martes, 6 de marzo de 2018

La vida eucarística - II





Es mi Cuerpo,
            quebrantado y roto,
            entregado por amor,
            sacrificado hasta el extremo.


Es mi cuerpo,
            comedlo, saciaos de él: ¡tenéis la vida con vosotros!

Esto es mi Cuerpo.

Nos dejaste a Ti mismo, te diste a Ti mismo, Señor Jesucristo.
            Entregaste tu Cuerpo a la Iglesia, hecho Eucaristía,
            oblación,
            sacramento,
            hecho alimento, Presencia entregada.

Dejaste este gran Don a tu Iglesia,
            para que se nutra de Ti,
            y se edifique y crezca cimentada en la Eucaristía.
            Tu Iglesia, desde entonces, celebra y vive la Eucaristía como el gran Sacramento, el gran regalo, el gran Don.



Es mi Cuerpo entregado,
            quebrantado y roto,
            partido, repartido, compartido.

Tu Iglesia, Señor, te adora en este Sacramento permanente,
            Misterio de fe,
            y reconoce tu Presencia real en la Eucaristía.

Señor Jesucristo, ¡estás aquí, en medio de nosotros!

Señor Jesucristo, Eucaristía perfecta:
            te vemos y adoramos en el sacramento,
            oramos ante Ti,
en una contemplación amorosa y gratuita de tu Misterio.

Sí, Tú estás aquí, Señor Jesús, en el altar la Eucaristía adorada;
            en el altar del corazón, la Eucaristía vivida día a día,
            haciéndonos Eucaristía,
            transformando nuestra existencia en sacrificio eucarístico,
            uniendo nuestros corazones con tu corazón eucarístico.



Comulgamos contigo, Señor Jesucristo,
            nos unimos a Ti,
            nos hacemos uno en la fe y en el amor.
            Nuestro corazón quiere transformarse a semejanza del tuyo, teniendo tus mismos sentimientos.

Brotan sentimientos de amor y gratitud:
            Eucaristía adorada, celebrada,
            Pan partido y repartido.
            Amor hecho carne, Amor hecho Eucaristía.

Señor Jesucristo, ¡haznos uno contigo!
Presencia Eucarística, amor y entrega. Unidad. Amén.


1 comentario:

  1. "Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros" (Lc 22,15) nos dice Jesús.

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