domingo, 23 de junio de 2013

Los modos pedagógicos divinos

Es éste un tema muy querido para mí: la pedagogía divina.

Lo descubrí hace ya mucho leyendo a san Ireneo y completándolo con la "condescendencia" de la que habla san Juan Crisóstomo.


Dios tiene una manera propia de actuar, una pedagogía, mediante la cual ha ido educando a la humanidad hasta ser capaz de recibir a su Hijo. Más aún, san Ireneo señalaba que esta pedagogía divina incluía que el hombre se fuera acostumbrando al obrar divino y a las costumbres divinas, y que Dios se encarna también para acostumbrarse a los modos humanos.

La pedagogía es un arte que va en función de la educación, guiando a alguien en su crecimiento interior completo hasta llegar a la Verdad. Y Dios es sumo Pedagogo.

Una de las notas de esta pedagogía divina es la "discreción". 

Los modos divinos de actuar son suaves y discretos para no imponerse nunca, sino suscitar la adhesión libre mediante el reconocimiento y la certeza. Aquello que Jesús predicaba sobre la semilla de mostaza, tan pequeña, o sobre cómo la semilla va creciendo de noche sin que el agricultor se dé cuenta, se verifica ante todo en la pedagogía de Dios. Discreción y no estruendo, moderación y tiempo en lugar de impetuosidad y fugacidad: así obra Dios que parece no tener nunca prisa ni querer imponerse de manera "obligatoria". Algunos pedían eso, lo impositivo, que baje un signo del cielo -le exigían a Jesús- y creeremos o que se aparezca Moisés o Abraham para convertirse en lugar de escuchar la ley y los profetas -como en la parábola del rico epulón-.

"Al final, sin embargo, permanece siempre en todos nosotros la pregunta que Judas Tadeo le hizo a Jesús a Cenáculo: "Señor, ¿qué ha sucedido para que te muestres a nosotros y no al mundo?" (Jn 14,22). Sí, ¿por qué no te has opuesto con poder a tus enemigos que te han llevado a la cruz?, quisiéramos preguntar también nosotros. ¿Por qué no les has demostrado con vigor irrefutable que tú eres el Viviente, el Señor de la vida y de la muerte? ¿Por qué te has manifestado sólo a un pequeño grupo de discípulos, de cuyo testimonio tenemos ahora que fiarnos?



Pero esta pregunta no se limita solamente a la resurrección, sino a todo ese modo en que Dios se revela al mundo. ¿Por qué sólo a Abraham? ¿Por qué no a los poderosos del mundo? ¿Por qué sólo a Israel y no de manera inapelable a todos los pueblos de la tierra?

Es propio del misterio de Dios actuar de manera discreta. Sólo poco a poco va construyendo su historia en la gran historia de la humanidad. Se hace hombre, pero de tal modo que puede ser ignorado por sus contemporáneos, por las fuerzas de renombre en la historia. Padece y muere y, como Resucitado, quiere llegar a la humanidad solamente mediante la fe de los suyos, a los que se manifiesta. No cesa de llamar con suavidad a las puertas de nuestro corazón y, si le abrimos, nos hace lentamente capaces de "ver".

Pero ¿no es éste acaso el estilo divino? No arrollar con el poder exterior, sino dar libertad, ofrecer y suscitar amor. Y lo que aparentemente es tan pequeño, ¿no es tal vez -pensándolo bien- lo verdaderamente grande? ¿No emana tal vez de Jesús un rayo de uz que crece a lo largo de los siglos, un rayo que no podía venir de ningún simple ser humano; un rayo a través del cual entra realmente en el mundo el resplandor de la luz de Dios? El anuncio de los Apóstoles, ¿podría haber encontrado la fe y edificado una comunidad universal si no hubiera actuado en él la fuerza de la verdad?
Si escuchamos a los testigos con el corazón atento y nos abrimos a los signos con los que el Señor da siempre fe de ellos y de sí mismo, entonces lo sabemos: Él ha resucitado verdaderamente. Él es el Viviente. A Él nos encomendamos en la seguridad de estar en la senda justa. Con Tomás, metemos nuestra mano en el costado traspasado de Jesús y confesamos: "¡Señor mío y Dios mío!" (Jn 20,28)"

(J. Ratzinger, Jesús de Nazaret, vol. II, pp. 320-321).


