martes, 20 de noviembre de 2018

Sencillez de la santidad (León Bloy)

Partamos de un texto, claro, de León Bloy y su conclusión: es fácil ser santo, es sencillo. Porque si no fuera así de sencillo, no sería nunca un mandato, "sed santos...", ni tampoco una vocación.





Escribía Bloy:


"La misma importancia tiene todo lo que Dios hace, por otro lado. El desplazamiento de un átomo forma parte del plan divino y tiene una importancia indecible. Nada es indiferente y los menores actos tiene una gravedad formidable. Cuando se está lo bastante favorecido por la Gracia para pensar en esto constantemente, es fácil ser santo. Se es santo.



Desde hace muchos siglos, los pedantes se desviven por hacernos creer que la santidad es difícil. Ilusión del demonio. Nada hay más fácil. Basta la buena voluntad, por más que puedan decir los teólogos o los escritores ascéticos empeñados en desanimar a las pobres ovejas de Cristo. Quaerite primum regnum Dei et iustitiam eius, et haec omnia adiicientur vobis [Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidua (Mt 6,33)]. ¡Adorable simplicidad del Evangelio!" (Diarios, 5-octubre- 1914).


Quienes presentan la santidad como difícil, o inalcanzable, olvidan que ésa es la vocación propia bautismal. Dios no manda imposibles, sino que da lo que manda, lo realiza en nosotros por Gracia. Por eso es posible ser santos, y flaco favor hacemos si la presentamos de modo inalcanzable, utópico.

Es fácil ser santo si uno es capaz -por Gracia- de ver en todo los hilos de la Providencia, de la presencia del Misterio de Dios, y reconoce la actuación constante de Dios. Su pensar será ya un pensar divino, con la mente de Cristo, yendo más allá de lo visible hacia lo invisible. Ese tal, vive ya en santidad.

La buena voluntad es lo que Dios quiere, es decir, la libre cooperación, la disponibilidad amorosa a su obra en nosotros. Es decirle a Dios "sí" y ser consecuentes, sin estorbar su obra en nosotros.

La santidad es fácil; la santidad no es difícil.

Y así, nuestra vocación, resulta real y ciertamente realizable.

Es hora de la santidad y de mostrar a todos la vocación universal a la santidad.

1 comentario:

  1. Gracias Pater. Nos alienta para la lucha confiada en alcanzar nuestra misión, la santidad que mana y nos desborda en la Eucaristía.

    Seamos Santos por Gracia y perseverancia.

    Gracias Pater por tan magnífico blog

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