martes, 4 de octubre de 2011

Lo que los hijos ven y aprenden

La educación pasa por el clima familiar; allí importa lo que se ve, lo que se palpa, el ambiente familiar, las actitudes y comportamientos de unos con otros... e importa más que las propias palabras, ya que a veces se pretende educar a los hijos diciéndoles lo que hay que hacer y lo que no, y, sin embargo, el niño no halla el refuerzo de esas palabras con lo que se ve en el hogar.


Por ejemplo, es fácil que los padres les digan a los niños que "vayan a Misa", sobre todo cuando están en catequesis para la primera comunión. El niño obedecerá e irá a Misa, pero no ha sido educado en ir a la Misa; lo que le hubiera educado sería ver a sus padres que van siempre, cada domingo, con mucha naturalidad, y él participaría de lo que está viviendo.

El ejemplo siempre arrastra más que las palabras. Y lo que se ven no son las palabras, sino el ejemplo de vida.



Me mandan el siguiente escrito y creo que es válido para quienes son padres así como para maestros y educadores en general.

CUANDO PENSABAS QUE NO TE VEÍA
 Cuando pensabas que no te veía, te ví pegar mi primer dibujo al refrigerador, e inmediatamente quise pintar otro.

Cuando pensabas que no te veía, te vi arreglar y disponer de todo en nuestra casa para que fuese agradable vivir, pendiente de detalles, y entendí que las pequeñas cosas son las cosas especiales de la vida.


Cuando pensabas que no te veía, te escuché pedirle a Dios y supe que existía un Dios al que le podría yo hablar y en quien confiar. 



Cuando pensabas que no te veía, te vi preocuparte por tus amigos sanos y enfermos y aprendí que todos debemos ayudarnos y cuidarnos unos a otros.


Cuando pensabas que no te veía, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas que no tienen nada y aprendí que aquellos que tienen algo deben compartirlo con quienes no tienen.

Cuando pensabas que no te veía, te sentí darme un beso por la noche y me sentí amado y seguro.

Cuando pensabas que no te veía, te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella y aprendí a cuidar lo que se nos da.

Cuando pensabas que no te veía, vi como cumplías con tus responsabilidades aún cuando no te sentías bien, y aprendí que debo ser responsable cuando crezca.

Cuando pensabas que no te veía, ví lágrimas salir de tus ojos y aprendí que algunas veces las cosas duelen, y que está bien llorar.

Cuando pensabas que no te veía, ví que te importaba y quise ser todo lo que puedo llegar a ser.

Cuando pensabas que no te veía, aprendí casi todas las lecciones de la vida que necesito saber para ser una persona buena y productiva cuando crezca.

Cuando pensabas que no te veía, te ví y quise decir: ¡Gracias por todas las cosas que ví, cuando pensabas que no te veía!


"NO TE PREOCUPES PORQUE TUS HIJOS NO TE ESCUCHAN...TE OBSERVAN TODO EL DIA".

Madre Teresa de Calcuta

11 comentarios:

  1. Buenos días don Javier. Me imaginé lo que pensaría el rudo pescador al oír a Jesús montado en su barca soltando un bello sermón y hablando con autoridad al populacho y luego lago adentro el tonillo con el dijo que arrojaría las redes por ser él quien lo ordenaba, esperando no pescar más que al encandilador. Én otra ocasión dijo Jesús algo como ¿Qué es más fácil decir estás perdonado ó que camine? ó ¡creed al menos por las obras! Como niño lo más importante creo que ha sido ver el ejemplo de mis padres sabiendo que no siempre se hacían las cosas por gusto, incluso renunciando a alguna diversión ó comodidad, sobre todo entender qué se hace y ya de mayor comprender p.ej. que nunca cambiaron de coche para que otros pudieran tener otras cosas, que administramos recursos y un tiempo muy valioso por escaso.Un abrazo.

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  2. Saben queridos hermanos de comunidad. De pequeño nunca me vi siendo capaz de hacer la mitad de la mitad de lo que hago. La fuerza para hacer posible lo que parecía imposible la da Dios por medio de nuestros hijos.

    Se dice que los hijos dan problemas y nos quitan tiempo y dinero. Esta es una de las mentiras más grandes que se dicen hoy en día. Los hijos dan más de los que quitan, porque dan sentido a nuestros desvelos y padecimientos. Sin ellos podríamos quedarnos más a menudo en una cómoda apatía, que no es más que sentirse vencido por el mundo. Eso si, detrás de los hijos hay que ver a Dios, ya que de otra forma, lo hijos dejan de sernos necesarios.

    Las frases de la Madre Teresa me han llegado al corazón. Gracias D. Javier :)

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  3. Los niños son como esponjas para todo.
    Contaros la anecdota de mi hijo de hace unos dias, estando con fiebre. lo tenia en los brazos y me dice: ¿mamá me voy a poner malito como tú? Yo le dije que no tenia fiebre y el me contestó:No, malito como tu gritando y llorando. Y es que a pesar de que cuando me dan los brotes de ansiendas, se llevan a los niños, a ellos no se les escapa nada.
    Mis hijos por ejemplo, entran por las puertas de nuestra parroquia con una confianza y una seguridad, pese a ser pequeños. Claro que van desde que nacieron. Ya entran y sin decir nada van a saludar al Santisimo nada más llegar. Y los modales igual, es asombroso, pero son carcamonias de lo que ven.
    Tenemos sobre todo que dar ejemplo cristianao
    Un beso.

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  4. ¡Qué nivel de comentarios!

