Después de la invocación, el bendito nombre y la posibilidad de llamar a Dios "Padre", los hijos de Dios suplican que el nombre de Dios sea santificado y, expectantes, pedimos que venga su Reino.
¿Pero qué decimos cuando tales cosas pedimos a Dios?
Estas peticiones atañen al orden de la salvación, al avance de la historia de la salvación, buscando y deseando su plenitud, la gloriosa venida de Jesucristo Salvador y Señor de la historia. Así el Padrenuestro nos evangeliza en el deseo de la salvación, de la redención plena y definitiva.
"n. 2. Continuamos diciendo: Sea santificado tu nombre. Venga tu reino.
La santificación del nombre de Dios consiste en que nosotros nos hagamos santos, pues su nombre es santo desde siempre.
Deseamos también que venga su reino.
Vendrá aunque no queramos; pero desear y orar que venga su reino no es otra cosa que desear que nos haga dignos de él, no sea que -Dios no lo quiera- venga, pero no para nosotros.
Para muchos no ha de venir eso mismo que ha de venir. Vendrá para aquellos a quienes se dirá: Venid, benditos de mi Padre, recibid el reino que está preparado para vosotros desde el comienzo del mundo. No vendrá para aquellos a quienes se dirá: Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno.
Cuando decimos Venga tu reino pedimos, por tanto, que venga para nosotros. ¿Qué significa que venga para nosotros? Que nos encuentre buenos. Esto es lo que pedimos: que nos haga buenos; entonces vendrá nosotros su reino".
(S. Agustín, Serm. 58, 3).
Le pedimos, también, que reine en nosotros, que sea nuestro Rey con todas las implicaciones de amor y obediencia que su realeza implica.
ResponderEliminarEnsalzad con vuestras obras al rey de los siglos (de las antífonas de Laudes).