sábado, 19 de noviembre de 2011

Jugar a las cartas o bailar pegados (Concelebrar)

A lo mejor, directamente, este artículo no resulta ser una catequesis ni popular ni de gran interés, pero lo que se refiere a la liturgia debe ser conocido por todos para entender su sentido profundo y su forma de realizarlo.

Normalmente en las concelebraciones, es decir, cuando un Obispo o un sacerdote preside la Santa Misa con varios sacerdotes más, se producen dos fenómenos peculiares que esconden su pizca de teología en el fondo.


En primer caso peculiar es ese "ajuntamiento" de todos los sacerdotes que pueden pegados al altar durante la plegaria eucarística como si todos materialmente tuviesen que estar tocando el altar así como dejar todos sobre el altar su correspondiente subsidio o folleto de concelebración, que parece aquello el anaquel de una librería ofertando "novedades" o "rebajas". En ese mismo instante, visualmente, y con su pizca de miga pseudoteológica, el altar parece sin más la mesa de los sacerdotes, con una nueva forma de clericalismo, en lugar del Altar del Señor y de la Iglesia entera.

Incluso algún autor en una obra reciente, cuestionando la concelebración misma en su sentido teológico, espiritual y también ritual, plantea que la concelebración es algo "moderno", reciente, y que nunca se dio en la praxis de la Iglesia. Para ello reinterpreta los datos de los antiguos libros litúrgicos, del arte y de la iconografía. Es verdad que la forma de concelebrar los presbíteros con el Obispo no suponía intervenir directamente en el Canon, sino estar todos revestidos junto al Obispo en el presbiterio y así ejercían su modo propio de participar en la confección del Sacrificio eucarístico. Pero como dicho autor identifica concelebrar con "hacer algo", especialmente pronunciando las palabras de la consagración y alguna parte del Canon, entonces niega que existiera una concelebración. ¿Y las grandes sedes de las basílicas con el banco corrido de mármol para los presbíteros? ¿No dice nada?

¿Es necesario entonces que todos estén pegados al altar durante la plegaria eucarística? Evidentemente no, incluso por una razón tan sencilla y tan práctica como que impiden casi siempre el acceso del diácono al cáliz (para cubrirlo y destaparlo de la palia antes y después de la consagración así como para elevarlo en el "Por Cristo") como igualmente dificultan en ocasiones hasta la extensión de los brazos del sacerdote u Obispo que preside para no chocar con los que tan arrimados están.

Visualmente, desde la nave, aparece un conjunto abigarrado de sacerdotes cerrando el altar y a veces estorbando el paso de los ministros que por oficio deben acercarse a él como la visión de los fieles, que también es una participación activa e interior.


215. Después de haber dicho el celebrante principal la oración sobre las ofrendas [es decir, cuando empieza el Prefacio para señalar la unidad de la Plegaria eucarística, no después del Sanctus], los concelebrantes se acercan al altar y permanecen cerca de él, pero de tal modo que no impidan el desarrollo de los ritos y que la acción sagrada pueda ser bien presenciada por los fieles, ni que sean impedimento al diácono cuando, por razón de su ministerio, debe acercarse al altar.
El diácono desempeñe su propio ministerio cerca del altar, sirviendo, cuando sea necesario, en lo que se refiere al cáliz y al misal. Sin embargo, en cuanto sea posible, permanezca un poco detrás de los sacerdotes concelebrantes, quienes están de pie cerca del concelebrante principal.

Es conveniente que se evite la sensación de que están jugando a las cartas, todos pegados al altar, o en expresión de Adolfo Ivorra, la sensación de que "bailar pegados es bailar". Aconsejo la lectura de ese artículo de Lexorandies.blogspot.com, sumamente recomendable.


El segundo caso peculiar de la concelebración es el momento en que los concelebrantes primero y segundo van a intervenir en la Plegaria eucarística (y concelebrante tercero y cuarto, si se emplea el Canon romano). Para empezar no es obligatorio que intervengan, las rúbricas, lacónicas ellas, dicen: "se puede confiar a uno de los concelebrantes...", pero si intervienen no es de recibo ni es elegante ni corresponde a la verdad teológica del ministerio que el Obispo o el sacerdote que preside se retire un poco de su lugar dando paso -¡qué humildad...!- a quien va a intervenir que se sitúa en el centro del altar. 

Quien preside es uno, icono de Cristo en todo, y por tanto no abandona su lugar, ni lo cede para una especie de presidencia "coral" o compartida; y si es por problemas de micrófono, o se facilita un micrófono al concelebrante que interviene o si no lo hay, eleve un poco más la voz y ya está. Os aconsejo este "Flash litúrgico" de Jaume González Padrós, muy claro, muy claro, muy claro.

