miércoles, 23 de noviembre de 2011

La Belleza sin más

La Belleza orienta al hombre a Dios, y toda verdadera Belleza suscita en el hombre la contemplación o fruición que diría San Agustín, deseando abrazar al Autor de toda Belleza.


La Belleza abre una ventana al hombre para que mire al infinito. Si aplicáramos este criterio como criterio de discernimiento a todo, tendríamos elementos de juicio más que suficientes para distinguir la Belleza tanto del feísmo reinante como del esteticismo encerrado en sí mismo; criterios para juzgar si una película es bella o no, si una música posee belleza o es mero ruido, si un lienzo es bello o son simples trazos, e incluso si una liturgia es Belleza o es esteticismo puro y duro.

La belleza, desde la que se manifiesta en el cosmos y en la naturaleza hasta la que se expresa a través de las creaciones artísticas, a causa de su característica de abrir y ampliar los horizontes de la conciencia humana, de llevarla más allá de sí misma, de asomarla al abismo de lo infinito, puede convertirse en un camino hacia lo trascendente, hacia el misterio último, hacia Dios.

El arte, en todas sus expresiones, en el momento en el que se confronta con las grandes interrogantes de la existencia, con los temas fundamentales de los cuales deriva el sentido de vivir, puede asumir una validez religiosa y transformarse en un recorrido de profunda reflexión interior y de espiritualidad.

Esta afinidad, esta sintonía entre camino de fe e itinerario artístico, se confirma en un incalculable número de obras de arte que tienen como protagonistas los personajes, las historias, los símbolos de aquel inmenso depósito de "figuras" --en sentido amplio-- que es la Biblia, la Sagrada Escritura. Las grandes narraciones bíblicas, los temas, las imágenes, las parábolas han inspirado innumerables obras maestras en cada sector de las artes, así como también, han hablado al corazón de cada generación de creyentes mediante obras de artesanía y de arte local, no menos elocuentes y conmovedoras (Benedicto XVI, Discurso a los artistas, 21-noviembre-2009).


La fe cristiana ha sido una gran propulsora del arte por la Belleza que en sí misma posee. La fe ha engendrado cultura y una cultura que se distinguía por su noble Belleza. Pero si la fe se ideologiza o se seculariza mundanizándose o la pastoral se convierte en una pastoral "distraída" buscando meras simpatías humanas y creatividades salvajes, la Belleza desaparece. El falso concepto de la "pastoral" que excusa cualquier cosa, ha expulsado la Belleza, cayendo en el ridículo.

¿Creemos de verdad que las cosas que hoy se hacen, las liturgias tan "creativas", al estar carentes de Belleza pueden hablar al hombre de hoy, elevarlo?

¿Creemos acaso que el arrinconamiento de la Belleza en la Iglesia en favor de esteticismos o del mal gusto que impera, puede ser un camino de acceso a Dios?

¿Creemos acaso que los llamados hoy a sí mismos "artistas" e "intelectuales" ofrecen a la cultura de hoy Belleza o más bien pseudo-productos con venenos de muerte y relativismo hoy?

¡Son cuestiones para pensarlas despacio!

14 comentarios:

  1. El arte nos comunica un mensaje trascendente a través de la belleza. Indudablemente, si los templos, Liturgias y la misma vida cotidiana, carece de belleza, estamos desplazando a Dios de nuestras vidas y alejándolo de nuestros sentidos y entendimiento.

    ME ha encantado la entrada, D Javier. Gracias.

    Seguimos unidos en oración. Un abrazo en el Señor :)

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  2. Buenos días don Javier. En efecto es para meditarlo con calma, sobre todo no anclar nuestros gustos a un tiempo y un estilo, no agarrar modas y estar abierto al talento del Espíritu creativo que habita y brota de la Belleza.Un abrazo.

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  3. La Gracia transporta la belleza a una nueva dimensión, de forma que el arte sacro cristiano está a un abismo del arte profano, por muy perfecto que sea.

    Así lo explica Juan pablo II en su carta as los artistas:
    ""el Hijo de Dios, al hacerse hombre, ha introducido en la historia de la humanidad toda la riqueza evangélica de la verdad y del bien, y con ella ha manifestado también una nueva dimensión de la belleza"

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  4. Por eso, el arte profano, reflejo de la búsqueda natural de Dios por parte del ser humano, puede efectivamente ser transcendente. Porque la búsqueda de transcendencia es natural al hombre.

    Pero sobrenatural, transfigurado por la Gracia, y dador de ella, como instrumento salvífico de apostolado, sólo puede serlo el arte cristiano, y concretamente el arte de la Divina Liturgia.

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  5. Porque toda belleza en Gracia es destello litúrgico del Monte Tabor.