Siendo la discreción -acompasada por la virtud de la prudencia y la templanza- un estilo divino, la Iglesia en su labor y en su evangelización, deberá ser igualmente discreta, más parecida a la semilla que al rayo; y siendo así la pedagogía divina, éste será el método del cristiano mostrando la Verdad y acompañando a los hombres (pastoral, apostolado, compromisos...): suavidad, discreción, paciencia madurada, firmeza, progresividad...

19 comentarios:

  1. Si es el camino del Señor, tendremos que pedirle su Gracia para que nos transforme más en Él y logremos así actuar con su misma discreción, pedagogía, prudencia y también fortaleza y firmeza, paciencia, suavidad, etc....Más intuyo que según cada caso y persona, hará falta también la autoridad con la que Cristo mismo hablaba y llamaba la atención de sus contemporáneos. Ante una sociedad del todo hedonista, quizás fuera necesario un testimonio fuerte, capaz de remover conciencias apoltronadas entre placeres y sus iras consiguientes. En fin, el Señor sabe, Él guía nuestra historia suscitando los santos que en cada momento necesitamos para nuestra salvación.¡Feliz domingo!

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    1. Felicitas, yo creo que Dios nos habla a Todos, desde la brisa y desde el huracán; desde la caída de las murallas de Jericó y desde el destierro a Babilonia; desde el diluvio y desde la sequía; desde el cauce del río Jordán secado por el Arca (icono de Dios), cuando los sacerdotes que la llevaban pisaron las aguas, y desde la pérdida del Arca a manos de los filisteos, que se la llevaron a Asdod para colocarla junto a la imagen de Dagón, dios que amanecía por la mañana tirado en el suelo, mientras una plaga de algo tan vulgar como las hemorroides se extendía entre los filisteos. Los tiempos, los medios, los modos son de Dios, son para todos y no se diferencian porque, bajo nuestra percepción, parezcan violentos o suaves.

      Un saludo

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    2. El discernimiento, por eso mismo, resulta ser un don importantísimo y benditos aquellos a los que se les ha concedido. Un saludo.

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    3. Charlar sobre el discernimiento (término que no goza de mis preferencias) como don, al hilo de su comentario, nos haría ocupar mucho espacio en esta entrada (sobre todo por mi culpa). Si le parece bien, lo dejamos para otra entrada que lo posibilite.
      En todo caso, en mi respuesta a su comentario no me refería a distinguir (discernir) entre los medios que Dios utiliza.

      Un saludo

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    4. Me alegra el diálogo.

      Entro en algunas puntualizaciones, pocas.

      1) La autoridad es necesaria y es compaginable con la discreción, la suavidad y la paciencia, porque la autoridad moral es la coherencia del testigo, entre lo que dice y lo que él vive. Sin esta autoridad no habría nada que hacer.

      Que haya testimonios fuertes, impactantes, tampoco atenta contra esa suavidad y pedagogía divinas. Lo que no se puede es forzar a las personas, o correr demasiado y dejarlos rezagados, o esperar conversiones instantáneas y, si no, abandonar. Por ahí va la línea de la catequesis de hoy.

      2) El discernimiento -palabra que a mí sí me agrada- es don del Espíritu para acertar en el reconocimiento de la voluntad de Dios y del método necesario en cada momento.

      3) Los caminos, las formas de Dios, han sido muy distintas. También lo que a nosotros nos parece ahora violento -guerras, batallas, de Israel- era un lenguaje divino adaptado a la mentalidad y cultura de aquel momento. Aquellos hombres sí captaban ese lenguaje divino.

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  2. Gracias.

    ¿Cuándo me acostumbraré?

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    1. SIL:

      Acostumbrarse en el mejor sentido de la expresión, espero que sea pronto.

      Acostumbrarse en el sentido de ser rutinario y no dar valor, ¡eso nunca! Porque Dios siempre sorprende.

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  3. Creo que los contemporáneos de CRISTO somos todos. DIOS sigue hablando, ¡¡¡y vaya que si habla!!!. En CRISTO todo es presente. Su pedagogía, su suavidad y su discreción son permanentes, no se separan de nosotros. CRISTO adherido a nuestra esencia más íntima, más privada, más interna habla siempre, porque la CARIDAD actúa y acaricia. La delicadeza con que actúa es conforme a su CARIDAD. Alabado sea DIOS.
    Sigo rezando. DIOS les bendiga.