    NIP:

    Muchas de las grandes lecciones paternas son sin palabras: es un clima, una forma de ser, una austeridad y desprendimiento, una honradez y solera, etc., que contagian el ambiente y quedan grabados para siempre.

    Miserere:

    Su aportación es sugerente, al menos para mí, que soy célibe. ¡Los hijos!, una palabra de Dios en la propia vida y por tanto una respuesta que jamás se pensaría que podría darse.

    La otra noche con grupo de matrimonios amigos, tuve una pequeña polémica. Señalaba que no se tenían más hijos por culpa de lo mal que estaba la economía. Pero creo que en el fondo no es por la economía -siendo un asunto grave- sino por el nivel de vida y de consumo que se quiere mantener y se ve un nuevo hijo como una amenaza. En épocas de bonanza económica no se sobrepasa el nivel de 2 hijos, en época de crisis, uno. ¿La economía no es el gran dios Moloch al que sacrificamos todo? Porque luego están las fiestas de cumpleaños a lo grande -para que mi niño no sea menos-, lo excesivo de las primeras comuniones, las vacaciones que son sagradas, etc.

    Se pierde de vista el don que significa cada hijo. Y en esto luchamos contracorriente, porque la mentalidad contraria está encajada en la normalidad de la sociedad.


    Mento:

    Sí, así es. Me encanta el testimonio que nos ofrece. A eso, a que vean los hijos en sus padres comportamientos y conductas cristianas, hemos de tender, porque eso es lo que recibirán y procurarán vivir.

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  5. la verdad es como un Templo en su entrada...Ahora que mis hijos ya crecen me invitan a seguir con mas fortaleza e ilusion que al principio...y ellos seguiran alimentandose de lo que ven...las palabras pasan a ser hechos fructifieros y la Gracia actuará tambien en ellos...Gracias por sus entradas que son tan interesantes siempre.

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  6. Es verdad, cuanto razón tiene.La piedad en casa,
    todos rezando el rosario( hemos sido seis hermanos). La Eucaristía del Domingo...El amor
    por los pobres que veía en mi padre.El amor callado y entregado de mi madre.
    La adoración Eucarística en el colegio, ¡como
    disfrutaba ya tan pequeña...Todo te marca te deja huella.
    Aunque llega el día que tenemos que decidir por notros, libremente.
    ¡Gracias Don Javier!
    Dios les bendiga.

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  8. Mi experiencia es que a más hijos, más de todo. Incluso los recursos económicos parecen dar más de si aunque se repartan entre más personas.

    D. Javier, los hijos espirituales también producen en los sacerdotes un efecto similar. Si el sacerdote viviera para si mismo nada más, seguro que se preocuparía la mitad de su formación y de dar ejemplo en todo lo que puede.

    Los hijos espirituales son como los físicos, dan problemas, desesperan, desengañan. Hay días que te echan la bronca o se enfadan contigo, pero precisamente esas dificultades te hacen aprender de tus errores y ser cada día mejor. También hay días que uno se da cuenta de todo el sentido que nos dan y le damos gracias a Dios entre lágrimas.

    Un abrazo en el Señor :)

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  9. D. Javier en su respuesta a Miserere expresa: Su aportación es sugerente, al menos para mí, que soy célibe. ¡Los hijos!.....

    Utilizaré palabras de Santo Tomás de Aquino que dice: … en cuanto a la descendencia, no sólo existen “hijos de la carne”: hay diversas razones por las cuales se originan otros modos de paternidad espiritual, que requieren su correspondiente respeto y aprecio… (Santo Tomás, Sobre el doble precepto de la caridad, Marietti, n. 1245)

    En esto le tenemos que felicitar como Padre, porque: El ejemplo siempre arrastra más que las palabras. Y lo que se ven no son las palabras, sino el ejemplo de vida. Y, en este blog VEMOS Y APRENDEMOS de Ud.

    P.D. Gracias a “mi comunidad virtual”, en estos últimos meses, con vuestro ejemplo de vida (oraciones, experiencias, confidencias) me habéis ayudado a ver la luz en el difícil camino oscuro de la enfermedad.

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  10. Me alegro de verdad que la catequesis de hoy os haga bien y ojalá cree en todos una mentalidad educativa ante la "emergencia educativa" (Benedicto dixit) que nos urge.

    Veo que a todos se nos ha removido en algo los recuerdos entrañables. La vida y la educación se comunican de generación en generación, y no se puede abdicar de la función educativa delegándola, sin más, en las instituciones docentes. Mucho menos en el ámbito de la fe. Hay está el problema de la transmisión.

    Interesantes, para mí, la aportación de Miserere y Catequista sobre la paternidad espiritual, la realidad que creo vivir intensamente, cada jornada en aquello que soy y que hago.

    A todos, mi abrazo y mi bendición +

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  11. Cosas heroicas y pequeñas...

    La voz que en la mañana se despide con ternura. La dulce flor que un pequeño tiesto brota.
    La tierna mirada a unos niños que ríen, que sufren, que rezan.

    Cosas que parecen pequeñas.

    Las largas esperas de nueve meses y los largos sueños del bebé que duerme. Las suaves palabras de una madre, que en su corazón todo lo tiene y se abre.

    Cosas pequeñas

    Pequeñas cosas heroicas con ojos de niña que llora, con ojos de esposa que adora, cosas grandes y heroicas bajo este sol del hogar, que todo lo alumbra y lo dora. Una empresa muy grande, ¡grandiosa!

    Qué bello el hogar cuando la Gracia lo acuna y lo arropa.

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