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  6. Según Jean Lauand, instintivamente, el hombre tiende a evocar a Dios cuando la belleza inesperada o intensa le arranca del embotamiento cotidiano: “¡Dios mío! Cuánta belleza...”. El árabe, lengua de la tierra donde nací, es campeón mundial de invocación a Dios; ante un peligro o tras escapar de él, ante una noticia buena o mala, en cualquier situación se invoca a Dios. Ante la belleza, sobre todo si es inesperada o muy intensa: Wa-(a)llah (¡Por Dios! nuestro deteriorado ¡olé!) es a Dios a quien celebra.

    ¡Qué Dios les bendiga!

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  7. Creo, pues, como dije en otros comentarios sobre este tema, que es importante diferenciar, en cuanto al arte, la belleza natural, que imita a lo creado, y conduce a lo trascendente, a Dios Creador,

    y la belleza sobrenatural del auténtico arte sacro cristiano, cuya esencia procede del misterio de la Transfiguración, y conduce a la santa revelación de Jesucristo en la verdad y la gracia, a Dios Uno y Trino, y es instrumento de conversión.

    Hemos de tener en cuenta esto para ser capaces de valorar, a la luz de la gracia, las diferentes obras de arte, y comprender así que entre una obra polifónica de Tomás Luis de Victoria, o un icono tradicional, hay un verdadero abismo respecto a una opera romántica o a un paisaje holandés por muy hermosos que éstos sean.

    la belleza cristiana, como se ha dicho, es destello del Cuerpo Transfigurado de Cristo, el logos, por Quien la belleza sobrenatural puede encarnarse en la forma visible creada.

    El arte cristiano no es más bello que el profano en sentido de una gradación o superación, sino de un saltus gratuito, y ese saltus lo proporciona la santidad de la belleza revelada en Cristo.


    Laus Deo

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  8. Pues desde luego es para meditar con tranquilidad y sobre todo estar a bierto a esa belleza que Dios inspira en cada generación con distintos estilos y por supuesto ver siempre lo bueno y la mano de Dios tras esa belleza.
    Un abrazo.

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  9. Por ello creo que, usando la expresión de Wittgenstein, el arte sacro "dice" algo (tiene un mensaje: la revelación),

    y A LA VEZ "muestra" inefablemente algo (la Gracia revelada en Cristo)

    Por esto es necesario distinguir entre lo que dice una obra de arte y lo que muestra .

    Y sólo el arte cristiano muestra lo sobrenatural, como en el Tabor Dios Todopoderoso mostró la divinidad del Señor en su cuerpo y sus vestiduras.

    El arte profano, por muy bello que sea, sólo muestra belleza natural, es incapaz de mostrar lo sobrenatural.

    Un arte cristiano mostrará más o menos lo sobrenatural en función de la santidad del artista que lo crea.

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  10. De aquí la importancia de diferenciar entre la perfección de las formas y la santidad de las mismas.

    La perfección formal puede conducirnos a lo transcendente. Pero la santidad de las formas nos convierte y es instrumento salvífico del Señor.

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  11. Creo que la entrada se ha complementado muy bien con vuestros comentarios. Ha quedado redonda. Así que hoy, por mi parte, no añado nada especial.

    He empezado a hacer pruebas para subir dípticos y trípticos de liturgia a Google docs y luego enlazarlo aquí, para la difusión que ya dijimos. Pero no acabo de acertar. Ya le he escrito a Miserere, que me aguanta lo indecible, para que me dé las pertinentes instrucciones.

    -Otra cosa:

    Marián -que suele escribir y estar con nosotros- me comunicó que el jueves pasado falleció su madre en el hospital, después de un tiempo ingresada. Oremos por su madre, oremos también por su padre, para que el Señor lo consuele, y por Marián.

    Creo que eso es todo.

    Feliz descanso. Pax +

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  12. Un tema apasionante. Hoy, precisamente, cuando el mundo del arte se empeña en ensalzar el adefesio y arrinconar la belleza, nosotros los cristianos y en especial los artistas cristianos podemos dar un testimonio fuerte de fe, a través del amor a la belleza, en todos los ámbitos.
    Un abrazo.

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  13. Hola, hola...
    una entrada interesantísima, Javier.
    El Pontificio Consejo de la Cultura, creado por Juan Pablo II en 1982, elaboró un documento en el año 2006 titulado: VIA PULCHRITUDINIS, camino de evangelización y de diálogo. Una verdadera "hoja de ruta" deseada por el ahora "Beato" Juan Pablo II como punto de partida de un itinerarium fidei. Merece la pena leerlo.
    Y... por lo que parece, la Congregación para el Culto Divino, con un cardenal español a la cabeza (A. Cañizares), se está tomando muy en serio el asunto de la belleza creando recientemente una Comisión para el Arte y la Música Sacra en la Liturgia.
    http://es.gaudiumpress.org/view/show/31576

    Que todo esto llegue a buen puerto!!!
    Un fuerte abrazo.

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  14. Mi sentido pésame Mariam. Un abrazo.
    Paloma.

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