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    1. Antonio, no estoy de acuerdo con la “suavidad” ni con “la caridad actúa y acaricia”. Jesús en los Evangelios es suave y durísimo y yo no creo que ahora, resucitado, sea diferente. La caridad entendida como amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo por amor a Dios, puede actuar o permanecer quieta; acariciar o imprecar, gritar. Ejemplos de ello los tenemos en los Evangelios.

      Dios no es violento ni suave, Dios es Dios. Se suele querer diferenciar entre el Dios castigador del AT y el Dios “abuelete en zapatillas” del NT. Y no estoy en absoluto de acuerdo (me imagino que vd tampoco). Si no es violento sellar por su parte la Nueva Alianza con una terrible tortura: la Cruz de Jesús…, no se que se puede considerar como violencia. Él ejecuta su plan de salvación por los medios que considera oportunos que muchas veces no son precisamente caricias; el plan de salvación que sólo Él conoce.

      Un saludo.

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    2. Fuimos nosotros, los pecadores, instigados por satanás los que, rechazando el testimonio de Jesucristo, lo torturamos, lo crucificamos y lo asesinamos hasta la muerte. La Palabra encarnada, que sabía que haríamos eso con Él, asumió ese destino por amor a su Padre y por amor a nosotros, para salvarnos, santificarnos y divinizarnos. Dios no fue violento, fuimos nosotros, con nuestros pecados, y en concreto los que le torturaron y asesinaron, azuzados por el maligno. Éste es el único homicida y violento, desde el principio.

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    3. Felicitas, no estoy de acuerdo. Muchos asesinatos, incluso peores (por cuanto dolorosos y sádicos) han convertido en víctimas a hombres honestos y valientes, verdaderos héroes que han dado su vida por otros ¡Hay tantos muertos por los pecados del hombre en la Historia!

      La muerte de Cristo es diferente, es única; su muerte no es sólo la lógica consecuencia del pecado del hombre (ni de sus contemporáneos ni de los demás hombres, que producen muchas muertes), sino el "precio" de la redención: el cordero degollado que quita el pecado del mundo; la obediencia del Hijo frente a la desobediencia de Adán, ya profetizada por Isaías.

      Pudo escapar y no era tan difícil sustraerse de las tontas estratagemas de los fariseos y saduceos (¡tantas veces lo había hecho!), ni siquiera del más inteligente en la sombra: Anás. Y no hizo nada. Consciente, humana y divinamente, de lo que tiene que suceder, sube a Jerusalén; sube a morir. Incluso mucho antes de esa "subida", supo que su fin era la muerte y por eso dijo: Nadie me quita la vida, yo la entrego. No lo hizo por heroísmo; tampoco estaba desprevenido; lo sabía como sabía que Judas le vendería y que Pedro le negaría; lo hizo por obediencia, porque era el único camino: "El cáliz que yo de beber...","Para esto he venido", "Todo se ha cumplido".

      Pilato, que no era tonto, pretendió salvarle una vez se dio cuenta que no era un revoltoso contra Roma, además, los del sanedrín no le eran precisamente simpáticos (los judíos, esa raza extraña), pero Cristo, por obediencia, siguió adelante.

      No se que entiende vd por "violento", pero el pacto de la Nueva Alianza: "El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar...", es, si no le gusta "violento", cruento. Y anticipo de muchos otros que le seguirán en la obediencia redentora.

      En cuanto al demonio, hemos pasado de olvidarnos de él hasta echarle la culpa de todo, olvidando que, muchas veces, no necesita instigarnos pues nos basta con las tentaciones de los otros dos enemigos: el mundo y la carne, tan olvidamos o más que el demonio.

      Es un poco tarde, pero hay noches que los dolores me provocan insomnio.

      Un saludo.

