sábado, 11 de marzo de 2017

Tu voluntad es el criterio (III)

El Padrenuestro, recitado tres veces al día, nos ponen en la tesitura del verdadero creyente, que se abandona en las manos de Dios, se deja dirigir por Él, obedece a su voluntad con prontitud, sin resistencias.


Rezar así a Dios supondrá vencer las resistencias del amor propio, del criterio inflexible donde queremos someter a Dios para que haga nuestra voluntad en lugar de la disponibilidad filial para ir a la viña a trabajar, a la hora en que se nos llame, para la tarea que se nos encomiende.

La voluntad de Dios es el criterio orientador para todas las cosas y habrá que buscar esa voluntad concreta de Dios mediante la oración y el discernimiento.

Decimos como Cristo Jesús: "Hágase tu voluntad", "aquí estoy", "envíame" como los profetas.



"n. 4. Añadimos: Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Te sirven los ángeles en el cielo, sirvámosle nosotros en la tierra. No te ofenden los ángeles en el cielo, tampoco lo hagamos nosotros en la tierra. Como ellos hacen voluntad, hagámosla también nosotros.

¿Qué pedimos aquí sino el ser buenos?

Cuando cumplimos la voluntad de Dios -sin duda alguna, él hace siempre la suya-, entonces se cumple en nosotros su voluntad. 

Existe todavía otra comprensión adecuada de Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Aceptamos el precepto de Dios; nos agrada y agrada a nuestra mente. Nos complacemos en la ley de Dios según el hombre interior. Entonces se hace su voluntad en el cielo. Al cielo se compara nuestro espíritu y a la tierra nuestra carne.

¿Qué significa, por tanto, Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo? Que del mismo modo que a nuestra mente agrada tu mandato, Señor, asimismo lo acate nuestra carne, y desaparezca del medio aquella lucha descrita por el Apóstol: La carne tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu, contrarios a los de la carne.

Cuando el espíritu tiene deseos contrarios a los de la carne, entonces se hace su voluntad en el cielo; cuando la carne no los tiene contrarios al espíritu, entonces se hace su voluntad en la tierra.

La plena concordia existirá cuando Dios quiera; luchemos con el mundo para que pueda haber victoria. Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, puede entenderse de otra manera todavía: considerando a la Iglesia como el cielo, en cuanto que lleva a Dios, y como la tierra a los infieles, de quienes se dijo: Tierra eres y a la tierra volverás. 

Cuando, pues, oramos por nuestros enemigos, por los enemigos de la Iglesia y del nombre cristiano, esto pedimos: que se haga su voluntad así en la tierra como en el cielo, es decir, como en tus fieles, así en quienes blasfeman, para que todos lleguen a ser cielo".

(S. Agustín, Serm. 58, 4).

1 comentario:

  1. La Virgen María estaba tan enamorada de Dios que por su perfecta unión con Él, y por ser la Elegida de Dios, mereció la celestial visita de San Gabriel y el anuncio maravilloso de la Encarnación en su purísimo seno.
    De ahí surgio su " hágase en mí según tu palabra " y la Voluntad Divina se cumplió en ella perfectamente.
    Si procuramos ante todo la unión amorosa con Nuestro Señor, ayudados por Santa María, también en cada uno se cumplirá el Deseo eterno del Padre Bueno de todos. Un saludo filial.

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