viernes, 1 de febrero de 2013

La Tradición en la Iglesia

Cuando uno encuentra a alguien que explica bien un tema, o le da un enfoque luminoso y claro, mejor es no tocarlo, sino leerlo, releerlo, integrarlo. Eso me ha pasado al leer, hace tiempo, esta explicación sobre qué es la Tradición y su valor en la Iglesia. Nos la ofrece don Giussani. Y creo que puede servirnos para educar nuestra visión eclesial.


"El cristiano llega a las verdades divinas que propone la Iglesia por una vía ordinaria, que es la misma vida de la comunidad. La condición es que ésta sea verdaderamente eclesial, es decir, que esté unida al obispo, a quien se supone a su vez unido al obispo de Roma, el Papa. Esta es, pues, la fuente normal de un conocimiento último seguro: no el estudio teológico ni la exégesis bíblica -que son instrumentos en manos de la autoridad que guía-, sino las articulaciones de la vida común de la Iglesia unida al magisterio ordinario del Papa y de los Obispos que están en comunión con él.

Son varios los instrumentos esenciales para reconocer la conciencia de la comunidad que camina. Pueden construir señales de esa vida las encíclicas o los discursos del Papa, los documentos y las cartas de un Obispo a su diócesis, en cuanto esté unido a la pastoral del Pontífice, o los documentos de una comunidad en cuanto estén implícitamente aprobados por el Obispo.

Si el magisterio ordinario es la garantía del modo en que se declina la vida de la comunidad, el mayor instrumento de comunicación de lo verdadero de la Iglesia es su misma continuidad. Esto es lo que se llama tradición. La tradición es la conciencia de la comunidad que vive ahora con la memoria cargada de la riqueza de todas sus vicisitudes históricas.



Dice Henri de Lubac comentando la constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II: "la idea de la tradición expuesta aquí deriva del concepto de Revelación: todo lo que ha recibido la Iglesia lo transmite 'con su doctrina, su vida y su culto'; no se trata solamente, pues, de una 'tradición oral', sino de una tradición concreta y viva que fructifica con el tiempo, de modo que, conservando la verdad revelada, la actualiza según las necesidades de cada época'. Y observa además que 'la Tradición se recuerda siempre antes que la Escritura respetar el orden cronológico, desde el momento que, en el origen de todo, está esta Tradición que viene de los Apóstoles' y que los libros sagrados fueron compuestos o recibidos en el seno de una comunidad constituida con autoridad".

La comunidad cristiana, en cuanto Iglesia, es como una persona que al crecer toma conciencia de la verdad que Dios ha puesto dentro de ella y a su alrededor. La memoria es un elemento fundamental de su personalidad, como le ocurre al hombre individual; por el contrario, la falta de memoria constituiría un grave síntoma de rigidez mental, de esclerosis. En esto se ve por qué la unidad del cristiano con la tradición es una de las pruebas más grandes para contrastar su autenticidad religiosa. Debería ser un apasionado de esa vida y esa enseñanza que recorre los siglos desde hace dos mil años, y estar orgulloso de ser heredero de semejante tradición.

La importancia de la tradición es decisiva porque, dado que nos llega por medio de la vida de la comunidad y al ser ésta última la continuación de Cristo en la historia, cuanto nos enseña ahora no puede estar en contradicción con lo que enseñaba hace mil años, no puede ser la verdad que anuncia y sus significados últimos -aunque no necesariamente las fórmulas o los usos rituales- una decadencia de su mensaje primitivo. Escuchemos las palabras de Newman: "Cuando consideramos la sucesión de los tiempos durante los cuales ha subsistido el catolicismo, el rigor de las pruebas a que ha sido sometido, los cambios repentinos y maravillosos que lo han afectado desde el exterior y en su interior, la incesante actividad mental y los dones intelectuales de sus miembros, el entusiasmo que ha despertado, el furor de las controversias que han surgido entre sus fieles, la violencia de los asaltos que ha debido resistir, las responsabilidades sin cesar crecientes que ha debido asumir..., es totalmente inconcebible que no se haya disuelto en pedazos y arruinado en el caso de haber sido una corrupción del cristianismo...; y si su larguísima serie de desarrollos hubiese sido una secuela de corrupciones, sería éste un ejemplo de continuado error tan nuevo, tan inexplicable, tan extraordinario, que parecería casi un milagro capaz de rivalizar con esas manifestaciones del Poder Divino que constituyen la prueba del cristianismo. Contemplamos a veces, sorprendidos y atemorizados, el grado de sufrimiento que llega a soportar el cuerpo humano sin sucumbir. Pero tarde o temprano llega el fin. Las fiebres tienen su punto crítico después del cual viene la salud o la muerte. Pero esta corrupción de mil años, si es que lo es, ha caminado continuamente hacia la muerte sin encontrarla nunca, y sus excesos, lejos de debilitarla, la han fortalecido".