El orden y el decoro en la liturgia, en este caso de la celebración, esconde mucha más teología de la que parece. Este problema de lo "coral", de parecer todos los sacerdotes iguales lleva a un gesto ritual inaudito: cada concelebrante (si son 4 ó 5) tiene que elevar algo desesperadamente en el "Por Cristo"; cada uno toma un cáliz o una patena y todos elevan. Desvirtúa el sentido: se elevan las dos especies, la del Pan y la del Vino, el Cuerpo y la Sangre del Señor, se ofrece al Padre el Sacrificio de Cristo en su Cuerpo y en su Sangre. Solo un cáliz y una patena son elevados como uno es el Cuerpo del Señor y una es su Sangre.

Son pinceladas sobre la concelebración; a los sacerdotes nos vendrá bien recordar estas cosas elementales para realizarlas con dignidad, a los fieles para saber cómo se desarrolla el misterio de la liturgia.

11 comentarios:

  1. Buenos días, don Javier, pregunto ¿no influirá que hemos olvidado que el protagonista es Cristo? Por favor que nadie se ofenda pero parece que estamos tan obsesionados con hacer, hacer...

    Como fiel creo que tiene Vd toda la razón, tanto sacerdote, tanto movimiento... me distrae (y yo tengo una gran capacidad natural de concentración).

    Pincharé en el 1 aunque creo que el último día no salió bien.

    ¡Qué Dios les bendiga!

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  2. Julia:

    Para que funcione lo del "1" hay que estar registrado en Google con cuenta (email y contraseña).

    El post, más que el movimiento de los ministros, está en función de la parte eucarística: los concelebrantes "pegaditos, pegaditos" al altar... y el momento -horrible litúrgicamente- en que el sacerdote que preside deja el centro del altar para que intervenga un concelebrante en la plegaria.

    Son usos que hay que desterrar, hacer las cosas bien y que todos sepamos cómo se hacen y porqué se hacen.

    Un beso amiga.

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  3. ¡Uy! Lo más importante se me había olvidado. Tiene toda la razón, Julia: el gran problema es que hemos desplazado todos a Cristo como protagonista de la liturgia para ponernos nosotros, sin más.

    La multitud de "intencionistas" en la oración de los fieles, la avalancha de "moniciones", las ofrendas "simbólicas" (absurdas, más bien) que se presentan,la paz como un totum revolutum, los concelebrantes pegados al altar...

    El único protagonista es Jesucristo en la liturgia, y todo lo demás está para que brille la Presencia de su Misterio.

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  4. D. Javier, si que tiene interés esta catequesis . Con sus catequesis de liturgia vamos aprendiendo a conocerla y comprender su importancia y significado .Realmente el " Flash litúrgico" es muy claro y también me ha servido para darme cuenta de que las concelebraciones en mi Parroquia se llevan a cabo " de maravilla "

    Un abrazo

    Y por si mañana no puedo venir aquí : muy feliz día de Cristo Rey

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  5. Completamente de acuerdo!!!!
    espero que para la fiesta de Santa Cecilia nos sorprendas con algo musical. Un fuerte abrazo.

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  6. Caro Óscar:

    A decir verdad, no hay entrada programada para Santa Cecilia. No sé si haré algo porque teniéndote a ti por aquí, tengo infinito respeto y pavor a escribir nada sobre música y canto litúrgico.

    Ya veremos. Y si lo escribo, espero no decepcionarte.

    Ci vediamo!!

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  7. D. Javier: ¿puede decirnos quién es "algún autor" y cuál es la "obra reciente"?
    Gracias

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  8. FIL:

    Respondo a su pregunta, pero lo aseguro que no es un libro que yo recomendara a nadie, ni estoy de acuerdo con él, ni me parece un estudio objetivo sino con una metodología dudosa e interesada partiendo de un prejuicio.

    Guillaume Derville, La concelebración eucarística. Del símbolo a la realidad, Madrid, Ed. Palabra, 2010, 130pp.

    Una descripción sumaria en:

    http://lexorandies.blogspot.com/2011/04/libros-2011-la-concelebracion.html

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  9. Muchas gracias por la aclaración, D. Javier.

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  10. Quiero pedirle a Jesús, que, siempre espera nuestra cvisita en el Sagrario, que, cuando le pida ewsta tarde, mande esta noche al Alcangel San Rafael,para que me cxuree la dilatación de abdomen, vuelva ver con el ojo derecho, mejore mi oódo, vuelva a andar biemn, que me proteja de mis enemoigos en esta residencia de la tercera edad, y , que nunca pierda la Fe, que me hace estar alegfrew ytener gfanas de vivir.
    Darle las gracias por los bveneficios cocedidos el año pasado, y, que este, si es posible sea mejor

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  11. Quiero pedirle a Jesús, que, siempre espera nuestra cvisita en el Sagrario, que, cuando le pida ewsta tarde, mande esta noche al Alcangel San Rafael,para que me cxuree la dilatación de abdomen, vuelva ver con el ojo derecho, mejore mi oódo, vuelva a andar biemn, que me proteja de mis enemoigos en esta residencia de la tercera edad, y , que nunca pierda la Fe, que me hace estar alegfrew ytener gfanas de vivir.
    Darle las gracias por los bveneficios cocedidos el año pasado, y, que este, si es posible sea mejor

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