sábado, 8 de junio de 2013

La amistad, método de apostolado

Como la fe modela a la persona en todo lo que ella es y vive, un cristiano es un hombre que rezuma la fe en todo y en todas sus relaciones. No se es cristiano en unos momentos pero no en otros, o se es cristiano en unas relaciones y en otras no. La persona creyente crece en unidad, sin fragmentación.

Por eso la amistad también viene iluminada por la fe en su modo de relación, de compartir, de vivencia, y la amistad es el mejor método de apostolado. A nadie se le conquista para Cristo con meras razones dirigidas al intelecto, sino con la amistad del testigo, con la presencia cálida, afectuosa, amable, que convence siempre más que las disquisiciones racionales. Mi amigo, ¿por qué vive así? ¿Por qué ama así? ¿Por qué experimenta la realidad así? ¿Cuál es el secreto de la esperanza de mi amigo?

Sabiendo esto, tan elemental, llegaremos a que la amistad es el mejor método de apostolado, como el mismo Cristo hizo con sus discípulos. Ningún método es neutro, todos llevan una carga de profundidad, un tamiz, una particular visión; el método cristiano siempre es amable, el método cristiano es la amistad.

"Una de las luces que el Concilio proyecta sobre la Iglesia -ya lo hemos repetido- es la vocación de todo fiel de la Iglesia misma a esa expansión de fe y de vitalidad cristiana, a esa efusión de la plenitud interior que su inserción en el Cuerpo Místico de Cristo lleva consigo, a ese amor del Reino de Dios, a ese testimonio religioso y moral que trasciende la propia individualidad, a esa necesidad de comunicar a otros el tesoro de verdad y de gracia que posee, lo cual, con expresión ya común, llamamos apostolado.

También el laico, sea cual fuere su condición, está llamado a esta conciencia, a esta actividad. Esto vale para el obrero y para el estudiante, para el rico y para el pobre. En cualquier situación social, todos los fieles están obligados a irradiar en torno de sí algún apostolado para el bien de los demás. Habrá que insistir en este principio porque de él, en gran parte, nace esta renovación, este progreso que el Concilio ha querido traer a la Iglesia. La Iglesia llama a los laicos; les dice: venid a reanimar el cristianismo que está amenazado por todas partes y haced ver, vosotros, laicos, que no tenéis ninguna especial investidura jerárquica, ni una especial vocación religiosa, que también vosotros sois capaces de iluminar con la luz de Cristo la sociedad moderna.

El apostolado no es sólo un hecho externo, sociológico; es una exigencia espiritual interna que toma su razón de ser del mismo misterio de la Iglesia, a la que pertenece el cristiano. Mas, ¿cómo se expresa y realiza esta exigencia? En otra ocasión, siguiendo las huellas del Concilio, decíamos que de dos formas fundamentales: una, individual; otra, asociativa (cf. Apostolicam actuositatem, 15 ss).

La forma asociativa, actividad natural


Esta, enunciada así sencillamente, levanta ordinariamente en los ánimos un sentimiento de desconfianza, de repulsa e incluso a veces de tedio. Asociarse es algo que no agrada a todos. Muchos prefieren ser libres. Alienarse o agruparse con otros para hacer apostolado fácilmente provoca molestias. Si esto, además, se hace o soporta por un fin ideal, con facilidad surge la impresión de que el ideal se hace prosaico, pierde las alas, se convierte en formalismo, se pervierte en relaciones obligadas, convencionales, rutinarias y pesadas; origina burocracias, jerarquías, exterioridad, con frecuencia nada agradable. El apostolado asociado parece una red embarazosa, sin espontaneidad ni genialidad; a veces se dirige más al hecho de la organización que a los fines esenciales del mismo apostolado. Mira al número, al poder. Por último, no parece responder a las características de nuestro tiempo. Así hablan. Y descifrando en su mente estas objecciones, muchos, muchísimos tal vez, se niegan a dar su nombre, su adhesión a formas de apostolado ya religioso, caritativo, moral o social, y dicen que prefieren el bien que no hace ruido, pero que en realidad no implica ni gasto ni disciplina, ni compromiso ni molestias.