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    4. Julia María, en ningún momento hablo de ninguna generalidad, solo escribo de mi experiencia personal e intransferible. Es posible en su historia personal la CARIDAD ni haya actuado acariciando, ni con delicadeza. En realidad, lo que escribo aquí solo hace referencia a mi. A mi historia personal, a mis vivencias personales que intuyo que son intransferibles. No voy más allá. Ignoro por completo, como la pedagogía divina haya actuado en la vida de Usted, o en la vida de Don Javier, y también ignoro como ha actuado en la vida de cualquier otra persona.
      En alguna ocasión leo algún comentario sobre lo que escribo. Yo no escribo desde mi formación, que es nula, ni sobre el conocimiento de las Sagradas Escrituras, que no tengo, ni escribo desde el conocimiento de la Liturgia, porque la desconozco. Únicamente escribo de mis vivencias personales, desde mi experiencia personal de CRISTO, sobre mi proceso radical de conversión, y escribo sobre esa relación personal solo y exclusivamente.
      Y sobre la CARIDAD, yo la entiendo como DIOS. DEUS CARITAS EST. Soy muy consciente de que a Don Javier no le gusta usar esa palabra, y es posible que a Usted tampoco le haga mucha gracia. Es cierto, que como dice Don Javier, las palabras no son neutras. Pero ¿qué palabra lo es? ¿Acaso hemos de dejar de dejar de emplear las palabras, pecado, culpa, sacrificio, infierno, diablo, arrepentimiento, y una larga lista de palabras que tampoco son neutras, y que casi han desaparecido de las homilías de nuestros sacerdotes?
      Por otra parte, Julia María creo que no he escrito que DIOS sea ni violento, ni suave. Me limito a describir los efectos de DIOS en mi. Yo personalmente, no conozco a DIOS, solo el Hijo conoce al Padre.
      Me limito a aprender lo que puedo de Don Javier y los demás, y cuando escribo a describir mis vivencias. No doy para más.
      Y para no alargarme, deseo escribirle que me entusiasma que no esté de acuerdo conmigo. Eso es sano. Dada mi ignorancia, estar de acuerdo conmigo, pudiera ser, que tal vez no fuere muy favorable para Usted.
      Sigo rezando. Muchas gracias por su comentario y por sus saludos. DIOS les bendiga.

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    5. Perdóneme Antonio, no hablaba de vd, no le conozco, y, si le conociera, no se me ocurriría hablar de vd en público. Sólo intentaba entablar un diálogo que nos pudiera enriquecer a los dos y quizá a alguien que le prestara atención, y ello porque lo sugería don Javier hace unos días. En el mismo sentido debe entenderse mi comentario a Felicitas. Yo sólo hablaba de Dios desde las Sagradas Escrituras.

      No es la primera vez que nosotros "hablamos " en el blog, ni tampoco la primera que, al parecer, le han molestado mis palabras. Créame que lo lamento profundamente; le pido perdón, no volverá a suceder. Quizá no sea yo la persona adecuada para entablar este tipo de diálogos en el blog.

      Un saludo en Cristo.

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    6. No tengo nada que perdonar. No me siento molesto. Me parece recordar que alguna vez más le he parecido molesto, tal vez deberíamos hablar más a menudo. Pero eso suele pasar. La comunicación escrita a veces lastra mucho el contenido, la intención o el sentido, y además, las inflexiones de la voz y la gestualidad tampoco pueden apreciarse.
      Tampoco sé muy bien que es lo que le lleva a pensar o sentir que me siento molesto. Y siento esa curiosidad.
      Solo quería clarificar que al escribir lo hago desde mi pequeña experiencia personal. Al no tener formación, lo demás me queda grande. Es un hecho, Julia María y lo acepto con la más absoluta normalidad. No tengo nada que perdonar y si mucho que agradecer. ¡Ojalá yo pudiera hablar desde las Sagradas Escrituras!. Pero mi conocimiento es muy rudimentario.
      Una vez más, mis disculpas y muchas gracias por todo. DIOS la bendiga.

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  4. Sí pero no. El pueblo hebreo no convirtió su corazón aunque contempló los prodigios de Yhwh y Dios clama constantemente en el AT pidiendo al hombre su corazón. El pueblo hebreo falló, menos un resto: los anawin.

    “Como a hijos os trata Dios; y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrige?” (Hb). "Dichoso el hombre a quien corriges tú, Yhwh, a quien instruyes con tu ley" (salmo 94). "Me estuvo bien el sufrir; así aprendí tus mandamientos" (salmo 119). La pedagogía de Dios pretende, desde la situación del hombre, liberarle de los vínculos del mal y atraerle hacia sí, proporcionándole los medios para crecer hacia la madurez de hijo libre, fiel y obediente a su palabra ("Y Jesús crecía en sabiduría…")

    Jesús, a lo largo de toda su breve pero intensa vida pública, utilizó todos los recursos propios de la comunicación interpersonal, como la palabra, el silencio, la metáfora, la imagen, el ejemplo, lo signos, las imprecaciones, como era habitual en los profetas bíblicos, invitando, a diferencia de éstos, a seguirle totalmente y sin condiciones hasta la propia muerte. Cristo enseña la pedagogía de la fe: los que le sigan, compartirán plenamente su misión y su destino.

