toda tu vida, todo tu ser, y es visible para todos los demás.
Dichoso el que posee esa sabiduría.
Los demás tenemos que conformarnos con evangelizar con esa otra formación que sale de lo que estudiamos o leemos. A quien tiene de las dos, que evangelize con las dos, al que tiene una sola, que lo haga con la que DIOS le concede. Para un creyente nunca es suficiente por eso hay que afanarse en ampliar más y más. Pero ya con torpeza, ya con destreza ese ha de ser uno de nuestros afanes, una de nuestras prioridades. Alabado sea DIOS.
Muchas gracias, Padre, una vez más. Feliz semana nueva. Sigo rezando. DIOS les bendiga
Antonio Sebastián:
EliminarSin duda la evangelización es conducir -fomentar- el encuentro personal con Cristo. "Venid y veréis", hemos de repetir a muchos.
Pero evangelizar no es sólo sentir amor... porque se termina en el "buenismo". Los apóstoles, los discípulos, los misioneros, amaron, claro que sí, pero igualmente anunciaron, explicitaron, predicaron, enseñaron.
Padre Javier:
EliminarLamento haberme expresado mal una vez más. No, no creo que sentir AMOR sea evangelizar. Si acaso sería evangelizar convertir el AMOR en acción. Eso podría ser. Pero mi comentario, mi intención, mi pretensión no se acerca a eso. Solo intentaba expresar, que así como hay un conocimiento que surge del estudio, por ejemplo de los documentos conciliares del cvii. Hay un conocimiento diferente, que no surge de ese estudio humano, sino de la experiencia del AMOR. Para mi son conocimientos diferentes. O al menos intuyo que son conocimientos muy distintos.
En relación al sentir amor, creo muy poco en eso del sentir amor. Es más, tiendo a situarme en la postura contraria. Incluso es más, creo que ese sentir amor, es mucho más cosa del amor humano, del amor según la carne (nótese que escribo es mucho más, no exclusivo), que del AMOR según el espíritu. El AMOR según CRISTO, es para actuar, no para sentir. Que no quiero decir que no se pueda sentir. Y sigo. Uno puede sentir una total aridez interior (no sentir amor) y que el AMOR actúe de forma rotunda, robusta y contundente. Desde mi experiencia personal, tiendo a pensar que eso de "sentir amor" es algo muy irrelevante y muy secundario.
La sabiduría, y el conocimiento de los que hablo y que surgen de la experiencia del AMOR, no tiene nada que ver con "sentir amor", va en el sentido de la experiencia radicalmente diferente de sentirse amado y perdonado por nuestro CREADOR UNO y TRINO. Es más, yo lo percibo muy alejado de ese "sentir amor", en el que creo muy poco, o simplemente nada.
Padre, siento el malentendido, y muchas gracias por su aclaración. DIOS les bendiga. Sigo rezando
¡¡¡Genial!!! Don Javier. Y el último párrafo: ¡¡¡Totalmente lúcido!!! “Hay mandatos del Señor claros y explícitos: 'Id y haced discípulos... enseñándoles a cumplir todo lo que Yo os he mandado'... La Iglesia nunca ha dejado de evangelizar... Seamos humildes (¡realistas!) para reconocerlo y no caer en una desmemoria … No partimos de cero..."
ResponderEliminarLa conditio sine qua non y la conclusión son reveladoras para responder al joven que pregunta: ¿De qué va esto? La conditio: Conversión de los hijos de Dios, de los bautizados. La conclusión: Llevar a otros al reconocimiento de Jesucristo como el único Señor y, en consecuencia, a la comunión con su vida y misterios.
Únicamente una apostilla: ¡Abandonemos lo complejos! El pasado con sus luces y sombras, previo su correcto estudio y análisis, sólo sirve para entender, aprender y proyectar lo aprendido en el presente hacia el futuro.
En oración ¡Qué Dios les bendiga!
Julia María:
EliminarNo, no partimos de cero. Me molesta muchísimo cuando se trata de nueva evangelización como si en XXI siglos nuestros antepasados no hubieran hecho nada y ahora nosotros, superlistísimos, hemos descubierto la pólvora. ¡Qué lenguaje más pretencioso a veces! Y no pongo ejemplos concretos de quiénes dicen estas cosas para no ser políticamente incorrecto.
También: ¡abandonemos los complejos! La Iglesia -es decir todo el pueblo de bautizados- está muy acomplejado, muy aletargado también. Hay que sacudir esa modorra y un santo orgullo de hijos de Dios.
Si es que cuando uno dice las cosas tan bien, ¿qué más se puede añadir? Para la evangelización hay que empezar por el principio: ¿cómo se va a convertir a los de fuera si los de casa vamos perdidos?
ResponderEliminar¿Qué se entiende como evangelizar? Es llevar la Buena Nueva a todos con un objetivo: dar a conocer a Dios, permitir el “encuentro personal con la salvación que Cristo ofrece por medio de sus Misterios salvadores”(don Javier dixit) para alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios, valores, líneas de pensamiento, fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad.
la colmena:
EliminarGracias.
Los de casa tenemos que realizar la experiencia de la conversión cotidiana, para que en la brújula de Cristo no nos desviemos ningún grado. Esta conversión cotidiana es distinta de la conversión del paganismo, pero es igualmente necesaria.
Sólo así evangelizamos, sólo así mostramos algo atractivo: la nueva humanidad, Cristo el Hombre nuevo, el Redentor.
Evangelizar... es la tarea de todos, a veces lo hacemos sin querer, con nuestro testimonio de vida, esa es la mejor forma. Y cuando nos llaman a servir, recurro al abandono en Dios y corro a desempolvar mis apuntes y notas sobre el tema en particular.
ResponderEliminarMaría Auxiliadora:
EliminarMatizaría un tanto... siempre con el testimonio de vida, siempre, pero también con la palabra que explica ese testimonio, que da razón de nuestra esperanza. La gente en general se puede quedar con una interpretación muy vaga del testimonio de vida: "es que es así", "es que es buena persona"..., pero hay que explicitar: vivo así, soy así, lucho así, por Cristo Jesús, mi Señor.