lunes, 10 de diciembre de 2018

Sentencias y pensamientos (IV)

24. Saber lo interior, conocimiento propio, es camino para crecer y progresar en santidad, luchando contra las tendencias que hay en el corazón y que, cuando se despiertan, nos arrastran sin que sepamos cómo.  Es normal. Pero, frente a su nuestra miseria, su Misericordia.



25. Vive enamorado de Jesucristo; ámale apasionadamente. Ten un deseo profundo de Dios; no pares, no te detengas hasta abrazarle, hasta poder decir en verdad: “Mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene”.



26. La liturgia es el marco sacramental y real a un tiempo, de unión del alma con el Señor, de mística realizada por signos, plegarias y ritos eclesiales; que la liturgia sea un espacio contemplativo para ti, vivido con la serenidad de la contemplación, el reposo del amor que se entrega al Amado en las oraciones, en la escucha de las lecturas, en el silencio de la liturgia, en el canto de los salmos e himnos, en las inclinaciones que adoran, en la signación de la cruz que envuelve la persona, en la comunión con el Cuerpo del Señor, en la oración de los fieles  que intercede ante el Esposo por la humanidad. Goza de la liturgia que es la primera fuente de unión de amor con Cristo.



27. Canta la liturgia, rézala, vívela lo mejor posible, porque el primer y más importante acto de oración y alimento del espíritu cristiano es la liturgia. Tenle amor a la liturgia. Canta con gozo la Liturgia de las Horas. Mira a Cristo en el Oficio cantando los salmos por tu voz. Gózate en Él.

 

28. La voluntad del hombre combate como Jacob con el ángel (Gn 38), y Dios sale siempre triunfador; nuestra voluntad humana es muy cómoda, tiende a lo más fácil; es muy débil, sin la Gracia nada puede.



29. Pero la perfecta unión de nuestra voluntad con la voluntad divina es un proceso muy largo, no es de un momento; hay que mirar la vida de los santos como obra perfecta de la Gracia: todos los santos. Al mirar a los santos, verás cómo paso a paso y con mucha lucha, su voluntad se fue uniendo perfectamente a la voluntad de Dios para querer sólo lo que Dios quería.



30. La santidad es nuestro deseo y nuestra meta, pero no se nos da de una vez, sino poco a poco, mientras vamos colaborando y respondiendo a la Gracia.




No hay comentarios:

Publicar un comentario