Esta psicología ofrece aspectos dignos de respeto y consideración, sea porque reivindica la legitimidad del apostolado individual, sea porque huye de los defectos que el apostolado colectivo puede engendrar. 

Pero seamos sinceros. ¿Acaso no es en forma asociativa como se desenvuelve toda actividad natural? "El hombre -recuerda el Concilio- es social por naturaleza" (ibíd., n. 18). Pero lo que más nos interesa es el hecho de que "el apostolado asociado -sigue hablando el Concilio- corresponde felizmente a las exigencias humanas y cristianas de los fieles, y al mismo tiempos e muestra como signo de la comunión y de la unidad de la Iglesia en Cristo", el cual afirma: "Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20). Por esto ejerzan los fieles su apostolado con espíritu de unidad -prosigue el Concilio-. Sean apóstoles tanto en sus comunidades familiares cuanto en las parroquiales y diocesanas, que ya son por sí mismas expresión de la índole comunitaria del apostolado, y en aquellas instituciones libres a las que hayan decidido unirse. El apostolado asociado es de gran importancia también, pues ya en las comunidades de la Iglesia, ya en los diferentes ambientes exige con frecuencia ejercerse en un aacción común" (ibíd., n. 18).

La amistad facilita los esfuerzos del apostolado

Tengamos presente que no hace falta decir más sobre este punto, pues todos en el fondo están convencidos de que para hacer apostolado, no puramente ocasional y privado, es necesario asociarse a otros de iguales sentimientos. He aquí por qué la amistad, entendida como forma de hacer el bien, puede ser muy selecto apostolado, incluso porque la amistad se funda en afinidades espirituales espontáneas que proporcionan gustos y fervor, excitan la imaginación y facilitan los esfuerzos del apostolado, que tal vez por sí mismo ninguno se atrevería a realizar. 

La amistad como apostolado, la recomendamos como método, como adiestramiento y propiamente como auténtica interpretación de la caridad efusiva y doblemente beneficiosa para quien la ejercita y recibe sus beneficios (cf. ibíd., n. 17).

¡Cuántas buenas obras han nacido así! Las Conferencias de San Vicente de Paúl, por ejemplo, ¿no tuvieron parecido origen? ¡Y cuántas familias religiosas nacieron de la evolución de un pequeño núcleo de amigos! La Compañía de Jesús, para citar un insigne ejemplo histórico. ¡Y cuántos institutos religiosos y seculares modernos tienen un análogo origen! ¿Acaso ciertas instituciones, hoy tan famosas y difundidas, no traen igualmente su origen de pequeños grupos iniciales, asociados en la caridad y deseo de servir la causa de Cristo? No resistimos la tentación de citar el nombre de algunos de estos grupos que ahora mismo se nos ocurren: Los Cursillos de Cristiandad, por ejemplo, en el mundo español... Los fundados en Irlanda por un seglar, Duff, en honor de la Virgen. El Opus Dei, los Focolarini, etc. Existen muchos con gran facilidad y gran número. Son semillas de amistad que se ha desarrollado y ha llegado a ser colectiva y se ha propagado casi por todo el mundo. Su virtud asociativa ha constituido su fuerza y fortuna y ha dado al apostolado católico una sorprendente fecundidad. Las contemplamos con complacencia, las alentamos y bendecimos.

Sentir con la Iglesia

La multiplicidad de estas instituciones habla de cuánta libertad de iniciativa tiene el apostolado en el seno de la Iglesia y qué riqueza escogida se ofrece al fiel que quiera ejercer el apostolado en la forma que le agrade y en compañía de hermanos afines a él por alguna razón especial de espíritu, de gusto, de lengua, de método, de conocimiento personal, de experiencia.

