Un elemento simpático y muy
popular fueron las antífonas de la “O”, una para cada feria mayor del Adviento.
Son
las antífonas del Magníficat en el canto de las Vísperas. El pueblo cristiano
–no sólo los monjes y monjas o los canónigos en la Catedral- acudían a
Vísperas por la tarde (la Misa
se celebraba entonces sólo por la mañana). Cuando se entonaba el inicio de esta
antífona, con la “O” inicial, se tocaban las campanillas o la campana grande
del campanario durante la antífona, el Magníficat y su repetición final; la voz
del cantor se alargaba con varias notas en esta “O”: era un momento alegre que
anunciaba la cercanía ya de la Navidad. Era
un honor entonar la antífona: lo hacía el de mayor dignidad en el Cabildo
Catedral o alguno de los principales responsables del Monasterio.
Con
esto se entiende la importancia que se le daba, su alegría y también la
popularidad que gozaban entre los fieles cristianos.
Para
situarnos mejor, veamos el texto de estas antífonas:
17 Diciembre:
“Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al
otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ¡ven y muéstranos el
camino de la salvación!”
18 Diciembre:
“Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza
ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ¡ven a librarnos con el poder de tu
brazo!”
19 Diciembre:
“Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos,
ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ¡ven a
librarnos, no tardes más!”
20 Diciembre:
“Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede
cerrar, cierras y nadie puede abrir, ¡ven y libra los cautivos que viven en
tinieblas y en sombra de muerte!”
21 Diciembre:
“Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la Luz Eterna, Sol de
justicia, ¡ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de
muerte!”
22 Diciembre:
“Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos
pueblos uno solo, ¡ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra!”
23 Diciembre:
“Oh Emmanuel, Rey y Legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de
los pueblos, ¡ven a salvarnos, Señor Dios nuestro!”
Tienen
una profunda raigambre bíblica… ¡como todos los textos litúrgicos!, porque la
liturgia se inspira y da forma a los textos de la Biblia. Toman estas antífonas
distintos nombres que el Antiguo Testamento aplicaba al Mesías, y se dirigen a
Cristo, insistiéndole: “Ven”, “no tardes más”, “ven y salva”, “ven a librarnos”.
“Es un grito dirigido al Mesías y en la que cada día se aplica al Mesías alguno
de los títulos que la
Escritura le atribuye” (Dom Guéranger).
Así
vemos que se llama a Cristo “sabiduría, que brotaste de los labios del
Altísimo” (Eclo 24,5; Sb 7,30-8,2), “Adonai, Pastor de la casa de Israel” (Sal
79; Ex 6,2; 3,14; Mq 5,1), “Raíz de Jesé” (Is 11,1; 54,15; Ha 2,3), “Llave de
David y centro de la casa de Israel” (Is 22,22; 42,7; Ap 3,7), “Sol que naces
de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia” (Za 6,1; Ml 3,20; Lc
1,78), “Rey de las naciones y Deseado de los pueblos” (Ag 2,6-9; Is 28,16; cf.
1P 2,6; Gn 2,7), y finalmente “Emmanuel, rey y legislador nuestro” (Is 7,14;
8,8; 33,17-24; Gn 49,10).
Su
origen es antiguo, probablemente en los siglos VIII-IX, aunque algunos incluso
sitúan como autor a san Gregorio Magno (+ 604).
Cada
antífona recibe el nombre de sus palabras iniciales: O Sapientia, O Adonai, O
Radix, O Clavis, O Oriens, O Rex, O Emmanuel… con la originalidad de que, si
remontamos de la última a la primera antífona, se forma un acróstico con la
inicial: “ERO CRAS”, que significa “Estaré aquí mañana”, “llegaré mañana”. Los
antiguos jugaban mucho con los acrósticos al componer en latín: les encantaban
los juegos literarios en las antífonas o en los himnos. Es un hermoso modo de
avanzar con las ferias mayores deseando que llegue el Nacimiento del Señor.
Aun
cuando son antífonas para cantar el Magnificat en las Vísperas, se ofrecen
también algo más reducidas, en libre versión (más breves, ¡y sin la clásica
“Oh” inicial!), como versículo para el canto del Aleluya en la Misa de las ferias mayores,
de modo que quienes no participen en Vísperas puedan oírlas resonar cantadas
cada día en la Santa Misa:
“Sabiduría del Altísimo, que lo ordenas todo con firmeza y suavidad, ven y
muéstranos el camino de la prudencia” (17 de diciembre), “Pastor de la casa de
Israel, que en el Sinaí diste a Moisés tu ley, ven a librarnos con el poder de
tu brazo” (18 de diciembre), “Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un
signo para los pueblos, ven a librarnos, no tardes más” (19 de diciembre),
“Llave de David, que abres las puertas del reino eterno, ven y libra a los
cautivos que viven en tinieblas” (20 de diciembre), “Emmanuel, rey y legislador
nuestro, ven a salvarnos, Señor, Dios nuestro” (21 de diciembre), “Rey de las
naciones y Piedra angular de la
Iglesia, ven y salva al hombre que formaste del barro de la
tierra” (22 y 23 de diciembre).
Valdría
la pena cantar el Aleluya y su versículo en la Misa de las ferias mayores, destacando la
intensidad de esta preparación inmediataza. También para que todos se uniesen a
estas antiguas súplicas: “ven”.
Realmente,
si nos damos cuenta, estas antífonas de la “O” contienen toda la espiritualidad
del Adviento. Señalan cómo todo el Antiguo Testamento anunciaba a Cristo
–Cristo es la plenitud del AT- y cómo lo esperamos hoy que vuelva glorioso. “Entremos
con recogimiento en el Espíritu de la Iglesia a fin de unirnos, con todo nuestro
corazón, a la santa Iglesia en este momento en el que ella hace escuchar a su
Esposo estas últimas y tiernas súplicas, a las que él acaba por rendirse” (Dom
Guéranger).
Sería
bueno, por ejemplo, que estas antífonas de la “O” formaran parte de nuestra
oración personal. Meditarlas. Saborearlas. Interiorizarlas.
"Sería bueno, por ejemplo, que estas antífonas de la “O” formaran parte de nuestra oración personal. Meditarlas. Saborearlas. Interiorizarlas"... CANTARLAAAAAAS. jejeje. Un abrazo, amigo.
ResponderEliminarÓscar:
Eliminarporque somos amigos de hace mucho tiempo, si no... ¡¡¡te ibas a enterar!!!! jejejejej
En primer lugar, creo que está claro por el contexto, que SE CANTAN, o deben CANTARSE. Ya sea en su lugar exacto, como antífona del Magníficat de estas ferias mayores, ya sea como versículo del Aleluya del Evangelio.
En segundo lugar.... ¿vienes a fastidiarme? ¡¡Ya te vale!! pero yo no te censuro ni elimino tus cometnarios y tú sí lo ahces conmigo en tu magnífico blog.
¡¡Cría amigos para esto!!
Un abrazo inmenso!!!!!!!!!