Un prefacio profundamente
mariano, casi un compendio de teología mariana, es el prefacio IV, cuyo uso
está reservado a las ferias mayores del Adviento. Canta la grandeza y el
misterio de “María, nueva Eva”.
En verdad es
justo darte gracias,
Señor, Padre
santo,
Dios
todopoderoso y eterno.
Te alabamos,
te bendecimos y te glorificamos
por el
misterio de la Virgen Madre.
Porque, si del
antiguo adversario nos vino la ruina,
en el seno
virginal de la hija de Sión ha germinado
aquel que nos
nutre con el pan de los ángeles,
y ha brotado
para todo el género humano
la salvación y
la paz.
Dos
páginas bíblicas se contraponen; son el anverso y el reverso de un drama: el
pecado original en el libro del Génesis y la anunciación a María en el
evangelio de san Lucas.
En
el Génesis, el antiguo adversario (la serpiente, el Maligno, el demonio) por
envidia hizo caer al hombre en la soberbia, endiosándose y desobedeciendo.
Mintió a Adán y Eva porque es un embustero (toda mentira viene del Maligno) y
arruinó el orden creado en armonía y belleza. Eva fue seducida por el Maligno,
su pecado dañó a toda su descendencia.
Pero
hay otra página que provoca estupor y esperanza: la anunciación a la Virgen. Todo va a cambiar: va a
crearse un orden nuevo, de gracia, de comunión con Dios.
“En
el seno virginal de la hija de Sión”: la Virgen
María es llamada “hija de Sión”, calificativo que los
profetas como Sofonías aplicaban al resto de Israel, a los pocos que fueron
fieles al Señor y que son lo mejor de Israel. María, que es el mejor fruto del
pueblo de Israel, concibe en su seno al Verbo de Dios, “aquel que nos nutre con
el pan de los ángeles”, preciosa imagen para señalarnos la Eucaristía, no como
alimento prohibido (¡el del árbol del Génesis!), sino como manjar bendito y
necesario. Ya no es fruto que Eva no podía tocar del árbol, sino el Pan de los
ángeles que María entregará en Belén.
“Ha
brotado para todo el género humano la salvación y la paz”. Se superan las
expectativas de Israel y de los profetas: ¡todo el género humano es salvado!,
todos los hombres pueden gozar de la salvación de Cristo y entrar en la paz de
la reconciliación y amistad con Dios y con los hombres entre sí.
La gracia que
Eva nos arrebató
nos ha sido
devuelta en María.
En ella, madre
de todos los hombres,
la maternidad,
redimida del pecado y de la muerte,
se abre al don
de una vida nueva.
Eva,
madre de los vivientes, nos condujo al pecado. ¡Desgraciada herencia! Pero la
gracia vuelve a darse a partir de María, “llena de gracia”, que da a luz al
Autor de la gracia, Jesucristo.
La Virgen María se convirtió así
en abogada de la virgen Eva. La Virgen María
es la nueva Eva, madre de los redimidos.
Así, donde
había crecido el pecado,
se ha
desbordado tu misericordia,
por Cristo,
Señor nuestro.
Por eso
nosotros,
mientras
esperamos la venida de Cristo,
unidos a los
ángeles y a los santos,
cantamos el
himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…
Cita
literal de la carta de san Pablo a los romanos (cap. 5): “si creció el pecado,
más desbordante fue la gracia”. ¡Dios obra a lo grande! El pecado de Adán
arruinó a la humanidad entera, pero mayor y mejor es el don de Dios,
sobreabundando de misericordia por medio de su Hijo encarnado, muerto y
resucitado.
Siempre
la misericordia de Dios es mayor que el pecado: ¡ése es nuestro consuelo y
esperanza! Por eso -¡recordemos ahora en Adviento!- el pregón pascual, en la Santísima Vigilia
pascual, se atreve a cantar: “Necesario fue el pecado de Adán que ha sido
borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!”
Todo
esto se desencadena por el “Sí” humilde de la Virgen María, nueva Eva. A ella
se dirige nuestra gratitud. Comienza la salvación. ¡Qué importante es la
verdadera humildad! ¡Qué importante es el “Sí” que en ocasiones nos puede
reclamar Dios!, porque puede desencadenar muchos bienes para los demás.
¡Qué hermosa entrada! Es tan bella que, como a veces dice vd, no comento nada para no estropearla.
ResponderEliminarComo me gustaría que mis "si" al Señor fueran como los de la Virgen Maria.
ResponderEliminarEl prefacio es bellísimo, pero de factura no-romana; es ambrosiano... de ahí que sea más extenso.
ResponderEliminarSu teología es bella, refleja la hermosura del Misterio... y la belleza inmaculada de la nueva Eva, Santa María.