Este particularismo preferente implica un pluralismo de formas asociativas que la Iglesia permite y protege (cf. ibíd., n. 19), aunque no debe traducirse en egoísmo espiritual o en orgullosa emulación de grupo frente a otros grupos o con la generalidad de los fieles, sino que debe estar iluminado y guiado por el "sentido de la Iglesia", por el espíritu de amor hacia todos los hermanos, por el deber de la unidad jerárquica y comunitaria propia de la Iglesia católica. La tentación de subdividir la estructura eclesial en partidos, en cenáculos herméticos, en grupos antagonistas, en asociaciones secretas, en partes aisladas, es tan antigua como el cristianismo, siempre amenazado con alteraciones y hasta con olvido y degeneración de su hecho constitutivo: la asociación en la misma fe y en la misma caridad. ¿San Pablo no lo escribía acaso a los corintios desde los primeros años de la Iglesia naciente (año 57)? "Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo... que no haya entre vosotros cismas; antes seáis concordes en el mismo pensar y en el mismo sentir... Cada uno de vosotros dice: "Yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Cefas, yo -concluye san Pablo- de Cristo" (1Co 1,10-12)".

(Pablo VI, Audiencia general, 7-febrero-1968).

21 comentarios:

  1. al 100% de acuerdo. El apostolado es contagio, cercanía, compartir y convivir. Si evangelizamos desde una tribuna, alejados de la gente ¿Qué éxito podemos tener? Que se lo pregunten a San Pablo después del discurso en el Areópago, en donde no consiguió contactar con quienes le oían.

    Que Dios le bendiga D. Javier :D

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    1. Néstor:

      Lo pongo aquí, pero no va para vd., sino para todos, porque lo estuve pensando después.

      Amistad sí, pero no amistad falsa como método de proselitismo; más bien desde la amistad sincera, conducir a Cristo, porque algunos fingen amistad, y se hacen muy cercanos, y no les importa la persona real, sino que quieren llevarlos a su personalísimo apostolado y ya está.

      Saludos

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  2. Siendo cristianos se evangeliza. Rezumando CARIDAD, se evangeliza. Atravesados por la GRACIA se evangeliza.

    Padre Javier: Me rindo. Hace dos días empecé a leer los documentos del cvii. Sin duda debe ser Usted muy persuasivo. Le felicito. Ha vencido todas mis resistencias.
    Así que muchas gracias también por esto. Sigo rezando. DIOS les bendiga

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    1. Antonio Sebastián:

      Que no es solo caridad... que hay que dar razón de nuestra esperanza, palabras explícitas.

      Me alegro de que haya comenzado a leer los documentos conciliares. Son necesarios.

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    2. Padre Javier:

      Dudo muchísimo que se pueda dar razón de nuestra esperanza con palabras explícitas sin CARIDAD. Nunca he concebido una CARIDAD que no sea acción, que no actúe. Así como no entiendo la CARIDAD como sentir CARIDAD, cosa en la que no creo. La CARIDAD en la que creo es acción. ¿Puede haber CARIDAD sin acción? Pues si la hay, no es CARIDAD. Y si la hay no creo en ella. Así como tampoco concibo la ORACIÓN si esa oración no lleva a la acción.
      Padre Javier, ¿es posible CARIDAD sin acción? ¿qué clase de CARIDAD tan rara es esa? ¿Se puede AMAR y quedarse de brazos cruzados ante la vida? ¿qué clase de AMOR es ese? ¿Se puede AMAR al prójimo y quedarse de brazos cruzados ante su necesidad? ¿qué clase de AMOR es ese? ¿qué clase de CARIDAD es esa que no te impele inexorablemente a gritarlo? A gritarlo a todos y todo. ¿Cómo es posible eso? Menudo AMOR raro es ese que te deja mudo y de brazos cruzados. Pues ese AMOR es para mi tan tremebundamente raro que no lo creo. No, no creo en esa CARIDAD que te deja mudo y de brazos cruzados, que te deja impasible y ensimismado en ti mismo. Pues qué, Padre, ¿acaso DIOS no es CARIDAD? ¿Y DIOS no basta? Solo DIOS basta.
      Decididamente Padre, no comprendo su frase esa frase que escribe: "Que no es solo caridad.....", es más me produce cierto desconcierto.
      Respecto a leer los documentos conciliares, bueno exactamente no es eso. Solo estoy empezando a leer los documentos del cvii, el resto de los documentos conciliares, ni tan siquiera los conozco. Hay demasiados concilios, y ya solo con los documentos del último concilio, cvii, me siento completamente desbordado. He empezado con Lumen Gentium. Llevo solo la tercera parte más o menos. Sigo rezando, muchas gracias Padre una vez más. DIOS les bendiga.

