lunes, 11 de enero de 2016

Pensamientos de san Agustín (XXXVII)

Las frases bien construidas de san Agustín, tan matizadas, con su juego de palabras habitual, hacen que sean verdaderas sentencias o máximas de pensamiento cristiano, donde con pocos elementos, se afirman muchas cosas.

Este método agustiniano facilita la memorización de grandes principios para la vida cristiana y hoy, cuando nos ponemos a leerlos y asumirlos, pueden ejercer el mismo influjo que en su tiempo logró para sus oyentes o sus lectores.

La vida cristiana debe estar en función del Señor y, por tanto, disponible para lo que Él requiera, disponible para las necesidades de la Iglesia. A veces, perder la contemplación, la serenidad de la contemplación, por ejemplo en sus monjes, hacía que la Iglesia estuviese mermada en sus fuerzas. San Agustín ve que antes está el bien de la Iglesia que el propio ocio contemplativo, por muy santo que sea.
No antepongáis vuestra contemplación a las necesidades de la Iglesia, pues si no hubiese buenos ministros que se determinasen a asistirla, cuando ella da a luz, no hubieseis encontrado medio de nacer (San Agustín, Carta 48,2)
Exhorta al martirio y dispone a los fieles a él por si llega el momento, y es que cualquier tiempo, cualquier época y cualquier lugar, son posibles para el martirio ya que la persecución va a durar hasta que el Señor vuelva en la claridad de su gloria.



Que nadie busque excusas; todos los tiempos están abiertos para el martirio... ¿Acaso porque cesó la persecución por parte de los reyes terrenos, y ya no ataca el diablo? (san Agustín, Sermón 94A,2).
La fe ha de estar siempre despierta: así vencemos al mundo, a sus tempestades, a sus ataques, a sus seducciones, a su mentalidad. Pero cuando la fe se duerme, alertagada, llena de aburrimiento y tedio, entonces las olas del mundo nos hacen zozobrar con muchísima facilidad. Sea una fe despierta y viva, y podremos sobrevivir.
Cada uno interrogue a Cristo en su fe; aunque la fe se halle dormida. Con razón fluctúas, porque Cristo se halla dormido en la nave. Dormía Jesús en la nave, y por eso zozobraba la nave entre las aguas y la gran tempestad. Vacila el corazón cuando Cristo duerme. Pero Cristo siempre vigila. Entonces, ¿qué significa "Cristo duerme"? Que duerme tu fe (San Agustín, Comentario al Salmo 147,3).
Un punto espiritual sobre la limosna puede servirnos. Ésta no ha de ser solamente exterior, e incluso abundante, sino a la vez interior, llena de compasión, misericordia y, sobre todo, humildad.
Muchos dan la limosna exteriormente, y, sin embargo, no la dan interiormente; éstos son los que quieren aparecer misericordiosos por ambición o por algunas otras miras temporales, en los cuales ha de juzgarse que solamente obra la izquierda (San Agustín, Tratado sobre el Sermón de la Montaña 2,2,9).
¿Creer y opinar? ¿Hay diferencias? Con un solo rasgo y con trazo firme, san Agustín señala la diferencia entre el creer y el opinar, entre la fe y la opinión:
Entre el creer y el opinar hay esta diferencia: que el que cree, siente a veces que ignora lo que cree, aunque no dude en modo alguno de ello si es que lo cree firmisimamente; pero el que opina, piensa saber lo que efectivamente ignora (San Agustín, Tratado sobre la Mentira 3,3).
También orienta sobre la esperanza y la vida del justo. Espera el Bien eterno, y por eso obra aquí ya el bien.
Nadie sino el feliz vive como quiere; y nadie es feliz sino el justo. Bien que el mismo justo no vive como quiere mientras no llegue a donde no es posible morir, ser engañado o molestado en absoluto, y que esté, además, seguro de que siempre ha de ser así (San Agustín, La Ciudad de Dios 14,25).

1 comentario:

  1. Buenísima la sentencia:

    "Entre el creer y el opinar hay esta diferencia: que el que cree, siente a veces que ignora lo que cree, aunque no dude en modo alguno de ello si es que lo cree firmisimamente; pero el que opina, piensa saber lo que efectivamente ignora (San Agustín, Tratado sobre la Mentira 3.

    Concédenos, Señor, tu Espíritu (de las Preces de Laudes)

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