"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva..."
La escatología incluye también el cielo nuevo y la tierra nueva, la renovación de la creación, de todas las cosas; Dios creó el mundo y sus criaturas... y las recrea ahora llevándolas a su plenitud. Un domingo, primer día de la semana, inició Dios la creación; un domingo, día octavo, con la santa resurrección de Jesucristo, comienza la nueva creación.
El mundo y las criaturas sufrieron un desorden y alteración por el pecado; se introdujo la muerte y la caducidad. Desde entonces, "la creación entera gime con dolores de parto", dirá san Pablo (Rm 8). Este orden caduco recibe una nueva esperanza por la resurrección del Señor porque todo va a ser nuevo, transformado. Es el horizonte de esperanza que nos ofrece el Apocalipsis de Juan.
"La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.Habitará el lobo con el cordero,
la pantera se tumbará con el cabrito,
el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea.
La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas;
el león comerá paja con el buey.
El niño jugará en la hura del áspid,
la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.
No harán daño ni estrago por todo mi monte santo:
porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar".
Esto ha empezado con la resurrección de Cristo, con su fuerza renovadora, mejor, transformadora. Ya hay un principio nuevo de vida: en lo creado -la materia, el cuerpo de Cristo- ha comenzado ya lo nuevo.
"La resurrección de Cristo es precisamente algo más, una cosa distinta. Es -si podemos usar por una vez el lenguaje de la teoría de la evolución- la mayor "mutación", el salto más decisivo en absoluto hacia una dimensión totalmente nueva, que se haya producido jamás en la larga historia de la vida y de sus desarrollos: un alto de orden completamente nuevo, que nos afecta y que atañe a toda la historia...
La resurrección fue como un estallido de luz, una explosión del amor que desató el vínculo hasta entonces indisoluble del "morir y devenir". Inauguró una nueva dimensión del ser, de la vida, en la que también ha sido integrada la materia, de manera transformada, y a través de la cual surge un mundo nuevo.
Está claro que este acontecimiento no es un milagro del pasado, cuya realización podría ser en el fondo indiferente para nosotros. Es un salto cualitativo en la historia de la "evolución" y de la vida en general hacia una nueva vida futura, hacia un mundo nuevo que, partiendo de Cristo, entra ya continuamente en este mundo nuestro, lo transforma y lo atrae hacia sí" (Benedicto XVI, Hom. en la Vigilia pascual, 15-abril-2006).
La liturgia vive y expresa estas realidades, anunciando y viviendo ya esta nueva creación. Fijémonos en dos signos:
a) La signación del cirio pascual en la Vigilia de Pascua señala el comienzo de lo nuevo; en efecto, Cristo, en este año concreto, es el Principio y el Fin, el Alfa y la Omega. Se inicia un tiempo nuevo que se inserta en el año en que vivimos. Comienza la novedad en este año mismo donde "hodie" resucita el Señor por la fuerza del Espíritu.
b) Un segundo y último signo. Durante la Octava de Pascua cada día y a lo largo del tiempo pascual, el cántico de las criaturas de Daniel (Dan 3) revela cómo todo lo creado es renovado y canta un himno a su Señor. "Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos... Montes y cumbres, bendecid al Señor... Cetáceos y peces, bendecid al Señor..." La creación en Pascua entona su alabanza al Señor y lo bendice porque ve cómo se anticipa su gloriosa transformación.
Me gusta la expresión que utiliza Benedicto XVI: “un ‘salto’ cualitativo en la historia de la ‘evolución’…” En Cristo la naturaleza humana realizó ese salto y evolución a los que se refiere el Papa emérito, por eso sólo siguiéndole a Él, podremos pegar el salto y resucitar pues sólo Él hace nuevas todas las cosas.
ResponderEliminarHoy con la oración de Laudes: Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos...
¡Qué Dios les bendiga!
Julia María:
Eliminar¿a que Benedicto XVI era genial en su predicación? ¡Qué conceptos, qué claridad, qué belleza!
Así es: sólo Él hace nuevas todas las cosas.
¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
¡¡Qué texto preñado de Esperanza para un mundo sin ella!!! Para un mundo lleno de vacío y sin embargo rezumando Gracia.
ResponderEliminarSigo rezando
Antonio Sebastián:
EliminarEs que hay esperanza para este mundo que carece de ella. La esperanza es Cristo Resucitado, Señor de todo. Y es lo que se visibiliza en la solemne liturgia de la Vigilia pascual a la que los católicos faltan y se ausentan...
Me da por pensar, Padre, que entonces, en las manos de los que ni faltan, ni se ausentan, está también, que los que si faltan y si se ausentan, dejen de faltar y de ausentarse.
EliminarSigo rezando, Padre, muchas gracias por todo.
Esta entrada me ha recordado un momento de la película de La Pasión, de Mel Gibson, con Jesús portando la cruz. Al caerse, la Virgen recuerda una caída del Niño Jesús, actuando igual de las dos manera: sale corriendo inundada del amor infinito de madre.
ResponderEliminarLa Virgen María le dice las mismas palabras en las dos situaciones: “Estoy aquí”. Es entonces cuando Jesús contesta:
-¿Ves, Madre? Yo hago nuevas todas las cosas.
Por cierto, don Javier, un fotógrafo consumado como usted debería haber puesto un cirio más moderno… que el 2011 ya pasó…
La colmena:
EliminarMe niego a responder a la parte seria del comentario.
Prefiero defenderme de vuestra acusación insinuosa... ¡¡era la foto que tenía!! Este año no he hecho fotos a ningún cirio pascual. Lo siento, chicos.