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    3. Antonio, espero no molestarle pero creo que don Javier lo que dice al expresar: “razón de nuestra esperanza”, “palabras explícitas”, se refiere a que el gesto, el acto, por sí mismo es ambiguo y la ambigüedad nos sitúa siempre ante un enigma, suscitando la pregunta ¿por qué?

      Si varias personas no matan a un mosquito, su no matar puede ser producto de diferentes circunstancias vitales: es un ferviente budista, no le molesta que le piquen los mosquitos, cree que son buenos para el medio ambiente…; si un budista reza junto a un católico, el primero, que no cree que exista Dios, se sumerge en la “nada” como una elegante manera de suicidarse, el segundo, se sumerge en Dios para ser él mismo; el acto de generosidad de un ateo (fraternidad sin paternidad común) no significa lo mismo que el de un católico …

      El gesto, la acción, el comportamiento, no habla de la razón que los preside, motiva, empuja. Y hoy, por cuanto se pretende un cristianismo sin Cristo, sin Dios o con un dios panteísta o a mi manera, para ser testigos de Cristo (para ello nos eligió), para llevar su Evangelio al mundo, es más necesario que nunca lo haya podido ser “dar razones de nuestra esperanza”. Por Él, lo hago por Él. Y te preguntan o explicas motu propio quien es Él.

      Esto, sin meternos en temas como el aborto, la ideología de género y muchas otras “propuestas del mundo”, que hemos de prepararnos para saber rebatir tanto desde la fe como desde la razón, desde la ciencia que no contradice en absoluto nuestra fe.

      El término caridad presenta muchas veces el problema de su acotación ya que se denomina como caridad, incluso entre los católicos, desde la virtud sobrenatural teologal (que don Javier conoce mejor que nosotros) hasta la limosna que se da por distintas razones a un indigente en la calle, pasando por otra serie de acepciones. Algo parecido sucede con la gracia. Para la trasmisión de su Evangelio debemos ser muy precisos en la utilización de regalos divinos tan maravillosos como son la razón y el lenguaje.

      ¡Qué desastre, lo que don Javier dice en dos líneas, yo necesito varios párrafos!

      Se acabó por hoy mi jornada laboral. Un saludo

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    4. Julia María ha respondido muchísimo mejor que yo.

      A mí, el término único "Caridad", me da pavor porque suele ser un lenguaje vago y difuso, como del solidaridad que vd. citaba o de fraternidad o... Por eso jamás lo uso sin más. Y no me gusta cuando todo se reduce a "Caridad" porque se puede interpretar de mil maneras distintas y contradictorias. De ahí que yo meta siempre distinciones, matizaciones.

      El lenguaje nunca es neutro.

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    5. Muchas gracias, Julia María, muchas gracias Padre Javier.
      Y por supuesto que no me molestan sus aclaraciones. Sigo rezando. DIOS les bendiga.

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  3. Es tan densa la entrada que hoy me ha puesto difícil el resumen. Se va a hacer rico con ese contrato verbal que tenemos pendiente de formalizar.

    Que triunfe o fracase “la conquista para Cristo”, por lo que se refiere al instrumento, ha dependido siempre de la adecuación entre éste y aquel a quien se dirige la “acción de conquista”, así como de las circunstancias del sujeto a evangelizar, de sus esperanzas y anhelos. Compartimentar no tiene cabida en la unicidad de Cristo y, además, el rechazo a “lo intelectual” y la exaltación de lo que se suele denominar “testimonio” puede responder a la situación puntual en otros continentes, pero no a la complejidad de la situación en la que estamos inmersos en Europa.