    Así también la Iglesia, nuestra Madre. El Evangelio debe penetrar y transformar los procesos de comprensión, de conciencia, de libertad y de acción, de modo que haga de la existencia una entrega de uno mismo a ejemplo de Jesucristo, pues la pedagogía de Dios alcanza su meta cuando el discípulo llega “al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo”, porque “Jesucristo constituye la viva y perfecta relación de Dios con el hombre y del hombre con Dios".

    En oración ¡Que Dios les bendiga!

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    1. Uno de mis hijos me dice: “mamá, no contestas a las preguntas que hace don Javier”. Es cierto, no totalmente, pero resumir intentando abarcar los aspectos de la pedagogía de Dios es difícil; además, algunas sí están respondidas; intentar ser breve(¿) tiene sus problemas. Las flores parecen jazmines.

      El pueblo hebreo y la Iglesia somos un medio, meros instrumentos, no un fin; formamos parte de los instrumentos de la pedagogía de Dios para salvar al hombre (entiéndase creado) como el huracán y la brisa, el diluvio y la sequía… A veces en este blog se ha dicho que estamos impacientes por la venida del Señor; dejando a Dios ser Dios, cosa que me prometí hace ya mucho tiempo, hay una manera infalible: “trabajar” para transformar nuestro corazón y el de los demás hombres.

      Yo creo que Dios no elige a Noé, Abrahán, ni en general al “pueblo elegido” y a la Iglesia para sí misma o para “los suyos”, como tampoco Jesús era para sí mismo ni sólo para su raza. Somos vehículos para alejar al hombre de la idolatría, pero el pueblo hebreo se aferró a su raza, a lo que consideró preferencia en la elección. Y se equivocó.

      Cuando Dios les prohíbe juntarse con otros pueblos, únicamente les está previniendo de la idolatría, fácilmente contagiosa (Salomón y Sansón). Noé fue advertido del diluvio para que se lo trasmitiera a todos, Abrán, migrando desde un lugar de idolatría a otro también idólatra, será llamado Abrahán, padre de muchos pueblos. Moisés le dice en nombre de Dios al Faraón (tenido como un dios): "Deja partir a mi pueblo, para que me Den Culto en el desierto; pero hasta el presente no has escuchado. En esto Conocerás que yo soy Yahwh…” A la Iglesia le dice: Id a todo el mundo…

      Es difícil distinguir entre lo que Dios quiere y lo que Dios permite; nos acercamos a ello por aproximación, pero esta dificultad no puede llevarnos a confundir la respuesta del hombre con el designio de Dios; de lo que sí tenemos certeza es de que todo, hasta el pecado, Él lo reconduce hacia su plan.

      El tema, siempre recurrente, de la pobreza de Jesús y su nacimiento fuera de los círculos de poder: primero, Jesús no era pobre, su padre en la tierra era artesano, obrero, “todero” (en castellano-colombiano) y Él también; segundo, no hubiera tenido sentido nacer en el poder, pues la mayor parte de las ciudades-reino, sobre todo los grandes imperios, consideraban de naturaleza divina a su rey. Cuando los santos hablan del abajamiento y pobreza de Jesús se refieren: abajamiento, Dios se abaja y toma carne humana; pobreza, la pobreza de los anawin.

      “Largo, por demás” para que no “me reprochen” no responderle. Don Javier, cuando, a su jucio, le parezca "excesiva", suprímalo; le aseguro que no me molestará.

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    2. Julia María:

      Las flores son de azahar.

      Sí, Dios es Dios. Me molesta la imagen terrorífica que le damos a Dios según el AT y la imagen bobalicona ("abuelete con zapatillas") que queremos deducir del NT. Dios es Dios.

      En todo de acuerdo. En la extensión de los comentarios: me da igual (el cobro del espacio cibernético se lo tengo que cargar a su cuenta corriente un día de estos).

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  5. Es interesantísimo. Gracias.

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    1. Pepe:

      Muchas gracias. Pero es que es interesantísimo el propio san Ireneo.

      Un saludo.

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