miércoles, 10 de octubre de 2018

La vida eucarística - XI


¡Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría!
¡Tú creaste el pan y el vino que reconfortan al hombre!
Tu Hijo se nos dio en sagrado Banquete,
y desde entonces
cada vez que comemos del Pan y bebemos del Cáliz
anunciamos su muerte hasta que vuelva.
El cáliz que bendecimos
es la comunión con la Sangre de Cristo.
El pan que partimos
es comunión con el Cuerpo de Cristo.



¡Qué exquisita bondad, Señor!
Nos diste Pan del cielo,
de mil sabores enriquecido,
que contiene en sí todo deleite.

Oramos agradecidos,
enteramente reconociendo
y sintiendo internamente
el gran Don de la Eucaristía
con la plegaria litúrgica más antigua
que nos ha legado el tesoro de la Tradición:


Gracias te damos, Padre nuestro,
por la santa viña de tu siervo David,
que nos has revelado por Jesús, tu Hijo.
Gloria a Ti por los siglos.

Gracias te damos, Padre nuestro,
por la vida y la ciencia
que nos revelaste en tu santo siervo Jesús.
A Ti la gloria por los siglos.

Como este pan partido
estaba antes disperso por los montes,
y recogido se ha hecho uno,
así se recoja tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino.
Porque tuya es la gloria y el poder por Jesucristo en los siglos.

Gracias te damos, Padre Santo,
por tu santo Nombre,
que hiciste que habitara en nuestros corazones,
y por la ciencia y la fe y la inmortalidad,
que nos manifestaste por Jesús, tu Hijo.
A Ti la gloria por los siglos.

Tú, Señor omnipotente,
creaste todas las cosas por tu Nombre,
y diste a los hombres manjar y bebida para su disfrute,
a fin de que den gracias,
y a nosotros nos has concedido espiritual alimento y bebida
y vida eterna por tu Hijo.

Ante todo hacemos nuestra acción de gracias porque eres poderoso.
A Ti la gloria por los siglos.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, para librarla de todo mal
y para perfeccionarla en tu caridad.
Y recógela de los cuatro vientos ya santificada,
en tu reino, que le tienes preparado.

Porque tuya es la gloria y el poder por los siglos.
Venga tu gracia y pase este mundo.
Amén. Ven, Señor Jesús. Amén.

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