lunes, 21 de noviembre de 2011

La oración, elevación del alma a Dios (textos isidorianos)


15. Tan grande debe ser el amor a Dios del que ora, que no debe desconfiar del resultado de la plegaria, porque en vano hacemos oración sino tenemos confianza en ella. Así, pues, pida cada uno con fe, sin titubear lo más mínimo, pues el que duda se asemeja al oleaje del mar, que el viento provoca y dispersa a la vez (cf. Santo 1,6).

16. La desconfianza en conseguir las peticiones se origina cuando el ánimo siente que todavía conserva el afecto al pecado. En efecto, no puede alberga segura confianza en su súplica quien todavía es indolente en el servicio de Dios y se deleita con el recuerdo del pecado.


17. No merece recibir lo que pide en la oración quien se aparta de los preceptos de Dios, ni puede conseguir el favor que pide a Aquel cuya ley no obedece. Si realizamos los que Dios manda, sin duda conseguimos nuestras peticiones, porque, como está escrito, “es abominable la oración de aquel que se aparta de la ley” (Prov 28,9).


18. En el servicio de Dios se encarecen necesariamente estas dos cosas: que las obras se apoyen en la oración, y la oración en las obras. Por lo cual dice también Jeremías. “Alcemos nuestros corazones a Dios junto con nuestras manos” (Lam 3,41). Así, alza corazón y manos el que eleva la oración acompañada de las obras, pues todo el que ora y no trabaja alza el corazón, pero no las manos. En cambio, el que trabaja y no ora alza las manos, pero no el corazón. Mas, puesto que es indispensable trabajar y orar a un tiempo, con razón se han dicho ambas cosas a la vez: “Alcemos nuestros corazones y nuestras manos a Dios”, no sea que el corazón nos reprenda por la negligencia en cumplir los mandamientos en el caso de que pretendamos alcanzar nuestra salud o solo con la oración o solo con las obras.


19. Después de realizar la buena obra, derrámense lágrimas en la oración, para que la humilde plegaria alcance el mérito de la acción.



20. Levanta sus manos a Dios de forma vituperable quien publica sus obras con jactancia, como el fariseo, que oraba en el templo con vanidad y que pretendía se alabase a él más que a Dios por sus buenas obras (cf. Lc 18,11,s).

21. La oración de algunos se convierte en pecado, como se lee acerca de Judas el traidor; pues la plegaria del que ora con arrogancia, buscando la alabanza de los hombres (cf. Sal 108,7), no sólo no borra el pecado, sino que ella misma se convierte en pecado. Como sucede con los judíos y herejes, quienes, aunque parece que ayunan y oran, sin embargo, su oración no les sirve para merecer el perdón, antes bien se transforma en pecado.


22. A veces, la oración de los elegidos, en medio de sus tribulaciones, tarda en ser escuchada, a fin de que aumente la perversidad de los impíos; mas, cuando los justos son escuchados oportunamente, ello acontece para la salvación de quienes los persiguen, a fin de que, mientras a ellos se les brinda el remedio temporal, los malvados abran sus ojos y se conviertan. Por esta razón, el fuego encendido para los tres mancebos resultó inactivo (cf. Dan 3,50), a fin de que Nabucodonosor reconociera al verdadero Dios. Como dice el profeta en los Salmos: “Líbrame por causa de mis enemigos” (68,19).


(San Isidoro, Sentencias III, c. 7, 15-22)

14 comentarios:

  1. (Por cierto: superadas hoy, 21 de noviembre, las 225.000 visitas. Gracias).

    ResponderEliminar
  2. Claro, nuestra fe ha de informar toda nuestra vida porque nuestras salvación es una salvación integral, del cuerpo y del alma, del corazón del hombre y de sus obras, consecuencia vital de su ver y entender las cosas, según Dios.

    A mi me parece que cuando un judío o cualquier otro hombre de cualquier otra cultura, en la que ha nacido, eleva su alma honestamente hacia Dios, nuestro Dios que es misericordioso, le ha de escuchar.
    No entiendo esa especie de sentimiento de superioridad ante otras gentes, sólo por el mero hecho de poder creer en Jesucristo y saber que sólo Él nos salva.
    Grande es Dios para hallar formas y caminos por los que conducir a los hombres de otras culturas a un acercamiento progresivo a la Persona de Jesucristo, y por ende a su salvación eterna.

