Dios es más íntimo a nosotros que nosotros mismos.
Dios, en lo interior de la conciencia, habla, se manifiesta y nos encamina a la Verdad.
Dios, a quien hemos de buscar en lo interior, habita en el corazón.
"Así pues, se puede definir a un verdadero cristiano como un hombre que tiene un sentido predominante d ela presencia de Dios en él... Un verdadero cristiano... es el que, en ese sentido, tiene fe en Dios, de manera que vive pensando que Dios está presente en él -presente no de una manera externa ni simplemente natural o providencial, sino en el fondo de su corazón o en su conciencia" (Newman, Sermones parroquiales V 16,225.226).
Un cristiano es consciente de esa Presencia de Dios: la interioridad se hace el método conveniente para el acceso constante a Dios desechando un volcarse fuera por medio de los sentidos. ¡Entrar en lo interior!
Esa Presencia de Dios regala la paz; esa Presencia de Dios es el regalo mayor.
"El cristiano posee esa paz profunda, silenciosa y escondida que el mundo no ve, semejante a un pozo en un lugar retirado y umbrío, de difícil acceso... Y cuando se encuentra solo con su Dios, ésa es su verdadera vida... es la gracia de Dios dentro de él, es la presencia del Eterno consolador, lo que constituye toda su alegría. Puede soportar, le parece incluso agradable estar en su propia compañía en todo momento, "nunca menos solo que cuando está solo"" (Newman, Sermones parroquiales, V 5, 69.70).
Quien vive así, sin duda alguna, adquiere hondura, un peso específico, huyendo de la superficialidad y de la frivolidad. Llega a adquirir un "sentido habitual de la presencia divina".
Esa interioridad -solos con el Solo- no es aislamiento, sino comunicación con la Presencia de Dios, y esa Presencia es una guía segura. Newman la vivió así:
"Es para mí tan cierta como mi propia existencia... Si no fuera por esa voz que habla tan claramente en mi conciencia y en mi corazón, me habría hecho ateo, panteísta o politeísta, después de haber contemplado el mundo" (Apología 7,333).
¿Qué podríamos desear?
¿Qué podríamos pedirle hoy al Señor?
"Pidámosle, pues, a Dios que nos enseñe el mistrio de su presencia en nosotros, a fin de que, reconociéndola, podamos por eso mismo poseerla con provecho... Reconozcámoslo como Aquel que reside en nosotros, en la fuente misma de nuestros pensamientos y de nuestros afectos. Sometámonos a su consejo y a su dirección soberana; vengamos a Él a fin de que pueda perdonarnos, lavarnos, cambiarnos, guiarnos y salvarnos" (Sermones Parroquiales V 16, 235.236).
Hoy en día el pozo, de nuestro ser, termina lleno de los escombros de la vida cotidiana, egoísmos y mezquidades. Cuando alguien se atreve a asomarse al brocal, lo único que ve son los cascotes de la vida que hemos ido colocando allí.
ResponderEliminarMirando ese escenario, muchos deciden olvidar el pozo y concentrase en lo inmediato... pero el pozo retumba de dolor y hace que la vida sea un sufrimiento continuo.
Lo más curioso es que desatascar el pozo no es tan complicado como creemos y nos hacen creer. Tenemos muy buenas herramientas sacramentales para hacerlo, pero nos da miedo. Quiera el Señor que ese miedo se disipe y dejemos el pozo libre para escuchar claramente la voz de Dios.
Que el Señor el bendiga D. Javier :D
Néstor Mora:
EliminarSí, y que -parafraseando a san Juan de la Cruz- "entremos más adentro en la espesura", siempre con deseo mayor y encontrarnos más con Dios.
El misterio de su presencia en nosotros. Tengo para mi que ese misterio es reconocible, es identificable, pero no es tan comprensible, como misterio que es. Y sobretodo es reconocible en ese silencio de que se hablaba hace no demasiado, y ante ese Sagrario del que también se hablaba no hace tanto.