    En mi experiencia en España, tu coherencia de vida suscita el respeto a tu persona (mejor esto a que te apedreen) pero no conduce necesariamente a Cristo, pues no es Dios al que anhelan los que te rodean y la sociedad de la que “beben”, sino el “bienestar” en sus diferentes expresiones. Nos lo dijo: responden a la llamada los “pobres” (y no se refería a la pobreza material). No dar sólida y pública respuesta intelectual a un no creyente ("amigo" o no) es una oportunidad perdida de dejar caer una semilla en los que te interpelan o te escuchan, rebajando la predicación de Cristo y su misma vida. Esta percepción fue, a mi juicio, uno de los mejores puntos de partida del Concilio, aunque luego se haya producido una especie de ceremonia de la confusión en relación al lenguaje.

    El Papa apunta algunas cuestiones que no todos quieren entender. Los tildados, a veces peyorativamente (no por el Papa), de individualistas no queremos asociarnos eclesialmente para mirarnos a nosotros mismos o entre nosotros, sino para desarrollar una acción común. Rechazamos lo que apunta muy delicadamente el Papa: “… ejercer el apostolado en compañía de hermanos afines a él por alguna razón especial de espíritu, de gusto”, ya que experimentalmente hemos comprobado que se empieza, continua y/o termina como en Corintios, peligro señalado por el Santo Padre. En consecuencia, nos vemos abocados a integrarnos en asociaciones de la sociedad civil en una acción común que sea concorde con la Doctrina de la Iglesia. Y, además, somos señalados de raros, como poco, por quienes en teoría son hermanos en la fe.

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    1. Según la enseñanza del Papa Juan Pablo II, toda la vida depende de la verdad, y no sólo de la autenticidad; también la amistad. Este es un asunto muy grave porque vivir en la verdad implica mucho más que ser coherente con mis deseos, percepciones y gustos; a menudo implica cuestionarlos o corregirlos. Nuestro tiempo ama la autenticidad pero no termina de resolverse a fondo por la verdad. Sólo cuando, uniendo amistad y verdad, hablamos de “amistad verdadera” llegamos al nivel de la verdad y de la amistad como tales.

      Al hilo del inciso “crece en unidad, sin fragmentación”. Desde la diferente personalidad que nos separan a santa Teresita y a mí (además de ser ella santa y yo no), compartimos una esencia. Teresita, que quería ser sacerdote, misionero, guerrero, mártir…, decidió: en el corazón de mi madre la Iglesia, seré el amor.

      Pues en la misma línea, yo quiero al Cristo del madero y al que anduvo en la mar, al que murió y al que resucitó; al que se enfada-recrimina y al que perdona; al que come- bebe y al que ayuna en el desierto; al que conoce las Escrituras y las enseña, y al que abraza al niño; al que come con los pecadores y al que come con el fariseo…; quiero a Cristo en toda su complejidad totalmente unificada y, por eso, quiero hasta la última tilde de las Sagradas Escrituras íntimamente relacionadas. Y te dicen, en tono recriminatorio: ¡Qué soberbia! Y contestas: Pues, sabes que no; no es soberbia, es respuesta de amor. Si se regala entero ¿En razón de qué, me conformaré con menos?

      ¡Proclama mi alma la grandeza del Señor! Hoy la Iglesia celebra el Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María.



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    2. Julia María:

      He sido incapaz de asumir todo lo que hoy dice. Me declaro incompetente e inapetente.

      No obstante, aquí puede escribir, porque sé que a muchos les ayuda, aunque no escriben aquí, pero sí me lo dicen en persona.

      Como siga así, el blog pasa a ser suyo.......... jejeje....

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    3. ¡¡¡Horror!!! Le he provocado "indigestión". Mucho peor que santa Catalina, a quien se le dormía san Raimundo de Capua. Perdon, perdón, perdón...; "soy de fuego" decía Catalina; el esfuerzo emocional de "explicarme" en la fe, a veces, es dificil de detener, imparable. Aunque, ahora que lo pienso, mejor que santa Escolástica que retuvo toda la noche a su hermano san Benito al hacer llover mediante su oración.