    ResponderEliminar
  3. ¡Gracias por la enseñanza! Hago mío el comentario de Felicitas...,el cielo no está particionado como una torta, es de todos.
    ¡Gloria a Dios!

    ResponderEliminar
  4. En el punto 16 yo añadiría, que también desconfía el que es de natural inseguro. Aunque no sé si es correcto en otros casos, en el mío sí.
    ¡Qué esperanzador es el punto 22!.
    ¡Felicidades por las visitas!, un saludo.
    Paloma

    ResponderEliminar
  5. Se me olvidó decir que también me resultó interesante leer cómo la oración que se hacía como regodeo y vanagloria de uno mismo, no era oración, sino pecado. Punto 21.
    Paloma, otro saludo.

    ResponderEliminar
  6. Pues yo hice +1, con cuenta de Google y una vez me desconecté de Gmail, ya no aparece que pinché en el +1. Cuando estaba conectada sí. Cosas de internet. Paloma.

    ResponderEliminar
  7. Dios Todopoderoso y eterno,
    tú que nos has creado a imagen y semejanza tuya,
    y nos has mandado a buscar todo lo que es bueno, verdadero y hermoso, especialmente en la persona de tu Hijo Unigénito, Señor nuestro Jesucristo, te rogamos, que por intercesión de San Isidoro de Sevilla, Obispo y Doctor de la Iglesia, hagas que durante nuestra peregrinación en Internet dirijamos nuestros ojos y nuestras manos solamente a lo que te es grato y que tratemos con caridad y paciencia a todas las almas que encontremos.
    Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. (Padre John Zuhlsdorf).

    ¡Qué Dios les bendiga!

    ResponderEliminar
  8. Ni siquiera los inconstantes, los débiles o los desagradecidos están excluídos de su misericordia. Dios es bueno hasta con los obstinados.
    Si nuestra oración es humilde tenemos al Señor con nosotros y eso es muy esperanzador.

    Felicidades por esas 225.000 visitas.

    Feliz tarde para todos.

    ResponderEliminar
  9. Promocionar el rito hispano-mozárabe, que es un empeño sano, requiere a mi juicio entrar en la espiritualidad hispana. San Isidoro debe ser conocido, poco a poco, no sólo por sus Etimologías, sino porque resume y explica -a un tiempo- lo que nuestros antepasados vivieron.

    Por eso lo traigo aquí... ya que la liturgia, sin duda, va asociada a la espiritualidad, a un modo de vivir la relación con Cristo movidos por el Espíritu.

    ResponderEliminar
  10. Felicitas y otros:

    El sentimiento de superioridad es arrogancia ante la Verdad. Pero tampoco nos podemos quedar tranquilos si pudiendo conocer a Cristo no lo conocen o simplemente lo rechazan.

    El sincretismo y su hermano el relativismo acaban diciendo que todo da igual y que todo es lo mismo. Y no. El único Mediador y Salvador es Jesucristo.

    Quien no lo conozca, se salvará si sigue rectamente los criterios de su conciencia intentando servir a Dios.

    ResponderEliminar
  11. Paloma:

    ¡Olvídese del + 1!

    Ya está... simplemente entre, lea, escribe y rece. Con mucha paz.

    Y la oración con vanidad se vuelve contra nosotros, creciendo la soberbia. ¡Qué lejos estaríamos de Dios! Sin embargo, creo recordar que en las Moradas iniciales de Sta. Teresa (la 2ª o 3ª) ese es pecado propio de los principiantes, que se elevan con soberbia y se vuelven jueces implacables de los demás.

    ResponderEliminar
  12. Julia María:

    ¡Bien por la oración!

    San Isidoro por su saber enciclopédico es semejante a Internet -no sé si finalmente es su patrono-. Que Él interceda.

    Capuchino:

    Oremos con humildad y con esperanza aguardemos siempre la salvación de Dios en lo grande y en lo pequeño.

    A todos, pax +

    ResponderEliminar
  13. Creo que el patrono es el padre Alberione, aunque se pensó en san Isidoro.

    ResponderEliminar
  14. Julia María:

    Pues yo... ¡¡prefiero a nuestro Padre hispano!!

    ResponderEliminar