ResponderEliminarPadre Javier, muchas gracias por estos comentarios de Newman, por el que siento una afinidad especial. Nada de lo que he leído de el me ha resultado pesado, ininteligible, ni farragoso. Para mi es nítido y luminoso. También es una alegría encontrarlo aquí y sugerido por Usted. Sigo rezando. DIOS les bendiga.
Antonio Sebastián:
EliminarEn el camino de la interioridad -que diría san Agustín- se encuentra a Dios, más íntimo a mí que yo mismo. Por tanto es reconocible y sumamente deleitable.
Sin querer, queriendo, le he dado tres veces al "Bien". Pido perdón, pero no me arrepiento (je, je).
ResponderEliminarSólo queda añadir que es Dios el que lo hace todo, usted lo sabe bien.
Seguro que estamos unidos en estas peticiones que "ambos" nos sugieren.
Bendición.
SIL:
EliminarCuidado, no se equivoque al valorar y le dé al ratón más de la cuenta.
Dios lo hace todo. Sin Él no podemos nada. Termina el libro del Eclesiástico diciendo: "Él lo es todo". Pues gocemos de Él.
“.. nunca menos solo que cuando está solo","Si no fuera por esa voz que habla tan claramente en mi conciencia y en mi corazón, me habría hecho ateo, panteísta o politeísta, después de haber contemplado el mundo"
ResponderEliminar¡¡¡Ya somos dos!!! En palabras de uno de mis hijos: “… yo me haría con una recortada”.
Únicamente una elemental medida de precaución: no identifiquemos a Dios con nuestra imaginación, con nuestra fantasía, que acomoda los pensamientos y el diálogo interior a nuestra conveniencia. A este respecto resulta de aplicación mi gran amigo san Juan de la Cruz: “Y este es el índice para que el alma pueda conocer con claridad si ama a Dios o no, con amor puro. Si le ama, su corazón no se centrará en sí misma, ni estará atenta a conseguir sus gustos y conveniencias. Se dedicará a buscar la honra y gloria de Dios y a darle gusto a Él. Cuanto más tiene corazón para sí misma menos lo tiene para Dios”.
Y mi también amiga Catalina de Siena y su celda interior, en la que, aposentados, se experimenta una atracción irresistible hacia Dios y se inicia un camino de crecimiento espiritual a partir de una doble experiencia: el conocimiento de sí mismo y el conocimiento de Dios. Este doble conocimiento es, para Catalina, el fundamento de toda vida espiritual, el cimiento sólido sobre el que se edifica la ciudad interior.
Las noticias que llegan de Venezuela son cada vez más alarmantes. Don Javier, María Auxiliadora ¿es de Venezuela?
Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor (Laudes) ¡Qué Dios les bendiga!
Julia María:
EliminarLa gráfica expresión de unos de sus hijos ("yo me haría con una recortada...") la aplaudo y reconozco que, más o menos, digo lo mismo un día sí y el otro también viendo lo que veo. Pero no es el camino, está claro.
Añade vd. un elemento de discernimiento imprescindible: no identificar a Dios ni con nuestra imaginación, fantasía o pensamientos. Deus Semper maior. Lo que san Juan de la Cruz indica es salir de uno mismo para solo, solo, solo, vivir en Dios buscando su gloria. Tal vez, espiritualmente, nos solemos centrar demasiado en nosotros mismos, nuestras experiencias, nuestros gustos, nuestras devociones íntimas y consuelos, en lugar de salir recto hacia Dios.
De santa Catalina no hablo, porque "no es amiga mía".
De María Auxiliadora:
EliminarSí, es de Venezuela. Me suele escribir en privado de vez en cuando, pero hará 15 días que no sé nada de ella. No quiero preocuparme en exceso pero debemos respaldarla, a ella, a su marido e hijos.