      Aumentaré el número de veces de "mi amén" y disminuiré las restantes, pero me lo suele poner vd difícil pues todo es muy importante, todo es interesante en este momento.

      Y de blog mío, nada de nada. A pesar de las peticiones de mis hijos al respecto (creación de un blog), impulsados indudablemente por su cariño, no es éste mi camino. El mío me lo han enseñado mis santas amigas, y lo que aquí escribo se somete siempre a su consideración y corrección.

      Un saludo y gracias por su buen humor.

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  4. Una enseñanza muy clara, y es por eso, que necesitamos estar unidos en los Corazones de Jesús y María. No debemos dar ocasión al tentador, pues somos hijos e hijas de Dios, y gracias al Amor de Cristo, podemos amarnos como hermanos. Es así, como nos consideramos una familia de hijos de Dios, por ser hijos de la Santa Madre Iglesia Católica.

    Los Papas siempre nos han hablado de que debemos acercarnos más a la vida de Jesús, no solo ellos, también obispos y sacerdotes en humilde comunión con el Sucesor de Pedro, y lo mismo tantos hermanos y hermanas, tan desprendidos de lo terrenal, y vivir siempre con el corazón y la mente en Cristo Jesús.

    Los días en este mundo, que parecen largos, quedan por ser breves, y necesitamos presentarnos no con las manos vacías, cuando el Señor nos llame, sino llenos de caridad, de misericordia.

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    1. José Luis:

      El dinamismo del Bautismo nos lleva a estar en movimiento, y no quietos o apocados; a ser dinámicos, activos, apóstoles... y ojalá podamos escuchar aquello de "Siervo fiel y cumplidor, pasa al banquete de tu Señor".

      Un saludo, in Domino,

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  5. Muy interesante esta entrada de hoy. En Cursillo formamos grupos de pequeñas comunidades para ser más amigos y mas cristianos. Para mi el apostolado de acción,se ha facilitado al servir al Señor en este Movimiento. Pero también individualmente realizando mi servicio, silenciosamente rindiendo cuentas a Dios solamente, me he sentido verdaderamente hija de Dios.

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    1. Las noticias que llegan a España relativas a su país resultan preocupantes aunque sabemos, por las veces que nosotros fuera de España hemos leído noticias que no se adecuaban a la realidad en nuestra tierra, que los medios de comunicación suelen exagerar y distorsionar la realidad. En todo caso, si en algo podemos ayudar, aquí nos tiene.

      Un saludo.

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    2. María Auxiliadora:

      Sí!!! ¡¡Ese es el camino!!

      Pero -aviso para navegantes- sin encerrarse en los propios grupos donde se está a gusto, sino como movimiento del corazón que luego lanza fuera, a los demás, al mundo, al trabajo...

      Un abrazo con todo mi cariño

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  6. Gracias Julia María, me siento acompañada por esta pequeña famila en la que el Padre Javier nos convoca. Es delicada la situación en mi país. Hasta ahora no nos ha faltado alimento pues dedico mas horas a tratar de conseguirlo, no le miento al decirle que algunas cosas ya no consigo y las sustituyo por otras, fui previsora y tenia reservas guardadas pero en algunas cositas como el papel toilet, estamos agotando la reserva, aunque ya he visto que ha llegado "importado" solo a los mercados del gobierno, las filas para comprar son de horas. No le comento mas pues me da pena utilizar este blog para ello. Agradecida, acompáñenos en la oración.

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    1. María Auxiliadora:

      Tanto Julia María, ilustre abogada, como los demás miembros del blog y yo mismo, estamos a su lado.

      Un fuerte abrazo.

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  7. ¡Me hicieron llorar! Gracias por acompañar a esta venezolana y su familia en estos momentos.

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    1. María Auxiliadora:

      No queríamos hacerla llorar por emoción...

      Pero "si un miembro sufre, todos sufren con él", dice san Pablo (1Co 12): por eso estamos con vd.

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