Whitehead, un filósofo inglés que trabajó durante su madurez en América influyendo bastante en su cultura, llegó a decir que una filosofía o una ideología no logra mantenerse históricamente coherente con su origen más que una generación al máximo. Pues bien, la Iglesia, con una historia ya bimilenaria, se atreve a afirmar ¡que no se ha contradicho nunca y que no se contradirá jamás! ¡Ese reto es de por sí un milagro!"

(L. Giussani, Por qué la Iglesia, tomo 2, El signo eficaz de lo divino en la historia, Encuentro, Madrid 1993, pp. 73-75).

4 comentarios:

  1. “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de la vida... os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros” (1 Jn 1, 1. 3).

    El Magisterio está al servicio de la Revelación Divina que escucha devotamente, guarda celosamente y explica fielmente. "He rogado por ti para que tu fe no desfallezca. Cuando te conviertas (cuando hayas vuelto), confirma en la fe a tus hermanos" (Lc 22,32). Poco nos importa el nombre del Papa, lo acogemos como al sucesor de Pedro, roca que hace visible la piedra angular, que es Cristo, la única piedra sobre la que se edifica la Iglesia.

    “Confirma en la fe a tus hermanos”. No me extraña que la sala donde se reviste por primera vez el Papa sea llamada la Sala de las lágrimas ni que Juan Pablo II el día de su elección, según dicen, pasara toda la noche postrado en el suelo de la capilla, ni que a distintos Papas se les atribuyan frases como “habéis elegido a alguien para sufrir”, “que Dios os perdone lo que habéis hecho”. El elegido tiene que sentir todo el peso de la Historia, todo el peso del universo, sobre sí.

    Consideraciones formales: actualizar es un término polisémico. Para filósofos y teólogos el lenguaje tiene una importancia primordial para bien y para mal (para algunos es un verdadero laboratorio); una de las grandes aportaciones de santo Tomás de Aquino es la precisión del lenguaje. "Nisi enim nomen scieris, cognitio rerum perit". "Nam dum videris unde ortum est nomen, citius vim eis intellegis" "A menos que conozcas la palabra con que se las nombra, el conocimiento de las cosas se verá muy menguado". “En efecto, en la medida que visualices el origen del nombre, tanto mas rápidamente comprenderás su significación”.

    En oración ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. ¡Uy doña Julia!

      Una levísima corrección puedo hacerle hoy... que darnos siempre la razón en todo, en perfecta sintonía, quita gracia al asunto.

      No se fíe de aquello de la "Sala de las Lágrimas" y de que Juan Pablo II pasara la noche entera postrado... Primero, porque es la Sacristía de la Sixtina para revestirse de sotana blanca, muceta y estola. Llorarán, sí, pero al entrar, revestirse y continuar el rito de obediencia de los cardenales y luego la aclamación del pueblo romano en la Logia Vaticana.

      Juan Pablo II no pudo pasarse allí una noche postrado: fue elegido por la tarde y salió a la Basílica Vaticana por la tarde noche. Lo que pasa es que algunos con tal de exagerar hacen mitos. No se fíe...

      Un saludo cordialísimo

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  2. Me da por pensar que a la Tradición se la mantiene dándole vida con la Caridad, es la mejor manera de mantenerla lozana y pizpireta.
    La esencia de la Tradición es CRISTO. Acudamos a su esencia. CRISTO es Vida. Alabado sea DIOS.
    Muchas gracias, Padre. Abrazos en CRISTO.

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    1. La Tradición está viva de por sí y no nos corresponde vivificarla, sino vivirla con caridad. Al mismo tiempo, sabedores del tesoro recibido, preservarla, amar la Verdad, profundizar en ella.

      Un abrazo

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